Historiales clínicos - Análisis de una fobia de un niño de 5 años (Caso Juanito)


El historial clínico y terapéutico no pertenece a Freud. Orientó el plan de tratamiento en su conjunto, y tuvo una intervención con el niño en una plática. El que llevó adelante el tratamiento fue el padre, que a su vez le facilitó los apuntes a Freud. Además Freud destaca que mucha de la información que se obtuvo, solamente el padre la podría haber obtenido. Destaca Freud que en los trabajos con los neuróticos adultos el analista debe transitar el descubrimiento de etapas de la vida sexual infantil, donde estarían las fuerzas pulsionales de los síntomas neuróticos de la vida posterior. En este caso el trabajo se efectuó sobre un niño de 5 años, lo cual permitiría verificar sus asertos de Tres Ensayos de la teoría Infantil.

Las primeras comunicaciones sobre Juanito son de cuando todavía no tenía 3 años. Ya presentaba en esta época un vivo interés en la parte del cuerpo que él llamó “el hacer-pipí”.
De esa época es también la visita a un establo y confunde la ubre de la vaca con el hacer pipí y la leche como pipí. Esto corroboraría la primera etapa del desarrollo sexual del niño, donde el miembro y la ubre de la vaca estarían equiparados a la teta de la madre.
Su interés en el hacer pipí no es meramente formal, ya que esta investigación lo lleva a tocarse el miembro. A la edad de 3 ½ años, su madre ante una situación similar identificada lo amenaza con “llamar a Dr. A, para que se lo corte”. Él responde que no le importa que “hará pipí por la cola”. Freud dirá que desde su respuesta y desde su inocencia, este es el momento en que adquiere “EL COMPLEJO DE CASTRACIÓN”, este es el momento preciso, que en los neuróticos adultos es difícil de identificar y además, que estos se niegan a admitir. (Freud aclarará que esta instalación del complejo de castración se puede colegir de los mínimos indicios, no necesariamente de una amenaza fortuita y directa).
A la misma edad da cuenta de haber visto el hacer- pipí del león. Juanito se ha convertido en un investigador, que aprovecha lo expuesto de los órganos sexuales de los animales y sus prácticas, para hacer sus conjeturas.
A la edad de 3 ¾ ve como una locomotora larga agua y se interroga ¿dónde tiene el hace-pipí? Sabe analizar y discernir que un perro y un caballo tienen... pero una mesa y un sillón no. Esto le permite distinguir entre un ser vivo y uno inanimado. Continuando con su investigación le pregunta al padre si tiene... y este le responde que sí a lo cual contesta...” nunca te lo he visto cuando te desvestías” (está marcando que lo estaba observando en la situación de desvestirse. Con la madre le pasa lo mismo y a la respuesta afirmativa de la madre este responde. “Como eres grande, pensé que lo tendrías grande con el un caballo”.

A la edad de 3 ½ ocurre el momento más importante en la vida de Juanito la llegada de su hermanita Hanna. El padre de Juanito anota con detalles lo ocurrido; el tema central en los días previos y el día del parto es “viene la cigüeña”. El médico, la partera, y el nacimiento generan la lógica inquietud en Juanito. Lo llevan al cuarto de los padres y antes de interesarse por la madre, se interesa por gasas y líquido con sangre, como así también por una bacinilla con sangre y se dice “de ni hace-pipí no sale sangre”. Freud dirá que aquí se ha presentado su primera desconfianza sobre la cigüeña. Con el nacimiento de la nena se presentan los consabidos celos y en tono burlón dice “...pero si todavía no tiene dientes”. Como respuesta a la situación en los días siguientes contrajo una angina y en medio de la fiebre se le oyó decir...“pero si yo no quería una hermanita”.
Luego de ½ año los celos desaparecen y se transforma en un hermano afectuoso y cariñoso, propio de la mayoría de edad. Detecta, durante un baño de su hermanita, su hace pipi y hace un análisis de su tamaño, planteando que con el tiempo “le crecerá “.
A los 3 ¾ presenta el primer relato de un sueño “estando dormido se vio en Gmunden con Marield”, esta es la hija del dueño de la casa que ha jugado en mas de una oportunidad con él. Cuando el padre relata el hecho a la esposa con él presente corrige... “yo totalmente solo con Marield”. Suma a su historia de Gmunden, el hecho de sumar a los niños Berta, Olga y Fritzl y fantasea que juega con ellos. Hasta tal punto que los nombra sus hijos y que Berta y Olga fueron traídas por la cigüeña.
También el padre anota que ha dibujado una jirafa del zoológico de Schönbrunn y este le pide que le dibuje un hacer-pipí, a lo cual el padre le pide que lo haga él. Dibuja un tramo y luego le agrega otro y dice “el hacer-pipí es más largo” .
Juega en el parque con dos niñas de 10 años a las que llama “mis niñitas”, y a quienes alaba durante todo oportunidad que tiene.
Cuando tiene 4 años, está de visita un primo de juanito, al que abraza en más de una oportunidad y repite “te quiero mucho” (planteará Freud, que es el primer rasgo de homosexualidad, pero no el último). A la edad de 4 años se mudan de casa y en un departamento vecino descubre una niñita de 7 u 8 años, a la cual no deja de espiar, y hasta preocuparse por su no aparición en los horarios habituales. (El alto interés el padre lo marca en el hecho de no tener compañeritos de juegos y acota que niño los necesita).
Las mociones eróticas que desencadenan el dormir con los padres, en forma fantaseada él lo quiere repetir con Marield, la hija del propietario de la casa de Gmunden, de 14 años. A la insistencia de que Marield venga a incorporarse a la familia y el rechazo de la madre y la postura de esta de decir “si quieres separarte de papi y mami, entonces llévate tus pantalones y tu chaqueta” , este responde como un varón y luego de tomarlos se va, es detenido en la puerta. (De esta época a los 4 ¼ de edad juega con el resto de los hijos e hijas del propietario, así como dos niñas de la vecindad, de todos los participantes del juego... el elige a Fritzl).
También el padre relata el caso de una niñita de 8 años que ya se ha cruzado en la hostería donde van a comer y la que cree cortejar y ante la respuesta afirmativa de esta el se siente avergonzado y cambia la dirección de su mirada. El padre para aliviar la tensión generada en la vida anímica de juanito, invita a la niñita a jugar por la tarde en el jardín de la casa. Esta situación pone en estado de vigilia nerviosa a juanito, preguntándose y preguntándole a Marield... ¿Crees que me querrá? Esa tarde llueve y luego de suspendida la visita, Juanito se consuela con Berta y Olga.
A los 4 ¼ , la madre baña a juanito y lo entalca, se plantea una situación de seducción, ya que la madre no quiere tocarle el pene y este le dice “...por qué no pasas el dedo ahí?” , a lo cual la madre le responde … “porque es una porquería”, “es indecente” y él riendo responde … “pero gusta”.
El padre cuenta un sueño de Juanito (a los 4 ¼) donde este plantea a remedo de un juego de prendas, que el que quiera participar tiene que hacer-pipí (el premio o el castigo, no son bofetadas o besos: es hacerle hacer-pipí). Esto se refiere al hecho de abrirle la ropa para sacarle el pene para hacer pipí. Esto para Juanito está teñido de placer. (Cuando sale de paseo el que hace este trabajo es el padre, lo que hace que se fije una inclinación homosexual). (Él quiere que las chicas lo ayuden a hacer pipí, esto para juanito es muy grato). Después de la escena del baño con la madre, plantea que no quiere hacer pipí donde siempre “pues no quieren que lo observen las niñas amigas”. Ya había pasado un año y el placer de ser visto se había reprimido y ahora no quería ser visto. (Éste es el deseo que aparece en el sueño, según el deseo reprimido).
A los 4 ½, ve nuevamente a su hermanita mientras la bañan y mientras mira el hacer-pipí de su hermanita, ríe, a la pregunta de por que, este responde “por que es muy bonito”. En realidad la respuesta se detecta como falsa, él quiere, decir COMICO, esta la primera manifestación de reconocer la diferencia de los sexos y no la desmentida de la diferencia.

