Milanese, A. - Alteraciones mentales


Ciertos signos y síntomas psicopatológicos se organizan en cuadros complejos y constituyen estructuras, organizaciones, que reciben distintos nombres. Tienen características que los relacionan, los diferencian y agrupan en familias, cuyo conjunto constituye el campo de la psiquiatría. Lo psicopatológico es lo que se aparta de aquellos procesos psicológicos básicos, comunes a los humanos. Es decir, los humanos compartimos un número y un modo de realizar las actividades propias de la mente o quizás que constituyen lo mental, que muchas veces presentan perturbaciones leves, moderadas o graves. Esas actividades y determinados conjuntos de perturbaciones constituyen las enfermedades o trastornos mentales que se agrupan en familias.
Una primera familia es la de las oligofrenias (oligo = poco, pequeña; frenia = mente), que agrupa a todos los trastornos cuyo rasgo mas sobresaliente es que implican distintas formas e intensidades de retraso mental o de detención del desarrollo de la capacidad mental. Trae aparejada un trastorno global de la personalidad.
Las oligofrenias son el resultado de causas variadas que afectan en la infancia: infecciosas (meningitis, encefalitis, etc), traumáticas (anoxia cerebral del parto, lesiones mecánicas cráneo encefálicas, etc), toxicas (envenenamientos, intoxicaciones), genéticas (trisomia del par XXI o síndrome de Down, etc), metabólicas (fenilcetonúrea, kernicterus, etc).
Lesiones del sistema nervioso en su periodo de maduración, impiden la constitución, desarrollo y función de las estructuras nerviosas mediadoras de la capacidad mental normal. Estas oligofrenias se clasifican como leves, moderadas o grave, de acuerdo a la autonomía que tengan las personas que las padecen. Se ponen en relación con distintos valores de CI y grados de dependencia de terceros para la vida cotidiana.
La estimulación temprana, la disminución de los prejuicios, los mas avanzados descubrimientos de la ciencia, han favorecido la inclusión de los afectados en la vida cotidiana, lo cual permite un relativo mejoramiento de sus condiciones de vida y un mayor desarrollo de sus capacidades especiales.
Los trastornos o alteraciones mentales que se encuadran en la familia de las oligofrenias son crónicos y su etiología es de naturaleza biológica.
La segunda familia es la de las neurosis (neuro: nervios; osis: deformación, desnaturalización, degeneración). Es la que tiene como elemento común el infantilismo y la persistencia de estados de angustia y/o ansiedad, dudas, inestabilidad emocional, ambigüedad, indecisión, trastornos del dormir, miedos, llantos, sentimientos de culpa, temores, arrepentimientos, inhibiciones sexuales, obsesiones, compulsiones, astenia, fatiga crónica. En muchos casos síntomas somáticos difusos y variables, habitualmente sobre un telón de fondo caracterizado por infelicidad e insatisfacción generalizada. Las alteraciones de los procesos psicológicos básicos no suelen ser de gran gravedad pero si generadoras de contratiempos cotidianos: olvidos, distracciones, perdidas o extravíos de objetos, actos fallidos, paresias, parestesias, sueños angustiantes, frigidez, impotencia.
Se trata de un malestar no muy grave pero constante, consigo mismo y con el mundo.
Las características enumeradas corresponden a trastornos emocionales, se deberían a la deformación, degeneración o desnaturalización del sistema nervioso, de los nervios. Por eso, se llamaban enfermedades nerviosas. Las enfermedades neurológicas en cambio son aquellos donde es la estructura material del sistema nervioso la que esta comprometida (mal de Parkinson, esclerosis múltiple, entre otras).
Las neurosis deben mucho de su existencia a Freud. Para el, su rasgo mas característico es la presencia de fuertes inhibiciones, que son las que generan síntomas neuróticos.
No obstante, en el presente, con la aparición del DSM elaborado por la APA, han desaparecido como entidades nosológicas y sus elementos constituyentes han sido transformados en diagnósticos parciales como “crisis de angustia”, “agorafobia”, “fobia especifica” y otros englobados en el nombre genético “trastornos de ansiedad”. Se ha extendido el uso de psicofármacos para su tratamiento. El enfermo recupera su inocencia y falta de responsabilidad en lo que le sucede y se oscurece el papel de su crianza, de los vínculos con y entre sus progenitores, cobran fuerza los factores genéticos y balances metabólicos de sus neurotransmisores.
Las neurosis son alteraciones mentales crónicas y su tratamiento psicoterapéutico excepcionalmente produce la desaparición o remisión de toda la sintomatología. Lo común es que quien las padece, mediante la psicoterapia, aumenta su capacidad de conocerse a si mismo mejor y mas profundamente de manera tal que esta toma de conciencia sobre sus limitaciones y aspiraciones son mejor administradas al par que se fortalece su si mismo y aprende a sobrellevar sus dificultades de una manera mas adulta y madura. La frustración producida por los deseos infantiles insatisfechos va disminuyendo.
