Podemos abordar este tema desde la problemática atencional o desde la teoría de la atención. La primera es el uso descriptivo del concepto atención, para designar el conjunto de problemas a los que es aplicado y el segundo denota un uso explicativo del concepto, como un hipotético mecanismo subyacente a parte de la fenomenología atencional. Es decir, un mecanismo con características estructurales y funcionales concretas, localizables anatómicamente en el cerebro que permiten explicar parte de la problemática atencional.
M. Posner (1982) describe cuatro hallazgos que contribuyen a desarrollar la teoría de la atención:
1. Los descubrimientos de Helmholtz en 1850 cuando encuentra que la taza de conducción nerviosa no es infinitamente rápida sino que va a una relativa lentitud, esto implica que cualquier actividad mental necesita tiempo para ser realizada.
2. Wundt en 1912 demostró que dos sucesos mentales que ocurren conjuntamente en el mismo tiempo son manejados sucesivamente, hace a la idea posterior de interferencia entre tareas.
3. Las ideas de Pavlov en 1960 que describen los dos aspectos básicos de la conducta, o de la función cortical: la facilitación y la inhibición. Términos hoy ligados a la atención central.
4. La elaboración del reflejo de orientación como la alineación de los sistemas centrales con las fuentes de estimulación, descrito por Sokolov en 1963.
Entendemos la atención como un mecanismo que esta en la base de todos los procesos cognitivos permitiendo que estos se produzcan. Representa la capacidad para atender a estímulos específicos sin ser distraídos por otros no pertinentes, del medio externo o de otros procesos mentales.
Se describen diferencias entre distintos niveles de alerta TÓNICA (vigilancia) en la que los cambios son duraderos y graduales, tiene variaciones diurnas, permite la continuidad de la actuación en una actividad y está vinculada con mecanismos retículo-tálamo-corticales y el nivel de alerta FÁSICA en la que los cambios son intensos, poco duraderos, nos permite detectar y orientarnos a determinados estímulos.
Desde la clínica se han descrito cuatro aspectos de la atención más frágiles al daño: probablemente el más estudiado es el de la capacidad selectiva, comúnmente referido como concentración, es la capacidad de poder seleccionar una información entre todas las presentes.
Otro de los aspectos es la posibilidad de sostener o capacidad de vigilancia, es el potencial de mantener por un período de tiempo una tarea.
La atención dividida refiere la habilidad de responder a más de un estímulo a la vez, a distintas operaciones dentro de una tarea. Es una tarea mental sumamente compleja.
Y el último de los aspectos que se menciona es el relacionado con la posibilidad de alternar, es decir, realizar cambios de focos y tareas.
Atención, concentración y tracking mental pueden ser diferenciados teóricamente pero en la práctica son difíciles de distinguir.
Un daño discreto en parte del sistema atencional puede crear alteraciones que afecten a más de uno de los aspectos mencionados por lo que la valoración de la atención no sólo consiste en administrar determinados test (CPT, d2) sino que además se necesita un registro del desempeño del paciente en todo el proceso de evaluación, registrando su fatiga, sus dificultades en la inhibición de interferencia y el estado emocional.
También puede ocurrir que haya un déficit atencional y el resto de la funciones se encuentren intactas, sin embargo la productividad cognitiva se verá afectada por la falta de concentración y la fatiga.
Los distintos procesos atencionales son regulados por la formación reticular que a través de vías extratalámicas llegan a la corteza asegurando el estado de alerta. Otras de las estructuras vinculadas son el tálamo que permite dirigir el estímulo perceptivo hacia los canales sensoriales adecuados, hipotálamo, los ganglios basales (estriado), el sistema talámico no específico y el neocortex (parietal posterior y prefrontal).
La atención es un proceso bilateral, sin embargo cada hemisferio funciona especializadamente. El hemisferio izquierdo tiene un control contralateral (unilateral) mientras que el hemisferio derecho ejerce un control bilateral participando además en la regulación del alerta cortical.
Para finalizar este breve trabajo subrayamos que la capacidad atencional varía entre las distintas personas y en cada uno en los distintos momentos y condiciones. Depresión, fatiga, somnolencia, pueden reducir temporalmente la capacidad atencional y el manejo en la evaluación y tratamiento serán claramente diferentes.
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