Primera meditación
Los sentidos: El objetivo es establecer de que y hasta donde es razonable dudar. Se trata de radicalizar al máximo la estrategia de la duda. (Hacerla hiperbólica)
Descartes comienza con los motivos que hacen necesaria la duda. Para proceder de modo seguro y continuo en la ciencia se necesita separar las verdaderas de las falsas ideas. Su estrategia es examinar el fundamento de nuestras ideas, las fuentes del conocimiento. Todo lo que aprendimos lo hemos aprendido de los sentidos. Pero los sentidos a veces engañan. El camino de la duda parte de los sentidos, pasa por la locura, por el sueño, por Dios, hasta llegar a la hipótesis del genio maligno (su punto máximo) Es un escepticismo natural, acerca del conocimiento sensible e intelectual. Incluye también el del campo metafísico, acerca del autor de nuestro ser.
Los sentidos: Aquí comienza el camino ascendente de la duda. Se puede dudar de que estoy aquí y negar que las manos y cuerpo son mías?
La locura y el sueño: Dudar que estoy vestido o sentado es tan insensato como los que piensan, por ej, los que están vestidos como reyes, cuando en realidad están desnudos. Pero cuando sueño me represento cosas que no son menos verosímiles de las que se representan los locos cuando están despiertos. No hay un índice que nos permita distinguir la vigilia del sueño.
La aritmética y la geometría: Aun cuando duerma, las representaciones que poseo, deben tener alguna semejanza con lo que representan. Las manos o el cuerpo no son cosas imaginarias, y aquellas que si lo son, es por combinación de elementos semejantes a algo real. Hay cosas más simples y mas universales, verdaderas y existentes, que la componen: la naturaleza corporal y su extensión. La aritmética y la geometría se ocupan de las cosas simples, y las ciencias de lo complejo, y contienen algo cierto e indudable.
Dios puede engañarme. Dios puede hacer engañarme siempre que sumo dos más tres. Puesto que el hacer que me engañe siempre no lo es el que me engañe a veces. Cuanto mas imperfecto es el principio tanto mas imperfecto lo que se sigue de el. Para lograr eliminar toda falsedad es necesario tenerlas siempre presentes. Lo mejor será tratar de engañarme a mi mismo fingiendo que existe un genio maligno, astuto y mentiroso como potente, que sirve de su poder para engañarme.
Con la hipótesis de genio maligno Descartes sobrepasa los argumentos de los escépticos. En la estrategia de la duda cartesiana, la verdad de las verdades intelectuales está subordinada a la veracidad divina.
Segunda meditación:
Su objetivo es mostrar la imposibilidad de dudar de la propia existencia. Mostrar que el Yo es pensamiento y que el conocimiento del pensamiento, del espíritu, es mas vidente que el conocimiento de lo corporal.
Descartes dice que hay un no se que, mentiroso, que emplea sus argucias para engañarme siempre. No hay duda, entonces de que yo soy, yo existo, proposición verdadera, siempre que la pronuncie o conciba en mi espíritu.
Ese yo, es una persona que piensa: una cosa que duda, que concibe, que afirma. Lo evidente es la existencia de esos actos, no los contenidos mentales.
Ej: Un trozo de cera, con gusto a miel, olor a flores, color, figura, ect. Sometido al fuego, su gusto se exhala, su olor se evapora, su color cambia, etc. Dado que en la cera que se funde aumenta, y se encuentra más grande no se puede concebir la verdad de lo que es la cera. La extensión no es la continuidad de lo que perciben mis sentidos o la que produce mi imaginación. Ese cuerpo y esa extensión, en lo que mi entendimiento concibe, lo que mi facultad de juzgar me dice. Es en la facultad de concebir mi espíritu que entiendo lo que es un cuerpo, una extensión, y no por los sentidos o la imaginación.
La percepción de la cera, u otro cuerpo, confirma la existencia de la mente. Si los cuerpos no son percibidos por sus propiedades sensibles, sino por el entendimiento, nada puede ser más fácil de conocer que el propio entendimiento. De aquí se sigue lo que percibo del mismo modo que mi mente, clara y distintamente, resiste a la hipótesis del genio maligno, como resiste la existencia de la mente que duda. Claridad y distinción serán, los criterios de la certeza.
