En el campo de lo humano se intentó
aplicar una búsqueda de objetividad.
El paradigma de la objetividad ya no lo es
tanto y las disciplinas humanísticas tomaron como modelo algo que ya no se
sostiene.
Es necesario plantearse los límites de la
objetividad.
El científico pertenece a un mundo
determinado, tiene una visión del mundo propia: los supuestos subyacentes
básicos de una teoría.
El supuesto del hombre natural:
Es sustentado como lo genuino o lo ideal, en pugna con lo socialmente
adquirido, lo artificial.
En esta hipótesis es evidente la presencia
de la tradición religiosa. El hombre natural es bueno, y tiene cualidades que
se pierden o perturban por la organización social.
#Suposición de un estado natural
prehistórico originario del cual ha emergido el hombre actual.
#Un estado universal presente, que en
todos los lugares y tiempos es el mismo. Subsiste por debajo de las
modificaciones culturales que son superficiales.
Esta teoría es la prolongación en el campo
científico de una fantasía de carácter religioso, la que supone a un hombre
engendrado en una forma "pura" por las manos de Dios, para luego
sufrir una decadencia en el pecado y la culpa.
Forma parte de una ideología que no toma
en cuenta que las culturas "primitivas" tampoco son naturales.
En tendemos que el hombre es tal si está
con los otros.
Otro presupuesto en psicología: suponer al
ser humano como un ser aislado y no social.
Ambas pasan por alto que el hombre es tal
en función de los otros, es un ser social.
El hombre abstracto, es otro de los
clásicos presupuestos. Consiste en estudiar al ser humano aislado de las
situaciones reales, históricas y presentes. Cuanto más abstracto es el hombre
que se estudia, más idénticas resultan todas sus características y más fijas,
eternas e inmutables las categorías que se elaboran. Esta abstracción nos
conduce a las dos concepciones anteriores: el hombre aislado y el hombre
natural.
La psicología tradicional estudiaba al
hombre en general, se ocupaba de categorías tales como: la percepción, la
memoria, la atención, como en tidades en sí. En la actualidad la psicología de
este nivel ha pasado a desarrollar una estructura teórica que, elaborando
conceptos, permitirá hacer inteligible un aspecto de la realidad singular,
posibilitando operar transformaciones en lo real.
A la psicología clásica y fundamentalmente
a la experimental, le preocupaban los aspectos del conocimiento. El hombre era
tomado como un ser pensante y era necesario explicar cómo se producía el
pensamiento. Modo de teorizar: asociacionismo mecanicista [opuesto al
asociacionismo psicoanalítico en donde interviene el deseo como motor de la
cadena asociativa]. El pensamiento operaba partiendo de sensaciones
elementales, las que desembocan en las ideas y por último en los juicios. La
noción de lo psíquico es equivalente a conciencia, que era aquello a estudiar,
un receptáculo con contenidos [era necesario ubicar sus últimos elementos].
La psicología surgió como consecuencia de
responder a pregunta qué es el hombre. La primera respuesta fue el dualismo.
Perduró en la psicología que tomó como
objeto de estudio a la conciencia [versión "laica" del alma]. Fue el
primer intento de salir de la mera especulación. Fundamento ideológico:
"pienso luego existo" cartesiano. Hace referencia a una existencia
más o menos vaga que cada uno tiene de sí mismo y de lo que lo rodea y que
supone con características similares en los otros. La transformación de las ciencias
biológicas barrió esta concepción basada en el análisis introspectivo de los
contenidos de conciencia, dando nacimiento a una concepción de sujeto basada en
su conducta. Una nueva visión del hombre como animal. Centro: la adaptación, el
comportamiento. Compartían un supuesto básico que era considerar a esa
realidad empírica que es el individuo humano como soporte.
