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Ansermet, F. & Magistretti, P. - A cada cual su cerebro. Plasticidad neuronal e inconsciente.



La experiencia deja una huella. La plasticidad de la red neuronal permite la inscripción de la experiencia. Dicha plasticidad, considerada hoy en la base de los mecanismos de la memoria y del aprendizaje, es fundamental ya que ha posibilitado salir de una visión estática del sistema nervioso.
Actualmente, se sabe que los elementos más finos del proceso de transferencia de información entre las neuronas, o sea, las sinapsis, sufren una remodelación permanente en función de la experiencia vivida. Los mecanismos de plasticidad operan a lo largo de la vida del individuo y determinan de manera significativa su devenir.
La huella es dinámica y está sujeta a modificaciones. Los mecanismos de su inscripción confieren a la red neuronal gran plasticidad.
Las huellas se inscriben, se asocian, desaparecen, se modifican a lo largo de la vida por medio de los mecanismos de la plasticidad neuronal. Estas huellas inscritas en la red sináptica determinaran también la relación del sujeto con el mundo exterior.
La plasticidad participa en la emergencia de la individualidad del sujeto. Cada una de nuestras experiencias es única y tiene un impacto único. La plasticidad seria, entonces, el mecanismo por el cual cada sujeto es singular y cada cerebro, único. De allí el titulo de este libro, “A cada cual su cerebro”.

El fenómeno de la plasticidad demuestra que la experiencia deja una huella en la red neuronal, al tiempo que modifica la eficacia de la transferencia de información a nivel de los elementos más finos del sistema, es decir, que es adquirido por medio de la experiencia deja una huella que transforma lo anterior. La experiencia modifica permanentemente las conexiones entre las neuronas. El cerebro es considerado, entonces, como un órgano extremadamente dinámico en permanente relación con el medio ambiente, por un lado, y con los hechos psíquicos o los actos del sujeto, por otro.
La plasticidad introduce una nueva visión del cerebro. Este ya no puede ser visto como un órgano dado, determinado y determinante de una vez y para siempre; ya no puede ser considerado como una organización definida y fijas de redes de neuronas, cuyas conexiones se establecerían de forma definitiva al término del periodo del desarrollo.
La plasticidad demuestra que la red neuronal permanece abierta al cambio y a la contingencia, modulable por el acontecimiento y las potencialidades de la experiencia, que siempre pueden modificar el estado anterior.
La plasticidad permite demostrar que, a través de una suma de experiencias vividas, cada individuo se revela único e imprevisible, mas allá de las determinaciones que implica su bagaje genético.


El concepto de plasticidad significa que la experiencia puede inscribirse en la red neuronal. Un acontecimiento vivido en un momento dado se marca al instante y puede persistir en la duración. El acontecimiento deja una huella como una suerte de encarnación del tiempo. Pero esta huella puede ser modificada o puesta en juego de forma diferente al asociarse con otras huellas. Más allá del determinismo biológico (neuronal o genético), y más allá del determinismo psíquico, el hecho de la plasticidad implica, un sujeto que participa activamente en su devenir, ¡e incluso en el propio devenir de su red neuronal!

Resumen FPUNR


Coriat, E. - Las psicosis y los niños


   Tanto en medicina como en psiquiatría se ha descrito el cuadro de psicosis en base a las características que presentaban en los adultos, y se ha traspolado a la aplicación en niños.
   Lacan define psicosis como la “forclusión del Nombre del Padre”.
   Lo habitual en nuestra cultura en general, es considerar el diagnóstico de psicosis con carácter irreversible. 
   Pero es necesario comprender que la psicosis en la infancia es pasible de remitir, incluso sin dejar consecuencias en el devenir de la estructura del sujeto implicado. Hay multitud de ocasiones en las que incluso hasta una breve intervención, consigue modificar un destino que se veía obturado.
   Lo que trazaría la línea divisoria entre psicosis (adultos) y psicosis infantil sería el paso por la pubertad, en la medida en que es alrededor de esa época que la clínica indica que se completa la construcción de la estructura. Pasado ese tiempo, la posibilidad de transformación de las bases de la estructura es prácticamente nula.
   ¿A qué se llama “forclusión del Nombre del Padre”? El Nombre del Padre tiene que ver con la Ley del padre, de interdicción, de salida del Edipo. Pero para que un tercero pueda aparecer es condición necesaria que primero se haya esbozado la experiencia de que el niño no es Uno ni con el universo ni con su madre, una diferenciación del yo propio con el otro.
   Ocurre entonces que la madre es capaz de libidinizar a su bebé como para que éste se introduzca en el estadio del espejo, pero que jamás salga de allí. El bebé puede ser el falo imaginario de la madre, o su falo real, como objeto real, inclusive con el carácter de que sea adosado absolutamente al cuerpo de la madre, como una parte más, lo cual no implica que sea lo más preciado de todo. Es esta tal vez una de las condiciones necesarias para producir una psicosis infantil.
   Signos: desde desaforadas hiperquinesias, hasta angustiadas e inhibidas inmovilidades; desde floridas verborragias, hasta mutismos permanentes; desde brillantes capacidades para cálculos numéricos precoces hasta idioteces extremas sin causa orgánica, etc.
   La vía regia para acceder a la lectura del incipiente deseo de un niño es el juego. Si en esta circunstancia hay una “historia” con los juguetes, aunque sea mínima, en ella está el esbozo del sujeto.
   El niño no ES psicótico, sino que ESTÁ psicótico, debido a que podrá dejar de estarlo si se tiene la habilidad o suerte de encontrar la intervención adecuada.
   Cuando hablamos de la inscripción del Nombre del Padre, del significante primordial, hacemos referencia a su marca correspondiente en el cerebro plástico del bebe. Esta inscripción es más factible de darse en los primeros estadios, en donde se halla mayor plasticidad neuronal.

   La autora no ubica al autismo dentro del campo de la psicosis. Tampoco lo llama estructura. Refiere al autismo cuando el niño no ocupa lugar alguno de objeto libidinizado. Para llegar a ser psicótico hay que haber sido libidinizado. Un psicótico entra en el estadio del espejo, y para entrar en él hay que libidinizado. Los niños autistas, por el contrario, no entran a ese estadio. 
Resumen Facultad de Psicología UNR

Foster, O. - Autismo en neurología infantil


   El autismo se trata de conductas de desconexión que pueden interferir profundamente en la maduración neuropsíquica, produciendo un deterioro, como reacción a la imposibilidad de tolerar ciertos estímulos o situaciones en el medio externo.
   En este trastorno se observa una relación madre-hijo que no puede desarrollarse adecuadamente, por perturbaciones emocionales de quien cumple la función maternal, produciéndose lo que el autor llama “fractura de la función materna”. El niño no puede concertar un vínculo especial con su madre.
   La desconexión puede tanto ser consecuencia de trastornos neurológicos que impiden la estimulación materna correctamente, o bien deberse a la falta de estimulación externa que impide el correcto desarrollo de las funciones neurológicas. Si la relación con la figura materna no se establece adecuadamente, el niño puede desarrollarse en forma inadecuada, disarmónica, emocional como así también neurológicamente.

