Galende, E. - APS y Salud Mental comunitaria.


Una política de cobertura social amplia incluye el bienestar psíquico. Los objetivos de una política de salud mental que asignan un papel central a la participación de la comunidad encuentran coincidencia en las propuestas de APS.


A nadie escapa que los problemas de las enfermedades, la relación del hombre con la muerte, las posibilidades de desplegar potencialidades de la vida se juegan en el campo donde los hombres trabajan, se apropian y hacen circular bienes, se relacionan con otros hombres, y donde se juega la política del Estado que organiza la vida social. La conferencia de Alma Ata fue la legitimación de esta situación pero no la garantía de su asunción coherente por los gobiernos.


El sector sanitario no puede alcanzar la salud por si solo. El progreso económico, la lucha contra la miseria, el agua limpia, la protección del medio y la educación contribuyen a la salud.


En la década del 60 muchos movimientos denunciaron los abusos de poder, la discriminación, la contaminación del medio, etc. Se denunció también a la psiquiatría y su papel represivo. Gracias a los movimientos de desinstitucionalización de esa época, en Alma Ata se legitimó el derecho a la vida y a la salud adecuada como parte de los derechos sociales e individuales y se estableció una responsabilidad compartida entre pueblos y gobiernos.


Las dificultades que se oponen en una sociedad de clases que fragmenta la vida social en función del beneficio privado son muchas. Por ello es dudoso que los gobiernos estén dispuestos a abordar las estructuras sociales de privilegio en las que se encierran los problemas clave de la salud. En la Argentina del 78 esa duda era certeza ya que lo que se ejecutaba era opuesto a Alma Ata. No eran meras sugerencias teóricas sino una propuesta política que reconocía la necesidad de integrar las acciones de salud en un plan vasto para atender el conjunto de las causas del bienestar físico, social y mental.


Implementar APS en Salud Mental indica un compromiso en tres direcciones:
1-Integrar un plan general, político, de captación de problemas de la salud en las condiciones sociales del bienestar.
2-Integrar a la Salud Mental a las políticas de una medicina social que sea capaz de cuidar de la enfermedad pero también de hacer promoción de salud.  
3-Integrar a la comunidad a través de sus organizaciones naturales en todos los niveles de gestión de sus problemas de salud mental.
La importación de modelos de acción médica para lograr el lema “salud para todos en el año 2000” trajo aparejadas dificultades ya que la composición social, la distribución demográfica, las comunicaciones y transportes son diferentes. Las distorsiones que acaecieron son:
a)El sistema de atención se concentra en la ciudad en detrimento de la zona rural.
b)El hospital domina sobre otras modalidades de atención.
c)Prioridad de lo asistencial curativo sobre lo preventivo y promoción.
d)Mayor gasto en tecnología en desmedro de requerimientos de acción sobre las condiciones de miseria de la medicina rural.
e)Primacía del gasto en construcción de estructuras complejas.
f)Centrado del sistema en la medicina y el médico con descuido de acciones sociales y comunitarias.
La pobreza, la desigualdad social y la distribución desproporcionada deterioran la salud al afectar el medio ambiente y las condiciones de vida.


