Historiales clínicos - Fragmento de análisis de un caso de histeria (Caso Dora)

Resumen cronológico de los aspectos relevantes de la vida y psicoanálisis de Dora, basado en el que confeccionara James Strachey y en los datos y fechas señalados en el propio historial clínico.
1882: Nacimiento de Dora.
1888: Padre enfermo con Tbc. La familia se traslada a B.
1889: Enuresis.
1890: Disnea.
1892: Desprendimiento de retina del padre.
1894: Ataque confusional del padre. Su consulta a Freud. Jaqueca y «tussis nervosa».
1896: Escena del beso.
1898 (Al comienzo del verano): Primera consulta de Dora a Freud. (Final de junio): Escena del lago.
         (Invierno): Muerte de la tía de Dora en Viena.
1899 (Marzo): Apendicitis. (Otoño): La familia se cambia de B. y se traslada a una ciudad fabril.
1900: La familia se traslada a Viena. Amenaza de suicidio. (Oct. a Dic.): Tratamiento con Freud
(31/12): Fin del tratamiento.
1901 (Enero): Se escribe la historia del caso.
1902 (Abril): Última consulta de Dora a Freud.
1905: Publicación del historial clínico.
1923: Freud se entera de una recaída de Dora y de su consulta a otro médico.
1925: Freud escribe un prólogo al historial clínico.

El grupo familiar de Dora estaba conformado por sus padres y un hermano (año y medio mayor que ella). 
La figura dominante era su padre, un hombre muy activo, inteligente, Dora lo quería mucho. La relación con su madre no era buena, la criticaba duramente. El vínculo con su hermano se había enfriado estos últimos años, ya que el  trataba de mantenerse ajeno a los problemas familiares y cuando tenía que tomar partido apoyaba a la madre.
Dora había depositado preferencias por la familia paterna y cuando enferma se identifica con la tía que falleció.
Dora estaba apegada a él con mucha ternura acrecentado por sus enfermedades. Ella se encontraba en una constante depresión de ánimo y una alteración del carácter, no estaba bien consigo misma ni con los otros, evitaba el trato social ,alegando fatiga constante y ocupaba su tiempo con estudios y asistiendo a cursos y conferencias para señoras.
En ese momento ella le pide al padre que rompa relación con el Sr K y  la Sra K .Dora se siente desplazada por la Sra K .
Cuando el padre  de Dora enferma de tuberculosis toda la familia se traslada a B ,una pequeña ciudad con un clima benigno y seco .El padre mejora pero la familia se queda aproximadamente 10 años , en ese  periodo hicieron gran amistad con el matrimonio K . La señora K lo había cuidado durante su última grave enfermedad y el padre de Dora reconocía esta actitud. 
El Sr. K se había mostrado muy amable con Dora acompañándola en sus paseos y haciéndole pequeños regalos. Dora había cuidado cariñosamente a los hijos pequeños del matrimonio.
Padre e  hija viajaban a encontrarse con los Sres k y pasaban vacaciones juntos.
Para Dora, el padre había entablado una relación amorosa con la Sra K.
El trato amoroso se produjo cuando el padre enfermo y ella lo cuido y la madre se hallaba lejos del padre .
Cuando Dora estaba mal se le venía la idea de que el padre la había entregado al Sr K por la tolerancia que este tenía hacia la relación de su padre con la Sra K y detrás de esa ternura hacia su padre está la furia que le provocaba.         
El padre lleva a su hija que estaba con claros síntomas histéricos a realizar un tratamiento psicoterapéutico con Freud, ya que cuatro años atrás él se había atendido con Freud por síntomas de parálisis y ligeros trastornos psíquicos.   
Los Síntomas de Dora eran jaqueca, disnea –dificultad respiratoria, tos,  irritabilidad histérica  y tedio vital.
Dora cuidaba a los hijos de la Sr K de una manera maternal .Es importante esta relación porque Dora quería ocupar el lugar de la Sra K  y repite el mismo mecanismo que uso la institutriz con ella y la Sra K  para estar cerca de su padre.
Freud define este caso como una histeria, porque se da claramente la inversión de los afectos. También sostiene que toda persona  que en una ocasión favorable a la excitación sexual desarrolla sensaciones de repugnancia, es un cuadro de  histeria, aunque no desarrolle síntomas somáticos.
El primer indicio de trauma surgió cuando dos años antes de comenzar el tratamiento, el padre y Dora  pasaron  por Viena a visitar a Freud estaban de paso ya que se iban a pasar unos días con los Sres K , en un lugar de  veraneo, el padre se quedaría solo unos días y pensaba dejar a Dora con sus amigos. Ella le plantea volver con él a Viena; Varios días después le comenta a su madre que el Sr K le había echo proposiciones amorosas durante un paseo que habían dieron a solas.
La aventura con K, sus proposiciones amorosas y la acusación de Dora,  habrían constituido el trauma psíquico, que sería indispensable para que se genere una enfermedad histérica, Freud decide ir más allá de esta teoría, ya que el trauma descubierto no explica la peculiaridad de los síntomas.
La tos y la afonía la aquejaban a Dora  antes del trauma y las primeras manifestaciones nerviosas aparecen en su infancia a los 8 años. Sin abandonar la teoría traumática Freud retrocede hasta la infancia de Dora para buscar impresiones, situaciones que hayan provocado un trauma. Dora le comunica a Freud  un incidente anterior con K mucho mas apropiado para haber ejercido sobre ella una acción traumática (la escena de las escaleras)