   Primeros signos: En general, estas conductas de desconexión son claramente evidentes a los 8-9 meses, aunque pueden evidenciarse desde los primeros días. Se observan en estos casos, ausencia del reflejo de búsqueda o de los cuatro puntos cardinales, del reflejo de succión o de los reflejos de fijación y seguimiento ocular; más tarde, de la sonrisa social. No está determinado si las distonías (hipo e hipertonía) son causas o efectos en el autismo.
   Aparecen trastornos de la alimentación, con compromiso de los reflejos orales, rechazo del pecho, chupete o mamadera; dificultades en la aceptación de alimentos como sólidos o salados, rituales alimentarios, geofagia o coprofagia.
   Hay trastornos de los ritmos circadianos de sueño-vigilia, hambre-plenitud y los de evacuación.
   Los niños autistas presentan conductas evitativas de la comunicación con el otro, hay un rechazo del contacto humano en general. No miran a los ojos, rehúyen la mirada, miran “a través”, de costado. No prestan atención cuando se les habla, ni a los ruidos, y no habla.
   Se presenta insensibilidad ante ciertos estímulos:
-          Sensoriales: no ver, no oír, no oler, no gustar, con insensibilidad a gustos y olores desagradables
-          Emocionales: negarse a recibir caricias y afecto
-          Sensitivos: insensibilidad a las temperaturas extremas y al dolor.
También hipersensibilidad ante otros estímulos como ser:
-          Auditivos
-          Visuales (juegos con las luces y las sombras por ejemplo)
-          Olfativos (Oler todo)
-          Gustativos (ponerse todo en la boca)
-          Vestibulares, como el dar vueltas o ensimismarse con cosas que dan vuelta
-          Moverse constantemente, como en la hiperkinesia.
El lenguaje puede estar ausente, ser tardío, escaso, privado con neologismos, no dirigido al interlocutor, fuera de contexto, con evitación de palabras y/o del yo, hablando en tercera persona, ecolalia, coprolalia, verborragia sin sentido.
También se observan trastornos del afecto, trata a todos los adultos con el mismo afecto, no presenta angustia de los 8 meses, su llanto es inespecícifo, sin afecto, etc. No hay juego exploratorio, no busca juguetes.

Signos más clásicos: ritmias, hamacado; estereotipias, mirarse jugar con manos y pies, apretarse y refregarse los ojos y oídos; girar o quedarse absorto ante objetos giratorios; chupar todo; oler todas las cosas; automutilación, etc.
El tratamiento neurológico debe tender a la prevención y a la detección precoz de este trastorno, pues así puede evitarse o disminuirse el deterioro neuropsíquico e impedir la estabilización del cuadro autista, que hace más difícil toda intervención terapéutica.

Resumen Facultad de Psicología UNR


Azcoaga, J. - Autismo y psicosis infantil


   Azcoaga habla de Psicosis infantiles refiriendo a todos los cuadros mentales capaces de perturbar intensamente las actividades psíquicas, provocando una ruptura o desvinculación del niño con su medio, una interrupción o deformación de las relaciones sujeto-ambiente, un estado de incomunicación motivada por la imposibilidad del niño de manejar el pensamiento lógico, de elaborar asociaciones y de utilizar el lenguaje como vehículo de comunicación e integración social.
   Para él, si la agresión psicótica ocurre en los tres primeros años de vida (antes del comienzo de la organización del lenguaje y el pensamiento) tiene lugar allí un retraso madurativo y una insuficiencia intelectual similar al déficit oligofrénico. Por el contrario, si la aparición es más tardía (una vez estructurado el lenguaje exterior e interior) el lenguaje se transforma en una fuente de información del proceso patológico y posibilita el aprendizaje y la psicoterapia.
   Se observa un polimorfismo de sus síntomas y cambio en la evolución del cuadro a través del tiempo.

Características clínicas:
   Hay una quiebra de la ligazón de las relaciones personales dentro del contexto socio-familiar que perturba el comportamiento y la convivencia. Se halla fraccionado el funcionamiento de las funciones mentales (percepción, inteligencia, pensamiento y lenguaje).
   Este autor no diferencia conceptualmente a la psicosis del autismo, por el contrario clasifica dentro de la psicosis al estado de autismo como una actitud distante e introvertida, a partir de la cual se interesa más por los objetos inanimados que por los contactos interpersonales, por lo que el pensamiento se expresa sin referencias a la realidad social y su lenguaje se hace incomprensible.
   Síntomas primarios: trastornos en las relaciones con el ambiente, alteraciones del curso del pensamiento y del lenguaje, contenidos delirantes y trastorno de la actividad psicomotora. A partir de estas manifestaciones el cuadro clínico se irá organizando secundariamente, según factores personales.

Estados prepsicóticos:
   Implica un tipo de personalidad u organización de la conducta de manera peculiar, que puede desembocar en psicosis, o en otras formas patológicas, o bien persistir sin modificaciones o evolucionar favorablemente. Es el caso de los “fronterizos”. Se observa un desarrollo defectuoso y fragmentario del yo, fragilidad en lsa relaciones con la realidad, contactos pobres y egoístas con los demás, ligeros trastornos del pensamiento y el lenguaje, labilidad de la neurodinámica cortical, imagen corporal deficiente, discordancias entre las capacidades y los rendimientos escolares y psicométricos y frecuencia de impulsos primitivos en la conducta. De todas formas, el niño con esta estructura conserva el control de la función de la realidad, a diferencia del psicótico.

