Rodríguez Solano. J. - Notas sobre Lev Semionovich Vigotsky


Introducción. La psicología y sus viejas polémicas

Diremos, en un sentido amplio, que las concepciones históricas - evolutivas del aprendizaje han ocupado un importante espacio en algunas orientaciones de la psicología y en particular en aquellas con una fuerte presencia de modelos tomados de la biología. Se desplegó así, con abundancia, una concepción del aprendizaje como una cualidad evolutiva que respondía a una necesidad adaptativa del cachorro humano al medio tanto físico como cultural. De esto se dedujo, que luego de tal adquisición adaptativa, como estructura cultural, la organización social y el grupo garantizarían su perpetuación promoviendo el aprendizaje de las nuevas generaciones(2). Toma forma de esta manera el conocimiento como una actividad adaptativa que extiende la acomodación biológica. Se parte de una relación básica entre el organismo y su entorno entre los cuales se instalan intercambios determinantes para el progreso y el desarrollo. Estos presupuestos, propios del constructivismo, implican reconocer que el sujeto nace con ciertas capacidades (innatismo) como por ejemplo los reflejos o sus sensoriums perceptivos con los cuales se relaciona con la realidad y el medio ambiente, pero que al mismo tiempo y a partir de esas capacidades precarias con las que llega, va construyendo su inteligencia y su conocimiento de la realidad a partir de actuar sobre la misma. Tal interacción a su vez indica la actividad del sujeto para el conocimiento (construcción) de la realidad por experimentación. Advertimos aquí la presencia de una vieja polaridad en el campo de las psicologías, acerca del innatismo versus la experiencia o entre lo heredado y lo adquirido, es decir, entre lo auto desplegado, lo autoengendrado versus lo formado por experiencia e intercambio social, todo esto no sin mixturas. En ese sentido, hay autores(3) que sostienen que Jean Piaget (1896-1980), representante del constructivismo, propone una síntesis original que posibilita una vuelta de espiral superadora a la controversia clásica. Desde otro lugar, en este caso desde la filosofía, se puede reconocer en Piaget una filiación en Immanoel Kant (1724 -1804) quien, con intención análoga, a partir sus obras críticas de la Razón pura y de la Razón práctica, intenta conciliar el enfrentamiento entre empirismo y racionalismo.

Para los empiristas todo conocimiento partía de la experiencia entendida como percepción directa del mundo, que reconocían como cognoscible y dado, por el contrario, para el racionalismo, el mundo era construido por la proyección de las propiedades del espíritu o la mente, es decir, por la aplicación de su lógica o razón. La síntesis kantiana precursora de algún modo del constructivismo piagetano, admitía un conocimiento interactivo con el entorno que supone la experiencia y la aplicación de categorías a priori como son el tiempo, el espacio, la causalidad, etc.

Es evidente que Jean Piaget, intencionalmente, focalizaba su perspectiva desde el interior del sujeto tratando de capturar la reconstrucción de lo que sucede en el aprendizaje. Deberemos reconocer de entrada un isomorfismo funcional biológico-psicológico del pensamiento como una categoría que define el logos piagetano: el hecho de que la actividad invariante descrita por el Ginebrino esté constituida por términos biológicos es el signo evidente de una analogía insistente entre la forma en que un organismo se adapta al medio y la forma como el sujeto conoce la realidad. En palabras de Piaget "existen innegables mecanismos comunes entre las explicaciones biológicas y las explicaciones psicológicas de la adaptación general e intelectual"(4), asimismo, la incorporación del concepto de estructura que propone, nos dice que brinda al sujeto propiedades organizativas para su acción.