Cuando Dora tenía 14 años , el Sr K había arreglado con la Sra K y Dora que pasaran por su comercio para ver una fiesta religiosa, pero el Sr K hizo que su esposa no fuera y espero solo a Dora. Tenían que subir una escalera y el Sr K en lugar de subir la escalera con ella, se detuvo a su lado, la estrecho entre sus brazos y le dio un beso en la boca. Esta situación es la que provoca en una muchacha virgen una sensación de excitación sexual. Dora sintió una repugnancia, se desprendió de los brazos del Sr K y salió corriendo, esto no produjo una ruptura de amistad con el Sr K pero Dora evito durante algún tiempo estar a solas con él, ella sostiene haberlo mantenido en secreto hasta su relato en la cura. En esta escena la conducta de Dora ya es histerica .             
Los tres síntomas provienen de una misma vivencia y sólo refiriendo unos a otros estos tres signos se hace posible comprender el origen de la formación de síntoma De un solo suceso surgen tres síntomas, la repugnancia, la sensación de presión en el busto y la resistencia de acercarse a individuos abstraídos en un dialogo amoroso.
La repugnancia corresponde al síntoma de la represión de la zona erógena oral. La aproximación del miembro en erección hubo de tener en consecuencia una transformación análoga del órgano femenino correspondiente, el clítoris, y la excitación de esta segunda zona erógena quedo transferida por desplazamiento, sobre la sensación simultánea de presión en el tórax.    
Dora sentía en el busto la presión de aquel brazo, a esto Freud lo llama alucinación sensorial. Freud sostiene que Dora no sintió solo el abrazo apasionado y el beso en los labios, sino la presión del miembro erecto contra su cuerpo. Esta sensación repugnante quedo en el recuerdo reprimida sustituyéndola por la presión sentida en el tórax.    
Los padres habían tenido una institutriz con la que Dora se llevaba muy bien hasta que descubrió que estaba enamorada de su padre. En ese momento sólo pudo verla como una rival y la hizo despedir. Siempre que el padre estaba en casa la cuidadora era amable con los niños pero no mientras el padre estaba ausente. Esto hizo pensar a Dora que ella se comportaba del mismo modo con los hijos del señor K. Aparentemente había cierta atracción además de asco.
Es habitual en la histeria el uso de la enfermedad para llamar la atención. Los ataques de tos con afonía o dolores de estómago coincidían con la presencia del señor K., lo cual significaba que utilizaba esos males para atraer su atención.
Su enfermedad actual se mostraba tan tendenciosa como la que aquejaba periódicamente a la señora K e idénticamente motivada. Dora perseguía un fin que esperaba alcanzar por medio de su enfermedad: separar a su padre de aquella mujer.
El «motivo de la enfermedad» en la histeria es conquistar una ventaja, primaria (ahorrar rendimiento psíquico para resolver un conflicto, es constante) y secundaria (obtener el favor de otros, vengarse, etc). Entonces, su intención de lograr la curación no es del todo sincera.