HISTORIAL CLINICO Y ANÁLISIS


El padre escribe a Freud, preocupado por una perturbación nerviosa que se le ha declarado a Juanito, la cual el padre la relaciona con una hiperexcitación sexual por ternura de la madre. Plantea que este tiene miedo a que un caballo lo muerda por la calle. El padre insinúa en esta comunicación a Freud que el temor estaría vinculado a que lo asusta un pene grande. Recuerda el hecho de que en otro momento juanito había hecho una comparación de tamaño con el pene “de la madre”. El padre no puede encontrar nada pertinente que pueda vincularse con este temor y se pregunta si no habrá visto a un exhibicionista. Salvo esta manifestación el resto de su vida continúa de la misma manera: jovial y divertida.

Luego de recibida esta comunicación freud planteará que sacará ninguna conclusión, en todo caso dejará el juicio en suspenso y la atención pareja, frente a todo lo que hay que observar.

A los 4 ¾ , juanito despierta de un sueño llorando y diciendo que ... “pensó que la madre estaba lejos y que no la tendría para hacerle cumplido”. Freud marcará, este es un sueño de Angustia.
Recuerda una frase de la Tía M dicha por lo bajo a la madre mientras lo bañaba “...que lindo pichilín tiene”. Llora en el trayecto de la casa al parque y tiene que volver para que la mami le haga cumplidos, por la tarde se pone bien y durante la noche se pone sentimental, la madre le hace cumplidos y luego duerme bien. Sale con la madre por la calle rumbo al zoológico y le pasa lo mismo: comienza a llorar y tiene que volver a la casa. Luego de mucho llanto le dice a la madre “tuve miedo de que un caballo me mordiera”; se sobresalta por la noche y plantea que “...mañana me llevarán el parque de nuevo” y agrega, “entrará un caballo en la pieza”.
La madre averigua si se pasa la mano por el hacer-pipí, y confiesa que un poquito, cuando está en la cama.

