Las aberraciones sexuales
Gracias a dichas indagaciones, llegó a la conclusión siguiente: al comienzo de la vida de toda persona, no está aún organizada la sexualidad, y lo único que podemos encontrar son pulsiones parciales dirigidas hacia diversos fines (oral, anal, etc.) y hacia diversos objetos (padre, madre, etc.). En el curso del desarrollo, todas estas pulsiones se van organizando 'bajo la supremacía genital', o sea, se logra una síntesis que, en la normalidad, tiende hacia un solo fin (genital) y hacia un solo objeto (el otro sexo exogámico). En los perversos, es decir, en las aberraciones sexuales, no se logró esta organización bajo la supremacía genital, y en los neuróticos esta organización quedó reprimida, de aquí que Freud señale que la neurosis es el 'negativo' de la perversión (el perverso siente el placer, pero el neurótico le da asco pues lo reprimió)
De manera entonces que en la infancia no se encuentra ni un fin único ni un objeto único: hay varios instintos parciales orientado cada uno hacia su zona erógena correspondiente (oral, anal, fálica, etc.), encontrándose también inclinaciones ambivalentes hacia el objeto (amor y odio tanto hacia el padre como hacia la madre).
La sexualidad infantil
Los niños naces con su propio instinto sexual. El acto se refleja en un roce o en los obvios signos de excitación, caricias en juegos.
El caso es que des de los 0 hasta los 7-8 años se explica que se padece una amnesia infantil, despertando a la sexualidad y entendiéndola de manera equivocada sin una explicación clara a esa edad, en la que se despierta al sexo.
Concluimos entonces que en la infancia hay actividad sexual, lo cual se manifiesta por ejemplo en el chupeteo del pulgar (sexualidad oral), en el autoerotismo, etc. Esto significa que en el cuerpo infantil existen zonas erógenas, que constituyen fuentes de placer sexual. Por consiguiente, el fin sexual infantil no es otro que el de hacer surgir placer por estimulación adecuada de la zona erógena elegida. Por ejemplo, retener la materia fecal en relación a la zona erógena anal, es una fuente de placer. Cabe observar que hay relación entre las zonas erógenas y las zonas de actividad fisiológica como el comer (oral), el defecar (anal) y la micción (pene y zona clitoridiana).
Se puede hablar entonces de una masturbación infantil, puesto que el niño estimula esas zonas erógenas. Esta masturbación infantil presenta tres fases. Primero, en la edad de la lactancia (pecho-boca); la segunda se extiende hasta aproximadamente los 4 años, y tercero, la masturbación de la pubertad, única que fue estudiada antes de Freud. Importa especialmente la segunda etapa, porque la represión de los recuerdos en esta fase produce después cuadros psicosomáticos y neuróticos. En esta edad no es necesario que el niño sea seducido o corrompido por otros, pues su actividad sexual surge también espontáneamente por causas interiores.
Hacia el tercer o cuarto año de vida, surge en el niño un instinto de saber o de investigación, y lo primero que quiere investigar es su sexualidad, quiere buscar una respuesta y para ello la primera teoría que inventa es que ambos sexos poseen el mismo aparato genital (el pene). También inventan teorías sobre cómo se hace el acto sexual (por el pecho, por el ombligo, etc.), y sobre qué hacen los padres cuando llevan a cabo dicho acto (cree que se están agrediendo, lo que constituye la concepción sádica del acto sexual).
La metamorfosis de la pubertad
En la pubertad aparece un nuevo fin sexual, hacia el cual tienden todos los instintos parciales bajo la supremacía de la zona genital. Lo más singular de la pubertad es el crecimiento de los genitales externos y el desarrollo de los genitales internos (capacidad para producir semen y para recibirlo). Este aparato es puesto en actividad por tres clases de estímulos:
- Medio externo (excitación de las zonas erógenas)
- Medio interno (factores orgánicos)
- Vida anímica (como almacén de impresiones exteriores y estación receptora de estímulos internos).
La excitación sexual se expresa bajo dos formas: somática (erección y lubricación), y anímica (tensión apremiante). El hecho de que el aumento de la tensión sexual sea placentero (y no displacentero como cabría esperar de un aumento de tensión) se explica por el placer preliminar y el placer final. En el placer preliminar hay mínimo placer y máxima tensión, y luego se pasa al placer final (orgasmo) para maximizar el placer y minimizar o descargar la tensión. La nueva función de las zonas erógenas es hacer posible la aparición de mayor placer por medio del placer preliminar.
El peligro del placer preliminar es que implique un máximo placer y una mínima tensión. De esta forma, no podría pasarse al placer final cuyo fin -el coito- es la procreación: el placer preparatorio sustituye al fin sexual normal, lo que suele originar perversiones. Esto es debido a un excesivo aprovechamiento de una determinada zona erógena (y del correspondiente instinto parcial) para la obtención del placer, durante la infancia. La mejor garantía para evitar esta supremacía del placer preliminar estaría en la preformación infantil de la primacía de la zona genital.