Los dos hombres evitaban extraer de la conducta del otro justamente la consecuencia incómoda para sus propios anhelos. El señor K. pudo obsequiar a Dora un ramo de flores todos los días y por todo un año mientras él estaba en el lugar, aprovechar cuanta oportunidad se le ofreció para hacerle costosos regalos y pasar en su compañía todo su tiempo libre, sin que los padres de ella discernieran en esta conducta el carácter de un cortejo amoroso.

A Dora le indigno del padre la facilidad con que aceptó la opinión de que la escena junto al lago había sido una fantasia, aunque el relato de Dora correspondía a la verdad.  En cuanto había comprendido las intenciones de K, no le había dejado continuar hablando, le había abofeteado y había echado a correr. Su conducta hubo de parecer incomprensible, pues debía de haber deducido ya, el cariño que la muchacha le profesaba.

Para continuar avanzando en el inconsciente de Dora, Freud afirma que un síntoma corresponde siempre a la figuración de una fantasía sexual. Tomando esta hipótesis como punto de partida Freud intenta explicar las razones de la tos y la afonía de Dora. Dora sabe que su padre es impotente y sospecha, por tanto, que las relaciones con la señora K. incluyen sexo oral. La atracción inconsciente de Dora por su padre había generado el síntoma de la tos como fantasía sustituta del trato sexual con su padre. En esa fantasía ella ocupaba el lugar de la señora K. lo que significaba que se sentía más atraída por su padre de lo que estaba dispuesta a reconocer. Además Dora estaba más próxima a su padre que su propia madre. Cuando apareció la señora K. Dora perdió su posición de privilegio (y no su madre)
Freud le explica a Dora que sus sentimientos hacia su padre son un modo de poner freno a la atracción evidente que siente por el señor K. En un principio Dora se niega. Freud dice El «No» del paciente tras exponer los pensamientos reprimidos ratifica la represión y su carácter terminante. Ella confesó que no podía guardar el odio hacia el señor K..
Lo sofocado era el amor por el Sr.K. y  la muchacha había retomado y reforzado su vieja inclinación hacia el padre a fin de no tener que notar nada en su conciencia de ese primer amor adolescente que se le había vuelto penoso.
Pero tras los pensamiento que la hacían ocuparse de la relación de su padre con la Sra.K. se escondía, una moción de celos cuyo objeto era esa mujer; una moción que solo podía basarse en una inclinación hacia el mismo sexo.
Según la fantasía en que se basaban sus accesos de tos también se identificaba con la señora K.  Se identificaba, pues, con las dos mujeres que su padre había amado. Por lo tanto, se hallaba enamorada de su padre.
Ella y la señora K. eran muy unidas hasta que el padre de Dora ocupó su lugar. Cuando Dora habla de la señora K. y alaba su “cuerpo deliciosamente blanco” parece más una enamorada que una rival vencida. Quien había traicionado a Dora era la señora K.

