Lacan, J. - Análisis del Caso Juanito

Seminario 4. Capitulo 15.
Lacan postula que la fobia es una tentativa de solución a la confrontación con la castración materna y que el objeto fobígeno tiene una función significante y supliría cierta falla a nivel del padre real. En ese sentido, la fobia opera como suplencia de la función del padre real, en la medida en que este no se sitúa como agente de la castración, operación que permitiría anudar el deseo a la ley.
Juanito primero padece de angustia y hay como un llamado, una apelación a la castración, es decir, un llamado a un padre que no castra. En la constelación familiar de Juanito, es notoria la figura del padre muy permisivo, que se obstina en no castrar. La madre se lo lleva al niño a la cama desoyendo al padre en sus reclamos de que no es recomendable para el niño. También se lo lleva al baño, pero el padre no hace ninguna objeción a ello. No solo muestra una tolerancia muy peculiar, sino que podemos juzgar que está fuera de la situación, pues diga lo que diga él, las cosas siguen su curso decididamente, mientras la madre en cuestión no tiene en cuenta, en lo más mínimo, las observaciones sugeridas por el personaje del padre.
El pertenecía al círculo intelectual de Freud. Estaban los dos, padre y madre, al tanto del psicoanálisis.
Juanito, como vemos es un niño amado sin frustraciones, su vida transcurre en armonía en donde él es feliz, hasta que en esa felicidad irrumpe la angustia.
Freud distingue la angustia y el miedo. Dice que en la angustia es un afecto que no se puede localizar, con lo cual el miedo viene a sustituir a la angustia para acotar su imprecisión, viene a situar algo allí. El miedo conduce a un objeto perfectamente localizable.
Lacan, dice que incluso permite una cierta localización de los espacios, en cuanto a que sitúa precisamente en primer plano la función de un interior y un exterior. Hasta ese momento el niño estaba en el interior de su madre, acaba de ser rechazado y esto lo angustia, pero con ayuda de la fobia instaura un nuevo orden, una serie de umbrales que se ponen a estructurar el mundo.
Lacan parte de una pregunta: Qué es un padre? Y dice que un padre no es tan simple. Su existencia en el plano simbólico con el significante padre y todo lo que ese término supone es profundamente problemático, en cuanto a cómo ha llegado a estar esta función en el centro de la organización simbólica.
Se trata de que el niño asuma el falo como significante y que haga de él instrumento del orden simbólico de los intercambios, rector de la constitución de los linajes.
Juanito, se encuentra en un juego de señuelo imaginario en relación a la madre, antes de la eclosión de la angustia. Juega a ser el falo de la madre. También hay una cierta identificación a ella, en tanto juega a que tiene niñas. Nunca es absolutamente una relación dual con la madre, porque circula el falo. Juanito cuando acude a consulta con Freud llevado por su padre, en ese momento, estaba interesado por la premisa fálica. Dentro de esta constelación y en la investigación que hace Juanito le pregunta a la madre si ella lo tiene. La respuesta afirmativa de la madre la coloca en una posición donde reniega de la castración.
Lacan se pregunta cual es el lugar que ocupa este niño para el deseo materno, es decir cual es la función del niño para la madre y postula dos posibilidades: Una que el niño encarne la metáfora del deseo de la madre por el padre, y la otra posibilidad es que encarne la metonimia del deseo de la madre por el falo, que no tiene y que no tendrá nunca.
Todo en el comportamiento de la madre con Juanito, a quien se lleva a todas partes, desde el baño hasta la cama, indica que el niño es para ella un apéndice indispensable, dice Lacan. Vemos que la madre se presenta para el niño con la exigencia de lo que le falta, a saber el falo que no tiene. Es decir, este niño ocupa el lugar de la metonimia del deseo de la madre. Este es un lugar muy incierto y caprichoso, además tiene la dimensión del engaño, porque el niño juega a ser algo que no es. Se manifiesta en un plano narcisístico, pasa de ser todo para ella a ser nada, en tanto que, ese "hace -pipí" no satisface a su madre y con lo cual, queda fuera del circuito.
Hasta el momento de descompensación, Juanito jugaba con el falo deseado por la madre, es decir, con el falo convertido para él en un elemento de deseo de la madre, y en consecuencia, en algo por lo que se debía pasar para cautivar a la madre. Pero la irrupción de la excitación del órgano trastoca el paraíso imaginario de Juanito, en tanto la madre manifiesta horror ante su virilidad. Este es el desencadenante de la angustia, Juanito se ve confrontado con un goce para el cual no tiene un significante apropiado. No puede simbolizar eso real que le está pasando. A partir de allí va a ir entretejiendo fantasías para elaborar esto. Hasta este momento el falo solo tiene un valor imaginario. Ahora el niño ha de advertir que este elemento imaginario tiene valor simbólico.