Lenguaje del niño psicótico:
   La disrupción de las relaciones personales y el desfasaje con la realidad necesariamente afectan al lenguaje, que pierde su función social de comunicación y deja de ser vehículo eficaz del pensamiento y el aprendizaje. Se altera el contenido del lenguaje en su estructura sintáctica y semántica.
   Su discurso se torna incomprensible, elabora un lenguaje en base a sus propias reglas, inventa palabras (neologismos) o las usa con otro significado, produce frases deshilvanadas, con incongruencias verbales llamadas esquizofasia, logorrea inconsistente, ecolalia, perseveración, omisiones, y dislalias. Mutismo autístico producto de el aislamiento (conducta autística). En algunos casos se da una pobreza general del lenguaje, similar al retraso intelectual.
   Cuando el comienzo psicótico es precoz, antes de completarse la primera etapa lingüística, la alteración del lenguaje es global y se manifiesta por un habla pobre y estereotipada, como un verdadero retraso alálico. En las formas más tardías, el lenguaje muestra un vocabulario más o menos rico con buena sintaxis, pero en el que el contenido se refiere a una producción imaginativa que confunden con la realidad.
   El niño psicótico utiliza el lenguaje como objeto pasible de manipulación.

Evolución de las psicosis infantiles:
   Alrededor de un 80% de los casos continúan siendo psicóticos más allá de la infancia, un 15% muestra una mejoría discreta con posible adaptación social, y sólo un 5% evoluciona hacia la curación.
   Las variaciones se dan según la edad, interrupción o regresión en el desarrollo psicoevolutivo, con tendencia a la cronicidad.

Resumen Facultad de Psicologia UNR


Lara, B. - Los trastornos del habla



Las dificultades fonológicas
Los fonemas, unidad mínima indivisible de la lengua utilizable para diferencias enunciados, se determinan por el contraste-oposición. Su cambio produce una diferencia en el SDO.
El niño tiene un papel activo en la adquisición fonológica, gracias a las funciones de adaptación y organización del desarrollo infantil.
Hay tres niveles de representación:
a) palabra adulta
b) la fonología infantil, donde el niño de forma activa y progresiva estructura su propio sistema fonológico con la participación de las dimensiones de: percepción, organización y producción.
c) la palabra infantil, el grupo de sonidos que el niño produce.
En el proceso de adquisición, interviene la imitación, se relacionas con sus vocalizaciones, y va estructurando y consolidando su sistema fonológico.

Tres componentes que hay que tener en cuenta:
a) auditivo-perceptivo
b) cognitivo-linguistico
c) neuromotirz-articulatorio, que posibilitan que a los 5 años el niño aprenda los sonidos y secuencias del sonido del habla.

En las dificultades fonológicas, hay que seperar errores fonéticos de fonológicos. 
  • Los errores fonéticos se dan cuando el niño no puede pronunciar un fonema por errores en la ejecución motora (en la articulación del fonema) Son dislalias.
  • Los errores fonológicos, derivan de la mala estructuración del sistema de contraste de la lengua, a nivel perceptivo y organizativo que en el nivel articulatorio, afecta a los mecanismos de conceptualización de los sonidos y a la relación entre STE y SDO. No puedenarticular y combinar lso sonidos en el contexto lingüístico adecuado. El desarrollo fonológico con desorden, difiere del normal. Las dificultades fonológicas del habla están en niños con trastornos específicos del lenguaje (disfasia, t. anártrico-afásico), con deficiencia intelectual y/o hipoacusia de moderada a severa.
Los errores de los niños se clasifican en: omisiones, sustituciones, adiciones o distorsiones del habla dentro de la palabra.

Patologías del habla (o de la palabra):

Dislalia funcional: Es un trastorno en la articulación de los fonemas por alteraciones funcionales de los órganos periféricos del habla. A partir de los 6 años es patológica, se afianza y no puede corregirse. Puede haber déficit cognitivo, de audición o coordinación motora.
En la dislalia, hay rotacismo, articulación deficiente del fonema R, S, D, sigmatismo y parasigmatismo. Hay omisión, sustitución o deformación de los fonemas.

Dislalia orgánica (disglosia): Son dificultades en la articulación de los fonemas por alteración morfológica de los órganos articulatorios. Existe relación entre el déficit anatomorfológico y las dificultades en el habla. Las causas son varias: en órganos del habla, única o asociada. Malformaciones congénitas, trastornos del crecimiento, parálisis periféricas, traumatismos. Puede haber diglosias labiales, mandibulares, linguales, palatinas, nasales.
La disglosia labial, es el trastorno de la articulación de los fonemas por alteración de la forma, fuerza o consistencia de los labios. El labio leporino (malformación).
En el frenillo labial superior, los fonemas bilabiales se sustituyen por los labidentales.
La diglosia mandibular, altera la articulación de los fonemas por la alteración de la forma de uno de los maxilares.

Dislalia audiogéna: Es la adquisición del lenguaje basada en la percepción auditiva. El niño que no oye nada no hablara nada. La buena audición es imprescindible para el buen desarrollo psicolingüístico. La hipoacusia dificulta el aprendizaje de conocimientos escolares, trastorna la afectividad y altera el comportamiento social. La audición en la hipoacusia varía la calidad de la percepción auditiva.

Disartrias: Son trastornos del habla de naturaleza motriz, secundario a lesiones nerviosas. Son desordenes derivados de la falta de control neuromotor del habla. El habla correcta se da por una correcta coordinación de estructuras de la respiración, la fonación y la articulación. Son dificultades en la expresión del lenguaje debido a trastorno del tono y del movimiento de los músculos fonatorios, secundarios a lesiones del sistema nervioso.

Tartamudez: es una alteración del ritmo de la emisión oral que quita fluidez, cadencia y limpieza en la dicción. El habla es entrecortada e interrumpida por repeticiones y persistencias de sonidos o fonemas que  junto a gestos mímicos y movimientos forman el cuadro. Es el trastorno del habla más complejo y extendido. Es más frecuente en la infancia y en varones.

Mahler, M. - Autismo y simbiosis: Dos perturbaciones extremas de la identidad

Las hipótesis de Mahler acerca del desarrollo del infante normal, su descripción de las fases: autista normal, simbiótica y separación-individuación son aceptadas desde la corriente psicoanalítica.


Define la psicosis infantil autística como una detención o regresión a la fase autista normal, por lo tanto se trata de niños que están en un estado mental prácticamente vegetativo, ya que la función principal de esta fase es la de mantener (con mecanismos predominantemente fisiológicos) el equilibrio homeostático del organismo en las cambiadas condiciones posteriores al parto. 


En cuanto a la etiología, si bien le otorga importancia a la interacción madre-bebé, a la necesidad de un ambiente previsible normal, se inclina con considerarla de causas innatas; es esta su postura en relación a todas las psicosis. 


Es muy difícil determinar si en tal o cual caso de psicosis infantil temprana la grave perturbación fue causada por la patología y la falta de empatía de la madre o por una gran desviación innata del yo del niño. 
Es un hecho comprobado que muchas madres de niños esquizofrénicos les brindan un genuino amor, los aceptan de buen grado y no parecen ser excepcionalmente posesivas, infantilizantes o restrictivas. 