Dora sentía y obraba como una mujer celosa; tal y como hubiera obrado su madre. Pero al mismo tiempo, según la fantasía en que se basaban sus accesos de tos también se identificaba con la mujer de K. Se identificaba con las dos mujeres que su padre había amado. Por lo tanto, se hallaba enamorada de su padre.
Cuando la sujeto denunció la conducta de K, y éste unas semanas después habló con el padre, este la atacó duramente alegando que leía libros como la «Fisiología del amor» y no podía exigir respeto de un hombre. La señora k la había traicionado, pues sólo con ella había hablado del tal libro y sobre temas sexuales
La amnesia Dora en cuanto a las fuentes de sus conocimientos sexuales señalaba directamente el valor afectivo de la acusación y la traición de la amiga. La idea predominante en Dora, la de las relaciones ilícitas de su padre con la mujer de K estaba destinada a reprimir su amor, antes consciente, hacia aquel hombre, sino a encubrir su amor a la mujer de K, más inconsciente aún. Los celos se hallaban emparejados en lo inconsciente a unos celos de carácter masculino, típicas de la vida amorosa inconsciente de las histéricas.

EL PRIMER SUEÑO
«Hay fuego en casa. Mi padre ha acudido a mi alcoba a despertarme y está de pie al lado de mi cama. Me visto a toda prisa. Mamá quiere poner aún a salvo el alhajero de sus joyas. Pero papá protesta: No quiero que por causa de tu alhajero ardamos los chicos y yo. Bajamos corriendo. Al salir a la calle, despierto.»

Dora lo soñó tres noches en la localidad junto al lago (escena con K) Eran una reacción a aquel suceso.
La primera ocurrencia es que el padre ha tenido una discusión con su madre por que cierra el comedor por las noches y su hermano queda encerrado. Además el padre había expresado el temor a un incendio
Un día se despertó de una siesta y vio al señor K parado junto al sofá. Como en el sueño, a su padre al lado de la cama. Esto le hizo cerrar la puerta con llave, pero luego al otro día no encontró más la llave, asegurando que el señor K la había quitado. De allí se propuso no quedarse en casa de K sin su padre. Su sueño retornaba por corresponder a un propósito, que subsiste hasta ser realizado: salir de esa casa.
Respecto del alhajero que quería poner a salvo, ella asocia a su madre que es aficionado a las joyas y tuvieron un conflicto porque ella quería gotas de perla y el le regalo una pulsera. Además, K le había regalado un alhajero.
El alhajero sirve para denomina al genital femenino. Ella pensó que el señor K andaba tras ella, quiere entrar a su cuarto y su alhajero corre peligro, y si sucede algo la culpa será de su padre. En el sueño, contrariamente, la salva su padre.
Por otro, si K le regalo un alhajero ella debe regalarle el suyo. En esta serie de ideas se sustituye a su mama por la señora K y Dora se halla dispuesta a dar a K lo que su mujer le niega.
El sueño confirma que Dora se esfuerza en despertar de nuevo su antiguo amor a su padre, para defenderse contra el amor de K. Esto demuestra que ella teme a K, teme la sensación de ceder a sus deseos. Confirma el amor intenso a K.
El deseo que crea el sueño procede de la infancia. La antítesis entre agua y fuego tiene suma importancia n el sueño. Su madre quiere poner a salvo el alhajero para que no arda y en las ideas latentes del sueño se trata de que el alhajero no se moje.
La enuresis nocturna duro en Dora más tiempo del corriente en los niños, al igual que su hermano. La interpretación del sueño seria “La tentación es más fuerte. Padre protégeme como cuando era niña para evitar que moje mi cama”
Días después Dora comenta que noto el olor a humo al despertar (concuerda con el fuego) e indicaba que el sueño tenía relación con Freud. Además, cuando K tuvo su declaración con Dora acababa de fumar un cigarro. Era la idea más reprimida del sueño, la tentación de ceder a los deseos de K: el deseo de recibir un beso, que si es hecha por un fumador sabe siempre a humo.