Los ejes para poner en práctica la APS son:
1-APS es concepción general de la salud que desborda la medicina centrada en la enfermedad. Devuelve a los individuos su responsabilidad y decisión, usa los recursos económicos y humanos estableciendo un sistema de equidad y toma a la salud como uno de los elementos del bienestar físico, social y mental. No se limita al tratamiento o prevención de las enfermedades.
2-Es una estrategia para organizar los sistemas de atención de la salud, basada en la integración de curación con prevención y promoción de la salud. Requiere la intervención de dominios sociales, culturales y económicos. Apela a la participación, que debe ser efectiva y decisiva.
3-Supone encarar una respuesta integral. Implica medidas políticas junto a las estrictamente técnicas. Encara la mejora efectiva del estado de salud de la población y no solo la erradicación de enfermedad.   
La Salud Mental es parte inseparable de una política que desarrolle APS, y es en su interior donde debe replantearse sus problemas.
1-La integración de Salud Mental a las políticas grales de salud no debe negar las diferencias entre ambas.
2-La norma que regula el estado de bienestar físico es una norma biológica. La norma que regula el bienestar mental es sociocultural y se constituye como un valor. Se define como la capacidad de vinculo social, la realización profesional o laboral, expresividad de afectos, capacidad de soportar pérdidas, rendimiento intelectual y racionalidad, capacidad de transformación de la realidad, realización sexual, etc. un no respeto para con la construcción de valores propios de los conjuntos sociales transforma la acción comunitaria en adoctrinamiento.
3-En Salud Mental no se trata de incorporar nueva tecnología ni nuevos conocimientos sino de reordenamientos históricos de los problemas de la vida. La ideología que aportan los técnicos de Salud Mental no es ni más avanzada, veraz o eficaz que la que expresan las colectividades. Es imperioso el respeto por las formas espontáneas que un grupo construye para comprender su bienestar y gestionar sus sufrimientos.
4-Es necesario que un programa comunitario de Salud Mental tienda a que la periferia sea autosuficiente para evitar la carrera del enfermo mental de una a otra institución. Debe contar con recursos para abordar la totalidad de los problemas de salud y enfermedad: internación domiciliaria, residencias especiales, etc.
5-La APS es una alternativa que desplaza la institucionalización psiquiátrica. Restituye a la comunidad el manejo de sus problemas para una gestión en conjunto.  La intervención comunitaria debe crear una nueva relación terapéutica para salirse de la relación de poder del modelo asilar.
6-Dado que las disciplinas sociales son formadoras de consenso, es decir contribuyen a la creación de representaciones colectivas sobre salud y enfermedad cabe preguntarse cuales son las que vehiculizan los técnicos de la Salud Mental que privilegian la intervención en la comunidad.
7-Debe crearse una política alternativa autónoma y eficiente para evitar que el enfermo llegue al asilo. Contra esto hay resistencias porque el dispositivo no acepta pasivamente ser desplazado. Se necesitan ideas precisas y sustento político-social-administrativo. 
8-Las teorías sobre la comprensión de la salud enfermedad deben ser aceptadas por los sectores involucrados.
9-Debe generarse un clima de debate para que la conciencia social espontánea sobre la enfermedad, que es médico-psiquiátrica, se vea modificada por la población.
10-Se debe actuar sobre el imaginario profesional en dos sentidos: formando nuevos técnicos de Salud Mental y luchar contra dos cuestiones (beneficio de la enfermedad y la ideología liberal en un ejercicio privado). Pasar de una relación de asistencia a la intervención comunitaria ofrece resistencias de este sector. Destacan que la rentabilidad esté atada a la atención privada y que el espacio estatal esté desprestigiado.
11-La medicina, al hacerse social, no produce una demanda sino que intenta escucharla y resolverla. En Salud Mental la demanda es expresión de deseo, de requerimiento de bienestar psicosocial, y esta regulada por los ideales de una norma de salud producida socialmente.
12-La intervención comunitaria consiste en la aplicación de métodos que, detectando las áreas de conflicto o fragilidad en los vínculos, lo hacen circular por el conjunto social, fliar o grupal, evitando apropiarlo en un diagnostico o en una intervención técnica resolutiva. Se trata de que el conflicto se resuelva o pierda capacidad patogénica por su asunción colectiva.
13-El planteo de una APS en Salud Mental lleva a asumir colectivamente la responsabilidad por la causación de daño subjetivo, asegura el compromiso del Estado en una política de cobertura, prevención y promoción adecuadas.


Los nuevos riesgos son:
*Producir nuevas psiquiatrizaciones de los problemas mentales si se oculta la determinación social, económica, cultural de esos problemas.
*Congelar conflictos sociales q sean tomados como enfermedad del individuo, sobre todo en menores, y no como lo que son (arriba).
 *Que el hospital psiquiátrico se vuelva un núcleo de segregación y custodia para los que fracasan o no curan ante la acción comunitaria.
*Que se aliente la ilusión de que nombrar y hablar de los conflictos los resuelve, olvidándose de actuar. Recordar que el mejor índice de salud es la capacidad de transformar lo que aqueja, no que no existan conflictos.
*Que las dificultades de la vida, los problemas de desarrollo, la marginalidad se medicalicen. Deben ser asumidos socialmente pero no empastillados.     

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