La naturaleza humana asegura una mutualidad entre el hijo y su madre. La traumatización y la crónica privación emocional imputables al ambiente parecen dañar a un bebé constitucionalmente sano solo si ese bebé es muy pequeño.


A partir del cuarto, el quinto o el sexto mes el bebé constitucionalmente sano fuerza automáticamente la empatía del adulto. Los gestos del pequeño con los cuales busca establecer contacto apelan al anhelo más esencialmente biológico de la mujer. De ahí que la madre dé inmediatamente gratificación emocional, así como alimento, a menos que su psicopatología la haya hecho incapaz de responder a las demandas del pequeño. 


Parece que ese daño fundamental infligido al yo que se resuelve en psicosis infantil se produce en niños que tienen una Anlage hereditaria o constitucional o en niños en quienes predomina algún factor intrínseco (la bastardilla es mía). La descripción de este paciente es la del autismo infantil temprano.


Los puntos relevantes de este relato: 
  • La descripción del cuadro se ajusta a la de los analistas que continuaron el estudio del autismo. 
  • Hace referencia a la intencionalidad de los síntomas del paciente y la presencia de deseos, lo que hace del autista un ser con aparato psíquico y conflictos que determinan el uso de mecanismos defensivos. · Por lo tanto, lo incluye dentro de las psicosis. 
  • La intensidad del sadismo, el sentimiento de agresividad y deseos destructivos contra el objeto, que lo convierten en temible. 
  • La realidad de la falta de amor de la madre y del medio, y los efectos deletéreos que provocan en el niño.  
Mahler individualiza dos tipos de psicosis infantiles que implican una fijación a las fases que preceden al proceso de separación – individuación:
  • Una Psicosis autística primaria que aparece en los niños que no evolucionan más allá de la primera fase.
  • Una Psicosis simbiótica que aparece en el niño cuando éste hace una fijación en esta fase siendo incapaz de iniciar el proceso de separación. Estos niños son particularmente sensibles a las frustraciones y su contacto con la realidad es precario.
La depresión psicótica: sucede cuando un niño que realizó un adecuado investimiento materno, atravesando la fase simbiótica y la subfase de diferenciación, sumergido en la fase de prácticas, se ve enfrentado a la pérdida del objeto.

Kanner, L. - Autismo infantil precoz


Kanner deslindó el cuadro al que llamó autismo infantil precoz, de la esquizofrenia infantil y lo diferenció también de la deficiencia mental. 


Los síntomas que describe son: 

  • El retraimiento: aislamiento, indiferencia total, desinterés completo por el mundo y las personas, no miran a los ojos, mirada vacía e imposible de atraer, no soportan el contacto, permanecen solos. 
  • Los objetos y juguetes no son usados normalmente, sino que los hacen rodar, o los chupan.  
  • La necesidad de inmutabilidad: de los objetos, de los lugares y de las personas. 
  • Estereotipias: gestuales, movimientos con las manos ante los ojos o a los costados, aleteos con los brazos, gestos de teclear, golpear; rocking. · 
  • Alteraciones del lenguaje: el retraso del lenguaje es constante, farfulleo, jerga, ausencia total, si existe es estereotipado, ecolalia, no tiene valor comunicacional, no utiliza el yo.

Transcribe una entrevista con un autista, donde el niño tiene las mismas conductas que Dick. Paul, de 5 años:  no establecía lazo afectivo alguno con la gente. Se comportaba como si esta le fuera indiferente o incluso no existiera. No le importaba que se le hablara en tono amistoso o de reto. Nunca miraba la cara. Si llegaba a tener alguna relación con personas, las trataba como si fueran objetos. Cada uno de los niños, después que entraron todos en el consultorio buscó enseguida ladrillos de construcción, juguetes u otros objetos, sin prestar la menor atención a las personas presentes. Sería erróneo decir que no tomaba nota de la presencia de personas. Pero la gente, tan pronto como dejaba solos a los niños, hacía el mismo papel que el escritorio, la biblioteca o el armario. Las idas y venidas, aunque fueran de la madre, parecían no contar.


Kanner observa intencionalidad en las conductas de estos niños, y que la indiferencia es aparente. Desde el punto de vista familiar, afirma que son padres profesionales exigentes, exitosos, muy inteligentes, dedicados a su trabajo. ¿No habría lugar para el hijo? 


En cuanto a la figura de la madre, la describe: fría, intelectual. A pesar de estas características mencionadas y de decir que se trata de niños con una  inteligencia poco común, considera que el autismo es de etiología innata.


Existe un hiato entre lo observable clínicamente y lo expresado por el profesional, en cuanto a la aparente indiferencia, que indica la existencia de un ser con un aparato psíquico activo, con una intencionalidad, con una conducta evitativa, podemos suponer con deseo de no ser contactado, y por otra parte el adjudicarle una etiología innata al cuadro; a pesar de todo, esto se repite con muchos de los terapeutas que se dedican al autismo.

Mahler, M. - Simbiosis e individuación


Para mahler, "el nacimiento biológico del infante humano y el nacimiento psicológico no coinciden en el tiempo. El primero es un acontecimiento espectacular, observable y bien circunscripto; el último es un proceso intrapsíquico de lento desarrollo". 


El nacimiento psicológico del individuo es un 'proceso de separación- individuación': el establecimiento de un sentimiento de separación respecto de un mundo de realidad, y de una relación con él, particularmente con respecto a las experiencias del 'propio cuerpo' y al principal representante del mundo tal como el infante lo experimenta, el 'objeto primario de amor'. Este proceso, como cualquier otro proceso intrapsíquico, se manifiesta a todo lo largo del ciclo vital. Nunca termina; sigue siempre en actividad; en nuevas fases del ciclo vital observamos cómo actúan aún nuevos derivados de los procesos más primitivos. Pero los principales logros psicológicos de este proceso ocurren en el periodo que va del 4° o 5° mes a los 30 o 36 meses, lapso que denominamos 'fase de separación- individuación". Los precursores del proceso de separación- individuación son la fase autística normal y la fase simbiótica normal. 