La noción de estructura (estructuralismo genético)(5) cobra relieve anticipando dos tesis medulares de su obra: "Toda génesis parte de una estructura y desemboca en otra estructura" y "toda estructura tiene una génesis"(6). El constructivismo ontogénico propone que el desarrollo cognoscitivo del sujeto parte de formas hereditarias simples y muy elementales, para posteriormente ser construido por el sujeto a través de un proceso psicogenético; esta idea central, constructivista, es que el acto de conocer consiste en una construcción progresiva del objeto por parte del sujeto, enfatizando Piaget en su propuesta los aspectos endógenos e individuales de dicho proceso a través del concepto de equilibrio. La interacción del sujeto con el medio que lo rodea instala la alternancia equilibrio / desequilibrio provocada por las perturbaciones exteriores ante las cuales, la actividad del sujeto, permite compensarlas para lograr nuevamente el equilibrio posibilitando así un aprendizaje adaptativo. Finalmente para no extendernos más, diremos que de esta manera se da la asimilación en la incorporación de los elementos exteriores a la estructura compatibles con su propia naturaleza, y al mismo tiempo este esquema de asimilación se encuentra obligado a acomodarse a los elementos que asimila, es decir, a modificarse en función de sus particularidades. Diremos de nuestro lado, que ese exterior que es parte del escenario constitutivo es esencialmente un exterior social, y, reconocerlo como tal es aquello que llevó a Piaget en sus investigaciones a afrontar el problema de lo social en su teoría forzándose a algunas explicaciones al respecto. Datos empíricos(7) abonaron este terreno e incidieron para la realización de aportes más precisos en cuanto a lo social. No descuidando este aspecto, como se cree, Jean Piaget afirma que la marcha del desarrollo se debe a la estimulación intelectual, a su calidad y frecuencia por parte de los adultos, para agregar que la formación de las operaciones cognoscitivas necesita de un ambiente favorable y de cooperación. Resaltaremos aquí un aspecto que nos permitirá entrar en la segunda parte de nuestro recorrido: si bien lo social es reconocido por parte del investigador de Ginebra, esto solo aparece como propiciando o fomentando lo cognoscitivo, pero no determinando y mucho menos, secuencialmente, en jerarquía de antecedente causal.

Esta introducción nos permite aproximarnos a algunas de las ideas centrales de otro pensador como lo fue Vigotsky, acercamiento que no pretendemos exhaustivo, sino por el contrario, sólo apuntamos a recuperar algunas notas de investigación gestadas en un seminario de la maestría en Educación Universitaria de la U.N.R.(8). Comprobamos de esta manera que un seminario como lo indica el término, es un lugar y una ocasión de arrojar aquí y allá una semilla, de dispersar un germen de reflexión.
Investigador vigoroso y entusiasta partidario de la revolución de octubre, Lev Vigotsky partió de una concepción realista y materialista, asentando que el conocimiento está de antemano en la sociedad produciéndose su incorporación a través del intercambio social. Podríamos enunciarlo así: de lo ínter-psíquico a lo intra - psíquico.
Lo social como determinante. El psicólogo Bieloruso

Como lo enuncia el subtítulo, en este apartado, pondremos atención en algunos aspectos centrales de la teoría de Lev Semionovich Vigotsky (1896-1934), particularmente en aquellos entramados conceptuales que son tomados como aportes para la solución de algunos problemas de la educación.

Sabemos que la sociabilidad del hombre, es decir su ser naturalmente social, su interacción social, su ser de cultura son aristas esenciales en la obra vigotskiana. Por otro lado este ser social como mecanismo básico y adaptativo al medio está en relación con la constitución de las funciones mentales superiores. Esta relación no es una relación de simetría simple, sino, por el contrario, secuencialmente se puede reconocer en este autor, un determinismo causal entre las interacciones sociales del sujeto y sus funciones mentales superiores. De esta manera no es arriesgado decir que este investigador, nos habla de una sociabilidad primaria en el ser humano que nos parece comulga con la concepción de Henri Wallon (1829-1962) quien entendía, anticipadamente, categóricamente y sin vueltas que el individuo era genéticamente social. Tal vínculo entre lo antropogenético y lo antroposocial, nos permite proponer de nuestro lado algunas preguntas: ¿Es el animal humano social por disposición genética y es su estructura biogenética lo que determina su ser social y su aprendizaje, o por el contrario, el intercambio social incide en su desarrollo morfogenético?, luego, ¿Se desprende de esta determinación mutua, una concepción del aprendizaje? No pretendemos responder a estos interrogantes que excederían las posibilidades de este ensayo, sin embargo, se nos hace necesario asentar la importancia de tales cuestiones, pues creemos indican algo del suelo epistemológico de las problemáticas que abordan estos autores.