Desde aquí trabaja Freud y plantea que es el comienzo de la angustia así como el de la fobia. La perturbación se introduce con unos pensamientos tiernos-angustiados y un sueño de angustia. (Contenido de este perder a la madre y que no le haga cumplidos).
El fenómeno básico es el incremento de la ternura hacía la madre. Lo marcan dos situaciones de intento de seducción para con ella. Este aumento de ternura es el que genera angustia y cae en el campo de represión (esfuerzo de desalojo). Freud, en esta etapa no puede colegir de donde proviene este empuje, seguramente una parte de la moción reprimida, pero solo eso ó algo más? En primera instancia se instala un cierto miedo a andar por la calle, sin saber a que le tiene miedo; solo puede decir que quiere que la madre lo acaricie. Cuando se instala este miedo no existía ninguna fobia. Las reacciones nocturnas se presentan con un reclamo de querer tener a la madre junto a él, ya que mientras estaba en Gmunden, el normalmente estaba solo con la madre y la carga libidinal la compartía con ella y sus amiguitos de juegos.
Freud nos dirá que la Angustia corresponde entonces a una añoranza reprimida, pero no es lo mismo que la añoranza; la represión cuenta también en algo. Freud hará un análisis de sí se puede cancelar la angustia devolviendo el objeto deseado y con concluirá que no (llamamos angustia patológica a una sensación de añoranza angustiada, desde el momento en que ya no se puede cancelar aportándole el objeto ansiado). Esto se verifica en el segundo paseo, cuando juanito sale con la madre y ocurre lo mismo que en el primero: tiene angustia, mas allá de estar con la madre hay una parte de la añoranza que no está asociada. En el paseo se exterioriza por primera vez el ser mordido por un caballo. Freud se preguntará de donde viene el material de la fobia. Seguramente, dirá, de aquellos complejos que constituyeron la represión y mantienen en estado reprimido la libido hacia la madre.
El padre deja planteado el tema en relación al temor de Juanito por el hace-pipi grande del caballo en relación a la madre: este se podría entender con caballo sustituto de la madre; pero y la exteriorización nocturna de ver el caballo entrar en la habitación (no es simplemente una tonta idea de un niño pequeño Freud dirá... “la neurosis no dice nada tonto, como tampoco lo dice el sueño”).
Desde hace un año Juanito se toca regularmente el pene por las noches y más allá del placer masturbatorio obtenido, esto no debe producir angustia. Algo ha ocurrido para que la misma aparezca. Justo en el momento, que según su padre, este lucha por deshabituarse de este toqueteo, lo cual está más relacionado con la represión y la formación de angustia.
Se plantea la cuestión de que papel juega la madre es esta aparición de la neurosis, por su apego y ternura hipertrófica, como así también el permitir que se instale en su lecho. Freud marcará como elemento a tener en cuenta el hecho de haber cortado los cortejos de forma abrupta, abriendo el camino hacía la represión (refiriendo al toqueteo de su pene, esta le dirá... “pero es una porquería”.
Freud le imparte una serie de indicaciones al padre para cumplir con juanito:
1) que lo del caballo era una tontería nada más
2) que quería mucho a la mamá y que esta lo recibiría en la cama
3) y que ahora tenía miedo de los caballos por haberse interesado tanto por su hace-pipí
4) interesarse por esclarecimiento sexual de juanito, en un tiempo en que preguntase, indicándole que las personas de sexo femenino, como su hermanita y su madre no tenían hacer-pipí.

Luego de un mes el padre reporta nueva información sobre juanito. Este ya no teme salir de paseo, el miedo a los caballos pasa ahora a la compulsión de mirarlos y este dirá: “tengo que ver a los caballos y entonces me da miedo”. Cae en cama con influenza (gripe), y durante este periodo se le refuerza la fobia. Viaja con el padre a Lienz los domingos pues hay pocos carruajes en la calle, pero ya no quiere salir de la casa, solo llega hasta el balcón. Lo operan de amígdalas, y vuelve a reforzarse la fobia. En alguno de los viajes a la estación de ferrocarril el padre intenta en vano explicarle que los caballos no muerden, el replica que en “Gmunden hay un caballo blanco que uno le acerca los dedos y muerde”, (este es el resultado de una historia que también le cuenta al padre de una vecinita, Lizzi, que estaba por partir de viaje en un carruaje con caballos blancos, cuando estando el padre de Lizzi cerca le dijo al darse vuelta el caballo… “no le acerques los dedos al caballo blanco, de lo contrario te morderá”)
El padre le marca a juanito que en realidad lo que tiene en la mente no es el caballo, sino el hace pipí, a lo que él responde que el hace-pipí no muerde. Frente a este hecho el padre le dice a juanito que LA TONTERÍA se te pasará si sales más seguido de paseo, él responde “...no, es tan intensa porque todas las noches me sigo pasando la mano por el hace-pipí. Padre y paciente están concluyendo que la génesis del presente estado patogénico está vinculada con el onanismo de juanito. Freud dirá, que hay más indicios de otras cosas.
Una nueva empleada empieza a trabajar en la casa que despierta la curiosidad de juanito, ya que esta le permite mientras hace las cosas montar a caballo. Juanito la llamará, “mi caballo”. Se plantea la curiosidad de verla sin ropas a lo que esta no plantea reparos dentro de un juego, juanito reacciona con rechazo moralista “eso es una chanchada, se verá el hace-pipí”.
Una mañana se levanta, angustiado y dice que por haberse tocado el hace-pipí, ha visto el de la madre por debajo de una camisa.
1) Se plantea que la reprimenda de la madre surtió efecto, (tiene que ver con que el Dr. A, le cortará el hace-pipí si se lo sigue tocando.
2) Que en un comienzo no acepta que las mujeres no tienen. Esto lo lleva a lamentarse de que así sea.
Se plantea otro viaje al zoológico, donde reacciona negativamente al ver o entrar en las jaulas o lugares donde están los animales grandes: jirafa, elefante, mientras que se entretiene con animales pequeños, el padre le aclara que el tiene miedo de los animales grandes por tener una hace-pipi grande y le aclara que los pequeños tienen uno pequeño. El recuerda que ha visto a los caballos y sus hace-pipi en los establos, el padre trata de orientar la charla hacia el punto de decirle que no tiene que tener miedo y analiza el tamaño del animal y el tamaño del miembro, a lo cual juanito responde... “el hombre tiene hace-pipi, y este crece conmigo cuando yo me hago grande, este se hace grande”.