Acerca de las fases. El autismo normal y la simbiosis normal son prerrequisitos del comienzo del proceso normal de separación- individuación. Ni la fase autística normal ni la simbiótica normal, ni cualquiera de las subfases de la separación- individuación, es totalmente reemplazada por la fase siguiente. Desde un punto de vista descriptivo, es posible observar similitudes entre ellas: pueden diferenciarse conceptualmente sobre la base de agrupamientos de fenómenos conductuales, pero se superponen en medida considerable. 
Sin embargo, desde el punto de vista evolutivo, cada fase se presenta como un periodo en que se hace una contribución cualitativamente diferente al desarrollo psicológico del individuo. La fase autística normal sirve para la consolidación postnatal del desarrollo fisiológico extrauterino. Promueve la homeostasis postfetal. La fase simbiótica normal marca la importantísima capacidad filogenética del ser humano para investir a las madre dentro de una vaga unidad dual, que constituye la tierra primordial a partir de la cual se forman todas las relaciones humanas siguientes. La fase de separación- individuación se caracteriza por un continuo aumento de la conciencia de separación del 'sí-mísmo' y del 'otro', que coincide con los orígenes del sentimiento de sí-mísmo, de la verdadera relación de objeto, y de la conciencia de una realidad existente en el mundo exterior. 


El autismo normal y la simbiosis normal son los dos primeros estadios de no diferenciación: el primero es no objetal, el último es preobjtal (Spitz). Los dos estadios ocurren antes de la diferenciación de la matriz indiferenciada (Hartmann y otros), es decir, antes de que se haya producido la separación e individuación y la emergencia del 'yo rudimentario como estructura funcional. 


Pautas de acercamiento- alejamiento. Son "pautas cambiantes con que el infante se aleja de la madre y vuelve a ella. Cada subfase tiene sus pautas características, determinadas por el progresivo desarrollo motor y cognitivo del niño y por las cambiantes necesidades de distancia o cercanía. 


Estas pautas tienen relación con la "distancia óptima", concepto al cual Mahler se refiere en los siguientes términos: "A medida que el infante crece y se desarrolla, hay para cada estadio una posición entre madre e hijo que es la que mejor permite a éste desarrollar las facultades que necesita para crecer, es decir, para individuarse. Durante el estadio simbiótico el infante se amolda al cuerpo de la madre; durante la subfase de diferenciación comienza a separar su cuerpo del pecho de la madre para poder explorarla libremente mediante el tacto y la visión de cerca. El infante en periodo de ejercitación se distancia en el espacio para tener oportunidad de explorar; durante el acercamiento el deambulador necesita ir y volver para encontrar a su madre disponible, pero sin que esta interfiera. La distancia óptima la fija el narcisismo secundario en desarrollo, y también la cambiante relación objetal y las funciones del yo en desarrollo". 


Las fases del desarrollo psicológico del infante humano:


Fase autística normal (Primeras semanas)   


Primeras semanas de vida intrauterina, durante las cuales el neonato o el infante pequeño parece ser un organismo casi puramente biológico, con respuestas instintivas a los estímulos que son reflejas y ocurren en el nivel del hipotálamo. Durante esta fase sólo podemos hablar de aparatos primitivos y no integrados del yo y de mecanismos de defensa puramente somáticos, que consisten en reacciones de desbordamiento y descarga, cuyo fin es el mantenimiento del equilibrio homeostático. 
La posición de la libido es predominantemente visceral y no hay discriminación entre dentro y fuera, animado e inanimado. Al comienzo, debido a que son muy altos los umbrales para estímulos externos, el infante parece estar en un estado de desorientación alucinatoria primitiva negativa, en el cual la satisfacción de necesidades pertenece a su propia órbita autística y omnipotente. 


Catexia propioceptiva-enteroceptiva. Catexia del interior del cuerpo, experimentada en forma de tensiones o sensaciones que nacen de dentro y se descargan por la tos, escupiendo, vomitando, retorciéndose, llorando, etc., que prevalecen durante las primeras semanas de vida". 


Narcisismo primario. Estado que prevalece durante la primera semana de vida, en que la satisfacción de necesidades no se percibe como proveniente del exterior, y en que no hay ninguna conciencia de que exista un agente maternante. Es afín a la 'omnipotencia infantil absoluta' de Ferenczi. Este estadio va seguido por otro de oscura conciencia de que uno mismo no puede proveeer a la satisfacción de las necesidades". 


Psicosis autística infantil. En el síndrome de autismo infantil hay una fijación o una regresión a la fase autística de la más temprana infancia, es decir, el niño no parece percibir en absoluto a su madre como representativa del mundo exterior. Hay un muro helado entre el niño autista y el ambiente humano. El autismo psicótico constituye un intento de lograr la dediferenciación y la deanimación; sirve para contrarrestar las múltiples complejidades de los estímulos externos y las excitaciones internas que amenazan aniquilar al yo rudimentario del niño autista. El mantenimiento de la mismidad es el rasgo cardinal del síndrome de la psicosis autística. 


Fase simbiótica normal (1 a 5 meses)  

La simbiosis normal se anuncia por el levantamiento de la fuerte barrera innata contra los estímulos que protegió al infante pequeño de los estímulos internos y externos hasta la tercera o cuarta semana de vida. Puesto que en el infante humano está atrofiado el instinto de autoconservación, el yo tiene que asumir el papel de manejar la adaptación del ser humano a la realidad. Sin embargo, el yo rudimentario del infante pequeño no es adecuado para la tarea de organizar sus estímulos internos y externos de manera de asegurar su supervivencia; la vinculación psicobiológica entre la madre que cría y el bebé es lo que complementa el yo indiferenciado del infante. En circunstancias normales, la empatía por parte de la madre es el sustituto, entre los seres humanos, de los instintos en que se apoya para su supervivencia el animal altricial. La simbiosis normal se desarrolla en forma concomitante con el descenso de la barrera innata contra los estímulos, a raíz de la experiencia que se repite de una manera predecible, en que un agente maternante exterior alivia las necesidades, el hambre y la tensión que viene de dentro, es decir, funciona como yo auxiliar (Spitz). 


La simbiosis se refiere a un estadio de interdependencia sociobiológica entre el infante de 1 a 5 meses y su madre, un estado de relación preobjetal o de satisfacción de necesidades, en el cual aún no se han diferenciado las representaciones intrapsíquicas del sí-mísmo y de la madre. Desde el segundo mes el infante se comporta y funciona como si él y su madre fueran una unidad dual omnipotente dentro de un límite único y común (la 'membrana simbiótica'). 


Catexia sensorio-perceptiva. Catexia del sensorio y la periferia del cuerpo, particularmente de los órganos perceptivos sensoriales: tacto, visión de cerca, audición. El paso a la catexia sensorio-perceptiva es importante en el desarrollo, y ocurre a las 3 o 4 semanas de edad (reemplaza a la catexia propioceptiva-enteroceptiva hasta entonces predominante)". 


Unidad dual. Unidad simbiótica entre la madre y el niño, imbuída por el niño de cualidades omnipotentes, en la cual existe un vago sentimiento de la mitad simbiótica del sí-mísmo (el 'yo externo' de Spitz). 


Ruptura del cascarón. Proceso de salida del estado simbiótico de unidad con la madre, en el sentido intrapsíquico. Es la 'segunda' experiencia de nacimiento, el nacimiento psicológico, el proceso por el cual comienza a ser catexiado el mundo de 'lo otro que no es la madre'. El infante que ha eclosionado ya abandonó el vago estado crepuscular de simbiosis y está más permanentemente alerta y receptivo para los estímulos de su ambiente, mas bien que sólo para sus propias sensaciones corporales, o para las que emanan de dentro de la órbita simbiótica. 


Psicosis simbiótica infantil. Aquí, "se ha alcanzado la fase simbiótica del desarrollo, aunque fuertemente distorsionada; el niño trata a la madre como si esta fuera parte de él mísmo, es decir, no existe exterior a su sí-mísmo sino fusionada con él. El niño es incapaz de integrar una imagen de la madre como un objeto distinto y totalmente externo, y en cambio parece mantener imágenes (introyectos) fragmentadas buenas y malas del objeto. Alterna entre el deseo de incorporar y de expulsar. Si no se administra terapia, se produce una interferencia insuperable en cualquier progreso hacia la separación- individuación, es decir, existe una fijación o regresión a la fase de la simbiosis patológica. Los mecanismos de restitución que crean la variada sintomatología constituyen intentos de restablecer y perpetuar una unidad simbiótica madre-hijo de carácter delusional y omnipotente; debido a los continuos estados abismales y al pánico que producen, el paciente se ve forzado a recurrir a una retirada secundaria que le permite refugiarse en un autismo (secundario), casi estabilizador. Los 'berrinches', así como una conducta autoagresiva, dominan muy a menudo el cuadro clínico". 


Fase de separación-individuación (5 meses - 2 años y medio)  


Fase del desarrollo normal que comienza alrededor de 4 a 5 meses de edad, en el apogeo de la simbiosis y superponiéndose con ésta. El infante muestra una creciente capacidad de reconocer a su madre como una persona especial, de catexiar a inspeccionar el mundo no materno, y de apartarse muy levemente, y más tarde muy decididamente, de la madre. Es una fase del desarrollo que dura de los 5 meses a los 2 y medio años, y sigue dos carriles separados pero intervinculados: uno es el de la separación, que lleva a la conciencia intrapsíquica de la separación, y otro es el de la individuación, que lleva a la adquisición de una individualidad distinta y única. Se han identificado cuatro subfases del proceso de separación-individuación. Aunque estas se superponen, cada subfase tiene sus propias agrupaciones características de conductas, que la distinguen de la precedente y de las siguientes. 
Las cuatro subfases son: 

  1. Diferenciación, 
  2. Ejercitación, 
  3. Acercamiento
  4. Consolidación de la individualidad y comienzo de la constancia objetal emocional". 

Reacciones a la separación. "Estas varían de índole e intensidad en el curso progresivo del proceso de separación-individuación. Durante la diferenciación, observamos como característica una bajada de tono en caso de separaciones breves, que a veces culmina, sin embargo, en llanto desesperado; durante el periodo de ejercitación, hay un relativo olvido de la presencia de la madre; durante el acercamiento, ocurren una multitud de reacciones, tales como la búsqueda, el llanto, o una marcada ignorancia de la madre. Durante la cuarta subfase, por lo general se toleran mejor las separaciones breves". 


Precursores de defensa. "Durante el proceso de separación- individuación encontramos conductas primitivas que pueden considerarse como precursoras de los posteriores mecanismos de defensa. Por ejemplo, apartar el cuerpo del de la madre, no mirarla, cambiar de dirección alejándose de ella, ignorar su presencia o su partida, son conductas que llevan a mecanismos de negación y rechazo. Encontramos también una identificación primitiva con la madre -'hacer de mamá'- en su ausencia, y una independencia prematura (falso yo) cuando hay una deficiencia de maternación. Estos mecanismos son relativamente inestables: van y vienen. Sirven tanto a la adaptación como a la defensa. La elección de estos mecanismos depende de las características del niño y de la respuesta selectiva de sus progenitores".   


Subfase de diferenciación (5-9 meses)   
Se manifiesta de los 5 a los 9 meses de edad. Comienza a disminuír la dependencia corporal total de la madre, a medida que la maduración de funciones locomotrices parciales produce el primer intento de apartarse de ella. Las conductas características que posibilitan la demarcación del yo respecto del no-yo son la exploración visual y táctil del rostro y el cuerpo de la madre; el apartar el cuerpo del de la madre para explorar un mundo más amplio y poder mirarla; la verificación entre la madre y otros. El placer que producen las incipientes funciones del yo y el mundo exterior se expresa en estrecha proximidad con la madre. Al mismo tiempo, parece ocurrir la diferenciación de una imagen corporal primitiva, pero distinta. 


Reacciones ante extraños. Una variedad de reacciones ante personas que no son la madre, particularmente acentuadas durante la subfase de diferenciación, cuando ya se ha establecido firmemente una relación especial con la madre, como lo evidencia la sonrisa especial que el niño le dirige. Las reacciones ante extraños incluyen la curiosidad y el interés, y también la cautela y una ansiedad leve o incluso fuerte. Esa ansiedad se calma al comienzo del periodo de ejercitación, pero reaparece en diversos momentos a lo largo del proceso de separación- individuación.   


Subfase de ejercitación (9-14 meses)   
Dura desde los 9 meses hasta los 14 meses de edad. Durante este periodo el infante es capaz de alejarse activamente de la madre y volver a ella, primero gateando y más tarde por el dominio de la locomoción vertical. Es un periodo en el cual la exploración del ambiente, animado e inanimado, y la ejercitación de capacidades locomotrices, están muy investidas de energía libidinal. 


Reabastecimiento emocional o libidinal. Durante la subfase de ejercitación, el infante merodea lejos de la madre, pero cuando se fatiga o se le agota la energía, busca restablecer el contacto corporal con ella. Este 'reabastecimiento' lo revigoriza y restablece su interés anterior en la ejercitación y exploración.   