Dora sabia de la enfermedad de su padre tras escucharlo de una tía y suponía que le había trasmitido hereditariamente su enfermedad. Las idea acusadoras avanzaban desde lo inconsciente. Dora se identificó a la madre en ciertos síntomas (dolores en el bajo vientre y flujo blanco)
Detrás de esas ideas acusadoras, se ocultaba una acusación hacia la propia persona, pues el flujo blanco era un indicio de masturbación. Dora lo negó pero días después una acción la delato. Llevo del antebrazo un bolsillo de piel con el que empezó a juguetear mientras hablaba, abriéndolo y cerrándolo. Era un acto sintomático ejecutado inconscientemente. El bolsillo bivalvo era un representación del genital femenino y su acto de jugar era la exteriorización mímica de la masturbación.
Los síntomas histéricos aparecen en los periodos de abstinencia, pues representa una sustitución de la satisfacción masturbadora que lo inconsciente demanda mientras no surge otra satisfacción más normal. La curación de la histeria depende del matrimonio y del comercio sexual, si la satisfacción cesa en el matrimonio, la libido busca devuelta su antiguo curso y afloran los síntomas histéricos.
La disnea y el asma nerviosa proviene de escuchar los ruidos producidos por una pareja adulta en el coito.
El flujo blanco (catarro) es una exteriorización, en el síntoma de la tos, a toda la serie de ideas sobre la culpabilidad del padre en la causa de su enfermedad.
Este grupo de síntomas es adecuado para representar las relaciones con el señor K, lamentar su ausencia y expresar el deseo de ser una mejor esposa que la suya. El beso de K le dio una sensación de asco (la institutriz habia advertido que los hombres eran inconstantes y falsos y que todos los hombres eran como su padre) Verse aquejada de un flujo repulsivo es una nueva motivación del asco experimentado en el abrazo. La repugnancia transferida al contacto del hombre seria una repugnancia proyectada y referida al flujo blanco de Dora.
El sueño pasado a lo conciente seria: Tengo que salir de esta casa en la cual corre peligro mi virginidad. Partiré con mi padre y mañana mientras me visto, tomare mis precauciones para que nadie me sorprenda. En su corriente opuesta, otra seria de ideas fueron reprimidas: la tentación de entregarse a K por agradecimiento al amor que le habia demostrado y evoca el recuerdo del único beso que habia recibido.
Pero un sueño es la realización de un cumplimiento de deseo (no de un propósito) procedente de la vida infantil. El sueño reanima una inclinación infantil hacia su padre, para protegerla de K. El padre es responsable por entregarla para lograr sus propios intereses amorosos.
El deseo infantil inconsciente de reemplazar a K por el padre es el que proporciona la energía productora del sueño. Este deseo aporta al recuerdo un material infantil que integra íntimas relaciones con la represión de dicha tentación Si Dora se siente incapaz de ceder a su amor a K, tal resolución se enlaza a su prematura actividad sexual y a las consecuencias de la misma, la enuresis, el catarro genital y las náuseas.
El sueño transforma el propósito inconsciente de refugiarse al amparo del padre, en una situación que muestra cumplido el deseo de que el padre la salve del peligro. Para conseguirlo así tiene haber  una idea contraria: la de que el padre es quien la ha expuesto a aquel peligro.
El impulso hostil contra el padre (deseo de venganza) en este punto reprimido, constituye uno de los motores del segundo sueño.
La idea de mojar deterima el resto del sueño. La antesis mojar-agua puede ser arder-fuego. El concepto mojado pertenece al de la anuresis nocturna, al de la tentación sexual, reprimida detrás de aquel contenido del sueño. (En el comercio sexual queda mojada la mujer y el hombre le da algo liquido en forma de gotas)  Mojado y gotas inician otras asociaciones, el de catarro genital. Mojado equivale a contaminado. El recuerdo se halla en las gotas de perlas, y aparecen como adorno (limpio) lo contrario a contaminado.
El joyero es lo que K le regalo a  Dora. El joyera de la madre sustituye la mención de los celos infantiles, de las gotas, y de la humedad sexual y de la contaminación por el flujo; y por otro lado, la de las ideas actuales de tentación que impulsan a Dora a corresponder al amor de su pretendiente y pintan la situación sexual deseada y temida.