A esta información del padre corregirá que el pequeño pueda temer a los animales grandes, no así a los miembros grandes. En un principio sentía placer al ver, pero al actuar un elemento externo, un trastorno universal, de placer hacia displacer, por un camino no esclarecido, deja de lado la investigación sexual. Siente pena por el tamaño de su pene con relación al de los animales grandes. El consuelo estará en que el miembro crecerá con él. Al pasar 1 ¼ de la amenaza de la madre, con efecto retrógrado se hace presente desde lo inconsciente, justo ahora que “ya está crecido”, como marcando el temor mayor por perder el miembro en estas circunstancias. Freud hablará del efecto retardado de la amenaza de que se lo corten. La información recibida por juanito de que las mujeres no tienen hace-pipi despertó en él una angustia mayor, al pensar que el también lo puede perder. (Freud en un apartado dirá que históricamente el complejo de castración es la raíz del antisemitismo, pues a estos les falta una parte del pene. Lo mismo será tenido en cuenta para comparar a los judíos con las mujeres. Todo esto dentro de un juego neurótico de opiniones).

En otra parte de las comunicaciones el padre cuenta la historia de una noche donde se apareció en su cuarto y se metió en la cama cerca de las 6 de la mañana. Preguntado que pasaba, respondió que luego lo diría. Al día siguiente contó lo siguiente: “en la noche había en la habitación una jirafa grande y una jirafa arrugada, la grande ha gritado porque le he quitado la arrugada. Luego dejó de gritar y entonces yo me he sentado encima de la jirafa arrugada”. Frente a esta narración juanito aclara que esto se lo ocurrió, que lo ha pensado, que no era un sueño (esto era una fantasía). Cuenta que mantiene a la jirafa arrugada en sus manos hasta que la jirafa grande deje de gritar, luego de estirarla a la arrugada se monta sobre la misma. Le pregunta al padre por qué anota todo, le dice que es para mandárselo al profesor que le puede quitar la tontería (pregunta si agregó lo de la madre que se sacó la camisa).Dentro de la charla el padre ensaya en forma precaria la técnica psicoanalítica y le pregunta en que piensa y el responde: “en, un jugo de frambuesas y en un fusil para disparar”. El padre luego concluirá con el siguiente análisis de lo contado por Juanito:

Fantasía de las Jirafas

La jirafa grande soy yo dice el padre, para mejor decir el pene grande (el cuello largo), la jirafa arrugada la esposa o más bien su miembro. Dirá el padre que responde en un todo a la práctica que ha adquirido en los últimos días, todas las mañanas se presenta en la habitación y la madre lo levanta hacia la cama, mientras él le recrimina por la acción (la jirafa grande grita, porque juanito le ha quitado la arrugada). A lo cual la mujer responde que tan poco tiempo no puede producir efecto negativo alguno, y juanito se queda con la madre por un ratito (luego la jirafa grande deja de gritar y luego juanito se sienta encima de la jirafa arrugada).

Juanito sintió añoranzas de la madre, de sus caricias y de su miembro, lo cual lo llevó a su dormitorio.
El padre agregará que el todo es la continuación del miedo al caballo.

Freud dirá además que: El sentarse encima es tomar posesión, en forma figurada de la madre. Es una satisfacción porfiada “grita todo lo que quieras, mami me toma en la cama, mami me pertenece”. El padre analizará esta cuestión y dirá que la angustia es por no tener un hace-pipi grande como el del padre.

El padre, en un viaje en tren le aclara el contenido de la fantasía de la jirafa. Juanito la acepta, no por el contenido sexual, solamente por identificar al padre y la madre.

Se suman dos hechos vinculados con el concepto que los hombres decentes no se deslizan por debajo de las cuerdas. Esto esta en relación a un recinto con carneros que estaba protegido solamente por una cuerda y el pensar de Juanito, de que fácil sería cometer la travesura de pasar por debajo. En otra oportunidad le comunica al padre que ha pensado que han roto una ventanilla en el tren y el guardia lo había detenido.

El planteo aquí tiene que ver con “la ley”, lo que es correcto hacer y como transgredirla.

Freud dirá que juanito vislumbra que está prohibido tomar posesión de la madre, lo cual indica que ha chocado con la barrera del incesto. En todas las fantasías que realiza está el padre presente, el pasar por debajo de la cuerda, el romper una ventanilla, todo representa según Freud: El penetrar en un recinto prohibido, el saber que el padre hace algo enigmático con la madre, y que el se sustituye por algo violento.

En una visita a Freud, de padre e hijo, surgen algunos elementos que le aclaran mucho la realidad de juanito. El siempre indicaba que le molestaba de los caballos lo que tenían delante de los ojos y lo negro alrededor de la boca. La Angustia seguía y Freud, ensaya la interpretación de decir si los caballos usaban gafas y él responde que no, y si su padre las usaba, y ante la evidencia de que si, este respondió que no. Luego la pregunta estuvo vinculada a si los caballos usaban bigotes. En esta situación Freud les reveló que le tenía miedo al padre por querer él tanto a la madre.

Freud para tranquilizar al pequeño le dice que no debe tener miedo del padre y que le cuente todo lo que le pasa, que el padre no le tiene rabia. El padre participa y le pregunta a juanito por qué cree que le tiene rabia, si acaso lo ha insultado o le ha pegado. Este responde que sí. Responde el choque que sufrieron padre e hijo y que el pequeño que se golpeó en la cabeza respondió con un golpe de mano. Allí cae en la cuenta el padre que el pequeño, mantenía una relación hostil para con el y que además estaría esperando recibir algún castigo. Desde esta reunión, las comunicaciones fueron diarias y permitieron mostrar los avances en la presentación de sus producciones inconscientes y desovillar sus fobias.

