Bruner
comienza diciendo que el objetivo de la revolución cognitiva era recuperar la
mente en las ciencias humanas, entre ellas la psicología. Luego
sostiene que esa revolución se desvió de los objetivos
iniciales que se proponía.
A continuación plantea que, a su parecer, hay una nueva revolución cognitiva, que se basa en un enfoque más interpretativo del conocimiento cuyo centro de interés es la “Construcción de conocimiento”.
A continuación plantea que, a su parecer, hay una nueva revolución cognitiva, que se basa en un enfoque más interpretativo del conocimiento cuyo centro de interés es la “Construcción de conocimiento”.
Sostiene
que, a finales de la década del 50, él y sus allegados creían que el
significado era el concepto fundamental de la psicología (no
los estímulos y las respuestas, ni la conducta observable)
Era
una revolución mucho más profunda que todo eso. Su meta era descubrir y describir
formalmente los significados que los seres humanos creaban a partir de sus
encuentros con el mundo, para luego proponer hipótesis acerca de los procesos de
construcción de significado en que se basaban. Se centra en las actividades simbólicas
empleadas por los seres humanos para construir y dar sentido no sólo al mundo,
sino también a ellos mismos.
Su
meta era que la psicología uniera fuerzas con sus disciplinas hermanas de las humanidades
y las ciencias sociales, de carácter interpretativo.
En
los años 50, el modelo computacional se había convertido en una metáfora matriz
del procesamiento de la información. Bruner sostiene que “con la mente equiparada
a un programa, cuál sería el status de los estados mentales, estados identificables
no por sus características programáticas de los sistemas
computacionales, sino por su marca subjetiva. En estos sistemas no había
sitio para la mente, mente en el sentido de estados intencionales como creer, desear,
pretender, captar un significado.
Bruner
considera que la Psicología humana no puede basarse sólo en el individuo, para
esto utiliza un argumento constitutivo, el hombre participa en la cultura y la realización
de sus capacidades mentales se da a través de la cultura.
La
Psicología cultural ha intentado reunir la separación de la mente y la cultura
ya que tanto la cultura, el lenguaje como la historia
desempeñan papeles importantes para constituir el pensamiento y la
acción humana. Las mentes individuales se forman a través de
procesos de socialización que están determinados por las condiciones
culturales, históricas y sociales.
Bruner,
ha apuntado la necesidad de instaurar el significado como el concepto
fundamental de la Psicología. Describir formalmente los significados que los
seres humanos crean a partir de sus encuentros con el mundo. Centrarse en las actividades
simbólicas empleadas por los seres humanos para construir y dar sentido
no sólo al mundo sino también a ellos mismos.
Existen tres razones para considerar la cultura como concepto fundamental
de la Psicología:
a)
La participación del hombre en la cultura y la realización de sus
potencialidades mentales a través de la cultura hacen que sea
imposible construir la Psicología basándose sólo en
el individuo.
b)
Si se considera que la Psicología se encuentra inmersa en la cultura, entonces debe
estar organizada en torno a procesos de construcción y utilización del significado
que conecten al hombre con la cultura. La participación en la cultura hace
que el significado sea público y compartido. Nuestra forma de vida, adaptada culturalmente
depende de significados y conceptos compartidos y depende también de
las formas de discurso compartidas que sirven para negociar las diferencias de significado
e interpretación.
c)
La Psicología se encuentra enraizada en un lenguaje y una estructura conceptual compartida
que están impregnados de datos conceptuales: de creencias, deseos y compromisos
y como es reflejo de la cultura, participa tanto en la manera que la cultura
tiene de valorar las cosas como en su manera de conocerlas.
La
Psicología popular no es inmutable, varía al tiempo que cambian las respuestas que
la cultura da al mundo y a las personas que se encuentran en él.
La
postura psicocultural intenta relacionar por un lado las posiciones sociales
que los agentes ocupan en una estructura social
determinada junto con las categorías culturales o formas
simbólicas, a través de las cuales los agentes representan el mundo
social, su producción, reproducción y transmisión y por otro lado, los procesos
psicológicos (cognitivos, emocionales, etc.) que posibilitan que los agentes ordenen
y clasifiquen el mundo, se guíen en él y sobre todo ejerzan sus acciones y lleven
a cabo sus prácticas. Para la Psicología cultural el actor no sólo reproduce
las categorías socioculturales interiorizadas, sino que
las recrea constantemente en un proceso discursivo mediante el que
otorga sentido a sus acciones y a su vida entera.
Una
Psicología sensible a la cultura está y debe estar basada no sólo en lo que
hace la gente, sino también en lo que dicen que hacen, y
en lo que dicen que los llevó a hacer lo que hicieron. También se
ocupa de lo que la gente dice que han hecho los otros y por qué,
así como ocuparse de cómo dice la gente que es su mundo. Decir y hacer
constituyen una unidad funcionalmente inseparable en una psicología orientada
culturalmente.
Psicología
y cultura no han de entenderse como conceptos excluyentes y separados sino
como un continuo que permite establecer una relación dinámica entre las subjetividades
y las culturas. Entendemos la cultura como constitutiva de lo psicológico:
decir que los elementos que componen nuestra subjetividad son de naturaleza
simbólica es lo mismo que decir que son de naturaleza cultural.
Nuestras
subjetividades son construidas en la interacción con los demás es decir en
un proceso social, un proceso intersubjetivo, entendiendo por éste el espacio
en el cual las personas extraen y negocian los
significados sobre la realidad que configuran con su
experiencia psicológica.
El
principio de organización simbólica es narrativo en vez de conceptual o lógico
ya que las historias o los discursos tienen que ver
con cómo interpretan las cosas o hechos los
protagonistas, es decir, qué significan las cosas para ellos.
La
psicología cultural, no debe ocuparse de la conducta sino de la acción, que
es su equivalente intencional, y más precisamente se preocupa de la acción situada,
situada en un escenario cultural y en los estados intencionales mutuamente interactuantes
de los participantes.
Es
por esto que, según Bruner nos encontramos con deseos y las acciones
que realizamos en su nombre están mediadas por medios
simbólicos.
La
interpretación de códigos y lenguajes implica hacer un análisis de la cultura,
la cual podemos entender como un conjunto simbólico y
denominador común de la comunicación humana, cuyo sustrato básico, está
constituido por ideas que dan lugar a formas de pensar con las que
cada persona o grupo humano explica el mundo y a sí mismo.
Lo
individual es también social: lo social penetra en el individuo y le da precisamente
su calidad de humano. El Yo entonces es un Yo narrador, un Yo que
cuenta historias.
excelente, muchas gracias por esta entrada, lamentablemente no he podido leer el libro.
ResponderEliminartambien se da en mip 2.
ResponderEliminargenial, me ayudo muchisimo. gracias
ResponderEliminarmuchas gracias gente.!!
ResponderEliminarmuy buena síntesis, gracias!
ResponderEliminarMuchas gracias esta sintesis me viene muy bien para el examen!
ResponderEliminarGracias, li o libro en português. Bruner assinala la impossibilidad de uno considerar elndividuo en termos metodológicos en psicologia. No hay tal cosa como el indivíduo, sino q um yo cultural, coletividad. Pero q, no debemos desprezar el estudo q ignora lá participacion de aspectos culturais en su resultado, como estudos de Geisel o otros de viés maturacionista. Penso Importante assinalar esso
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