El problema de la excitación sexual
La acumulación de materia sexual (semen) provoca neurológicamente la tensión sexual. A su vez, la excitación de las zonas erógenas eleva la tensión (debido a una previa conexión anatómica entre ellas y los centros nerviosos). Las excepciones a esta hipótesis son la mujer, el niño y los castrados masculinos, en donde a pesar de no haber acumulación de semen, sí existe excitación sexual. Según se ve en los castrados masculinos, se deduce que la excitación sexual puede ser en forma importante algo independiente de la acumulación de productos sexuales.
La acumulación de materia sexual (semen) provoca neurológicamente la tensión sexual. A su vez, la excitación de las zonas erógenas eleva la tensión (debido a una previa conexión anatómica entre ellas y los centros nerviosos). Las excepciones a esta hipótesis son la mujer, el niño y los castrados masculinos, en donde a pesar de no haber acumulación de semen, sí existe excitación sexual. Según se ve en los castrados masculinos, se deduce que la excitación sexual puede ser en forma importante algo independiente de la acumulación de productos sexuales.
Teoría de la libido
La libido es una fuerza cuantitativamente variable que permite medir los procesos y las transformaciones de la excitación sexual. La libido tiene también un carácter cualitativo, pues se trata de una energía diferente a otras, como por ejemplo la que dirige la nutrición. La excitación sexual no es sólo producida por los órganos sexuales sino por todo el cuerpo: esta es la llamada libido - quantum o quantum de libido, cuya representación psíquica se llama libido del yo, la que puede visualizarse o es más asequible al analista cuando se transforma en libido objetal. Esta libido ligada a objetos puede a su vez retirarse de estos, quedar flotante y volver al yo (libido narcisista). La distribución de la libido en el yo o en los distintos objetos según el principio económico explicaría muchos desórdenes neuróticos y psicóticos.
La libido es una fuerza cuantitativamente variable que permite medir los procesos y las transformaciones de la excitación sexual. La libido tiene también un carácter cualitativo, pues se trata de una energía diferente a otras, como por ejemplo la que dirige la nutrición. La excitación sexual no es sólo producida por los órganos sexuales sino por todo el cuerpo: esta es la llamada libido - quantum o quantum de libido, cuya representación psíquica se llama libido del yo, la que puede visualizarse o es más asequible al analista cuando se transforma en libido objetal. Esta libido ligada a objetos puede a su vez retirarse de estos, quedar flotante y volver al yo (libido narcisista). La distribución de la libido en el yo o en los distintos objetos según el principio económico explicaría muchos desórdenes neuróticos y psicóticos.
Diferenciación de los sexos
En la mujer la zona erógena directiva es el clítoris, y en el hombre, el glande. En el caso de la mujer, ella deberá cambiar posteriormente la zona erógena del clítoris a la vagina, mientras que en el hombre no ocurre ningún cambio.
En la mujer la zona erógena directiva es el clítoris, y en el hombre, el glande. En el caso de la mujer, ella deberá cambiar posteriormente la zona erógena del clítoris a la vagina, mientras que en el hombre no ocurre ningún cambio.
Hallazgo de objeto
Si al principio el instinto es autoerótico, en la pubertad surge un nuevo fin sexual que toma como modelo un momento anterior, incluso al autoerotismo, que corresponde a la succión del pecho, donde éste es un objeto exterior al niño. Así, la elección de objeto adolescente sigue este modelo de relación objetal, y sería entonces un retorno a lo reprimido, o sea, al objeto sexual de la lactancia. Según este último modelo, el niño aprende a amar al objeto satisfactor, lo que también ocurría cuando la madre al higienizarlo estimulaba sus genitales. Todo esto debe ser estimulado por la madre. El miedo infantil proviene de no ver a la persona amada, en presencia de desconocidos. Cuando su libido no es satisfecha, la transforma en angustia. La tarea de los padres se ve felizmente cumplida cuando su ternura hacia el niño evitó un desarrollo prematuro del instinto sexual.
Si al principio el instinto es autoerótico, en la pubertad surge un nuevo fin sexual que toma como modelo un momento anterior, incluso al autoerotismo, que corresponde a la succión del pecho, donde éste es un objeto exterior al niño. Así, la elección de objeto adolescente sigue este modelo de relación objetal, y sería entonces un retorno a lo reprimido, o sea, al objeto sexual de la lactancia. Según este último modelo, el niño aprende a amar al objeto satisfactor, lo que también ocurría cuando la madre al higienizarlo estimulaba sus genitales. Todo esto debe ser estimulado por la madre. El miedo infantil proviene de no ver a la persona amada, en presencia de desconocidos. Cuando su libido no es satisfecha, la transforma en angustia. La tarea de los padres se ve felizmente cumplida cuando su ternura hacia el niño evitó un desarrollo prematuro del instinto sexual.
Luego, más tarde, será lo más fácil o habitual para el niño elegir como objeto sexual aquellas personas que ha amado desde su niñez, por lo que se alzan los diques contra el incesto. La elección de objeto se hace imaginativamente, sin consumación real. Luego viene la repulsa a estas fantasías claramente incestuosas, junto con la liberación del individuo de la autoridad de sus padres. Sin embargo, los que abandonaron la fijación infantil incestuosa nunca escapan totalmente a esta influencia.
Cabe recordar, por último, que uno de los requisitos de la elección normal de objeto es que recaiga sobre el sexo contrario. El otro requisito es que este objeto sea, además, exogámico.
ke bien
ResponderEliminarinteresante informacion