Extraído del libro: "Las psicoterapias : introducción a las orientaciones psicoterapéuticas para profesionales sanitarios" de Ruiz Sánchez y Cano Sánchez
Los modelos conductistas
1. Reseña histórica
1. Reseña histórica
La extensión de los modelos conductistas al campo
de la clínica y la psicoterapia viene marcado por varios hechos históricos.
Durante la segunda guerra mundial los psicólogos comienzan a ejercer sus
funciones como seleccionadores de personal y como ayuda de los psiquiatras en
tareas de diagnóstico. Después de este conflicto se dedicaron al cuidado de los
veteranos de la guerra en instituciones públicas. En 1949 se desarrolla la
conferencia Boulder, donde se define el papel del psicólogo clínico. Socialmente,
la profesión del psicólogo clínico se va consolidando y lleva de la mano una
nueva forma de abordar los trastornos mentales. Por un lado se comienza a
cuestionar el diagnóstico basado en clasificaciones particulares (fiabilidad
baja, efecto de "marca" negativa de la etiqueta, circularidad
explicativa y poca relación con la etiología) y por otro la relación de estos
diagnósticos con su tratamiento (escasa relación entre el tipo de trastorno y
el tipo de tratamiento).
A partir de 1950 surgen tres focos geográficos de
extensión de la terapia de conducta: En Inglaterra H. J. Eysenck (1952) publica
su acido artículo sobre la baja eficacia de la terapia tradicional en el campo
de las neurosis (entiéndase terapias basadas en el psicoanálisis y los
psicofármacos). Este autor siguiendo la tradición de Pablo basa su modelo de
personalidad y terapia en la psicología del aprendizaje y la psicofisiologia.
Desde Surafrica, Wolpe (1958) desarrolla un nuevo modelo para interpretar y
tratar las neurosis, basado en el condicionamiento clásico y en la "de
sensibilización sistemática". Este autor muestra en sus obras como esta
terapia es eficaz en el tratamiento de las distintas neurosis. El tercer foco
deriva de los E.E.U.U donde la obra de B.F.Skinner basada en el condicionamiento
operante se aplica con cierto éxito a problemas de aprendizaje escolar
(educación programada), retraso mental y manejo de conductas en pacientes
psicóticos.
En 1959, Eysenck introduce el término terapia de
conducta para referirse a aquella psicoterapia basada en los principios de
aprendizaje (clásico y operante) y en una metodología científica de
tratamiento. En la década de 1960, se desarrolla por Bandera (1969) el tercer
tipo de aprendizaje humano relevante: el aprendizaje por imitación o modelado. En
la siguiente década, los años setenta comienzan a cuestionarse la suficiencia
de los modelos conductuales basados exclusivamente en el condicionamiento y
aparecen los llamados modelos cognitivos-conductuales como el paradigma
A-B-C(Acontecimiento-Cognición-Consecuencia) de Ellis(1962), los enfoques
cognitivos de la depresión de Beck(1966), los métodos de inoculación al estrés
de Meichenbaum(1977) y la teoría de las expectativas de auto eficacia de
Bandera(1977) dentro de su enfoque de aprendizaje social.
De forma general, se genera así dos grandes
corrientes en la terapia de conducta: aquellos que rechazan los términos
mentalistas y apoyan la suficiencia del condicionamiento para la explicación y
el tratamiento de los problemas psicológicos(abanderados por Golpe y los
segadores de Scanner) y aquellos otros, que aun reconociendo la importancia del
condicionamiento, lo ven insuficiente para abordar los problemas
psíquicos(Eisenach y sus seguidores destacan el papel de los factores
biológicos; y los terapeutas cognitivos el papel de los significados subjetivos
como las creencias, atribuciones, metas e interpretaciones personales).
Actualmente la terapia o modificación de conducta
tiene aplicación en un rango muy amplio de problemas (neurosis, depresión,
tratornos de pareja, toxicomanias, trastornos psíquicos infantiles, medicina,
etc); y es reconocida como uno de los enfoques más influyentes y prestigiosos
en el terreno de la salud mental.
