López, J. - El sujeto en el campo del psicoanálisis

 
En el campo de lo humano se intentó aplicar una búsqueda de objetividad. 
El paradigma de la objetividad ya no lo es tanto y las disciplinas humanísticas tomaron como modelo algo que ya no se sostiene.
Es necesario plantearse los límites de la objetividad.
El científico pertenece a un mundo determinado, tiene una visión del mundo propia: los supuestos subyacentes básicos de una teoría.
El supuesto del hombre natural: Es sustentado como lo genuino o lo ideal, en pugna con lo socialmente adquirido, lo artificial.
En esta hipótesis es evidente la presencia de la tradición religiosa. El hombre natural es bueno, y tiene cualidades que se pierden o perturban por la organización social.
#Suposición de un estado natural prehistórico originario del cual ha emergido el hombre actual.
#Un estado universal presente, que en todos los lugares y tiempos es el mismo. Subsiste por debajo de las modificaciones culturales que son superficiales.
Esta teoría es la prolongación en el campo científico de una fantasía de carácter religioso, la que supone a un hombre engendrado en una forma "pura" por las manos de Dios, para luego sufrir una decadencia en el pecado y la culpa.
Forma parte de una ideología que no toma en cuenta que las culturas "primitivas" tampoco son naturales.
En tendemos que el hombre es tal si está con los otros.
Otro presupuesto en psicología: suponer al ser humano como un ser aislado y no social.
Ambas pasan por alto que el hombre es tal en función de los otros, es un ser social.
El hombre abstracto, es otro de los clásicos presupuestos. Consiste en estudiar al ser humano aislado de las situaciones reales, históricas y presentes. Cuanto más abstracto es el hombre que se estudia, más idénticas resultan todas sus características y más fijas, eternas e inmutables las categorías que se elaboran. Esta abstracción nos conduce a las dos concepciones anteriores: el hombre aislado y el hombre natural.
La psicología tradicional estudiaba al hombre en general, se ocupaba de categorías tales como: la percepción, la memoria, la atención, como en tidades en sí. En la actualidad la psicología de este nivel ha pasado a desarrollar una estructura teórica que, elaborando conceptos, permitirá hacer inteligible un aspecto de la realidad singular, posibilitando operar transformaciones en lo real.
A la psicología clásica y fundamentalmente a la experimental, le preocupaban los aspectos del conocimiento. El hombre era tomado como un ser pensante y era necesario explicar cómo se producía el pensamiento. Modo de teorizar: asociacionismo mecanicista [opuesto al asociacionismo psicoanalítico en donde interviene el deseo como motor de la cadena asociativa]. El pensamiento operaba partiendo de sensaciones elementales, las que desembocan en las ideas y por último en los juicios. La noción de lo psíquico es equivalente a conciencia, que era aquello a estudiar, un receptáculo con contenidos [era necesario ubicar sus últimos elementos].
La psicología surgió como consecuencia de responder a pregunta qué es el hombre. La primera respuesta fue el dualismo.
Perduró en la psicología que tomó como objeto de estudio a la conciencia [versión "laica" del alma]. Fue el primer intento de salir de la mera especulación. Fundamento ideológico: "pienso luego existo" cartesiano. Hace referencia a una existencia más o menos vaga que cada uno tiene de sí mismo y de lo que lo rodea y que supone con características similares en los otros. La transformación de las ciencias biológicas barrió esta concepción basada en el análisis introspectivo de los contenidos de conciencia, dando nacimiento a una concepción de sujeto basada en su conducta. Una nueva visión del hombre como animal. Centro: la adaptación, el comportamiento. Compartían un supuesto básico que era considerar a esa realidad empírica que es el individuo humano como soporte.
El concepto de inconciente y el sujeto dividido
En la actualidad es imposible concebir lo conciente sin la integración del Sujeto a un sistema lingüístico, cuya función es ordenarle [al sujeto] su mundo y su percepción. Existir como hombre, significa existir en un mundo donde todos los objetos no tienen existencia "natural", son puestos por la cultura en, y a través del sistema de la lengua.
La realidad es representación y toda realidad es intersubjetiva.
Si bien hemos incluido una estructura exterior: el lenguaje, todavía seguimos girando en un supuesto centramiento de la vida psíquica en la conciencia, el sujeto es fuente y origen del discurso. En realidad el sujeto no habla, sino que es hablado.
"Yo": donde el sujeto se reconoce como sí mismo, desconociendo su alienación original, nacemos y somos a través de los otros y que nos insertamos en una estructura del lenguaje que nos preexiste. "Yo" representa una idea de unidad, de síntesis. Descansa sobre el concepto de individuo. Estamos frente a una apariencia de unidad, soportada por la empiria del cuerpo biológico.
"Sujeto" y "yo" son conceptos que no coinciden. El sujeto está allí donde aparentemente piensa: en el yo. Estamos postulando la noción de sujeto escindido.
Sujeto del deseo: en el orden del deseo los otros, ese sistema de relaciones familiares que se origina en el discurso, tendrá un papel fundamental y fundante en la constitución del Sujeto; el que ya no es centro, sino que está determinado por ese orden simbólico que está más allá de él y lo determina.
Un ser incorporado a un mundo simbólico, del habla, a un encadenamiento significante, que "mata" su animalidad y lo arroja a lo propiamente humano.
Noción de inconciente: donde está la realidad del Sujeto, donde el Sujeto "habla", "piensa ahí donde no piensa que piensa".
Freud descubrió el eje de esta subjetividad, un sistema organizado de símbolos que aspiran a abarcar la totalidad de una experiencia, animarla y darle su sentido. Para Freud la realidad del Sujeto está en el inconciente y en el inconciente lo que habla es el discurso del otro; donde queda atrapado no sólo un Sujeto, sino toda su familia, y es introducido por el registro del lenguaje, por la función del símbolo. Es algo exterior al Sujeto.
El mundo propio de lo humano no está cerrado, sino abierto a una multitud de objetos neutros, los que en su función de símbolos no tienen nada que ver con los objetos, como concebía la psicología tradicional.
Para el psicoanálisis el hombre no es un objeto, sino un ser realizándose. Su "integridad" pasa por una exterioridad, que se soporta en los otros.
El Sujeto no tiene centro porque el inconciente freudiano no es una "cosa" que le pertenezca. Está sujetado a estructuras simbólicas, en las cuales es incorporado y que no elige.
El humano está organizado desde una estructura simbólica transindividual. Sujeto como efecto de estructuras anteriores a [y fundantes de] su existencia. Él es que habrá de insertarse [y no podrá dejar de hacerlo] en la estructura que existe antes de él y que ya le ha asignado un lugar en su seno, en el campo del deseo. Es en la estructura de un campo de deseo en donde se constituye [como efecto] un Sujeto del deseo, un Sujeto del inconciente.
Ese ser que tiene una ubicación privilegiada, la madre, es una mujer que "espera" un hijo, el que existe para ella antes de que nazca  y aun antes de que sea fecundada.
El ser humano nace pero no "naturalmente". Nace de la madre pero ésta está habitada por el lenguaje. Es un acontecimiento regulado, legislado [por las leyes de la alianza y la prohibición del incesto, por ejemplo].
Las leyes que regulan el parentesco son leyes que suponen el lenguaje, suponen la estructura simbólica. Es esta una posición inconciente frente al universo de la ley.
Padre y madre son los que mediatizan un reconocimiento que emana de una red de relaciones simbólicas que asigna los lugares de uno [el que demanda] y los otros que otorgan el reconocimiento. El ser del Sujeto está alienado de entrada en el mundo simbólico

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