Wallon, H. - Del acto al pensamiento

(prólogo)
El niño está preparado desde su nacimiento para estructurar una relación social como necesidad básica donde lo biológico y lo social se fusionan. El desarrollo psicomotor es el soporte sobre el cual se estructura la personalidad. La historia de la interacción del niño con su medio ambiente y la calidad de estos intercambios, determinara su conducta.
 

Wallon distingue y analiza cuatro parámetros fundamentales como procesos relativamente diferenciados de la personalidad: 
  • LA ACTIVIDAD TONICO POSTURAL
  • LOS PROCESOS EMOCIONALES
  • LAS DIFERENTES ETAPAS DE LOS PROCESOS INTELIGENTES 
  • LAS FORMAS CONCRETAS EN QUE EL MEDIO ACUÑA A LA PERSONALIDAD. 
Todo sobre la base de la maduración funcional y orgánica.
 

La emoción se liga a los procesos tónicos posturales (reflejos) desde los primeros meses que indican que hay necesidades no satisfechas o ya colmadas, es la matriz emocional.
Cuando la inhibición interna se va desarrollando, los reflejos del tono muscular se circunscriben como actos adaptados al objeto y como gestos que permiten la comunicación con el otro. La función postural se liga a la emoción, que es la exteriorización de la afectividad. Posibilita nuevos niveles de integración y nuevas conductas: Es la Reacción circular. Es un avance en el aprendizaje sensorio-motor y una exploración del mismo. El efecto se produce internamente y también en los demás.
 

La Emoción es acción sobre el otro y asimilación del otro. La emoción es capaz de generar nuevas estructuras de conocimiento.
El gesto y la actitud son los exponentes del estado emocional interno del individuo. Los gestos serán culturales si suscitan en las reacciones dirigidas a satisfacer sus necesidades y si los adultos atribuyen intenciones a sus conductas.
 

La matriz emocional, que une al niño con la otra persona da los preparativos de la noción de relación: la conciencia original sincrética afectiva. Lo sincrético es cuando una forma o conducta adopta desempeña distintas funciones.
Así el bebé establecerá una simbiosis afectiva con sus cuidadores que le posibilita el desarrollo, una relación tónico emocional.
 

La forma discursiva o simbólica es un salto cualitativo. Con el lenguaje se sustituye lo concreto del objeto por otro que absorbe su significado abstracto en un soporte objetivable, la palabra, que reproduce al objeto ausente.

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