Allouch, J. - Erótica del duelo en el tiempo de la muerte seca


Con Allouch volvemos a retomar la insistente cuestión acerca del escrito en psicoanálisis. Más allá de lo que esta obra nos propone, en relación a la temática que sostiene su título, nos da a leer un certero texto en el que su desafío se sustenta, una vez más, en la articulación entre intensión y extensión, lugar propiciatorio para reiterar algo del orden de un pasaje de lo privado a lo público.Me refiero específicamente a aquellos tramos de la obra en que la subjetividad de su autor se encuentra advertida de otra manera.

Iniciemos el recorrido de sus líneas que abordarán desde una perspectiva crítica y creativa, una Erótica del duelo en los tiempos de la muerte seca.

Allouch es taxativo y nos confronta con la lógica del acto presente en todo duelo, el trabajo del mismo resulta radicalmente diferente a la cuestión de la subjetivación de la pérdida. Nos adelanta, pues, rápidamente, su tesis central: "Quien está de duelo efectúa su perdida suplementandola con lo que llamaremos un pequeño trozo de sí...[ que ] reclama una erótica del duelo".

Nos preguntamos : ¿qué del duelo ? ¿qué del objeto ? cuya pérdida se suplementa con otra pérdida. ¿De qué pérdida se trata?

Advertimos como central en esta tesis la cuestión del acto y de que en todo acto hay un final, primera cuestión a despejar.

Rápidamente, el autor, nos conduce a la letra freudiana., para revelarnos otra versión del duelo? Interrogada la clínica ésta se nos presenta bajo una (¿falsa?) alternativa:" la clínica es la ausencia de duelo,o, la clínica es el duelo".

¿ No nos presentará Allouch bajo su óptica, una lectura que no deja de parecernos exquisitamente re-cortada ? Me refiero a las dos cuestiones en las que basa su concepción crítica del texto freudiano "Duelo y Melancolía", estas son : aquello que hace a la noción de "trabajo"y "el objeto sustitutivo".

Ahora bién, trabajo de duelo por el objeto, ¿ de qué objeto se trata ? Si el objeto se encuentra perdido por estructura, ¿ tendremos que volver a perder lo inevitablemente perdido ?

Allouch anuncia que el duelo freudiano, en su versión psicoanalítica se aviene a las categorías de la "bella muerte romántica". Trasposición efectuada en el duelo por la melancolía, la que de esa manera toma su lugar.

Por otra parte, la idea de una restitutio ad integrum, aparecería expuesta, según el autor, en tanto la líbido quedaría libre de recargar nuevos objetos que investírían al "perdido".(léase: persona amada y no objeto de la pulsión).( la misma carga, ¿ podrá sustituirlo por uno nuevo ?)

Siguiendo el texto freudiano será la prueba de realidad la que se encargue de tan ardua tarea que relance a la líbido, nuevamente como buscadora de objetos, aquí Allouch nos dice: "La verdadera prueba de realidad... la es cuando uno se da cuenta de que ella no permite ninguna prueba" y más adelante aclara que cuando una pérdida está en juego, " la realidad ya no le hace de cortina a un real". Una disgresión, no tan pequeña, nos porpone el autor otorgando dos diferentes lugares para el narcisismo : en Freud, del lado del objeto; en Lacan , del lado del sujeto.

Ahora sí una pequeña disgresión anotada a nuestra cuenta: la carga se destinará : a la imagen del objeto, al objeto, a su inscripción ? ( "un abismo entre la cosa y la imagen...")

Sabemos que Freud no contaba con el ternario lacaniano RSI, ¿ Estaremos autorizados a demandárselo?! Recordemos: del objeto, contamos con su escritura... y de esto Freud nos atestigua ejemplarmente en el sueño. (Véase el sueño de la inyección de Irma, en La interpretación de los sueños).

Sostenemos que ya Freud nos enseñaba que se trata de una operación de lectura , aún cuando el sueño sea una escritura en imágenes.

Pero volvamos a la cuestión crítica que Allouch nos plantea en su libro. Retomemos el concepto freudiano de "trabajo". Nada más lejos de serlo, nos aclara, e inmediatamente desliza al concepto de traumatismo y la temporalidad del duelo, noción de lo traumático que deberá esperar hasta el 1920 para que Freud lo articule con la muerte. (Más allá del principio del placer).