Subfase de acercamiento (15-24 meses)   
Dura desde los 14 o 15 meses hasta más o menos 24 meses de edad e incluso más tiempo. Se caracteriza por un redescubrimiento de la madre, que es ahora un individuo separado, y por una vuelta a ella después de las correrías obligatorias del periodo de ejercitación. Al deambulador le agrada compartir sus experiencias y posesiones con la madre, a la que percibe ya más claramente como separada y exterior. La inflación narcisística de la subfase de ejercitación va siendo paulatinamente reemplazada por una creciente comprensión de la separación, y, junto con ella, de la vulnerabilidad. Son comunes las reacciones adversas ante separaciones breves, y ya no se puede sustituír fácilmente a la madre, ni siquiera por adultos familiares al niño. Esto culmina a menudo ern una crisis de acercamiento más o menos transitoria, que es de gran significación evolutiva. 


Crisis de acercamiento.- Periodo que ocurre durante la subfase de acercamiento en todos los niños, pero con gran intensidad en algunos; en él se agudiza la comprensión del estado de separación. La creencia del deambulador en su omnipotencia se ve fuertemente amenazada y éste ejerce coerción sobre el ambiente mientras trata de restablecer el status quo, cosa que es imposible. La ambitendencia que se transforma a menudo en ambivalencia, es en general intensa; el deambulador desea estar unido con la madre, y al mismo tiempo separado de ella. Alcanzan su apogeo los berrinches, quejar y humor triste, y se producen fuertes reacciones a la separación. 


Seguimiento y huída. Durante la subfase de acercamiento el niño sigue a veces cada movimiento de su madre como una sombra (shadowing); no puede perderla de vista o permitir que salga de su vecindad inmediata. A veces observamos la conducta opuesta: el niño huye, y espera a que su madre lo alce en brazos anulando así, por breves momentos, la 'separación'. 


Escisión. Mecanismo de defensa que a menudo se encuentra durante la subfase de acercamiento (una vez lograda una cierta medida del desarrollo del yo); el deambulador no puede tolerar fácilmente los sentimientos simultáneos de amor y odio hacia la misma persona. El amor y el odio no se amalgaman; la madre es sentida alternativamente como toda buena o toda mala. Otra posibilidad consiste en que la madre ausente sea sentida como toda buena, mientras los otros se vuelven todos malos. Por ende, el deambulador puede desplazar la agresión al mundo no-materno, a la vez que exagera el amor por la madre ausente y anhelada, hiperidealizándola. Cuando la madre vuelve desquicia la imagen ideal, y los reencuentros con ellas son a menudo penosos, porque la función sintética del yo joven no puede curar la escisión. En la mayoría de los casos se hace posible una síntesis gradual del todo "bueno" y el todo "malo" por el yo en desarrollo.   


Subfase de individualidad y constancia objetal emocional (2 años en adelante)   
Comienza hacia el final del segundo año y es de extremo abierto. Durante este periodo se logra un cierto grado de constancia objetal, y se establece en medida suficiente la separación de la representación del yo y del objeto. La madre se percibe claramente como una persona separada y ubicada en el mundo exterior, y al mismo tiempo tiene existencia en el mundo interno representacional del niño.

Wing, L. - El autismo en niños y adultos


Aun existen dificultades en cuanto al diagnostico, la mayoría de los niños tienen un aspecto físico normal, es decir que las pruebas físicas no pueden dar respuesta a la pregunta ¿tiene este niño un trastorno autista? Las pruebas psicológicas incluidos los test aunque puede resultar una ayuda en otros aspectos no se pueden utilizar para confirmar o rechazar la presencia de un trastorno del espectro autista. 
La conducta puede variar de acuerdo con el entorno. Con frecuencia es peor en casa, donde los padres tienen muchas demandas de atención, que en una escuela bien organizada o en una clínica.


La conducta de los niños con trastornos del espectro autista.
Cada individuo con trastornos autistas es diferente de cualquier otro. Hasta que el niño no empieza a caminar solo, no puede surgir la conducta autista en toda su amplitud. 


La conducta de los bebes
El diagnostico raramente se efectúa antes de los dos años de edad. Algunos niños que después presentan una conducta autista, parecen desarrollarse normalmente durante un tiempo y sus padres no perciben nada extraño durante mas o menos el primer año. Otros bebes hacen que sus padres se preocupen casi desde le nacimiento. Son normales los problemas con la alimentación y algunos bebes no maman bien.


Hay tres tipos de bebes con trastornos autistas, la mayoría tiende a ser placidos y no exigente. Una minoría de bebes lloran todo le día y la noche, sin podérseles clamar. 
Puede que no eleven las manos o no se pongan en situación de que los levanten. Cuando se los coge tienen a no dejarse caer cómodamente en los brazos de la madre y mas adelante es posible que no se agarren con las manos y las rodillas si se les lleva a los hombros. Los bebes parecen no estar interesados en cosas que llaman la atención de otros bebes a medida que crecen y se desarrollan.  Pueden sonreír cuando se le hacen cosquillas, se les abraza o se les hace saltar arriba y abajo pero no al mirar a la cara a alguien.
A veces los puntos claves de la motricidad estas retrasados. Es posible que no le importe sentarse aunque puedan hacerlos, aparentemente porque tienen poco interés en le mundo.
El balbuceo tiende a ser limitado en cantidad y de pobre calidad.


Deficiencias en la interacción social
Se muestran de diversas formas. Es mas fácil describir las variedades en cuatro grupos principales, aunque no se da una separación tajante entre ellas. 


1. El grupo aislado: es el tipo mas común de deficiencia social en los niños pequeños. Los que están socialmente aislados se comportan como si los demás no existieran. No acuden cuando lo llamas, nos responden si les hablas, sus rostros pueden estar vacíos de expresión, excepto cuando estallan en un acceso de rabia, penas o alegría . parecen apartados en un mundo suyo. La mayoría de ellos responden al juego, y parecen felices y sociables. Pero cuando se acaba el juego, vuelven a aislarse una vez mas
los adultos continúan siendo aislados no tiene interés por sus iguales.


2. El grupo pasivo: es la menos frecuente. Estos niños o adultos no están completamente apartados de los demás. Aceptan las aproximaciones sociales y no se alejan pero no inician la interacción social. En general los niños y adultos de este tipo son los que tienen menos problemas de conducta entre todos los que tienen cualquier trastorno autista. Sin embargo algunos cambian en la adolescencia cuando empiezan a manifestar conductas alteradas. 


3. El grupo “activo pero extraño” realizan aproximaciones activas a otras personas, pero lo hacen para pedir algo o para continuar una y otra vez con las cosas que les interesan. No prestan atención a los sentimientos o a las necesidades de las personas a las que se dirigen.
En la infancia, pueden ignorar a los niños de sus misma edad o bien comportarse agresivamente hacia ellos. 
Este grupo tiende a presentar problemas especiales de diagnostico. 