EL SEGUNDO SUEÑO
Voy paseando por una ciudad desconocida y veo calles y plazas totalmente nuevas para mí. Encuentra una carta de su madre disciendole que su padre ha muerto. Va a la estación y pregunta unas cien veces: ¿Dónde está la estación? Me contestan siempre lo mismo: Cinco minutos. Veo entonces ante mí un bosque muy espeso. Penetro en él y encuentro a un hombre al que dirijo de nuevo la misma pregunta. Me dice: Todavía dos horas y media. Se ofrece a acompañarme. Rehúso y continúo andando sola. Veo ante mí la estación pero no consigo llegar a ella y experimento una angustia (paralizadora). Luego me encuentro ya en mi casa. En el intervalo debo de haber viajado en tren, pero no tengo la menor idea de ello. Entro en la portería y pregunto cuál es nuestro piso. La criada me abre la puerta y me contesta: Su madre y los demás están ya en el cementerio.

El hecho de denunciar a sus padres lo sucedido en la escena del lago parecía constituir un acto anormal, provocado ya por un deseo patológico de venganza.
«Va paseando por una ciudad desconocida y ve calles y plazas. En una plaza ve un monumento». En Navidad había recibido un álbum con vistas de un balneario y el mismo día del sueño lo había sacado de una caja en que guardaba estampas y fotografías, para enseñárselo a unos parientes suyos. Había preguntado a su madre: ¿Dónde está la caja?. Una de las vistas que el álbum era una plaza en cuyo centro se alzaba un monumento. El álbum era regalo de un joven ingeniero al que había conocido. Este ingeniero, aprovechaba toda ocasión de demostrar su intención de pedirla en matrimonio en cuanto su situación se lo permitiese.
El acto de vagar por una ciudad desconocida aparecía superdeterminado. Dora fue sola a la Galería pictórica recorriendo las salas. Ante la Madonna Sixtina permaneció admirándola dos horas. Estas asociaciones son el material productor del sueño.
También el tema de la Madona, de la madre virgen. En esta parte del sueño Dora se identifica con un hombre joven. Vaga por un país extranjero, se esfuerza en alcanzar un fin, pero hay algo que le detiene, precisa tener paciencia y esperar. Si Dora pensaba aquí en el ingeniero, el fin perseguido en su sueño hubiera debido ser la posesión de una mujer, la posesión de su propia persona. Pero en lugar de esto era una estación. Al sustituir la estación por una caja en el simbolismo onírico caja y mujer son ya conceptos próximos.
«Pregunta unas cien veces…» La noche misma de su sueño, su padre le había pedido, al retirarse a dormir, que le trajese la botella del coñac. Dora pidió la llave del aparador a su madre, pero ésta se hallaba tan abstraída, que no oyó «¿Quieres decirme dónde está la llave del aparador? Te lo he preguntado ya cien veces». La pregunta «¿Dónde está la llave?», es la contrapartida masculina de la otra interrogación: «¿Dónde está la caja?». Son  interrogaciones referentes a los genitales.
Aquella misma noche un pariente había brindado por el padre, expresando su deseo de que gozara de salud: Dora había adivinado las tristes    al ver la cara de su padre. Con esto se llega al contenido de la carta que aparece en el sueño y según la cual Dora había abandonado el hogar familiar y su padre había muerto.
La fachada del sueño es a una fantasía de venganza contra el padre (2). Las ideas compasivas del día anterior armonizarían muy bien con esto. Tal fantasía sería: ella abandonaría a sus padres, marchándose al extranjero, y su padre se moriría de pena, quedando así vengada ella. Comprendía muy bien lo que ahora le faltaba al padre hasta el punto de que le fuera imposible conciliar el sueño sin beber coñac.
Dora se imponía a buscar la procedencia de las palabras «si ¿quieres?», ya que reconoció la frase como una cita de la carta que la señora K le había escrito invitándola a pasar con ellos una temporada.
El hecho de que la fantasía de desfloración aparezca representada desde el punto de vista masculino (identificación con el enamorado residente en el extranjero) pertenece al más profundo y secreto círculo de ideas, al del amor homosexual hacia la señora  K.  En este sueño encuentran también su cumplimiento impulsos sádicos y crueles.

La escena del lago
El bosque de su sueño era idéntico al que cubría la orilla del lago en la que se había desarrollado la escena nuevamente descrita. Pero también el día anterior al sueño había visto la sujeto un bosque análogamente poblado en un cuadro de una exposición. Este cuadro mostraba en segundo término varias figuras de ninfas.
Los conceptos de estación (Bahnhof) y cementerio (Friedhof) eran análogos a símbolos de los genitales femeninos y esta singularidad había orientado la atención a la palabra «Vorhof» (vestíbulo), mpleada para designar una determinada región de los genitales de la mujer. La nueva asociación relativa a las «ninfas» en el fondo de un «espeso bosque» confirma la geografía simbólica sexual. «Ninfas» designa a los pequeños labios del genital femenino situados al fondo del «espeso bosque» del vello sexual. Se ocultaba una fantasía de desfloración, y la dificultad de andar y la angustia sentida en el sueño aluden a la virginidad, La Madonna.
«Voy tranquilamente a mi cuarto y me pongo a leer un libro muy voluminoso que encuentro encima de mi escritorio». Como el padre había muerto y los demás habían ido al cementerio. Muerto el padre Dora podía leer y amar con plena libertad.
«Me veo subiendo la escalera». Después de la apendicitis se le había hecho difícil andar y la había llevado a evitar en lo posible las escaleras. Era un verdadero síntoma histérico. La dificultad para avanzar una pierna, debía armonizaba con la significación secreta, sexual, del cuadro patológico. El ataque de apendicitis sucedió 9 meses después de la escena junto al lago. La supuesta apendicitis había realizado la fantasía de un parto. El amor con K no termino en aquella escena y continúa vivo contra su opinión, aunque no tenga usted conciencia de ello.
Dora inicio la sesión diciendo que es la última vez que venía aquí.  No quiero esperar por más tiempo la curación. Hace 15 dias había tomado la resolución, como si fuera el despido de una criada o institutriz.
Antes de la escena del lago, una institutriz de K contó que la estuvo seduciéndola asegurándole que su mujer no era nada para él.
Las mismas palabras que acababa de pronunciar en su declaración a usted cuando Dora lo abofeteó.  La institutriz cedió a sus deseos pero  dejó de ocuparse de ella y al verse abandonada abandono el lugar.
La bofeteada de Dora ante la declaración de amor no fue la indignación provocada por tales proposiciones sino un impulso de celosa venganza. Cuando K  le dijo que su mujer no era nada para él, despertaron en Dora nuevos impulsos. Dora pensó Este hombre me trata como una institutriz y es una ofensa a su orgullo, sumada a sus celos y a los restantes motivos conscientes, colmó las medidas. S
La carta de su sueño, autorizándola a usted para retornar a su casa, es la contrapartida de la carta en que los padres de la institutriz prohibían a ésta presentarse ante ellos.
La historia amorosa de la madre constituye habitualmente un modelo para la hija. Quería usted, pues, esperar a K… y suponía que por su parte sólo esperaba a que usted tuviera edad para casarse con él. Dora llego a edificar seriamente todo un plan de vida sobre esta base.
Fue un desengaño ver que el señor K en lugar de reaccionar a su acusación renovando seriamente sus pretensiones, la acusaba calumniosamente. Dora no quiere que se le recuerde que imaginó las serias pretensiones amorosas de K.

EPÍLOGO
El retraso de la curación tiene su causa en la propia persona del médico.
Las transferencias  son reediciones de los impulsos y fantasías que han de ser despertados y hechos conscientes durante el desarrollo del análisis y que entrañan como singularidad característica de su especie, la sustitución de una persona anterior por la persona del médico. Son pues, simples reproducciones o reediciones invariadas
La transferencia es un factor imprescindible y necesario,  no hay forma de eludirla .El tratamiento psicoanalítico no crea la transferencia se limita a descubrirla como descubre otras cosas ocultas de la vida psíquica. En la tarea psicoanalítica se despiertan todos los impulsos no solo los amigables y de amor, también los hostiles y se utilizan para hacer conciente estos impulsos para los fines del análisis .La transferencia es el mayor obstáculo y al mismo tiempo es motor cuando podemos adivinarla y decírselo al paciente.
En este caso Freud  no consiguió adueñarse  a tiempo de la transferencia por ese motivo Dora abandona el tratamiento. 
Cuando luego llegó el primer sueño de Dora se proponía abandonar la cura, como antes la casa de K, Freud tendría que haberse dado cuenta de la advertencia que el sueño encerraba y haber dicho a la paciente: «Ahora ha realzado usted una transferencia de K… a mi persona. ¿Ha advertido usted algo que la lleve a deducir que yo abrigo hacia usted malas intenciones análogas  a las de K? Esto hubiera orientado su atención hacia la solución de esta transferencia y procurado al análisis el acceso a nuevo material mnémico.
La transferencia lo sorprendió desprevenido y a causa de un «algo» en que él le recordaba a K, Dora hizo recaer sobre Freud la venganza que quería ejercitar contra K y lo abandonó como ella creía haber sido engañada y abandonada por K.
En el segundo sueño de Dora la transferencia aparece representada por varias alusiones clarísimas. Cuando lo relató, Freud no sabía que sólo les quedaban dos horas de trabajo, el mismo tiempo que la sujeto había permanecido ante la Madona Sixtina y el mismo que mediante una corrección (dos horas en vez de dos horas y media) había convertido en medida del tiempo necesario para retornar a pie a L bordeando el lago.

La espera del sueño, que se refería al joven ingeniero residente en Alemania y procedía de su propia espera hasta que el señor K… pudiera matrimoniarla, se había ya exteriorizado algunos días antes en la transferencia: la cura se le hacía demasiado larga; no tendría paciencia para esperar tanto tiempo. El acto de rechazar la compañía ofrecida, prefiriendo continuar sola su camino refiere a: «Puesto que todos los hombres son tan asquerosos prefiero no casarme. Tal es mi venganza».

Cinco trimestres después del tratamiento, Freud tuvo noticias del estado de Dora y del resultado de la cura. El 1º de abril, apareció en el consultorio para terminar de relatarle su historia y solicitar de nuevo su ayuda. Pero su expresión delataba claramente la insinceridad de su demanda de auxilio (había pasado más de un mes muy trastornada)
En mayo del año anterior murió uno de los hijos del matrimonio K. Dora los visitó a los K y se reconcilió con ellos, se vengó de ellos y llevó todo el asunto a un desenlace satisfactorio para ella. A la mujer le dijo que estaba perfectamente al tanto de sus relaciones ilícitas con su padre, sin que la interesada se atreviese a protestar. Obligó al marido a confesar la verdad de la escena junto al lago y se lo comunicó así a su padre, quedando justificada ante él. Después de esto, no volvió a reanudar sus relaciones con el matrimonio.
Meses después padeció por seis semanas un ataque de afonía.
La causa fue el susto por presenciar un atropello del Sr. K sin sufrir lesión.
Dora acudía a Freud por causa de una neuralgia facial que padecia desde 15 días (hacia 15 días había leído en los periódicos una noticia sobre Freud). Correspondía a un autocastigo, al remordimiento por la bofeteada propinada a K y por la transferencia sobre Freud de los sentimientos de venganza extraídos de aquella situación.
Varios años después Dora se casó con el ingeniero. Del mismo modo que el primer sueño significaba el desligamiento del hombre amado y el retorno al padre, o sea la huída de la vida y el refugio en la enfermedad, este segundo sueño anunciaba que Dora se desligaría de su padre, ganada de nuevo para la vida.

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