Sosteniendo su tesis primera , el autor nos anuncia,que en tanto se establezca algo del orden de lo temporal y advenido por una operatoria particular,obrará en el objeto , la transmutación del estatuto de desaparecido al reconocimiento como inexistente.

Cuestión altamenete problemática, según Allouch, ya que en Freud, mientras se trate del sustituto, éste no conlleva su inexistencia; o sea, muerto el objeto no supone su aniquilamiento. Muy por el contrario, el objeto sustitutivo, reemplaza al perdido como si en él algo todavía permaneciera pasible de ser reencontrado. Objeto además, "vaciado de deseo", ya que el objeto [causa] de deseo no sería, entonces sustituible.

Oscurantismo freudiano, nos dice el autor, muy a pesar de la luz que arrojó a sus lectores- agregamos nosotros-, "hay sustitución de objeto pero también identificación con el objeto".

Duelo y melancolía exhibe , según Allouch, su marca romántica, en su versión del padre.

Una esperanza "puesta en la muerte", una dualidad imaginada entre aquel que está de duelo y su objeto perdido, una ausencia de todo ritual que nos lleve a la presentificación simbólica de su inscripción, el acento en la muerte del otro y no en la propia,el reencuentro con el objeto, en fin, su existencia para el psiquismo, la erradicación social del duelo, son distintas maneras de mencionar lo relativo a la pere-versión. (Versión del padre en Freud) (La sustitución del objeto recrearía al objeto fetiche, en tanto renegatorio de su desaparición, en el sentido de inexistente)

Y aquí, a nuestro entender, no seguimos a Allouch aunque su análisis resulta congruente con su propia exposición. Freud ha perdido una hija, nueve años después remite una respuesta a Binswanger quien le habría anunciado en una carta la noticia de la muerte de su hijo. Esta nueva muerte, ¿incitaría a Freud a corregir, nueve años después Duelo y Melancolía ? En esa carta responde : "Se sabe que el duelo agudo que causa una pérdida semejante hallará un final, pero que uno permanecerá inconsolable, sin hallar jamás un sustituto." No obstante, el sustituto reaparece nuevamente. Pero, recordemos, no se trata solamente de un padre, sino del "teórico del duelo". "Será como padre que Freud escribe Duelo y Melancolía". La temática del duelo estaría emparentada de manera directa con el problema de la transmisión ya que, sabemos, se trata del padre del psicoanálisis y de sus herederos . Allí la noción de intercambiabilidad del objeto deviene tan en exceso , afirma el autor, que implica una "no desaparición del objeto" , dejando a Freud del lado de la inmortalidad en un duelo indefinido. Por lo que la versión freudiana del duelo es melancólica, concluye Allouch.

El problema del duelo quedaría planteado como una X , como un incógnita en tanto connota la clínica , que en cada caso, el duelo nos advierte de su fundamento.

Hasta aquí, Freud ; después, Lacan. El duelo tal como Lacan lo trabaja en Hamlet, en el seminario sobre El deseo y su interpretación.

No obstante, Lacan, no expuso una teoría sobre el duelo ni tampoco sobre la melancolía.

Acto de abstención, nos dirá Allouch, pero será con Hamlet que versará, a través del duelo, la cuestión, imevitable del objeto. Fundamentalmente en la relación de objeto, en lo relativo de su articulación en el fantasma ( /S <> a ), en la lectura RSI, en la cuestión de la incorporación y su correlato identificatorio. Nuevamente , Allouch se preguntará sobre las paradojas con las que la teoría nos confronta : si se trata en el duelo en tanto el objeto se halla constiuído, no habría duelo posible a efectuar, ya que el objeto estaría desde entonces constiuído!.

Con Lacan , una vez más , Hamlet deviene paradigma del duelo. Introduciendo la vía simbólica en la repetición "la cuenta...[ también ] cuenta", por lo que deja al sujeto en una novísima forma de relación (posición subjetiva ), nueva figura en la relación de objeto, agrega el autor.

Hamlet suspende su acto y por lo tanto detiene, (retiene ?), su duelo, hasta que la procastinación sea concluída, producido el viraje de la escena, de la escena sobre la escena, acontece la radical relación, que sitúa al sujeto enfrentado a su deseo.