4. El grupo hiperformal pedante. No se observa hasta el final de la adolescencia y en la vida adulta. Se desarrolla en los que son capaces y tienen un buen nivel de lenguaje. Son excesivamente educados y formales en su conducta. Tratan con todas sus fuerzas de comportarse bien. No comprenden estas normas y tienen dificultades en adaptarse a las diferencias de comportamiento que se esperan en situaciones diversas y a los cambios que se presentan con le tiempo. Pueden cometer errores debido a esta falta de compresión real.


Deficiencias en la comunicación
Todos os niños y adultos con trastornos autistas tienen problemas de comunicación. Su lenguaje puede ser deficiente o no. El problema esta en el modo en que utilizan cualquier lenguaje que hayan desarrollado. 


1. La actualización del habla:  algunos niños no hablan nunca y permanecen mudos toda la vida. Otros desarrollan el habla aunque mucos comienzan después de lo normal. Pueden el acento y la entonación exacta del que habla.
Algunos niños no pasan nunca de la etapa del leguaje en eco, pero otros llegan a la etapa siguiente, en que comienzan a decir algunas palabras y frases que ellos mismos han construidos. 
Un error concreto que comente los niños es confundir dos palabras de significado contrario. Incluso “mama” y “papa” se pueden confundir aunque la conducta del niño demuestra claramente que distingue a sus padres. 
Algunos conservan estas anomalías del habla en la vida adulta, otros mejoran y algunos antes o después desarrollan una buena gramática y un vocabulario amplio.
Hay algunos que a pesar de tener un buen vocabulario hablan muy poco. 
Algunos adultos han aprendido que la charla repetitiva no es aceptable socialmente y tratan de no hacerlo, pero si les da la mas mínima oportunidad, no pueden resistirse a volver a sus temas favoritos.


2. La compresión del habla: Algunos niños y adultos no comprenden el lenguaje hablado y no responden cuando se les habla. Reaccionan mal a las bromas verbales, porque las toman en serio.  Saben que contar cosas graciosas es lo que hace que la gente, pero no entienden porque.  Cuando son adultos pueden cometer errores elementales, a menudo parecen comprender palabras oscuras y largas, pero se confunden con las mas cotidianas. 


3. La entonación y el control de la voz. Tienen un entonación extraña, y problemas para controlar el volumen del habla que puede ser demasiado alto, o demasiado bajo. Esto con la edad puede mejorar.  Algunos utilizan ocasionalmente una voz diferente de la suya normal. 


4. La utilización y la comprensión de la comunicación no verbal. Los niños y los adultos son incapaces de utilizar otros modelos alternativos de comunicación.  Hay muy pocos intento de mímica para señalar sus necesidades y tienden a ser lo mas breves posible. 
Algunos adultos llegan a la etapa de gesticular con los brazos cuando hablan, pero estos movimientos tienden a no guardan relación con lo que dicen.


Deficiencias en la imaginación
Los niños con trastornos autistas no desarrollan os juegos imitativos sociales y las actividades imaginativas del mismo modo que los demás niños. Algunos nunca tiene ningún juego imitativo. 
La mayoría de los niños no involucran a otro niños, si lo hacen, normalmente quieren que los otros participen en la misma actividad repetitiva. No entran en los jugos imaginativos de otros niños. Pueden llegar a una etapa en la que quieran participar, pero no saben como. 
Los niños a los que les gusta que les lean cuentos quieren los mismos cuentos  una y otra vez. Saben si se ha omitido cualquier palabra, pero no tienen compresión imaginativa del cuento. En la vida adulta, tiene una compresión limitada o nula de las emociones de los demás, porque les resultad agotador compartir las alegrías o las penas. Encuentran placer en sus propios intereses particulares. 


Actividades estereotipadas repetitivas 


Actividades repetitivas simples: las formas mas sencillas de estas actividades están en relación con sensaciones repetitivas. A veces la actividad repetitiva adopta la forma de morderse a si mismo, dar golpes con la cabeza, golpearse, arañarse, u otras formas de auto lesiones. La mayoría de las veces, una conducta de este tipo es una respuesta a un estado de malestar, rabia o frustración, pero en algunos que no tienen otro modo de estar ocupado, las auto lesiones pueden ser un habitó repetitivo. Se dan principalmente en los niños pequeños.


Rutinas repetitivas eslabonadas: algunos tiene rutinas que ellos mismos inventan, en otro caso las rutinas se derivan de una actividad iniciada por los padres, que al haberlo hecho una vez de determinada manera, deben continuar sin ningún cambio, por ej: una niña quería siempre el mismo itinerario para su paseo diario. Es típico que si la rutina se contraria haya gritos. 
Pueden llegar a estar apegados a ciertos objetos y negarse a separarse de ellos. Frecuentemente son rarezas tales como trozos de cuerda o piezas de plástico de colores brillantes. Algunos niños coleccionan utensilios domésticos, tales como paquetes vació de detergente, latas, botellas, harán cualquier cosas para aumentar su almacén. A la mayoria les fascina la música y pueden poner las mismas canciones una y otra vez. 


Otros rasgos de conducta
Estas conductas son normales pero de ningún modo universales y no son cruciales para el diagnostico. 
Movimientos estereotipados: estos movimientos conocidos frecuentemente como estereotipias, incluyen aletear los brazos y hacer muecas con la cara, muchos andan de puntillas con rara cadencia elástica. Cuando están ocupados en una actividad constructiva, los movimientos pueden ser mínimos o nulos.
Pueden ponerse tensos ya angustiados si se les hace suprimir sus movimientos durante largos periodos de tiempo.
Anomalías en el modo de hablar y en la postura: Casi todos los niños son inmaduros en la forma de moverse. Pueden subir o bajar escaleras parando en cada escalón cuando son lo suficientemente mayores como para alterar ambos pies. Muchos de los niños tienen extrañas posturas.
Las anomalías en le modo de andar y en la postura se hacen mas notorias al aumentar la edad y son mas patentes en la adolescencia y en la edad adulta. Cuando se le pide que haga cosas que no le interesan sus movimientos son torpes. La mayoría tiene problemas en la educación física y los deportes
Los problemas surgen en los deportes de quipo en los que tienen que coordinar sus movimientos con los de otros, así como recordar palabras. 
Imitación de movimientos: es típico que los niños con autismo estén retrazados en imitar y los mas afectados, no lo harán nunca.