Luego de esta comunicación, puede pasar algunas horas frente a la puerta viendo pasar los carruajes, sin angustiarse; aunque a veces corre hacia el interior de la casa, lo piensa bien y vuelve a la puerta. Algún resto de angustia sigue presente. El mismo se dice, como dándose fuerzas, si ya vamos a la puerta, ahora vamos al parque.

En diálogos con el padre por la mañana en su cuarto deja traslucir la ambivalencia de sus sentimientos hacia el padre, su cariño por un lado y su hostilidad por estar en el papel de competidor ante la madre. Este concepto no es tenido muy en cuenta por el padre, hasta que lo capta en su significado. El hijo le estaba reprochando al padre, al ser el competidor frente a la madre, por qué no le llamó la atención sobre este juego de fuerzas que necesariamente lleva a la angustia. Se plantea entre el padre y el pequeño un diálogo que deja al descubierto la hostilidad hacia el padre pero también su amor. El temor a que el padre no vuelva porque el se ha portado mal, incrustado en la información por dichos de la madre. Y una frase aparece como vinculante entre padre y caballo, cuando el pequeño juanito, vez de decir “no te marches “, él dice, “no te trotes”.
Estamos frente a una pieza de angustia de doble articulación: la angustia por el padre y la angustia ante el padre.
1) La angustia ante el padre proviene, de la hostilidad hacia el padre,
2) La angustia por el padre proviene, del conflicto entre la ternura y la hostilidad.
En él lucha el amor al padre con la hostilidad hacia él a consecuencia de su papel de competidor ante la madre.
En el verano el padre partió repetidas veces de Gmunden para Viena, pues así lo exigía su profesión. Entonces, en relación a esto concluye con el hecho de que Juanito, a lo sumo, se atreva a llegar a la puerta de calle, pero no a alejarse de la casa y vuelva atrás a mitad de camino ante el primer ataque de angustia, está motivado por el miedo de no hallar a los padres en casa por haberse alejado de ellos. Y agrega que hay un deseo reprimido de que su padre viaje a la estación, pues así Juanito se queda solo con la madre. Este deseo deviene luego en angustia ante el partir de viaje los caballos.
Además, el padre agrega que, esta nueva pieza (el ánimo hostil hacia el padre) sólo pudo salir a la luz después que supo que no le tiene rabia por tener tanto cariño a su mamá.
Cuando el padre le pregunta por qué tiene tanto miedo a los caballos, Juanito le responde: "Tengo miedo de que los caballos se tumben cuando el caballo da la vuelta". La ubicación en que está la puerta de calle en la casa de Juanito, es la siguiente: Enfrente, el depósito de la Oficina Impositiva para Artículos de Consumo, con una rampa de descarga por la cual durante todo el día desfilan carruajes para retirar cestas, etc. Hacia la calle una verja cierra ese patio. En línea recta frente a la casa está el portón de entrada al patio. Desde hace ya unos días el padre de Juanito nota que tiene particular miedo cuando salen o entran del patio carruajes, para lo cual se ven precisados a virar. Otro tanto teme cuando los carruajes, estacionados frente a la rampa de descarga se ponen de repente en movimiento para seguir viaje. Además tiene más miedo a los caballos de tiro grandes, que a los caballos pequeños, a los rústicos más que a los elegantes, a los caballos que van rápido que a los de trote corto.
Una mañana Juanito va la cama de sus padres y su padre le dice: "Mientras sigas viniendo al dormitorio por la mañana temprano, no mejorarás de tu angustia a los caballos". Pero él desafía y responde: "Vendré aunque haya de tener miedo".
Otro día, el padre le pregunta: "A qué caballos tienes más miedo".
Juanito: "A todos".
Padre: "No es verdad".
Juanito: "Tengo más miedo a los caballos que tienen algo así en la boca".
Padre: "A qué te refieres? ¿Al hierro que llevan en la boca?".
Juanito: "No, tienen algo negro en la boca" (se cubre la boca con la mano).
Padre: "¿Qué? ¿Acaso un bigote?".
Juanito (ríe): "Oh, no!".
Padre: "¿Todos lo tienen?".
Juanito: "No, solo algunos".
Luego, Juanito le dice: "También a un carro mudancero le tengo más miedo".
Padre: "¿Por qué?".
Juanito: "Yo creo que si los caballos de mudanzas tiran de un carro pesado se tumban".
Padre: "Entonces, un carro pequeño no te da miedo?".
Juanito: "No, con un carro pequeño o un coche correo no me asusto. También cuando viene una diligencia tengo más miedo".
Padre: "Porque es tan grande?".
Juanito: "No, porque una vez un caballo de carruaje así se tumbó".
Padre: "Cuándo?".
Juanito: "Una vez cuando salí con mami a pesar de la tontería, cuando compré el chaleco".
Padre: "Qué pensaste cuando el caballo se tumbó?".
Juanito: "Ahora eso será siempre. Todos los caballos se tumbarán siempre".
Luego el padre le pregunta: "En esa época ya tenías la tontería?".
Juanito: "No, sólo ahí la he cogido. Cuando el caballo de la diligencia se ha tumbado, me he asustado muchísimo, de verdad! Esa vez que he ido, me la he cogido".
Padre: "Pero si la tontería era que te habías pensado que un caballo te mordería, y ahora dices tener miedo de que un caballo se tumbe".
Juanito: "Se tumbará y morderá".
Padre: "Por qué te asustaste tanto?".
Juanito: "Porque el caballo hizo así con las patas". (Se tiende sobre el suelo y le enseña el pataleo). "Me he asustado porque él ha hecho un barullo con las patas".
Otro día el padre le pregunta que aspecto tiene eso negro en la boca de los caballos y Juanito dice: "Es como un bozal".
La mejoría de Juanito es constante, aumenta su radio de acción con la puerta de calle como centro; incluso emprende la demostración, hasta entonces imposible para él, de cruzar corriendo a la acera de enfrente. Todo el miedo que le resta se entrama con la escena de la diligencia. Más tarde, dirá que también le tiene miedo a un carro carbonero, porque tiene una carga muy pesada y los caballos tienen que tirar tanto que pueden caerse fácilmente.