Nos orientamos en nuestro recorrido, al subrayar entonces una tesis fuerte en Vigotsky: la sociabilidad primaria y precoz que dió lugar a sus múltiples investigaciones. Sostiene este autor, que esta sociabilidad propia del ser humano le permite interactuar precozmente con el medio social, incidiendo o más precisamente determinando el desarrollo del mismo. Es necesario aclarar, que este investigador se centra principalmente en aquellas operaciones psíquicas que la psicología clásica denomina como funciones psicológicas superiores. Cuando señalamos este foco en su obra, es para destacar que el acento está puesto en el pensamiento consciente del ser humano y sus adquisiciones socio-semióticas.
Vigotsky lee a Freud

Por resonancia, lo expresado nos permite en una digresión, ensayar un poro vinculante entre este autor y el creador de psicoanálisis Sigmund Freud (1856-1938).

Vigotsky se instala en Moscú en 1924 y allí, durante su restantes diez años de vida, se dedica a producir un giro notable en el campo disciplinar de la psicología. Su concepción histórica- cultural da base a todo su trabajo. En esos años, en Viena, Sigmund Freud cimienta su teoría destacando jerarquizadamente lo histórico y lo cultural en la constitución del sujeto, como asimismo en las significaciones y el lenguaje inconsciente del sujeto.

El profesor de Viena, por la misma época, no estaba ocupado en las funciones superiores del psiquismo humano, sino por el contrario en aquellas operaciones de constitución del sujeto en cuanto determinado por su psiquismo inconsciente, lo que de todas formas, no nos permite que denominemos, a las funciones inconscientes, como funciones psíquicas inferiores. No tenemos noticias de algún contacto directo entre Vigotsky y Freud pese a que se encontraban en el mismo período en pleno trabajo y despliegue de sus concepciones teóricas. En este sentido, es interesante conocer que en esos años es notable la presencia de Alexandre Romanovich Luria (1902–1977), nacido en Kazán, Rusia, quien estudió medicina para luego interesarse en la psicología. Luria presta atención a las ciencias sociales y el socialismo era su inclinación ideológica. Tempranamente, a los 19 años, inicia una correspondencia con Sigmund Freud. En 1922 decidió fundar la Sociedad Psicoanalítica de Kazán germen de la Sociedad Psicoanalítica Rusa. En sus posiciones y trabajos comparó la doctrina psicoanalítica y sus métodos con las teorías reflexológicas de VIadimir Bejterev (1857-1927), concluyendo que ambas escuelas podían acercarse en el terreno del materialismo. En el otoño de 1923(9) se radica en Moscú y en 1925, con su amigo Lev Semenovich Vigotskiy (1896-1934), redactan un prefacio para la traducción rusa de Más allá del principio de placer(10). Vigotsky, Luria mediante lee a Freud con interés. Por su lado Luria con más entusiasmo juvenil que rigor epistemológico, sostuvo por entonces la idea de que el psicoanálisis podía integrarse a un sistema de psicología "monista" y aspiraba a una relación sintónica entre esa nueva ciencia del psiquismo, el psicoanálisis y la psicología experimental. Su última contribución al psicoanálisis es 1928, Luria, luego se especializó en los estudios del cerebro, área en la cual adquirió notable prestigio, por sus contribuciones acerca de las funciones corticales superiores. En el curso de una reunión, en 1974, en la Sociedad de Psicólogos de Moscú, evocó con nostalgia y emoción su aproximación juvenil a Freud, para luego alejarse decididamente hacia la neurología.

Lejos estamos de proponer un concubinato teórico tan forzado, sin embargo, es interesante ver cómo contemporáneamente los saberes habitados por los modelos físico-naturales eran reformulados desde distintas producciones y por notables pensadores.