El concepto de inconciente y el sujeto
dividido
En la actualidad es imposible concebir lo
conciente sin la integración del Sujeto a un sistema lingüístico, cuya función
es ordenarle [al sujeto] su mundo y su percepción. Existir como hombre,
significa existir en un mundo donde todos los objetos no tienen existencia
"natural", son puestos por la cultura en, y a través del sistema de
la lengua.
La realidad es representación y toda
realidad es intersubjetiva.
Si bien hemos incluido una estructura
exterior: el lenguaje, todavía seguimos girando en un supuesto centramiento de
la vida psíquica en la conciencia, el sujeto es fuente y origen del discurso.
En realidad el sujeto no habla, sino que es hablado.
"Yo": donde el sujeto se
reconoce como sí mismo, desconociendo su alienación original, nacemos y somos a
través de los otros y que nos insertamos en una estructura del lenguaje que nos
preexiste. "Yo" representa una idea de unidad, de síntesis. Descansa
sobre el concepto de individuo. Estamos frente a una apariencia de
unidad, soportada por la empiria del cuerpo biológico.
"Sujeto" y "yo" son
conceptos que no coinciden. El sujeto está allí donde aparentemente piensa: en
el yo. Estamos postulando la noción de sujeto escindido.
Sujeto del deseo: en el orden del deseo
los otros, ese sistema de relaciones familiares que se origina en el discurso,
tendrá un papel fundamental y fundante en la constitución del Sujeto; el que ya
no es centro, sino que está determinado por ese orden simbólico que está más
allá de él y lo determina.
Un ser incorporado a un mundo simbólico,
del habla, a un encadenamiento significante, que "mata" su animalidad
y lo arroja a lo propiamente humano.
Noción de inconciente: donde está la
realidad del Sujeto, donde el Sujeto "habla", "piensa ahí donde
no piensa que piensa".
Freud descubrió el eje de esta
subjetividad, un sistema organizado de símbolos que aspiran a abarcar la
totalidad de una experiencia, animarla y darle su sentido. Para Freud la
realidad del Sujeto está en el inconciente y en el inconciente lo que habla es
el discurso del otro; donde queda atrapado no sólo un Sujeto, sino toda su
familia, y es introducido por el registro del lenguaje, por la función del
símbolo. Es algo exterior al Sujeto.
El mundo propio de lo humano no está
cerrado, sino abierto a una multitud de objetos neutros, los que en su función
de símbolos no tienen nada que ver con los objetos, como concebía la psicología
tradicional.
Para el psicoanálisis el hombre no es un
objeto, sino un ser realizándose. Su "integridad" pasa por una
exterioridad, que se soporta en los otros.
El Sujeto no tiene centro porque el
inconciente freudiano no es una "cosa" que le pertenezca. Está
sujetado a estructuras simbólicas, en las cuales es incorporado y que no elige.
El humano está organizado desde una
estructura simbólica transindividual. Sujeto como efecto de estructuras
anteriores a [y fundantes de] su existencia. Él es que habrá de insertarse [y
no podrá dejar de hacerlo] en la estructura que existe antes de él y que ya le
ha asignado un lugar en su seno, en el campo del deseo. Es en la estructura de
un campo de deseo en donde se constituye [como efecto] un Sujeto del deseo, un
Sujeto del inconciente.
Ese ser que tiene una ubicación
privilegiada, la madre, es una mujer que "espera" un hijo, el que
existe para ella antes de que nazca y
aun antes de que sea fecundada.
El ser humano nace pero no
"naturalmente". Nace de la madre pero ésta está habitada por el
lenguaje. Es un acontecimiento regulado, legislado [por las leyes de la alianza
y la prohibición del incesto, por ejemplo].
Las leyes que regulan el parentesco son
leyes que suponen el lenguaje, suponen la estructura simbólica. Es esta una
posición inconciente frente al universo de la ley.
Padre
y madre son los que mediatizan un reconocimiento que emana de una red de
relaciones simbólicas que asigna los lugares de uno [el que demanda] y los
otros que otorgan el reconocimiento. El ser del Sujeto está alienado de entrada
en el mundo simbólico
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