Algunos autores destacan como su último desarrollo
las llamadas terapias cognitivas. Para otros autores (p.e Beck) las terapias
cognitivas se basan en un modelo del hombre y la terapia distinto al mantenido
en la terapia de conducta más tradicional. Sin embargo en la terapia cognitiva
se utiliza con profusión las técnicas conductuales como procedimiento de cambio
de significados cognitivos. Nosotros trataremos estas terapias en otro punto
por tener algunas características distintivas a estos modelos conductuales.
- Los postulados básicos del modelo conductual (Kazdin, 1975; Skinner, 1975) son:
- La conducta anormal o desviada no es el producto de procesos mentales o biológicos alterados. No es un síntoma "superficial" de una estructura subyacente. Ella misma conforma la anormalidad. Los llamados procesos mentales son actividades conductuales encubiertas, no observables directamente.
- La evaluación o diagnostico conductual consiste en la determinación de la conducta objeto de estudio, sus antecedentes y sus consecuencias.
- La intervención psicoterapéutica conductual consiste en la modificación de los antecedentes y consecuencias de la conducta afín de modificar esta.
- La conducta puede ser manifiesta (actos motores y conducta verbal) o encubierta (pensamiento, imágenes y actividad fisiológica). Los llamados procesos mentales subjetivos son conductas encubiertas regidas por los mismos principios de aprendizaje que la conducta manifiesta.
- El estudio del "sujeto conductual" consiste en el análisis de su conducta manifiesta y encubierta.
- El conductismo y la terapia de conducta no niegan la existencia de los procesos subjetivos llamados mentales, como se suele malinterpretar, sino mas bien los considera actividad mental, actividades conductuales, conducta (Skinner, 1974).
- La terapia de conducta estudia la conducta encubierta a través de la conducta manifiesta. La conducta manifiesta no está causada por la conducta encubierta, sino que ambas se explican en función de la historia de aprendizaje del sujeto conductual y las variables antecedentes y contingencia les actuales.
- El terapeuta de conducta "siente" un profundo respeto por la persona de su paciente, y le informa de sus intervenciones, de las que suele pedir consentimiento. La terapia conlleva un rol activo del paciente y del terapeuta. Los terapeutas de conducta están profundamente interesados en mantener una adecuada relación terapéutica con sus clientes.
2. Conceptos fundamentales
La terapia de conducta asume una serie de supuestos
fundamentales que podemos agrupar en los cinco siguientes(Grimm y Cunningham,1988):
(1º) La terapia de conducta se centra en los procesos conductuales más cercanos
a la conducta manifiesta(salvo en el caso de los conductistas cognitivos); (2º)
La terapia de conducta se centra en el aquí y ahora y presta menos atención a
los sucesos históricos; (3º) La terapia de conducta asume que la conducta
anormal es adquirida en gran parte a través del aprendizaje (clásico, operante
y por moldeamiento).
El paradigma del condicionamiento clásico se
refiere al aprendizaje basado en la asociación de un estímulo neutro, que
posteriormente adquirirá poder para felicitar la conducta (estimulo
condicionado) al asociarse con un estímulo incondicionado. Aunque el
condicionamiento clásico supone que el estímulo condicionado antecede por lo
general al incondicionado; también existe el caso inverso donde el estímulo
condicionado sigue al estímulo incondicionado, es el llamado condicionamiento
hacia atrás.
El condicionamiento clásico ha sido propuesto para
explicar y tratar diversos fenómenos neuróticos. La llamada Teoría de los dos
factores (Mowrer, 1946) propone que la respuesta de ansiedad se condiciona a un
estímulo neutro (primer factor) y que la respuesta de escape o evitación es
reforzada por la reducción de la ansiedad, como respuesta operante (segundo
factor). Eisenach (1982) desarrolla su teoría de incubación del miedo donde el estímulo
condicionado de carácter fuerte puede adquirir las características del
incondicionado, aunque este no termine presentándose, manteniéndose la
respuesta ansiosa sin extinguirse (la llamada paradoja neurótica).