Construir algunas resonancias entre estos dos autores, nos atañe particularmente pues hace al tema de investigación de maestría que nos ocupa(11). Nos parece oportuno agregar, asimismo, que tanto Freud como Vigosty, al revisar autores americanos (Sullivan, Horney, Mead), padecieron de cierto forzamiento en sus concepciones por parte de algunos de ellos, tan propensos a aguachentar(12) las teorías, para hacerlas menos corrosivas a las posiciones acomodadas. Nadie se salva del culturalismo alivianado que hace a la tradición de los pensadores americanos. Así, acompañamos aquello que señala Michael Cole de la Universidad de California cuando afirma que en Estados Unidos se dio una fuerte tendencia a asimilar a Vigotsky a la teoría del aprendizaje social -en la que el medio ambiente (sociedad / cultura) es la fuente del desarrollo de las funciones psicológicas superiores(13). Esta, simplificación condujo a la crítica de que Vigotsky propone un sujeto pasivo. Contrariamente, y como punto central hay que decir que el punto de arranque crucial para el desarrollo es la apropiación activa de recursos del medio ambiente por parte del niño. La oferta social es reconocida activamente por la criatura humana, intrínsecamente activa. Para Cole, el mundo social es la fuente del desarrollo de las funciones psicológicas superiores sólo de una manera mediatizada, queda pendiente que pensemos, precisemos y acordemos cual sería dicho medio. Por el lado del psicoanálisis, Freud debió aclarar preventivamente en varios lugares esta antinomia activo-pasivo. Pero en la ocasión, sólo señalaremos que uno de los conceptos de su obra, la pulsión, concepto fundamental de su teoría, denota la esencial actividad del sujeto ante los estímulos del medio ambiente, para agregar que esta tendencia activa constante que lo habita es el motor del desarrollo. Creemos que tanto para el psicólogo bieloruso como para Freud, la criatura humana es esencialmente activa y social, tal vez no en una determinación de secuencia sucesiva sino de simultaneidad lógica. El deseo de saber, el niño como investigador sexual infantil incansable al decir de Freud, señalan esta dirección. Añadiremos, para seguir avanzando, que es la sociedad la que retiene, transmite y hace accesible al niño el legado del pasado cultural, cuya incorporación constituye el desarrollo de las funciones psicológicas superiores. No descuidamos que lo importante del párrafo anterior está en él término incorporación. Es decir, habrá que determinar cual es el medio, el soporte, el instrumento que hace posible tal incorporación y que nos parece se debe partir de una posición que implica aceptar que ese medio es un medio simbólico en el sentido amplio del término. Citamos a Freud para sostener nuestro recorrido: "La oposición entre psicología individual y psicología social o de las masas, que a primera vista quizá nos parezca muy sustancial, pierde buena parte de su nitidez si se la considera más a fondo. Es verdad que la psicología individual se ciñe al ser humano singular y estudia los caminos por los cuales busca alcanzar la satisfacción de sus mociones pulsionales. Pero sólo rara vez, bajo determinadas condiciones de excepción, puede prescindir de los vínculos de este individuo con otros. En la vida anímica del individuo, el otro cuenta, con total regularidad, como modelo, como objeto, como auxiliar y como enemigo, y por eso desde el comienzo mismo la psicología individual es simultáneamente psicología social en este sentido más lato, pero enteramente legítimo"(14). Para abundar, es interesante destacar párrafos freudianos que abonan un terreno común con algunos otros pensadores y a partir de allí hacer lugar a las diferencias, es decir, referimos en particular a aquellos tópicos en los que lo social, el ser social del animal humano es punto de partida para las teorizaciones y tramas conceptuales. Aún en el campo clínico de las neurosis lo social es esencial y lo reconocemos cuando Freud en su conocida obra Tótem y tabú, escribe: "Genéticamente, la naturaleza asocial de la neurosis resulta de su tendencia más originaria: refugiarse de una realidad insatisfactoria en un placentero mundo de fantasía. En ese mundo real que el neurótico evita gobiernan la sociedad de los hombres y las instituciones humanas creadas por el trabajo colectivo que ellos han creado en común; por eso dar la espalda a la realidad es al mismo tiempo salirse de la comunidad humana"(15). Resulta interesante cómo el investigador de Viena expresa la idea acerca de como el mundo real, la sociedad humana y las instituciones son causadas por el trabajo colectivo, indicando una leve consonancia con las ideas que se plasmarán doctrinariamente y en otros campos desde el materialismo histórico. Nos apresuramos en aclarar: pequeñas consonancias y fuertes divergencias.
Precursores y líneas filiatorias