Tercera meditación:
Si quiero estar seguro de algo, debo saber si dios existe y si puede engañarme. Sin el conocimiento de estas dos cosas, no puedo estar seguro de nada. Es necesario diferencias las ideas: algunas nacieron con nosotros, otras provienen de afuera, otras han sido inventadas por mí. A las ideas que están en mi corresponde algo que esta afuera de mi, porque creo que algunas de ellas no dependen de mi voluntad y por una cierta inclinación natural. Cuando duermo se forman en mi sin mi ayuda ni de las cosas exteriores. Hay dos ideas de sol diferentes, la de los sentidos y de la astronomía.
Queda saber si a las ideas que están en mi corresponde algo fuera de mi. Esta vía es la que toma en consideración la realidad objetiva de las ideas, el grado de perfección del que participan por representación. Descartes recurre a la distinción entre realidad objetiva y realidad formal. La idea de sustancia representa un grado de perfección mayor que la idea de los accidentes. La causa no puede ser inferior al efecto: la idea de substancia no puede ser causada por un accidente.
Queda saber si a las ideas que están en mi corresponde algo fuera de mi. Esta vía es la que toma en consideración la realidad objetiva de las ideas, el grado de perfección del que participan por representación. Descartes recurre a la distinción entre realidad objetiva y realidad formal. La idea de sustancia representa un grado de perfección mayor que la idea de los accidentes. La causa no puede ser inferior al efecto: la idea de substancia no puede ser causada por un accidente.
Yo puedo ser la causa de Dios porque soy una sustancia finita y Dios es una substancia infinita. Lo finito no puede ser causa de lo infinito, sino mas bien lo contrario. El conocimiento de Dios y su perfección tienen que preceder siempre implícitamente nuestro conocimiento de nosotros mismos y de nuestras imperfecciones.En la verdad esta primero la perfección infinita de Dios.
La idea de Dios es innata. Aparece por actividad espontánea de las res cogitans conforme a su naturaleza, que ha sido creada por Dios a su semejanza.
Este pensamiento cartesiano se lo llama inversión metafísica, respecto de la escolástica. Para sostener su demostración de la existencia de Dios a partir de la teoría de la realidad objetiva de las ideas y del principio de causalidad. Tiene que reducir al mínimo la posibilidad de antropomorfismo: de atribuir a Dios lo contrario de lo que la experiencia me muestra acerca de la naturaleza y de mi mismo. Se verifica en cuatro puntos: Dios es propia causa, posee en EL su propia razón de ser. La libertad humana no es humana, esta determinada por las representaciones, cuanto mas clara y distintamente veo lo que es bueno, tanto mas lo que quiero. En Dios, en cambio, la libertad no esta determinada, es una libertad de indiferencia. 3) En la unidad divina no existe prioridad alguna entre el entendimiento y la voluntad. La verdad depende de lo que Dios quiere, de lo que ha creado, y no de lo que podía racionalmente crear.
Cuarta meditación:
Si Dios existe y no puede engañarme. No solo tengo la idea de Dios sino la de la nada. El error no proviene de las capacidades de mi ser que son obra de Dios, sino del ejercicio de esas facultades que esta necesariamente ligado a mi ser contingente. Se produce por una desproporción que existe entre la limitación de mi entendimiento y el carácter limitado de mi voluntad. La voluntad se extiende mas allá de lo que puedo conocer con claridad y distinción. Así surgen los errores.
Quinta meditación:
Encontramos dos cosas, la versión cartesiana del argumento ontologico, y la explicación cartesiana acerca del porque la certeza de todo conocimiento se apoya en la certeza del conocimiento de Dios. En el primer punto, cuando pienso con más atención, la existencia no puede ser separada de la esencia de Dios. No es menos repugnante concebir un Dios al que falta existencia.
