Extraído del libro "la inteligencia atrapada"
Motivo de consulta
Tratamos de obtener una buena descripción de la problemática que preocupa a los padres y de la sintomatología, pretendemos tomar la “queja” que trae la familia acerca del paciente (Ej. no presta atención) y desplegar una descripción sobre que quiere decir esas palabras, quien las dice, porque lo dicen, que piensan ellos de porque se dice esto, que significa para ellos que “no preste atención”, y porque para ellos esto es importante, etc.
Pediremos alguna escena familiar donde se ponga en evidencia el no prestar atención del niño, este no prestan atención puede ser llenado de significados diferentes cada uno de los miembros de la familia, y de una manera de clarificar la situación es pedir ejemplos, anécdotas, situaciones, escenas. También en estos espacios investigaremos que es lo que se quiere decir cuando se dice que “no presta atención” o “no puede leer o escribir”. Cuando nos hablan de no prestar atención o desatención, tendremos que preguntarnos hacia donde dirige la atención el niño.
Apertura. Motivo de consulta
En este momento trataremos de encuadrar la situación, es decir, señalar porque estamos acá nosotros y ellos, programar la tarea de esa hornada y recibir el motivo de consulta familiar.
La consigan de apertura no es siempre igual, en general tiene en cuenta el hacer referencia a alguna situaciones que permita abrir el espacio de confianza necesario para la tarea.
En tal sentido, conectarse con los propios errores, carencias y temores que en ese momento la situación grupal potencie, ayuda a crear un espacio transicional psicopedagógico en el que circule el saber y el conocimiento. El encuadre de la situación de consulta, de por si, traslada el lugar de conocimiento desde los padres hacia el terapeuta, como psicopedagogos debemos corrernos de ese lugar, para que se movilice la circulación del conocimiento en el grupo familiar.
Motivo de consulta a los padres
Los padres hablaran libremente, sin que realicemos preguntas particularizadas. Simplemente trataremos de que relaten como ven al hijo en ese momento, sin remontarse, en la consigna inicial, al pasado. Cuando comenten acerca de que los preocupa, trataremos de conseguir una descripción detallada del problema. La versión que los padres trasmiten acerca de la problemática, y principalmente la forma de describir al síntoma, nos dan importantes claves para aproximarnos al significado que la dificultad en el aprender tiene en la familia.
En el motivo de consulta a los padres tratamos de analizar: el tipo de comunicación que los padres, como pareja, establecen entre si y frente al terapeuta como otro que puede representar el afuera.
El grado de independencia y autonomía de pensamiento de los padres en cuanto a la posibilidad de a opinar acerca de lo que les preocupa. Si presentan argumentos explicativos para describir, si tratan de convencernos, si apelan a opiniones de otros como ultimo argumento.
¿Que significa el no aprender del niño para la familia y para los padres?
La reacción familiar ante el fracaso escolar o frente al no aprender se relacionan con los valores que dominan en el grupo al cual adhiera la familia - ¿Cuales son las expectativas que los padres ponen en nuestra intervención? Al enunciar lo que esperan, a veces dicen “saber si no puede o no quiere”, “saber si es él la causa o nosotros”, “si cambiarlo de escuela”, “que me ayuden”, “que lo ayuden”, etc. - ¿Qué tipo de comunicación adoptan frente a un tercero? - ¿Cuáles son los nudos o aspectos que establecen en un desacuerdo entre ellos? (si se explicita este desacuerdo o se lo cubre)?. - El grado de discriminación mutua.
Si los padres establecen un dialogo uno con el otro. Si la conversación, por el contrario, cosiste en dos monólogos dirigidos al terapeuta.
Tales modalidades generalmente remiten a una modalidad similar dentro del grupo familiar. Tratamos de llevar a los padres de la infancia del hijo a su propia infancia. No incluimos la anamnesis para darle importancia al discurso espontáneo para poder entender el significado del síntoma en la familia y para la familia.
Tratamos, en general, de requerir acerca del mismo tema, la opinión de ambos padres.
Nuestra función no es juzgar si han sido buenos o malos padres, sino favorecer la expresión, creando un clima afectuoso y comprensivo. Por eso recurrimos también a sus propias infancias, esto los ayuda a ver que dentro de ellos actúa también una parte infantil y, principalmente, a acercarse a la comprensión de hijo. A veces una simple pregunta: “¿Cuándo juega UD con su hijo?” o “¿le gusta jugar con pedro?” o “¿Qué el gusta hacer con Susana?” tiene un efecto terapéutico importante.
Si bien los padres demandan la asistencia, es esperable que presenten obstáculos y resistencias a nuestra acción.
Vamos a encontrar ocultamiento, engaño, seducción y desautorización hacia nosotros, justamente para evitar que nos contactemos con lo que ellos han ocultado, engañado, seducido o desautorizado. Y tales actitudes debemos tomarlas como elementos que nos van a servir para poder entender el problema de aprendizaje del niño, y no debemos dejarnos motivar por la agresión que ellas contienen.
Motivo de consulta fraterno
Las técnicas dramáticas posibilitan un aporte esencialmente valido para el diagnostico, ya que permiten la especialización y objetivación de los vínculos. No es lo mismo hablar de una situación que dramatizarla, porque en este último caso aparece el cuerpo con toda la expresividad a la que da acceso. Por otra parte, las técnicas dramáticas permite al niño y sus hermanos conectarse con los aspectos lúdicos. Hay muchos temas que son muy difíciles de tratar verbalmente, pues producen humillación, temor o vergüenza. El juego (con las identificaciones, situaciones múltiples y posibilidad de tomar distintos roles) nos permite observar que el niño pueda o no meterse en los diferentes personajes y actuar desde ellos (pensar como mamá, papá o hermano).
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