El paradigma del condicionamiento operante se basa
en que una conducta en presencia de un estímulo particular (estimulo
discriminativo) se hace más probable si es seguida de una consecuencia o
contingencia reforzante. En este paradigma la conducta no está controlada por
sus antecedentes (no es una E- R) sino por sus consecuencias (R-C).Si una
conducta aumenta su probabilidad de producirse si es seguida por una
determinada consecuencia se denomina a este proceso reforzamiento positivo. Si
esa conducta aumenta su probabilidad de producción si es seguida por la
retirada de un estímulo aversivo, se denomina a ese proceso como reforzamiento
negativo. Si la probabilidad de esa conducta se reduce como consecuencia de la
presentación de un estímulo aversivo o la retirada de uno positivo, se denomina
al proceso como castigo. Si esa conducta deja de producirse como consecuencia
de la no presentación de sus consecuencias re forzantes (positivas o negativas)
se denomina al proceso como extinción.
Los principios del condicionamiento operante han
sido propuestos para explicar y modificar diversas conductas anormales como la depresión
(Lewinsohn,1974), evitación o "defensas" de los trastornos neuróticos
(Mowrer,1949), conducta histriónica (Ulmén y Krasner, 1969),
esquizofrenia(Ulmén y Krasner, 1975), problemas de la pareja (Lineman y
Rosenthal, 1979), toxicomanías(Kepner, 1964), etc.
El tercer paradigma es el llamado condicionamiento
vicario o aprendizaje por moldeamiento o imitación. Las personas no solo
adquieren su conducta por la asociación de experiencias o los resultados de sus
acciones sino también por observación de como actúan otras personas reales o
actores simbólicos (historias, relatos, etc). Gran parte de la conducta humana
es mediada culturalmente por diversidad de modelos familiares y sociales en el
llamado proceso de socialización o aprendizaje social. Las habilidades sociales
para relacionarse con los demás y muchos temores y prejuicios que dan lugar a
conductas patológicas están mediados por este proceso.
También los conductistas más actuales han destacado
no solo el papel del aprendizaje y la cultura social en la conducta humana sino
también la importancia de los factores biológicos. Por ejemplo, tanto Eisenach
(1967) como Gray (1975) postulan bases biológicas para las diferencias de
personalidad entre los sujetos; y Solimán (1971) desarrolla su teoría de las
fobias preparadas biológicamente.
Otro aspecto destacable son las teorías del
autocontrol y el interaccionadme reciproco. Aunque la persona está en gran
parte controlada por sus contingencias ambientales y su historia de
aprendizaje, su propio repertorio conductual le permite ejercer cierto
autocontrol sobre su propia conducta y sobre el entorno, de modo que este y
ella (la persona y el entorno) se modifican recíprocamente (Skinner, 1975;
Bandura, 1984).
Queda claro que el conductismo actual está lejos de
ser una simple teoría Estimulo - Respuesta.
3. Método terapéutico
Básicamente la terapia de conducta comienza
mediante un proceso de diagnostico denominado Análisis Funcional o Conductual.
Consiste en "traducir" el problema presentado a categorías
conductuales operativas (conductas manifiestas y encubiertas por lo general
clasificadas como "cogniciones”, “emociones" y "conductas")
y en determinar las variables que las mantienen (organismicas-mediacionales,
antecedentes estimulares y contingencias de refuerzo) (Cónfer y Saslow, 1967).
El anterior proceso determina de qué variables es
función la conducta estudiada y guía el proceso de selección de las técnicas
terapéuticas. En la mayoría de los casos el terapeuta comparte con su cliente o
paciente los resultados de tal análisis y como a partir del mismo es deseable
intervenir.