Luego hay una situación con los calzones amarillos que la madre se había comprado en donde a Juanito le da mucho asco cuando ella se los muestra al padre, lo mismo le había ocurrido con unos negros.
Cuando el padre le pregunta por qué le da asco, Juanito le responde que porque ha creído que tenía que hacer "Lumpf". Luego dice que ha visto a la madre ponerse y sacarse los calzones.
El padre dilucida que el ponerse y sacarse la madre los calzones pertenece al contexto del Lumpf, porque Juanito a menudo ha estado presente en el baño mientras su madre hace Lumpf o pipí, a lo que Juanito luego agrega que le gusta mucho presenciar eso.
Luego el padre intenta averiguar la cuestión de ver y ser visto en relación al "hace-pipí", entonces, Juanito le cuenta que ha visto el del caballo y que además ha entrado al baño con Berta cuando ella hacía pipí y ella también ha mirado cuando él lo hacía en la huerta de la casa de Gmunden.
Luego el padre le pregunta si ha deseado que Berta le pase la mano por su "hace-pipí", a lo que él responde que lo ha deseado muchas veces. Enseguida el padre le dice: "Siempre que tú has hecho pipí ella ha mirado; quizá tenía curiosidad por saber como haces pipí". Juanito: "Quizá tenía curiosidad por saber cómo era mi hace-pipí".
En relación al Lumpf, cuando el padre le pregunta si le dio asco cuando vio el calzón de la mamá, él contesta que él escupe, porque el calzón negro es tan negro como un Lumpf y el amarillo como un pipí y cuando la mamá lleva los calzones él no lo ve, pues ella tiene el vestido delante.
Otro día Juanito cuenta una fantasía y dice: "Escucha lo que me he pensado: Yo estoy en la bañera, entonces viene el mecánico y la destornilla. Entonces toma un gran taladro y me lo mete en la panza".
Unos días más tarde, la madre le cuenta al padre de Juanito que, el niño estuvo en el balcón y luego dijo: "He pensado que Hanna estaba en el balcón y se ha caído". El padre le había dicho con frecuencia que si Hanna estaba en el balcón, él debía vigilar que no se acercara mucho a la balaustrada.
Luego la madre le pregunta si preferiría que Hanna no estuviera y él responde que sí.
Ya había manifestado varias veces que había que darle dinero a la cigüeña para que no traiga ningún niño más de la gran cesta donde ellos están.
Un día el padre le pregunta: "Cómo fue, en verdad, que Hanna llegó, tras su nacimiento a la cama de mamá".
Juanito describe la teoría de la cigüeña y dice: "En fin, Hanna llegó y la señora Kraus" (la comadrona) "la puso en la cama. Claro que ella no podía caminar. Pero la cigüeña la trajo en el pico. Caminar, claro que no podía. La cigüeña llegó hasta el pasillo sobre la escalera y entonces golpeó, todos estaban dormidos y ella tenía la llave justa, abrió la puerta y puso a Hanna en tu cama y la mami estaba dormida… no, la cigüeña la puso en la cama de ella. Ya era todo de noche, entonces la cigüeña sin hacer ruido la puso en la cama, sin patalear, y después se puso el sombrero y después volvió a irse. No, sombrero no tenía".
Padre: "Quién se puso el sombrero? El doctor, quizá?
Juanito: "Después la cigüeña se alejó, se fue a casa y después llamó por teléfono y toda la gente de la casa ya no durmió más. Pero no se lo cuentes a mami, ni a Tinni" (la cocinera). "Es un secreto".
Más tarde Juanito aclara que antes de que Hanna viniera a la casa con ellos ya estaba desde hacía mucho tiempo con la cigüeña, incluso podía caminar y que luego, la misma cigüeña la trajo en una cesta pintada de rojo.
Unos días más tarde, Juanito, ha jugado toda la mañana con una muñeca de goma a la que llamó Grete. Por la abertura en que alguna vez estuvo fijado el pito de latón ha introducido un pequeño cortaplumas y luego le abrió las piernas a la muñeca para hacer que el cortaplumas cayera.  Entonces, dijo a la niñera, señalándole entre las piernas de la muñeca: "Mira, aquí está el hace-pipí".
El padre le pregunta: "En verdad, a que has jugado hoy con la muñeca?".
Juanito: "Le he separado las piernas, sabes por qué? Porque ahí dentro había un cuchillo que mami tenía. Se lo he metido adentro donde chilla el botón y luego le he separado las piernas y de ahí ha salido".
Un día el padre lo ve jugando a Juanito con sus hijos imaginarios y le pregunta: "Cómo es que todavía viven tus hijos? Ya sabes que un varón no puede tener hijos".
Juanito: "Lo sé. Antes yo era la mami, ahora soy el papi".
Padre: "Y quién es la mami de los niños?".
Juanito: "Bueno, mami; y tú eres el abuelo".
Padre: "O sea, te gustaría ser tan grande como yo, estar casado con mami y que ella tuviera entonces hijos".
Juanito: "Sí, eso me gustaría y la de Lainz" (su abuela) "es entonces la abuela".
Dice Freud, en lugar de eliminar a su padre, le concede la misma dicha que ansía para sí; lo designa abuelo y también a él lo casa con su propia madre.
Fantasía del Instalador
Otro día; Juanito, cuenta una fantasía al padre y le dice: "Escucha, me he pensado hoy una cosa, ha venido el instalador y con unas tenazas me ha quitado primero el trasero y después me ha dado otro, y después el hace-pipí. El ha dicho: "Enseña el trasero", yo he tenido que darme vuelta y él lo ha quitado y luego ha dicho: "Enseña el hace-pipí".
Padre: "El te ha dado un hace-pipí más grande y un trasero más grande".
Juanito: "Sí".
Padre: "Como los de papi, porque te gustaría ser el papi?".
Juanito: "Sí y también me gustaría tener unos bigotes como los tuyos y ese pelo" (señala el del pecho).
En los días siguientes Juanito se reestablece de su fobia.

