Antes de
investigar el sistema nervioso debemos saber que éste tendrá que contribuir a
la determinación estructural del organismo del que forma parte: Esta contribución será tanto por su estructura
misma como porque el resultado de su operar (lenguaje, por ejemplo) formará
parte del medio que, instante a instante, operará como selector en la deriva
estructural del organismo que conserva allí su identidad. Nuestro presente está, pues, determinado
por nuestra determinación estructural y sin embargo tenemos experiencia de
libertad. Para acercarnos a la complejidad de la
experiencia y la conducta debemos adentrarnos en el "operar mismo del sistema nervioso".
Correlación
Interna: Para el
organismo o sistema cognitivo no existe un arriba y un abajo (en definitiva un
conjunto de representaciones) referidos a un mundo exterior, sino un conjunto
de correlaciones internas, de coordinaciones motrices, patrones de
comportamiento que vienen dados por su determinación estructural más que por el
mundo externo (Nietzsche: "No hay
hechos sólo interpretaciones"). En
todo caso el entorno solo gatilla ciertos patrones senso-motores, pero este
gatillar no debe entenderse como la recepción ya dada de una representación del
mundo exterior que debe ser computada (como el cognitivismo clásico defiende).
Lo que se da es una correlación entre una estructura capaz de admitir ciertas
perturbaciones (sensora) y otra estructura capaz de generar movimiento
(motora). En las amebas y protozoos flagelados ambas estructuras son la misma
por lo que el acoplamiento mutuo es inmediato (no sucederá lo mismo en el
sistema nervioso que permitirá una gran flexibilidad intermedia).
Representacionalismo
y solipsismo: El
representacionalismo exige que el medio "especifique
en el sistema nervioso las características que le son propias y que el sistema nervioso manipule estas
características impresas (representaciones) para producir una respuesta
adecuada. "Sin embargo, sabemos que el
sistema nervioso como parte de un organismo opera con determinación estructural
y, por tanto, que la estructura del medio no puede especificar sus cambios,
sino sólo gatillarlos. El desarrollo de una
biología teórica de corte sistémico centrada en la determinación estructural
choca con la explicación representacionalista intuitiva y nos pone al filo de
una navaja a cuyos lados encontramos el representacionalismo (que nos impide
entender la cognición) y el solipsismo relativista. La solución es salirse del
plano en el que se plantea el dilema y reformular la problemática introduciendo
al observador en el fenómeno explicativo. El dilema entre solipsismo y
relativismo surge de la mezcla de las dos perspectivas que el observador puede
adoptar para describir la cognición:
- Por un lado podemos
considerar a un sistema en el dominio del operar de sus componentes, en el
dominio de sus estados internos y sus cambios estructurales. En esta
perspectiva podemos prescindir del medio.
- Por otro lado podemos considerar a una unidad en sus interacciones con el medio y describir su historia de interacciones con él. En esta perspectiva, en cambio, podemos prescindir de los estados internos del organismo y como observadores podemos establecer relaciones entre ciertas características del medio y la conducta de la unidad.
Si bien
ninguna de las dos perspectivas anteriores es problemática en sí, el problema
surge cuando cambiamos de un dominio a otro y pretendemos que las correlaciones
que hallamos entre los dos dominios (donde la observación de los dos dominios
sólo es posible para el observador externo) se inserten en el operar del
sistema nervioso.
Conducta
y sistema nervioso: Lo que
hace el sistema nervioso respecto a la conducta es expandir el dominio de posibles conductas al dotar
al organismo de una estructura tremendamente versátil y plástica.
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