También hay que destacar que la misma Relación
Terapéutica puede ser analizada por el mismo procedimiento, cuando esta es
relevante para la terapia en curso (colaboración del paciente). Cuando la
conducta del paciente presenta una escasa colaboración para la terapia, se
puede intentar modificarla para lograr niveles mejores de relación terapéutica
analizando su función (Edelstein y Yoman,1991).
El terapeuta de conducta suele manejar un amplio
abanico de Técnicas terapéuticas para diversidad de problemas. El empleo de las
mismas más adecuado es cuando deriva en análisis funcional del problema en
cuestión. De manera resumida podemos agrupar estas técnicas mediante el
paradigma de aprendizaje en el que se basan:
- Técnicas basadas en el condicionamiento clásico: La más conocidas y utilizadas son los métodos de Exposición y de De sensibilización Sistemática que consisten en enseñar al sujeto a enfrentarse más o menos gradualmente a las fuentes estimulares de su ansiedad, miedos, vergüenzas y otras emociones de modo que dejen de responder con ansiedad ante las mismas. La de sensibilización conlleva el aprendizaje previo de habilidades de relajación.
- Técnicas basadas en el condicionamiento operante: Básicamente se dividen en procedimientos encaminados a aumentar conductas adecuadas(Reforzamiento, Moldeamiento por aproximaciones sucesivas, etc) y aquellos otros encaminados a reducir conductas inadecuadas(Extinción y Castigo), así como aquellos que combinan las dos finalidades anteriores (Reforzamiento diferencial, Contrato de conducta, Control de estímulos, etc..).
- Técnicas basadas en el modelamiento: A través del modelado del terapeuta o grupo se presenta al paciente diversos procedimientos de manejo de problemas relacionales, el paciente las observa e imita el modelo y el terapeuta le proporciona información correctora. También se utilizan como técnicas para expresar no solo nuevas conductas, sino también para expresar deseos y emociones diversas. Las técnicas mas conocidas en este terreno son el Entrenamiento en Habilidades Sociales y el Entrenamiento en Afectividad.
- Técnicas basadas en los principios del autocontrol: Se suele utilizar en combinación con las anteriores, y en cierto sentido las intervenciones anteriores se proponen al paciente como vías de autocontrol o aprendizaje de manejo de problemas. Las más utilizadas son el autor registros a través de los cuales el paciente aprende a observar su propia conducta y a modificarla y las técnicas cognitivas mediante las que se aprende a manejar la relación entre los acontecimientos, su interpretación- Valoración subjetiva y sus efectos emocionales y conductuales. Estos procedimientos se utilizan con mayor énfasis y extensión por los terapeutas cognitivos y de una manera más particularizada por los terapeutas cognitivos-Conductuales o conductistas cognitivos.
Un aspecto a resaltar es que para el terapeuta
conductual la terapia es mucho más que la utilización de un determinado elenco
de técnicas sino un modo de entender a la persona y su conducta basado en los
principios del Conductismo clásico (Pavlov, Watson), moderno (Skinner, Bandura..)
y actual (Eysenck, Staats, Ardila, Meichenbaum..).
Los desarrollos actuales del conductismo y la
terapia de conducta se mueven entre dos polaridades más o menos extremas, los
que defienden los principios conductistas más radicales (Conductismo Radical de
Skinner), los que combinan principios conductistas y cognitivos (Psicólogos
Cognitivos-Conductuales (Beck, Ellis...) y aquellos que se consideran ajenos al
conductismo, aunque conectados históricamente al mismo (Psicólogos
Cognitivos-Constructivistas como Mahoney y Guidano). Estos tres grupos a su vez
suelen ser denominados en la psicoterapia como pertenecientes a la Modificación
de Conducta. Aunque sus objetivos filosofías y métodos suelen ser diversos, por
lo general son complementarios, al intervenir sobre distintos niveles, áreas o
dominios conductuales.
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