El análisis de Lacan del caso Juanito
Lacan, en el seminario 4, en el cap.15, postula que la fobia es una tentativa de solución a la confrontación con la castración materna y que el objeto fobígeno tiene una función significante y supliría cierta falla a nivel del padre real. En ese sentido, la fobia opera como suplencia de la función del padre real, en la medida en que este no se sitúa como agente de la castración, operación que permitiría anudar el deseo a la ley.
Juanito primero padece de angustia y hay como un llamado, una apelación a la castración, es decir, un llamado a un padre que no castra. En la constelación familiar de Juanito, es notoria la figura del padre muy permisivo, que se obstina en no castrar. La madre se lo lleva al niño a la cama desoyendo al padre en sus reclamos de que no es recomendable para el niño. También se lo lleva al baño, pero el padre no hace ninguna objeción a ello. No solo muestra una tolerancia muy peculiar, sino que podemos juzgar que está fuera de la situación, pues diga lo que diga él, las cosas siguen su curso decididamente, mientras la madre en cuestión no tiene en cuenta, en lo más mínimo, las observaciones sugeridas por el personaje del padre.
El pertenecía al círculo intelectual de Freud. Estaban los dos, padre y madre, al tanto del psicoanálisis.
Juanito, como vemos es un niño amado sin frustraciones, su vida transcurre en armonía en donde él es feliz, hasta que en esa felicidad irrumpe la angustia.
Freud distingue la angustia y el miedo. Dice que en la angustia es un afecto que no se puede localizar, con lo cual el miedo viene a sustituir a la angustia para acotar su imprecisión, viene a situar algo allí. El miedo conduce a un objeto perfectamente localizable.
Lacan, dice que incluso permite una cierta localización de los espacios, en cuanto a que sitúa precisamente en primer plano la función de un interior y un exterior. Hasta ese momento el niño estaba en el interior de su madre, acaba de ser rechazado y esto lo angustia, pero con ayuda de la fobia instaura un nuevo orden, una serie de umbrales que se ponen a estructurar el mundo.
Lacan parte de una pregunta: Qué es un padre? Y dice que un padre no es tan simple. Su existencia en el plano simbólico con el significante padre y todo lo que ese término supone es profundamente problemático, en cuanto a cómo ha llegado a estar esta función en el centro de la organización simbólica.
Se trata de que el niño asuma el falo como significante y que haga de él instrumento del orden simbólico de los intercambios, rector de la constitución de los linajes.
Juanito, se encuentra en un juego de señuelo imaginario en relación a la madre, antes de la eclosión de la angustia. Juega a ser el falo de la madre. También hay una cierta identificación a ella, en tanto juega a que tiene niñas. Nunca es absolutamente una relación dual con la madre, porque circula el falo. Juanito cuando acude a consulta con Freud llevado por su padre, en ese momento, estaba interesado por la premisa fálica. Dentro de esta constelación y en la investigación que hace Juanito le pregunta a la madre si ella lo tiene. La respuesta afirmativa de la madre la coloca en una posición donde reniega de la castración.
Lacan se pregunta cual es el lugar que ocupa este niño para el deseo materno, es decir cual es la función del niño para la madre y postula dos posibilidades: Una que el niño encarne la metáfora del deseo de la madre por el padre, y la otra posibilidad es que encarne la metonimia del deseo de la madre por el falo, que no tiene y que no tendrá nunca.
Todo en el comportamiento de la madre con Juanito, a quien se lleva a todas partes, desde el baño hasta la cama, indica que el niño es para ella un apéndice indispensable, dice Lacan. Vemos que la madre se presenta para el niño con la exigencia de lo que le falta, a saber el falo que no tiene. Es decir, este niño ocupa el lugar de la metonimia del deseo de la madre. Este es un lugar muy incierto y caprichoso, además tiene la dimensión del engaño, porque el niño juega a ser algo que no es. Se manifiesta en un plano narcisístico, pasa de ser todo para ella a ser nada, en tanto que, ese "hace -pipí" no satisface a su madre y con lo cual, queda fuera del circuito.
Hasta el momento de descompensación, Juanito jugaba con el falo deseado por la madre, es decir, con el falo convertido para él en un elemento de deseo de la madre, y en consecuencia, en algo por lo que se debía pasar para cautivar a la madre. Pero la irrupción de la excitación del órgano trastoca el paraíso imaginario de Juanito, en tanto la madre manifiesta horror ante su virilidad. Este es el desencadenante de la angustia, Juanito se ve confrontado con un goce para el cual no tiene un significante apropiado. No puede simbolizar eso real que le está pasando. A partir de allí va a ir entretejiendo fantasías para elaborar esto. Hasta este momento el falo solo tiene un valor imaginario. Ahora el niño ha de advertir que este elemento imaginario tiene valor simbólico.
