“El contrato narcisista tiene como signatarios al niño y al grupo. La
catectización del niño por parte del grupo anticipa la del grupo por parte del
niño. En efecto, hemos visto que, desde su llegada al mundo, el grupo catectiza
al infans como voz futura a la que solicitará que repita los enunciados de una
voz muerta y que garantice así la permanencia cualitativa y cuantitativa de un
cuerpo que se autorregenerará en forma continua. En cuanto al niño, y como
contrapartida de su catectización del grupo y de sus modelos, demandará que se
le asegure el derecho a ocupar un lugar independiente del exclusivo veredicto
parental, que se le ofrezca un modelo ideal que los otros no pueden rechazar
sin rechazar al mismo tiempo las leyes del conjunto, que se le permita
conservar la ilusión de una persistencia atemporal proyectada sobre el conjunto
y, en primer lugar, en un proyecto del conjunto que, según se supone, sus sucesores
retomarán y preservarán”
Introducción
Piera Aulagnier plantea que el niño se desarrolla en un espacio (el
familiar), en el que el sujeto se forma; es el espacio en el cual el Yo (Je)
puede advenir. Este espacio está conformado por la pareja parental y el niño.
Considera que también es importante tomar en cuenta lo que sucede en la escena
extra familiar, o sea la influencia social y cultural sobre la pareja de los
padres y por ende en el psiquismo del niño; basándose para ello en los aportes
de C. Castoriadis. Es de recalcar que desarrolla sus ideas acerca del Contrato
Narcisista, a partir de los déficits en la constitución del contrato que ella
investigó en el campo de las psicosis (paranoia y esquizofrenia) esto se
encuentra en la segunda parte de la Violencia de la Interpretación.
P. Aulagnier trabaja la relación individuo/sociedad diferenciando tres
espacios de investidura para el niño:
1º) el familiar,
2º) el medio escolar, en la adolescencia los amigos, y en la adultez
los amigos y el medio profesional
3º) el medio o espacio social en el cual se comparten intereses,
proyectos y esperanzas.
Resalta el efecto que tienen las palabras de los padres sobre el niño,
este discurso parental debe tomar en cuenta la ley a la cual ellos mismos están
sometidos, destacando los efectos de imposición que el tiene sobre los mismos.
Le da importancia a la función (metapsicológica) que cumple el registro socio
cultural; o sea el discurso ideológico (la ideología) de las instituciones
sociales. Por lo tanto le da importancia a la realidad socio cultural y a la
influencia que tiene en la constitución del psiquismo recalcando lo siguiente:
a) La relación de los padres con el niño conlleva la huella de la
relación de la pareja parental con el medio social en el cual ellos están
insertos y cuyos ideales la pareja comparte.
b) Así como el discurso de la pareja parental anticipa y precatectiza
incluso antes de haber nacido el niño el lugar que éste va a ocupar en el
discurso social, también catectiza este lugar con la esperanza que transmita el
modelo socio cultural vigente.
c) Del lado del niño, (futuro sujeto) éste necesita encontrar en el
discurso social aquellas referencias identificatorias que le permitan
proyectarse al futuro, para que al alejarse del soporte que le proporciona la
pareja parental no pierda el soporte identificatorio del discurso social que él
necesita.
d) Si hay un conflicto entre la pareja de los padres con su entorno
social; el psiquismo infantil puede hacer coincidir sus representaciones
fantaseadas (de rechazo, agresión, omnipotencia o exclusión) con lo que ocurre
en la realidad social. Asimismo si la pareja parental vive una opresión social
éste conflicto de los padres con el entorno social tendrá influencia en la
posibilidad de elaboración por parte del niño de los enunciados
identificatorios del discurso socio cultural, teniendo por lo tanto la sociedad
un papel en el destino de dichos niños. Piera Aulagnier (1975) resalta que “No
es totalmente casual que la historia de las familias de gran parte de quienes
luego serán psicóticos repita con tanta frecuencia un mismo drama social y
económico”.
El discurso del
conjunto
Piera Aulagnier[5] también designa al grupo social como el conjunto de
las voces presentes que están integradas por aquellos sujetos que tienen una
lengua en común, regidos por las mismas instituciones e ideología (religión
etc.) Este conjunto comparte ciertos enunciados (místicos, sagrados o
científicos) que dependen de cada cultura, acerca del fundamento del grupo
social. Son enunciados acerca de: la realidad del mundo, la razón de ser del
grupo social y el origen de sus modelos.
Estos enunciados del fundamento tienen como función imprescindible
preservar una concordancia entre el campo social y el campo lingüístico y la
interacción entre ambos, en consecuencia son necesarios para el manejo del
lenguaje de cada sujeto. Para que puedan ejercer su función estos enunciados
fundamentales deben ser recibidos por los sujetos como palabras de certeza.
Esta concordancia entre los enunciados del campo social, lingüístico y
del sujeto, determina que el modelo social que es sostenido por el grupo,
coincide con los ideales de cada uno de sus miembros. La ideología es el
discurso que está basado en los ideales del que habla (el enunciante).
El discurso fundador de una cultura instituye el contrato narcisista.