Allouch ubica esta lectura lacaniana solidaria al escritura del Grafo del deseo. A continuación, accedemos en la obra al recorrido que el autor nos propone de Hamlet por dicho grafo, otorgándonos la posibilidad de diversos trayectos, que nos remiten, según sea su itineriario, a algunas referencias cuyas apoyaturas teóricas sirven para sostener la tesis que antes nos formulara el autor. La respuesta al grama del deseo es la versión, que finalmente desemboca en el fantasma. Taxativamente Allouch nos dirá "ël duelo compone el fantasma"., alrededor de lo imposible del objeto, en tanto la imposibilidad hace del objeto de deseo su causa, en tanto se trata de un objeto absoluto sin correspondencia, en tanto sobreviene como agujero en lo real.

Per hará falta un paso más, acorde a lo planteado en relación al acto: el duelo por el falo, cuya efectivización, dice Lacan, priva al sujeto simbólicamente castrado. De este segundo paso, el autor, nos enuncia con todas las letras : deberá acontecer el sacrificio del falo para que el objeto del deseo quede despejado, deberá, entonces, producirse el duelo por el falo. (Ese pequeño trozo de sí, al que Allouch aludía al comienzo) ("Libra de carne fálica qu el sujeto no puede sino sacrificar para tener acceso al objeto" ).

De esta manera , a la pérdida del objeto se le suma ese pequeño trozo de sí. (Valga nuestra redundancia al recordarnos la premisa universal del falo que hace caso omiso a la constitución anatómica, para el varón como para la niña se trata de dejar de serlo para tenerlo o no tenerlo)

Allouch escribe pues su matema del duelo : S= -( 1 + a ).

A esta altura nos preguntamos, ¿ porqué se trata del sacrificio... o acaso la idea del sacrificio no conlleva la problemática señal que hace al Otro consistir?

El falo es un significante, ¿cómo debemos entender la cuestión del sacrificio?. Allouch zanja la brecha agregando : a través de la interrogación al Otro.

Por último, nos presenta su hallazgo en la obra de Kenzaburo Oé, donándole una concordante versión del duelo, tal como él la tematizara en las siguientes puntuaciones : el que está de duelo se enuentra habitado por el ser que ha perdido, la curación se hace coextensiva a la finalización del duelo, en el duelo se trata de la instalación de una nueva relación con el muerto y no tanto de su separación., el duelo deviene cumplido en tanto se trata de un sacrificio que define como "gracioso", la temática del doble duelo, la muerte del hijo como paradigma del duelo, acerca del lugar publico para los muertos. Desde el momento que el muerto por el que se está de duelo pertenece a un mundo que no existe., el mundo de los vivos tampoco. Para referenciar lo antedicho, Allouch recrea la novela de Oé, para legarnos, creemos, ya no sólo de su escritura sino de la propia, lo que hace a nuestra próxima conclusión : "la escritura forma parte del duelo".

Freudianamente nuestro autor se consagra a destinar su "Erótica del duelo..." a la tramitación de su propio duelo. Como paradigma del duelo, la muerte de un hijo, (una hija para Allouch ), nos confronta con la pérdida más radical, en tanto, impone el duelo por aquello que no llegó a ocurrir, - ese tiempo necesario para que algo se cumpla-, el duelo intramitable de lo no acontecido por no haber sido vivido, el duelo imaginarizado por una vida no vivida que convoca a todo lo simbólico para que intente escribir un borde de ese agujero en lo real.

Acordamos con Allouch, la clínica es el duelo.

Si el muerto, nos dice, invita al sujeto a sacrificarle ese pequeño trozo de sí , que toma su valor de tercera persona, lo vuelve deseante.

Finalmente, "perder a alguien, es perder un trozo de sí''...perder a alguien es perder el valor fálico, por lo que la pérdida deviene subjetivada, el fantasma que retorna como desaparecido se torna inexistente.

Queda por interrogar si en esta operatoria ese pequeño trozo de sí acudiría al lugar del resto o si dicha operatoria podría, ella misma, acontecer sin resto.

" Así celebramos, para concluir esta erótica del duelo en el tiempo de la muerte seca, las nupcias imposibles del sacrificio y de la palabra"...

La obra de Allouch nos conmueve al participarnos de su literatura gris, como él la llama.

Singular propuesta que nos reitera con su escrito aquellas palabras de Lacan, a propósito de su texto Lituraterre : "aquello que del lenguaje llama el litoral a lo literal", tachadura de una huella, que entre centro y ausencia, produce el viraje con su lectura " por la que el sujeto subsiste. Tal es la hazaña de la caligrafía".

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