Hay otro factor que le viene a complicar la situación y que influye en el estallido de la fobia, a saber, el nacimiento de su hermana, por lo que él es expulsado y queda excluido de la situación. En medio de esto, Juanito cuenta a su padre que ha soñado que estaba con Mariedl, cuando el padre le cuenta a la madre el sueño, Juanito le rectifica y dice "No solamente con Mariedl, completamente solo con Mariedl". Esta era la situación de partida de las relaciones del niño con la madre. Es decir, él dice no solo completamente solo, sino completamente solo con, es decir que se puede estar con ella totalmente solo sin tener, como ocurre desde hace tres meses, a esa intrusa con su madre.
Juanito encuentra una tentativa de solución en la fobia, porque no había podido construir el sistema de relaciones del significante en toda su envergadura solo en base al hecho de que algo a lo que se ama está o no está. Es decir, a la presencia y ausencia de la madre. No podemos conformarnos con dos términos, se necesitan más. El Edipo, desde luego, nos da tres, pero sin duda implica un cuarto término, porque el niño ha de franquear el Edipo. Por lo tanto aquí ha de intervenir alguien y este es el padre.
Para nosotros todo se ordena en función de que para el niño determinadas imágenes tienen un funcionamiento simbólico.
Para él se trata de conciliar el mundo de la relación materna, que había funcionado en armonía hasta entonces, es decir, hasta el momento en que irrumpió la excitación a nivel del pene real, con aquel elemento de abertura imaginaria o de falta, es decir, aquel elemento que introduce una falta en la madre.
Para ello encontramos constantemente el franqueamiento, la elevación de lo imaginario a lo simbólico y esto no puede producirse sin una estructuración en círculos por lo menos ternarios.
Esto lo presenta así Juanito cuando reacciona con la fantasía de las jirafas ante la comunicación del padre de que las mujeres no tienen falo y que es inútil que lo busque. Luego Juanito fantasea una situación en donde: ahí hay una jirafa grande, aquí, una pequeña y arrugada en forma de bola. Le preguntan al niño qué es eso y él lo muestra tomando un trozo de papel y haciendo con él una bola.
Para el niño se trata de recuperar la posesión de la madre para mayor irritación del padre. Esta cólera nunca se produce en lo real, el padre nunca se deja llevar por la cólera y Juanito se lo señala "Tienes que enfadarte, has de estar celoso". En suma, le explica el Edipo.
Por otra parte, hay una jirafa grande y una jirafa pequeña y, a la vez, son semejantes, la una es el doble de la otra. Así, cuando se trata de restituirle a la madre su falo, el niño faliciza a la madre entera, bajo la forma de un doble. Fabrica una metonimia de la madre.
Luego vemos aparecer otro término, lo perforado. En una fantasía, el mismo Juanito está perforado, luego la muñeca está perforada. En sus ficciones introduce el falo como algo que no está agarrado y que necesita de una mediación que permita ponerlo, quitarlo y volverlo a poner. En resumen, ha de ser amovible. El mecánico viene y le destornilla, después el instalador y con unas tenazas le quita el pene para ponerle otro mayor.
Esta ficción lo conduce a la verdadera solución del problema, a través de la noción de que el falo es también algo incluido en el juego simbólico, donde está fijo cuando está puesto, pero es movilizable, por lo tanto ha de circular.
De ahora en adelante, el niño está a punto de conseguir un pequeño respiro en su búsqueda frenética de mitos conciliadores, nunca satisfactorios hasta llegar a la última solución que encuentra.
Vemos que el progreso de lo imaginario a lo simbólico constituye una organización de lo imaginario como mito. Juanito va inventando teorías, fantasías donde se ponen en juego permutaciones significantes.
Se trata de pensar como el niño va a hacer una construcción, un anudamiento que permita representar su goce, para ello Juanito construye una ficción.
Él inventa la fantasía del instalador y el mecánico donde se efectiviza en forma de ficción la operación de castración. Donde Juanito diría, a falta de un padre un destornillador, el cual puede venir al lugar de agente de la castración.
La fantasía tiene la función del mito. El mito es una ficción simbolizada donde se mantiene una estructura, aunque varíen los personajes. Este mito encierra una verdad, en la medida de que implica un intento de elaborar simbólicamente una hiancia. Intenta elaborar el enigma de la diferencia de los sexos, la vida, la muerte. No es solo cubrir una falta, sino elaborar un enigma. Hay algo que se presenta enigmático, como sin respuesta. A ese lugar va el mito.
Lacan agrega que hay algo logrado en el caso, a nivel de la fantasía de castración y Juanito va a ser un heterosexual, pero va a quedar identificado al ideal materno y no al emblema paterno. En el sentido de que un sujeto puede ser heterosexual, pero sin embargo no se va a consolidar la posición viril si no se elabora la paternidad. Esto significa que no basta con que elija a una mujer como objeto, sino que hay un esfuerzo más que lo conduciría a la paternidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario