ANALISIS
Es la historia de un cuarteto, Melvin Udall (Jack
Nicholson), Simon (el homosexual), Carol (Helen Hunt, la mesera) y Verdell, el
perrito que por si les interesa es de la raza Grifón Bruselas, el nombre del
perrito actor es Jill y lo llevaron desde Texas para hacer el papel de Verdell,
y además el “actor” es una perrita que hace de perrito.
Los tres, o los cuatro, tienen una problemática en
común, problemática bastante común desde la Revolución Industrial hasta
nuestros días y que es la piedra de toque de la neurosis moderna: la falta de
padre, el déficit de la presencia del padre en la vida de una persona.
Recordemos que a Melvin (Jack Nicholson) el padre
le pegaba con una regla cada vez que se equivocaba una nota en el piano.
Simon, cuando el padre lo descubre observando
extasiado el cuerpo desnudo de la madre, copiándola en sus dibujos, lo golpea
hasta dejarlo inconsciente y luego le da dinero para que no vuelva nunca más.
Carol (Helen Hunt) no tiene padre y su hijo,
Spence, tampoco tiene padre, están tan ausentes como inombrados.
Si bien esta cuestión del padre es una problemática
en común no es sólo esto lo que los unirá, porque muchas personas padecen este
mal y sin embargo no por ello se juntan. Entonces, ¿qué factores hacen que
personas tan dispares socialmente, económicamente, axiológicamente, es decir,
desde el punto de vista de sus valores y su cosmovisión se junten y se
necesiten y cumplan funciones afectivas el uno para el otro?
Comencemos por el personaje que encarna Jack
Nicholson, Melvin Udall es un escritor de novelas amorosas y eróticas, está
concluyendo la novela n° 62.
Realicemos un estudio arqueológico de su
personalidad. Quiero decir veamos las ruinas de su vida afectiva, los restos de
lo que podría haber sido una persona. Los gestos, actitudes y sus palabras
permiten reconstruir una historia. Lógicamente este libreto mostrará un buen
final, el encuentro múltiple con los otros personajes le hará despertar, hará
renacer en él los rasgos de un ser humano, aparecerán sentimientos de
necesidad, piedad y consideración hacia las otras personas, antes impensables.
El Melvin que se nos presenta inicialmente persigue
al perrito porque no quiere que haga pis. Para los que participaron de Magnolia
ya saben que el hacer pis es el equivalente infantil de usar el pito, luego
Melvin tira al perrito por el incinerador. Si juntamos el comentario que luego
hace del sadismo de su padre que le pegaba cuando se equivocaba las notas en el
piano, reconstruimos en Melvin a su padre prohibiéndole el uso del pito y
mostrando qué pensaba en general acerca de lo que conviene hacer con un hijo:
tirarlo a la basura, los hijos son mierda. Por eso Melvin está lejos de la
sexualidad adulta, por eso es un ermitaño cascarrabias con la indicación de no
tener hijos.
Todo esto se rige por una ley psicológica que dice:
lo sufrido pasivamente se realiza activamente. Es decir que lo que hemos
sufrido como niños pequeños, lo que nos hicieron y causó daño tenderemos,
quieran que no, a hacérselo a otros, algo así como que los otros “disfruten”,
que tengan de mi propia medicina. Entonces en la radiografía de Melvin
encontramos el esqueleto del padre.
¿Qué se ha hecho de la vida amorosa, de la vida
sexual de Melvin? Voy a señalar algunos ítems como un modo de ordenar las cosas
sin pisar las hendiduras: Melvin funciona con sadismo y anulación de los
sentimientos. Regula las tendencias sexuales mediante actos y ceremoniales. La
vida sexual de Melvin transcurre en sus fantasías, perfectamente separadas del
resto de su vida cotidiana y podemos inferir que practica el onanismo, no sé si
ustedes prefieren decir que se hace la paja… Veamos.