Una tercera familia es la de las psicosis. Reúne estructuras que presentan alteraciones mentales, perturbaciones de los procesos psicológicos básicos, hace que quienes las padecen sean reconocidos como verdaderos enfermos mentales, locos. En las psicosis se encuentran las conductas bizarras y extravagantes, los discursos absurdos, las acciones extrañas e inexplicables, los comportamientos incoherentes, las razones irracionales.
El nombre propio de esta familia de alteraciones se refiere a la desnaturalización, degeneración o deformación del alma humana o psique. Lo característico de esta familia es la desorganización profunda de la personalidad, la alteración del juicio critica y de la relación con la realidad, los trastornos del pensamiento, las ideas y construcciones delirantes y frecuentemente las perturbaciones de la sensopercepción, como son las alucinaciones.
La naturaleza de estas perturbaciones es tal que conduce a la imposibilidad de la vida integrada en la familia, la sociedad o el grupo, en el trabajo, etc. Es la enajenación; no ser dueño de si mismo. 
En esta familia encontramos psicosis crónicas y psicosis agudas. Son y han sido tratadas con máquinas de tortura, balneación (agua fría o caliente), electroshock, hipnoterapia (cura de sueño), chalecos de fuerza, psicofármacos neurolépticos, antipsicóticos. Los pacientes que adolecen de estas perturbaciones psicopatológicas son los pacientes psiquiátricos, obligatoriamente medicados, frecuentemente aislados en internados. Los diagnósticos psiquiátricos sobre ellos son equivalentes a inhabilitación civil y penal. Son inimputables, no responsables de sus actos, fuera de autocontrol.
La cuarta familia es la de las demencias. Esta representada por un conjunto que muestra como elemento unificador diversos grados de deterioro psíquico e intelectual, donde la pérdida de la memoria es a la vez efecto y causa. Efecto porque el deterioro de las estructuras nerviosas lleva a un deterioro de la memoria; la disminución de la capacidad mnémica es causa de mayores perdidas intelectuales. La unidad de la persona, la identidad que da sentido se va perdiendo hasta que no quedan más que restos fragmentarios, inconexos y absurdos. No se sabe quien se es, no se reconoce a los seres queridos, no se puede hacer ningún plan ni proyecto para el futuro. La vida va perdiendo el significado.
Las demencias son estados característicos por la paulatina perdida de las capacidades anteriormente adquiridas. La progresión del trastorno conduce a una incapacitación cada vez mayor. Diariamente el enfermo empeora y necesita más tutela y cuidados.
Las demencias son trastornos orgánicos que implican deterioro material de las estructuras neuronales. La demencia se produce por ello. Además del envejecimiento, muchas causas metabólicas, infecciosas, traumáticas, circulatorias, nutritivas, toxicas pueden provocar el deterioro cerebral y van produciendo un proceso de demenciación.
Mientras que en los estados de retraso o debilidad mental u oligofrenia, lo que existe es una falta de desarrollo o completitud, simultáneamente aparecen algunas capacidades especiales compensatorias, en los procesos demenciales en cambio lo que va quedando son las ruinas de algo que alguna vez estuvo completado, pero que cada vez se dispersa, corroído por la destrucción neuronal y deja restos ineficientes e inconexos, invalidantes para la vida autónoma.
La última familia es la de las psicopatías. Es de límites difusos, atravesada por cuestiones ideológicas, éticas, políticas, no presentan o es difícil identificar en ellas perturbaciones de los procesos psicológicos básicos. Lo perturbado no es del orden de lo mental en cuanto a su funcionamiento. Este grupo engloba cuestiones y personalidades, modos de conducta y valores.
Resulta más sencillo plantearlas en términos de alteraciones en la capacidad de adaptación al medio socio cultural y en términos de destructividad hacia otros, razones por las cuales se desenvuelven en cárceles, tribunales y lugares relacionados.
Las neurosis se caracterizan por inhibiciones. En este caso, lo principal es la carencia de inhibiciones. En las neurosis hay una ausencia de gratificación de los impulsos vivenciados como prohibidos. En las psicopatías es lo opuesto: la ausencia de inhibiciones permite la satisfacción inmediata y sin culpa de los impulsos instintivos más opuestos a la convivencia humana. Entre las psicopatías podemos incluir: casi todas las conductas antisociales como la piromanía, la trata de blancas, el proxenetismo, conductas delictivas (no todas), la tortura, el secuestro, el robo, los ataques, el asesinato porque si, las violaciones, el terrorismo, las distintas formas de violencia, la “limpieza étnica”. Son todas formas de vida que incluyen el sufrimiento de los otros. No existen sentimientos éticos de preocupación, cuidado y preservación de la vida ajena. El valor de la vida humana desaparece y en su lugar el otro o los otros son objetos sin dignidad ni derechos.
Son perturbaciones éticas profundas, generalmente irreversibles y por lo tanto crónicas, surgidas de condiciones muy precoces que alteran la construcción de la personalidad, vinculadas modelos parentales deficitarios, perversos o en ambientes de exclusión social, promiscuidad, pobreza extrema y ausencia de límites.