Este discurso puede ser sagrado, científico o mítico, sin embargo tienen
ciertas características y funciones comunes.
Los discursos sagrados y científicos tienen en común: a) que requieren
preservar una certeza acerca del origen, b) son similares la idealización del
discurso religioso y la del discurso científico.
Es necesario dentro del discurso social un sector de verdad absoluta
pues le permite al Yo (Je) apropiarse de un fragmento de este discurso, cuya
certeza es independiente de lo que cada sujeto singular le aporta (sean los
padres o sus pares). Le permite al sujeto ser reconocido en su verdad por el
grupo social, pudiendo este grupo excluir al miembro que no comparte dichos
enunciados.
El campo social tiene una serie de enunciados y/o leyes que rigen su
funcionamiento y sus objetivos, que les son impuestos a sus miembros. Por lo
tanto al adherir cada sujeto (un infans por ejemplo) a este campo se apropia de
estos enunciados y leyes que le brindan una convicción sobre la verdad de su
pasado y la creencia en una posible certeza acerca de su futuro.
Para Piera Aulagnier es importante la simultánea catectización del
modelo futuro y las certezas acerca de su origen. Si se produce una
decatectización acerca del origen de la sociedad va a repercutir
indefectiblemente sobre su futuro y el de sus integrantes..
El sujeto necesita certezas acerca de su origen que le permiten
apoyarse en ellas y que al estar garantizadas estas verdades por el entorno
social (discurso social y también texto escrito), le permite al niño poder
liberarse de la dependencia de sus primeros referentes (la voz de la madre).
Para poder liberarse de la dependencia materna necesita que la mayoría del
conjunto de las voces catectizen un mismo ideal, dicho de otro modo que el niño
pueda proyectarse en el conjunto social ocupando el lugar del sujeto ideal para
dicho grupo.
El Contrato
Narcisista
El contrato narcisista es un pacto de intercambio entre el sujeto y el
grupo (familiar, concomitantemente social).
El grupo espera que el sujeto retome por su cuenta aquello que
enunciaba la voz de sus predecesores para asegurar la permanencia y la
inmutabilidad del conjunto. El grupo garantiza la transferencia sobre el nuevo
miembro (el niño) el reconocimiento que tenía el predecesor desaparecido.
Del lado del sujeto (nuevo miembro) éste se compromete a repetir el
mismo fragmento de discurso. El sujeto ve en el conjunto (el grupo) el soporte
que se le ofrece (y necesita) su libido narcisista y por eso se incluye o
acepta el discurso del conjunto. A cambio el grupo reconoce que el sujeto pueda
existir sólo gracias a aquello que su voz repite (los enunciados del conjunto).
Por lo tanto el Contrato Narcisista se instaura gracias a una
preinvestidura o precatectización del niño por parte del grupo (el grupo
familiar) como una voz futura que ocupará el lugar previamente designado para
el infans. Por lo tanto el grupo anticipa el rol proyectado sobre el niño que
éste debe jugar, también proyecta sobre él su modelo ideal, sobre la creencia
en la permanencia y la perennidad del conjunto social; y por su parte el niño
(futuro sujeto) al catectizar el modelo ideal propuesto por el conjunto social
desarrolla, o mejor dicho, potencia en su psiquismo un sentimiento de
inmortalidad en él.
El modelo ideal sustentado por el grupo social es proyectado en el
futuro de este niño, atrayendo la libido narcisista de sus miembros. Este
discurso del conjunto brinda al niño una certeza acerca de su origen, lo cual
le permite el acceso a la historicidad que es un elemento esencial para la
instauración y el desarrollo del proceso identificatorio y la autonomía del Yo.
El sujeto por su parte transfiere su libido narcisista sobre el grupo, el cual
le ofrece una prima futura (ilusoria) pues (el sujeto) tiene la ilusión de que
una nueva voz (un niño) retomara su discurso permitiéndole tener la ilusión de
inmortalidad a través de éste futuro niño-sujeto.
Si bien el Contrato Narcisista es universal hay una variabilidad entre
diferentes sujetos, diferentes parejas, pues es variable la calidad y la
intensidad de la catectización del contrato que une a la pareja parental con el
conjunto social. Lo mismo sucede con aquello que la pareja de los padres
valoriza del discurso del conjunto social.
Los padres imponen al Yo del niño un primer conocimiento de la
relación que ellos tienen con el campo social y como éste (el conjunto social)
se relaciona con la pareja parental. Puede ocurrir que la pareja de los padres
rechace las cláusulas esenciales del contrato narcisista, como ocurre en las
familias psicóticas que presentan un carácter cerrado al conjunto social, lo
cual determine que sus miembros (el niño por ejemplo) no puedan encontrar fuera
del microcosmo familiar un soporte que le permita lograr la autonomía (fuera de
su grupo de características endogámicas) indispensable para su Yo.
También puede suceder que el medio extrafamiliar imponga un contrato
viciado al no reconocer en la pareja parental elementos que le permitan
incluirse en el conjunto social (diferentes formas de discriminación y
exclusión), lo cual determina que la pareja de los padres se sienta maltratada
o victimizada por parte del conjunto.
muy bueno
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