Volviendo a nuestra senda diremos que la psicología científica, elaborada en la Unión Soviética y asentada en los principios del marxismo, enfocó el problema del origen de la actividad de pensamiento del hombre, desde enfoques enteramente distintos a la psicología de la época.

Desde allí se sostendrá entonces que las peculiaridades de la forma superior de vida, genuina y exclusiva del hombre, hay que buscarlas en la conformación socio-histórica de la actividad vital, relacionada con el trabajo social, el uso de herramientas y la aparición del lenguaje. Esas formas de vida no existen entre los animales, por lo cual el tránsito de la historia natural del animal a la historia social de la humanidad entraña una ruptura muy importante en el pretendido tránsito continúo de las especies. Se distancia taxativamente de esta manera del punto de vista científico-natural, que intentaba seguir una línea única de desarrollo de la conciencia desde los animales hasta el hombre.

El primer científico que formuló dichos principios fue Charles Darwin (1809-1882), quien en varios de sus trabajos trató de demostrar que en los animales aparecen ya a título embrionario todas las formas de la actividad racional inherente al hombre, y que no existen fronteras precisas y de principio entre el comportamiento de los animales y la actividad consciente del hombre. Por otro lado, y a distancia de este cientificismo natural, las ideas típicas de la filosofía idealista, nutridas del dualismo cartesiano, desplegaban la tesis cardinal que implicaba no ya el reconocimiento de las radicales diferencias de principio existentes entre la conducta de los animales y la conciencia del hombre y su pensamiento, sino también el intento de explicar esas diferencias señalando que la conciencia del hombre ha de considerarse como expresión de un singular principio espiritual, del que carecen los animales. A nuestro entender, Vigotsky se divorcia tanto del continuismo armonioso de Darwin como del idealismo-dualista que pone el acento en la espiritualidad, divorcio que lo conduce, como nos dirá Bronckart(16), a comulgar más con la tesis de la hominización formulada por Engels(17) (1820-1895) como asimismo con el monismo original de Baruch Spinoza (1632-1677). El contexto histórico y político de la Rusia revolucionaria nos permite precisar que oficialmente el partido en el poder (bolchevique) sostenía que la psicología no podía ser otra que la de Iván Petróvich Pávlov (1849-1936), es decir, la psicología de los reflejos condicionados.
Pese a ello, el joven Vigotsky con apenas 28 años hizo una notable ponencia en el Segundo Congreso Psiconeurológico de Leningrado (1924) en donde sostuvo que existía algo más que reflejos condicionados y que eso era la actividad conciente del hombre. La respuesta: el escándalo.

Entonces, y sin alejarse de las posturas marxistas, sostuvo que la actividad consciente del hombre se distingue radicalmente del comportamiento individualmente variable de los animales y esto por tres rasgos particulares y fundamentales:

La primera de esas particularidades consiste en que la actividad consciente del hombre no está forzosamente relacionada con motivaciones biológicas, sino, con las necesidades cognoscitivas, que impulsan al hombre a la adquisición de nuevos conocimientos y la necesidad de comunicación.

Segundo, la actividad consciente del hombre puede guiarse no por la impresión directa de la situación externa, sino por un conocimiento más profundo de las leyes intrínsecas que hay tras ella.

