Febvre, L. - Combates por la historia


Vivir la historia
Sostiene que no historia económica y social, la historia sin mas es una unidad.  La historia es absolutamente social. Esta es el estudio científicamente elaborado de las diversas actividades y creaciones de los hombres de otros tiempos, captadas en su fecha, en el marco de sociedades variadas y sin embargo, comparables unas con otras.
Califico a la historia como estudio científicamente elaborado, y no como ciencia por que no es la idea de una suma de resultados.
Los hombres son los objetos únicos de la historia, hombres que comprendidos en el marco de las sociedades, son miembros. La historia se interesa por los hombres dotados de multifunciones, de diversas actividades, preocupaciones y actitudes variadas que se mezclan, chocan y acaban por concluir entre ellas una paz de compromiso, una historia de vida.
El historiador estudia la vida pasada. El objeto de estudio no es fragmento de lo real, no los aspectos aislados de la actividad humana, sino el hombre mismo considerado en el seno de los grupos de que es miembro.
Plantear un problema es el comienzo y el fin de toda historia. Sin problemas no hay historia. Para el histólogo, no se trata de observar , sino de interpretar lo que debe denominarse una abstracción. Los hechos son abstracciones cuya determinación obliga a recurrir a los mas diversos e contradictorios testimonios, así es como esa colección de hechos (a menudo hechos brutos) también tienen una historia. La historia de los progresos del conocimiento y de la conciencia de los historiadores.
La historia conquistaba todas las disciplinas humanas, se dormía en sus laureles, llego la guerra y estallo la crisis. La crisis de la historia fue y es uno de los aspectos de una gran crisis del espíritu humano. Esa enfermedad es un signo y una consecuencia de una transformación de la actitud de los hombres de ciencia, de los científicos, frente a la ciencia.
La historia es la ciencia del hombre. Ciencia del perpetuo cambio de las sociedades humanas, de su necesario reajuste a nuevas condiciones de existencia material, política, moral, religiosa, intelectual. Por ahí es donde la historia descubre la vida.
Las investigaciones colectivas y el porvenir de la historia
Investigaciones colectivas: Tal formula aplicada a la historia sorprende y choca a la mayor parte de lo que se dicen historiadores. No era la historia una ciencia a promover lo que importaba, sino era el historiador. Ese estado de ánimo sigue existiendo todavía.
Existen distintas convicciones, una es la de que la historia no es una ciencia. En otros, la de al ser la historia una ciencia, prohíbe al historiador toda elección de elementos, cualquier posición de ideas entre la simple elección de documentos y su presentación al lector. La persistencia de su éxito en los ambientes históricos solo se explica por el total desconocimiento de la solidaridad que une, de grado o por fuerza, todas las disciplinas científicas entre si. Por otra parte, por la ignorancia absoluta de la evolución, de la objetividad científica.
La ciencia se hace por hombres que se sumergen en el ambiente de su época. No es un imperio en el imperio, no se separa del medio social en el cual se elabora, sufre la presión de este.
La historia de la ciencia representa un capitulo vivo de la historia general del pensamiento humano. Señala la adaptación del espíritu a las cosas y la toma de posesión del medio por el hombre. De ahí, la historia se hace risible cuando se obstina en referirse a todo un bagaje de ideas que tienen un siglo de antigüedad y son rechazadas hoy por los científicos de quienes no hace mucho la historia las tomo prestadas.
Hay que desterrar el ingenuo realismo que podría conocer los hechos en si mismos. Tanto la realidad histórica como la física se percibe a través de las formas de nuestro espíritu. El tradicional esquema debe reemplazarse por uno que tenga en cuenta tanto al alma técnica de hoy como la practica de mañana.
Una vez elegido el tema a estudiar delimitado con cuidado, señalado lo que tiene más importancia, el historiador organizara las investigaciones de un equipo del que formaría parte. Se conseguirá hacer de la historia, una ciencia de problemas a plantear.
Hacia otra historia
Muchos portadores de la civilización occidental se han desembarazado de su viejo gusto por la historia, lo que trae como consecuencia un gran desdén por la historia. El desdén de hombres que se embriagan con sus conquistas, sin tiempo para establecer sobre ellas una fundamentación duradera, porque mañana, nuevas conquistas volverán a poner todo nuevamente en tela de juicio.
No es sano que el historiador reflexione demasiado la historia. En ese tiempo en que se ocupa de eso, detiene su trabajo como el filósofo.
Los sociólogos, con el entusiasmo de las nuevas conquistas lanzaban ataque s a la historia, disciplina mal defendida. Todo lo que en el campo de las ciencias históricas les parecía susceptible de análisis racional, les pertenecía. El residuo era la historia.
El historiador debe trabajar libremente en sobre la frontera, con un pie adentro y otro afuera.  Se debe considerar excluir de la historia el estudio del individuo. Su objeto no es el sino los grupos organizados.
La historia no piensa solamente en lo humano. Su clima natural es el de la duración. Es la ciencia de los hombres en el tiempo.
La historia evoluciona rápidamente. Algunos tienden a orientarse  hacia el trabajo colectivo.
El día de mañana será necesario saber más, tener mas inteligencia, imaginación y amplitud de miras para plantear un problema que no se ha planteado nadie aun y que tiene importancia para nuestro conocimiento del presente por el pasado y viceversa. Para Febvre es el porvenir de la historia.
La historia se hace con documentos escritos, pero también debe y puede hacerse sin documentos escritos. Ser historiador es no resignarse nunca, intentar llenar los vacios de información. En todos los casos se trata de estudiar, con el mismo espíritu y los mismos fines, manifestaciones del genio invento de la humanidad.
Los tratados de metodología se limitan en la mayoría de los casos a distinguir las operaciones del espíritu humano concertándose en tratar la materia histórica. Sus autores se obstinan en reescribir perpetuamente una especie de lógica superficial y escolar de la historia.
Se puede modificar la forma de preceder del historiador. Se puede rectificarla, complicarla y transponerla y añadir a las operaciones descriptas otras nuevas. El historiador debe renunciar y dejar ignorar la multitud de nociones y hechos que componen la historia.
El plan de Braudel es, primero estudiar las fuerzas permanentes que operan sobre las voluntades humanas, segundo, sacar a al luz fuerzas particulares. Y en la tercera parte están los acontecimientos. La manera tumultuosa y confusa de los hechos.
El común de los hombres solo comprenderá el papel, la importancia, el enlace de l historia si recibe la lección de los resultados. No hay que dejarse hipnotizar y absorber por ese pasado. Olvidar es una necesidad para los grupos y sociedades que quieren vivir. No dejarse aplastar por la acumulación de hechos heredados. Las sociedades tradicionales se han acomodado a su pasado.
La historia es un medio de organizar el pasado para impedirle que pese demasiado sobre los hombros de los hombres. La historia no se resigna a ignorar y se las ingenia para aumentar siempre mas la multitud de los hechos “históricos”. La historia no presenta a los hombres una colección de hechos aislados sino que organiza esos hechos, los explica (por serie) Recolecta sistemáticamente los hechos pasados.

Organizar el pasado en función del presente es la función social de la historia. Nadie ha estudiado este aspecto. Se ha hecho la teoría de la historia, no su sociología. 

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