Hay otro factor que le viene a complicar la situación y que influye en el estallido de la fobia, a saber, el nacimiento de su hermana, por lo que él es expulsado y queda excluido de la situación. En medio de esto, Juanito cuenta a su padre que ha soñado que estaba con Mariedl, cuando el padre le cuenta a la madre el sueño, Juanito le rectifica y dice "No solamente con Mariedl, completamente solo con Mariedl". Esta era la situación de partida de las relaciones del niño con la madre. Es decir, él dice no solo completamente solo, sino completamente solo con, es decir que se puede estar con ella totalmente solo sin tener, como ocurre desde hace tres meses, a esa intrusa con su madre.
Juanito encuentra una tentativa de solución en la fobia, porque no había podido construir el sistema de relaciones del significante en toda su envergadura solo en base al hecho de que algo a lo que se ama está o no está. Es decir, a la presencia y ausencia de la madre. No podemos conformarnos con dos términos, se necesitan más. El Edipo, desde luego, nos da tres, pero sin duda implica un cuarto término, porque el niño ha de franquear el Edipo. Por lo tanto aquí ha de intervenir alguien y este es el padre.
Para nosotros todo se ordena en función de que para el niño determinadas imágenes tienen un funcionamiento simbólico.
Para él se trata de conciliar el mundo de la relación materna, que había funcionado en armonía hasta entonces, es decir, hasta el momento en que irrumpió la excitación a nivel del pene real, con aquel elemento de abertura imaginaria o de falta, es decir, aquel elemento que introduce una falta en la madre.
Para ello encontramos constantemente el franqueamiento, la elevación de lo imaginario a lo simbólico y esto no puede producirse sin una estructuración en círculos por lo menos ternarios.
Esto lo presenta así Juanito cuando reacciona con la fantasía de las jirafas ante la comunicación del padre de que las mujeres no tienen falo y que es inútil que lo busque. Luego Juanito fantasea una situación en donde: ahí hay una jirafa grande, aquí, una pequeña y arrugada en forma de bola. Le preguntan al niño qué es eso y él lo muestra tomando un trozo de papel y haciendo con él una bola.
Para el niño se trata de recuperar la posesión de la madre para mayor irritación del padre. Esta cólera nunca se produce en lo real, el padre nunca se deja llevar por la cólera y Juanito se lo señala "Tienes que enfadarte, has de estar celoso". En suma, le explica el Edipo.
Por otra parte, hay una jirafa grande y una jirafa pequeña y, a la vez, son semejantes, la una es el doble de la otra. Así, cuando se trata de restituirle a la madre su falo, el niño faliciza a la madre entera, bajo la forma de un doble. Fabrica una metonimia de la madre.
Luego vemos aparecer otro término, lo perforado. En una fantasía, el mismo Juanito está perforado, luego la muñeca está perforada. En sus ficciones introduce el falo como algo que no está agarrado y que necesita de una mediación que permita ponerlo, quitarlo y volverlo a poner. En resumen, ha de ser amovible. El mecánico viene y le destornilla, después el instalador y con unas tenazas le quita el pene para ponerle otro mayor.
Esta ficción lo conduce a la verdadera solución del problema, a través de la noción de que el falo es también algo incluido en el juego simbólico, donde está fijo cuando está puesto, pero es movilizable, por lo tanto ha de circular.
De ahora en adelante, el niño está a punto de conseguir un pequeño respiro en su búsqueda frenética de mitos conciliadores, nunca satisfactorios hasta llegar a la última solución que encuentra.
Vemos que el progreso de lo imaginario a lo simbólico constituye una organización de lo imaginario como mito. Juanito va inventando teorías, fantasías donde se ponen en juego permutaciones significantes.
Se trata de pensar como el niño va a hacer una construcción, un anudamiento que permita representar su goce, para ello Juanito construye una ficción.
Él inventa la fantasía del instalador y el mecánico donde se efectiviza en forma de ficción la operación de castración. Donde Juanito diría, a falta de un padre un destornillador, el cual puede venir al lugar de agente de la castración.
La fantasía tiene la función del mito. El mito es una ficción simbolizada donde se mantiene una estructura, aunque varíen los personajes. Este mito encierra una verdad, en la medida de que implica un intento de elaborar simbólicamente una hiancia. Intenta elaborar el enigma de la diferencia de los sexos, la vida, la muerte. No es solo cubrir una falta, sino elaborar un enigma. Hay algo que se presenta enigmático, como sin respuesta. A ese lugar va el mito.
Lacan agrega que hay algo logrado en el caso, a nivel de la fantasía de castración y Juanito va a ser un heterosexual, pero va a quedar identificado al ideal materno y no al emblema paterno. En el sentido de que un sujeto puede ser heterosexual, pero sin embargo no se va a consolidar la posición viril si no se elabora la paternidad. Esto significa que no basta con que elija a una mujer como objeto, sino que hay un esfuerzo más que lo conduciría a la paternidad.



4 comentarios:

  1. Gracias miles!!!!!!!
    que sigan teniendo ganas de compartir siempre.
    cariños.
    cecilia. Mendoza.

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  2. gracias a vos por pasarte por el sitio.

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  3. muchas graciassssssssssssssssssssssss me salvaron las papas jejeje

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