Finalmente, la actividad consciente del ser humano tiene, además, una tercera fuente ya que una inmensa proporción de los conocimientos y de las artes del hombre se forman por vía de la asimilación de la experiencia del género humano acumulada en el proceso de la historia social y que se transmite en el proceso de la enseñanza. (Educación)

Retomemos entonces: lo que el autor ruso propone, congruentemente con su concepción del mundo, es que el surgimiento de la conciencia del hombre no hay que buscarla en las singularidades «del alma» (dualismo-idealismo), ni tampoco en las gatillos del organismo (biologicismo - materialismo) , sino en las formas sociales de vida históricamente dadas, condiciones que se producen en relación al trabajo social, el uso de herramientas y la aparición del lenguaje(18). Esto muestra, como lo señalamos anteriormente, el maridaje de esta concepción con la ciencia histórica en cuanto ésta, destaca dos factores yacentes en los orígenes de la transición del animal al hombre: uno de ellos es el trabajo social y el uso de herramientas; el otro, la aparición del lenguaje.

Veamos sucintamente cómo son estas las ideas que vertebran esta teoría sobre los orígenes, que sin continuidad, producen una disyunción entre el animal y el humano. El hombre no sólo emplea, sino que también fabrica herramientas. La fabricación de herramientas (germen asimismo de la división natural del trabajo) hizo permutar de por sí radicalmente la actividad del hombre primitivo pues hacer las herramientas ya no es una simple actividad determinable por motivaciones biológicas directas. Por el contrario esto tiende a valorarse desde esta perspectiva, como el primer brote de la conciencia, o bien -con otras palabras- como la primera forma de actividad consciente.

Así pues, el hecho de separar de la actividad biológica general acciones especiales, ninguna de los cuales vienen determinadas por motivaciones biológicas directas, sino que están guiadas por un objetivo consciente y adquiere su sentido por la correlación de dicha acción con un resultado final, es esencial en esta concepción. De esa manera la aparición de diversas «operaciones» auxiliares mediante las cuales se logran esos resultados finales, constituye una reestructuración fundamental del comportamiento y entraña una nueva estructura de la actividad consciente del hombre en sociedad. Tenemos allí, entonces la estructura social. (lazo con los otros)

La otra fuente de humanización es el lenguaje(19). El problema de cuál es la procedencia del lenguaje humano ha sido objeto de numerosas proposiciones y teorías. Nos interesa subrayar en esta ocasión que Vigotsky postula la idea de un desarrollo del lenguaje desde lo social, la herencia (biogénesis) nos dirá no es condición suficiente para la adquisición del mismo. En su conocido libro "Pensamiento y Lenguaje" describe la idea del proceso de génesis mediante el cual, el lenguaje en calidad de instrumento del intercambio social, se transforma en un instrumento de la organización psíquica interior ( pensamiento verbal).

En oposición a esto otras teorías consideraban el lenguaje como expresión de la vida espiritual como por ejemplo y siguiendo la Biblia, señalaban la procedencia divina del mismo. Teorías análogas se formulaban de manera velada, indicando que el lenguaje era una singular forma de existencia propia, que distancia la vida espiritual de cualquier expresión del mundo material. Desde el materialismo, se comulga más aquella propuesta de que el lenguaje nació por vez primera de las formas de comunicación que los hombres entablaron en el proceso del trabajo social. La forma conjunta y social de actividad práctica conducía inevitablemente a que en el hombre surja la necesidad de transmitir a otro cierta información. Además, no podía limitarse sólo a expresar estados subjetivos (emociones) sino que habría de designar los objetos (cosas o herramientas) que figuraban en la actividad laboral grupal. Estas son algunas de las razones de los científicos materialistas cuando afirman que a la par con el trabajo, el lenguaje constituye un factor esencial en la formación de la conciencia. El lenguaje sirve de medio fundamental para transmitir la información acumulada en la historia social de la humanidad, o bien, expresándolo en otros términos, crea así junto al trabajo y la relación social, una de las tres fuentes de desarrollo de los procesos psíquicos superiores.

Los párrafos anteriores, genealogía breve de precursores y sus líneas filiatorias, así como los bocetos de ciertas concepciones filosóficas sintónicas intentan ilustrar el suelo epistémico, filosófico e ideológico del psicólogo ruso, febril adepto del marxismo y la llamada ciencia histórica.
Acentos conceptuales y usufructos en la educación.