Alteraciones agudas y alteraciones crónicas
Los resultados no demasiado satisfactorios de la búsqueda de los factores endógenos o exógenos, biológicos o funcionales, de las alteraciones mentales, llevaron a pensar como lo hacen Henri Ey y Brisset, que resulta mas practico y efectivo el reconocimiento de la transitoriedad o permanencia del trastorno, con miras a su atención, y que esta condición esta relacionada con ciertas características de los trastornos. Estos autores, en lugar de las clasificaciones sobre la base de la etiología, proponen otra en función de la duración del o los trastornos y agrupan las alteraciones mentales en agudas o crónicas.
Lo agudo, en el contexto de las alteraciones mentales, se relaciona con la duración temporal de las mismas, que luego del paso del tiempo, desaparecen muchas veces sin dejar rastro. Puede ir desde la breve duración, minutos, de las crisis epilépticas, hasta los meses que llevan los episodios maniacos o depresivos de las psicosis periódicas.
Los estados de las oligofrenias y demencias son crónicos. Lo mismo las psicopatías o desequilibrio psíquico o perversiones. Únicamente la familia de las psicosis presenta algunas alteraciones agudas entre la mayoría de crónicas y las reacciones neuróticas agudas o psiconeurosis emocionales, ya que las neurosis se consideran todas crónicas.
Son los síntomas psicopatológicos y su particular forma de presentarse los que constituyen la esencia inteligible de los trastornos mentales agudos. Algunos trastornos agudos, si bien son pasajeras sus crisis y la persona retorna al estado anterior, sin defecto, se repiten a lo largo de la vida, lo que las convierte en incurables.
Las alteraciones mentales agudas representan distintos niveles de desestructuración de la conciencia, o sea, trastornos donde encontramos signos y/o síntomas de: desorientación auto o alopsíquica, desorientación espacial, disminución o pérdida de la lucidez y claridad del campo de la conciencia, trastornos de la memoria, de la concentración, de la atención, de la percepción, del estado emocional, etc. Otro rasgo importante es la variedad de grados y formas clínicas que presentan que se corresponden con distintos niveles de desorganización.
El grupo principal de trastornos mentales agudos incluye:
·               Reacciones neuróticas agudas
·               Crisis de manía
·               Estados depresivos y crisis de melancolía
·               Psicosis periódicas maniaco-depresivas
·               Psicosis delirantes agudas
·               Psicosis confusionales
* Epilepsia. Es una afección neurológica más que psiquiátrica, caracterizada por la interrupción brusca de la conciencia, con amnesia lacunar del periodo crítico y a causa de la expansión de un estado de hipersincronización de la excitación de una población neuronal, con o sin crisis convulsivas y con dos variedades principales en su etiología:
a) Epilepsia esencial, idiopática, criptogenética o primaria. Es de origen desconocido.
b) Epilepsia sintomática o secundaria, crisis en las cuales la causa es una lesión encefálica, llamada foco, a partir de la cual comienza la expansión.
Las enfermedades o alteraciones crónicas no se centran en la desestructuración de la conciencia sino más bien en la presencia de otras alteraciones como los trastornos de la psicomotricidad, del pensamiento, del lenguaje, de la personalidad. Pueden agruparse de la siguiente manera:
·               El desequilibrio psíquico (perversiones, psicopatías)
·               Las neurosis
·               Las psicosis delirantes crónicas (paranoia)
·               Las psicosis esquizofrénicas
·               Las demencias

·               Los estados de retraso mental u oligofrenias

resumen Facultad de Psicologia UNR

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