Sexta meditación:
La existencia de las cosas corpóreas: Se apoya sobre las enseñanzas de la naturaleza ligadas a la veracidad de Dios. Descartes procede gradualmente: en primer lugar, el examen de la imaginación vuelve probable a la existencia de las cosas corpóreas. El hecho de que la imaginación no se revele como parte esencial de mi ser indica que depende de algo distinto de mi. Segundo, encuentro en mi facultades, como la de cambiar de lugar, que implica el concepto de la extensión y no el de la intelección. Experimento la facultad pasiva de sentir, de recibir ideas de las cosas. Aun cuando las cosas no sean como yo las percibo. Tercero, la naturaleza me enseña que tengo un cuerpo del que advierto diversas sensaciones que provienen de la estrecha unión de la mente con el. Dios, autor de mi naturaleza y enseñanza, no puede engañarme a través de ellas. Las enseñanzas de la naturaleza no son los simples hábitos que podamos adquirir. Por naturaleza, no entiendo ahora otra cosa que Dios mismo o bien el orden y la disposición que Dios ha establecido en las cosas creadas. Y por mi naturaleza e particular, no entiendo otra cosa, sino el conjunto y el ensamblaje de todas las cosas que Dios me ha dado.
Dualismo Cartesiano.
El discurso de Descartes toma forma a partir de la necesidad de hallar un punto de partida cierto, y seguro e indiscutible, que resista a toda duda. La realidad del pensamiento se afirman aun cuando lleve la duda a sus últimas consecuencias. Si dudo pienso y si pienso, existo. Se puede considerar como evidente todo aquello que se nos presenta como claro y distinto. Solo las ideas innatas (producidas por dios en mi) son claras y distintas. La posibilidad de superar la duda depende del recurso a Dos y a la veracidad divina. La mente cartesiana depende en su realidad de un ser infinito, Dios, aun para la afirmación de su propia existencia. Descartes encuentra tres ideas a las que podemos aplicar el criterio de la evidencia perfecta: lo perfecto, el pensamiento y la extensión. Se llaman sustancias. Las dos últimas son finitas.
Las substancias son las cosas realmente distintas, las realidades completas, que pueden ser pensadas sin necesidad de ser referidas a otra cosa. Lo que concebimos claramente puede ser hecho por Dios según el modo en que nosotros lo concebimos. Sustancia es lo que puede ser pensado en si y existe por si.
Las realidades incompletas no pueden ser pensando en si, sin referencias a otra cosa. No son substancias, sino atributos: modos, accidentes, cualidades. El atributo principal es aquel que constituye la esencia de la sustancia y del que dependen los demás (accidentes y cualidades) El pensamiento y la extensión son los atributos. (la extensión-como infinita divisibilidad- sin figura, pero no lo contrario. El atributo principal expresa lo que es (la esencia) tal sustancia.
La esencia de la sustancialidad consiste: Primero, es necesario descartar la idea de unidad. La extensión es sustancia aun cuando puede ser divisible hasta el infinito. La sustancialidad radica en la existencia, o en la subsistencia, en la capacidad de existir por si. La relación entre el atributo principal y la sustancia es equivalente a la relación entre la esencia y la existencia.
Hay tres posiciones: Para Malebranche, se trata de un ocasionalismo. Dios quiso que tengan determinados sentimientos o emociones, cuando se producen en el cerebro determinadas modificaciones. Para Spinoza es un paralelismo. No hay varias sustancias, sino una única. Pensamiento y extensión son atributos distintos de una única sustancia. Cada modo de pensamiento existe de un modo equivalente de la extensión. La razón son atributos de la misma sustancia. Para Leibniz, se trata de una armonía preestablecida. Existe una pluralidad de sustancias, monadas, sin comunicación entre si, pero cada una de ellas , por el designio del ser soberano, es representación del mismo universo y , concuerdan.
La filosofía cartesiana dice: la unión entre alma y cuerpo no es una relación necesaria, sino contingente. Están necesariamente relacionadas aquellas cosas que solo pueden ser separadas por abstracción. No es el caso del pensamiento y la extensión. Están contingentemente relacionadas aquellas cuya union no es inseparable. En las reglas, descartes ofrece como ej. De unión continente la del alma y cuerpo.
Aunque existan separadamente, Dios dispuso que sea de otra manera, sustancialmente unidas. Pensamiento y extensión son sustancias incompletas.
Su análisis va de la experiencia de la acción reciproca del cuerpo sobre el alma y del alma sobre el cuerpo, de esta a la reflexión que descubre en la idea de unión el mismo carácter de primitividad que debemos atribuir al pensamiento y a la extensión separadamente.
La relación pensamiento-extensión es interpretada en términos de materia y forma (modificados) Se aplica solo al hombre a diferencia de Aristóteles
No hay comentarios:
Publicar un comentario