Escena de lavarse las manos
Eso de lavarse las manos es una vieja historia, el
fundador fue un tal Gobernador Poncio Pilatos, representante de Roma ante los
hebreos y que se lavó las manos de la muerte de Jesús. Desde entonces lavarse
las manos quiere decir “yo no fui”. “Yo no fui” el que realizó tal acto, tal
crimen. Pero si te lavas las manos es porque querés quitar las manchas, los
restos indiciales de tu crimen. Esto aparece en Macbeth: Lady Macbeth tiene una
alucinación de sus manos manchadas de sangre. Se trata de los efectos
psicóticos de la culpabilidad, ella ha incitado a Macbeth, su joven marido, a
que asesine a Duncan, el rey, para apropiarse del trono. Conocen ustedes
también la expresión “estar hasta las manos”. Entonces Melvin se lava las manos
con agua caliente para que saque profundamente las manchas, para que no haya
contaminación alguna, no debe quedar huella alguna del crimen.
La investigación psicoanalítica conduce al
descubrimiento, en el neurótico obsesivo, de algún período de la vida durante
el cual pudo estar en contacto y obtener satisfacción sexual de un vínculo
incestuoso (madre, hermana, etc.) seguramente pudo ver, tocar. Si Spence, el
hijo de la camarera, retrata la infancia de Melvin allí tenemos justamente la
expresión de un contacto excesivo entre el hijo y la madre. Este tipo de
contacto es tremendamente satisfactorio. La otra situación que se observa en la
película es con Simon (el pintor gay) que conmocionará a Melvin porque él
también retrata aspectos importantes de la infancia de Melvin, a saber: la
exhibición de la madre ante los extasiados ojos de Simon, el contacto
incestuoso prohibido con la madre. El pago por estos “crímenes”, digo crímenes
porque son de ese modo vividos por el alma infantil y perduran de esa manera
expresándose en el futuro mediante síntomas en Melvin o una modificación del
destino sexual en Simon.
Melvin luego de ese período de actividad sexual de
contacto prohibido cae en la cuenta que su padre se enoja con él por todo esto:
hay un desplazamiento de ese enojo y castigo por el padre cuando se equivocaba
las notas del piano… Entonces el crimen consistió en tocar “mal” y esto explica
en parte porque Melvin tiene terror al contagio, no puede tocar “mal”, no puede
tocar lo prohibido, tabú se denomina esto o también fobia de contacto. Se pone
guantes, usa bolsitas de polietileno para los cubiertos, toma los picaportes de
las puertas con un pañuelo, etc. Todo esto es para cuidar su pito, pues para el
muchachito el contagio básico, el castigo por excelencia que podría recibir por
su crimen incestuoso es que le corten el pito y quedar hecho una mujer (ser un
maricón como el vecino). Pero para Melvin será necesario tocarse el pito una y
otra vez para averiguar si no se lo han cortado, y cuando se lo toca le da
sensaciones que en lo inconsciente evocan las satisfacciones prohibidas. Pero
después de tocar o de tocarse hay que borrar los indicios… con agua caliente y
jabón. Se trata de borrar huellas y también castigarse con el agua caliente.
Contar las veces que cierra los cerrojos, prender y
apagar la luz, etc.
Se trata de lo que se llaman actos y rituales
obsesivos. Freud los denomina “la religión privada”, pues al igual que en un
culto religioso hay rituales, pasos a seguir que tienen una significación
simbólica. En la religión conocen ese significado los estudiosos de la
religión, los sacerdotes, etc. En la religión privada el significado es
inconsciente y secreto, pero se trata una vez más de tendencias sexuales
prohibidas que mediante los rituales tratan de frenarse y ocultarse. El
pensamiento es “si no hago tal cosa (prender y apagar la luz 5 veces o si no
evito las rajaduras) sobrevendrá una desgracia”. La lista de desgracias
posibles es enorme: “si no hago esto me vuelvo homosexual”, “si no hago aquello
mi padre morirá”, “si no hago esto me vendrán ganas de masturbarme”, etc.
Melvin encontró un sistema de estabilización de
estos actos obsesivos con el n° 5, si no lo hace viene la angustia. Debe
hacerlo 5 veces. Es un gran avance porque sino no hay solución y es eterno, no
hay hendidura posible. Por ejemplo una persona con pensamiento obsesivo piensa
“¿y si el teléfono no tiene tono?”, entonces lo levanta y tiene tono, corta…
“¿pero ahora tendrá tono?” Levanta otra vez, “ah, sí tiene tono”, corta, “pero
¿y ahora?” ¿Nunca les pasó de no estar seguros de haber cerrado el auto, o la
casa?... Bueno así se empieza. El n° 5 es un número freudiano, es el número del
complejo de Edipo, que es a los 5 años, entonces si cumple con las 5 veces
queda liberado hasta próximo y cercano acto obsesivo. La vida de este hombre es
un continuo sucederse de actos obsesivos. Saltar las rajaduras o hendiduras
está relacionado con el complejo de castración, esto es como los psicoanalistas
denominan al resultado del temor a que el padre se cobre por los crímenes o
pecados incestuosos de que hablamos antes. Además también se denomina de ese
modo a la separación entre el hijo y la madre que el padre debe efectuar, y
esto queda retratado simbólicamente y en el inconsciente de Melvin las
rajaduras que salta y que quieren decir: no hay castración yo sigo haciendo
según mis deseos, toco y miro lo que quiero. Pero en realidad es un miedoso que
hace pinta de valiente.
Melvin evita los sentimientos, pero los
sentimientos se expresan en el cuerpo. Cuando le anuncia que van a venir a buscar al perrito, no puede
pensar simplemente “que pena me da” sino que transpira copiosamente. Para
evitar el dolor psíquico que implica el reconocimiento de que no se puede
obtener ciertas satisfacciones pues éstas están prohibidas (como tocar a la
madre o verla desnuda por ejemplo) Melvin anula sus actos, se anestesia, niega
los sentimientos, se hace “realista”: “Todos vamos a morir, por lo que oí tu
hijo también”, le dice a Carol. Ha perdido la piedad, se identifica con un
padre inmisericordioso. Realiza “sincericidios”, es decir homicidios de
sinceridad que son formas de sadismo, de ataque al otro al que quieren
conservar como objetos útiles, y los inútiles se los tira. Tiene dificultades
para ponerse en el lugar del otro. Claro que cuando Carol le agradece y lo
transforma en alguien generoso, todo esto se irá modificando un poco, lo
suficiente para empezar.
Melvin pretendía vivir dentro de una bolsita de
polietileno y alimentado por la madre mesera, el rechazo al contacto y el temor
al contagio hablan de una fantasía de reinfetación, es decir vivir en el
vientre materno, un mundo solitario e idealizado dentro de la bolsita de la
madre. Las rajaduras son el mundo tal cual es con sus rajaduras, ser parido,
ser lanzado al mundo lleno de bacterias, de rivales, de desencantos… pero
también, y sólo pasando, pisando la rajadura, comienza el mundo de la relación
con el otro y el amor posible y real, imperfecto y conflictivo.
Melvin querrá permanecer intrauterino, pero la
realidad es que ha salido al mundo, prefiere obtener las cosas del mundo,
incluso amor y sexo en la fantasía (hasta que luego con Carol se le juntarán
ambos mundos). Observen ustedes que escribe libros de amor y sensualidad
erótica, allí, aislado nos relata qué es lo que hay en su mundo interno,
sublima escribiendo, tiene, sin saberlo, un gran conocimiento de los anhelos
que hombres y mujeres tienen, pero sólo los puede aceptar a condiciones de que
sean una ficción. Dirá algo así como “todo esto son pavadas, no me importa
nada, escribo esto porque a la gente tonta le gusta y yo me aprovecho”.
Bueno, ya ven que gracias a Verdell, el perrito, y
su “mamá” Simon y también con Carol se le juntará un poco de su mundo interior
ficcional y un poco de su realidad, aunque al final de la película hay un
guiño, mientras Carol ya entró a la confitería en esa madrugada, él está
todavía con una pata en su mundo solitario, una vez más sortea la rajadura
antes de entrar. El guiño es “no vayan a creer que renuncié totalmente a mi
religión”.