Como bien sabemos el edificio conceptual de la teoría de Vigotsky, no sólo ha sido de formidable significación para la psicología en cuanto disciplina, sino particularmente y de la misma manera, para la educación y sus agentes.

El transitivismo formulado desde el rol del adulto al del maestro, como mediador entre la cultura, la civilización humana y el educando implicaron innumerables propuestas de trabajo concreto, por ejemplo, en el campo de la didáctica al poner énfasis en los sistemas de enseñanza adecuadamente estructurados.

Vigotsky nos orientó al indicar que una cuestión es lo que el niño puede hacer por sí solo, y otra, es lo que haga con la ayuda del otro social, como por ejemplo el maestro o el docente. Sólo la cultura y la educación permite la transmisión de los conocimientos, los valores, las habilidades y las técnicas de una generación a otra, así como la parición del sujeto de la cultura tal como también lo señaláramos lo propone el psicoanálisis. La cultura social es el vigoroso andamio que forma y amplia las capacidades cognoscitivas y transformadoras del hombre, preparándolo para que transforme su medio, y con esperanza moderada decimos: en beneficio de todos los demás y el bien común.

Es nuestra intención en este párrafo final, describir someramente la noción de Zona de Desarrollo Próximo, ya que son abundantes los trabajos y aplicaciones de estudiosos de la educación que se nutren con tal categoría conceptual del autor ruso. Vigotsky señala una zona, que está definida como la capacidad que posee todo ser humano, en particular todo niño, para captar y aprovechar las claves, señales e instrucciones (mediaciones) de los que poseen más experiencia y conocimientos que él.

Desde el punto de vista de Vigotsky la zona de desarrollo próximo (ZDP) consiste en determinar la distancia (diferencia) entre el nivel real del desarrollo del niño, determinado por la capacidad que tiene de resolver independientemente un problema, y el nivel de desarrollo potencial, fijado a través de la resolución de un problema cognitivo bajo el soporte de un adulto o en colaboración con un semejante más capaz. No hay desarrollo sin la presencia del otro de la constitución.

Esto lo conduce a decir que existen dos niveles de desarrollo: Nivel de Desarrollo Actual (NDA) para denotarnos las funciones mentales que han sido logradas por el sujeto y que se revela con las actividades que el individuo es capaz de realizar de manera independiente. Sin embargo, nos aclara que este nivel de desarrollo no refleja las potencialidades reales del niño ya que solo considera las actividades que el sujeto realiza solo, pero no la capacidad de emulación lo que le permite interactuar con otros. Se desprende que esta capacidad de imitación, es aquello que el sujeto es capaz de hacer con ayuda de esos otros significativos que tienen más logros o estructuras mentales más desarrolladas. Son procesos y actividades para las que el niño actualmente necesita ayuda o sostén pero que después podrá realizar él solo. Llamara a eso Nivel de desarrollo potencial (NDP).

Consistentemente y de acuerdo con estas dos proposiciones, la distancia entre el NDA y el NDP se constituye en la Zona de Desarrollo Potencial o Zona de Desarrollo Próximo (ZDP). Este esquema ha permitido desde diferentes intervenciones, planificar y construir las condiciones necesarias para que el niño pase del NDA al NDP en el aprendizaje ya que de conseguir tal andamiaje de traslado es esperable activar el desarrollo mental del niño que de otra manera no podría ser actualizado o tal vez no logrado.

Ciertamente, no poco ha sido el usufructo teórico y práctico que se ha hecho de este notable autor en los innumerables debates sobre el aprendizaje y los temas de educación en general. De nuestra parte, como visitantes a un campo harto complejo, estas notas son producto de un recorrido parcial que se reconocen orientadas a marcar ciertos acentos conceptuales del autor bieloruso. Tramas de categorías que sostienen, justifican y dan coherencia a algunas de las concepciones educativas más difundidas y con más vigencia en la actualidad.


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