Simon
Un poquito nada más sobre Simon (el muchacho
homosexual)
Él también, como Melvin, ha tenido un intenso
contacto prohibido con la madre, la ha mirado desnuda desde pequeño, estuvo
encerrado en esta relación íntima. El padre no operó, permitió que Simon
tuviera ese “privilegio”, durante este período y Simon gozó de un goce excelso.
Cuando el padre interviene lo hace con todo sadismo, lo deja inconsciente y le
da dinero para que se vaya, le compra a la madre, lo obliga a vendérsela porque
si no lo mata. Simon paga el haber gozado de mirar a la madre entregando su
heterosexualidad, para no entregar la vida, entrega el hombre que hay en él, lo
deja morir, ha sido muerto por el padre un pedazo de él, casi nada: su
virilidad heterosexual. Pero se lleva a la madre, se la lleva puesta mediante
una identificación, le queda copiada con la copia más extraordinaria, se la
lleva dentro de sí, se convierte en la madre y a la vez la escena de la mirada
fascinada de la desnudez se convierte en su profesión, dibuja, pinta, copia
cuerpos. Pero también le ha quedado una fijación con el sadismo del padre. Se
hizo masoquista. Que otra cosa sino masoquismo puede ser la homosexualidad, el
masoquismo de destruirse, en él mismo, al hombre fecundante y padre: el
masoquismo de no ser nunca padre. Aquí vemos también un punto de unión con
Melvin que ha estado a punto de sepultar dentro de sí a un padre, sepultar en
el sentido de un padre que muere como tal. Pero ese masoquismo de Simon no sólo
le lleva al hombre fecundante sino también lo hace perder una y otra vez: se le
repite la escena del padre pegándole hasta dejarlo inconsciente, se consigue
alguien (el muchachito que le sirve de modelo y sus amigos). Otra vez recibe un
daño en el cuerpo y queda inconsciente.
A Melvin lo horrorizan las hendiduras, las
rajaduras, para Simon las rajaduras son las cicatrices y quebraduras de su
cuerpo, la función del padre que no se ha ejercido en el territorio simbólico,
en el territorio psíquico, en la presencia de una autoridad moral que
normalmente adviene como una instancia interna del psiquismo (Freud la llama
Super Yo y es la instancia psíquica que contiene las normas morales y nos
conduce desde dentro nuestro en lo que respecta a la moral). Esta instancia no
se le hace presente a Simon desde dentro, sino que viene de afuera, a los
golpes y lo marca salvajemente: es una ley despiadada.
Una escena importante será con Carol en el hotel,
al verla desnuda se le renueva el deseo sublimatorio creativo, vuelve a pintar
porque Carol allí le hace de mamá... Pero no es la mamá. Melvin viene tarde a
interrumpir la escena y pregunta si hubo sexo, está enojado pero esto es de
menor escala de agresividad que lo del padre de Simon, es tolerable, entonces
lo puede tomar con humor, además es entonces un hombre pleno aunque sea por un
rato. Carol y Simon, cómplices, dejan la incertidumbre a Melvin (¿cómo, tiene
sensibilidad, tiene celos?). Simon puede burlarse del papá sin que le cueste la
vida o su sexualidad.
Carol (Helen Hunt)
No tiene padre y no tiene marido. Tiene su madre
gorda (Beverly) y tiene a su hijo asmático (Spencer). Carol misma manifiesta
que ella está enfermando a su hijo con tanto abrazo. Ella lo abraza porque no
tiene hombre a quien abrazar.
El chico padece de asma, la afección respiratoria
expresa que la madre no lo deja respirar. Spence está enfermo porque ocupa un
lugar inconveniente, hace las veces de compañero, de marido, de objeto de la
madre, evoca al hombre ausente, pero como es un niño no puede ocupar ese papel:
el asma es la expresión de esta contradicción, de este aprieto.
Carol siente que ningún hombre se interesa en ella.
Podemos señalar que en general un padre se debe interesar por su hija. Cuando
él le dice a su pequeña “sos linda”, la hija será linda, cuando le dice “sos
inteligente”, será inteligente, si le dice: “ah! que buen gusto tenés”, ella
tendrá buen gusto. Un papá le construye a la hija su belleza interior y su
autoestima. Para algo servimos los padres que tenemos hijas. Pero Carol no
tiene, entonces no se siente atractiva (esto lo advierte Melvin e intentará
tomar ventaja de ello). Para otra cosa que sirve el padre es para armar una
cuña entre la madre y los hijos, de modo tal que la hija o el hijo puedan tener
acceso al mundo externo, a la exogamia, a buscar aires nuevos. Al principio
podemos adivinar que Carol no tiene esta posibilidad y por tanto tampoco la
tiene su hijo. Luego las cosas cambiarán un tanto, cuando aparece Melvin, quien
debido a sus aspiraciones egoístas interviene en la vida de Carol generando esa
cuña entre ella y su hijo mediante su delegado, el Dr. Bettes. Pero antes de
esta feliz intervención analicemos la escena de Carol llevando al muchacho con
quien tenía la cita, a su casa. La intención aparente es conseguirse un novio,
tener una pareja, tener sexo con un hombre. Pero Carol lleva al muchacho a un
terreno totalmente inadecuado para esas intenciones. Lectura psicoanalítica: no
lo desea auténticamente o al menos le da demasiada ventaja a los factores de
oposición de sus intereses, es decir desea que las cosas sigan como estaban.
Observen ustedes en la casa las divisiones de ambientes en lugar de puertas que
puedan cerrarse hay cortinas que permiten escuchar, percibir qué sucede en el
ambiente contiguo. Es así que se produce un control de las acciones de cada uno
de los miembros de la familia de lo que hacen los otros, no hay privacidad,
todos son uno y uno son todos.
Así es como Spence, al advertir a la madre en los
prolegómenos de un contacto físico con el muchacho, tose y cuando la madre,
interrumpiendo su supuestamente anhelado encuentro va al lado de Spence y lo
abraza, éste vomita. La afección del chico gobierna como un control remoto a la
madre. El vómito es un equivalente de una eyaculación, se trata de secreciones,
de líquidos que salen del cuerpo. Carol retornará con su candidato con los
restos del vómito, muestras de una unión indisoluble. Es decir: se hace
evidente que Spence la posee mediante el asma y la continua amenaza de morirse.
El muchacho tenía que tener estómago para coger con una madre vomitada por el
hijo enfermo del otro lado de la cortina y con la gorda por ahí cerca. Así la
enfermedad se convierte en un arma para poseer y paralizar la vida de la madre,
a la vez ella encuentra en la enfermedad del hijo el más extraordinario
pretexto para no enfrentar, ella tampoco, la vida. De ese modo el jadeo
asmático y los estertores se constituyen en la evocación del orgasmo, la
satisfacción genital ausente por el momento sustituida patológicamente. Los
psicoanalistas tienen la experiencia de encontrar en el asma los resultados del
“Edipo”, parece un circuito: “como respiraba de ese modo lo lleve a la cama
conmigo”, dicen las mamás de asmáticos frecuentemente. Interpretamos: “como
deseabas llevarlo a la cama bien te ha sido útil que tu hijo jadeara, tosiera,
(una de las formas en que se conoce esta afección es un eufemismo que usan los médicos para no decir
asma: bronco - espasmo).
La madre gorda (Beverly) completa el cuadro. Es una
representante de la madre nutricia, la que da de comer, y por lo visto también
se come todo, come (a falta de hombre) a la hija y al nieto. Aunque dice “andá
con el muchacho, yo me ocupo de Spence” se pone los auriculares “no quería
escuchar” dice, pero de esta forma: 1) no puede ocuparse de su nieto para dejar
espacio al encuentro de su hija con el candidato; 2) ¿qué es lo que no quiere
escuchar? Es ambiguo: ¿no quiere escuchar para preservar la intimidad de la
hija o no quiere escuchar que la hija puede tener sexualidad? Beverly (la madre
de Carol) engorda de comerse a todos aunque está en apariencia al servicio de
los otros. Observen que Carol sirve, también da de comer como mesera.
Pero hay una situación extraordinaria que
posibilita cierta salida, ciertas posibilidades novedosas. Melvin quiere que
Carol le sirva, y la enfermedad del hijo de Carol lo impide, Carol no está
dispuesta a tirar a su hijo por el incinerador (como el perrito). Seguramente
si se profundizara el script, el guión, en una dirección histórica, sería
coherente la existencia en la vida de Melvin de un hermano o hermana menor a la
que celó intensamente respecto de la madre.
Spence representa a este hermano molesto que
interrumpe la relación con la madre. Más aún realizando un esfuerzo imaginativo
(que como pueden advertir no es muy esforzado) podemos especular que la
presencia de este hermano o hermana sobrevino muy tempranamente, por el tiempo
en que él, Melvin, era alimentado por su madre. Melvin quiere que Carol le dé
de comer y ninguna otra mesera le sirve, y echa a los intrusos, manifiesta su
agresividad hacia todo lo “extranjero” a su vínculo primordial (negros, judíos,
etc.) todos son intrusos que lo afectan. Este tipo de personas tiene lo que se
llama una fantasía solipista, que es una palabra fina para decir que añoran una
soledad “total”, digo total entre comillas, porque como vemos se trata de tener
un vínculo único, unívoco con la madre. Señores aquí presentes, ¿quién de
ustedes no ha tenido alguna vez un pensamiento del tipo “yo me voy a una isla
con mi computadora y que me dejen de joder” o “desaparezco de este quilombo, me
voy al medio del campo”, etc.? Lo que quiero decir es que en cada uno de
nosotros hay un cachito de Jack Nicholson, en algunos un cacho grandote.
Bueno, pero debido a que Carol se le convierte a
Melvin en la madre nutricia y quiere tenerla a su exclusivo servicio operará
involuntariamente como una cuña mediante su delegado, el Dr. Bettes, cuya
intervención cumple con lo que en el psicoanálisis llamamos la función paterna,
que es el remedio que cura la enfermedad del hijo y la madre, la enfermedad del
hijo es quedar en los brazos de la madre. El Dr. Bettes tiene oxígeno, le da
aire, pone distancia entre Spence y Carol que hace el viaje, se distancia del
hijo camino al amor genital y a su advenimiento como mujer, una significativa
modificación de su destino. Y a la vez el hijo se cura (recuerdan la
conversación telefónica) el chico estaba jugando al fútbol, mete un gol, va a
seguir jugando. La mamá titubea: “no corras tanto” (no te alejes de mí). El
chico que había estado al borde de la muerte (devorado por la madre) ahora se
aleja corriendo de ella y tiene la plenitud de la vida. Allí la película nos
alecciona sobre la importancia de esta función paterna. Recuerden también que
Carol dice que estaba celosa de que el Dr. Bettes estuviera casado, le hubiera
gustado un hombre así para ella… y también para el hijo un padre así.
Para Melvin en búsqueda de su satisfacción
omnipotente y egoísta y gracias a la interpretación que hace Carol porque le
dice que es tremendamente generoso… y de ese modo en una perspectiva impensable
acerca de sí mismo, Melvin se puede ver generoso en los ojos de Carol y se
produce un efecto reparatorio. Melvin como padre de sí mismo representado por Spence.
Spence es quien Melvin podría haber sido. Melvin es el padre que él mismo
hubiera necesitado.
Hay muchas otras cosas que se pueden pensar sobre
esta película, muchas escenas muy ricas, es una película vital, no sólo hace
reír sino que muestra una vez más, como fue Magnolia, los maravillosos caminos
de la vida mental y afectiva, los actos posibles para vivir con satisfacción y
amor, en fin, algunas posibilidades reparatorias en nuestras vidas.
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