Marco teórico epistemológico de la psicología




“Psicología significa etimológicamente estudio o ciencia del alma, de la phyché. En la Antigüedad la psicología no era independiente de los sistemas filosóficos. Aunque se consideraba al alma, la psyché como ser natural. Los estudios sobre el alma estaban en tratados sobre la metafísica, la lógica, la física.”  
En este sentido el método que ha trascendido desde la filosofía clásica es el demostrativo aristotélico; éste era especulativo, se accedía al conocimiento teórico por especulación y contemplación, lo que significaba observar atentamente. Era verdadero aquello que era aceptable a primera vista (criterio de verdad: la evidencia) Esta concepción clásica estuvo centrada en determinar los principios del ordenamiento del cosmos.
En cambio a partir de la Edad Media, el pensamiento estará dominado por la concepción cristiana, constituyéndose como teocéntrico. Las grandes escuelas medievales estuvieron abocadas a estudiar, traducir y transmitir las concepciones clásicas, pero armonizando fe y razón, filosofía y religión.
La concepción de ciencia de la filosofía escolástica se relaciona con la posesión absoluta de la verdad, y como la verdad suprema es de orden religioso, sólo el poder divino accede al conocimiento verdadero.


A partir del período de la Ilustración, en el siglo XVII comienza a debilitarse la unión tantos siglos mantenida por la ciencia y la filosofía.  Esta etapa histórica se identifica con la certeza absoluta en la capacidad de la razón, para conocer, explicar y prever los fenómenos de la naturaleza y por ende de conducir al progreso.


A partir de la constitución de la física como ciencia autónoma, se produce el verdadero quiebre entre ciencia y filosofía, pues se comienza a utilizar como método fundamental, el experimental, donde la naturaleza se objetaliza y puede ser objeto de cálculo y dominio. Se empieza a utilizar un lenguaje matemático en vez de preconizar la descripción de elementos como en la ciencia aristotélica. Esto constituye un avance del poder civil sobre el eclesiástico. Se pasa de una concepción teocéntrica a una concepción antropocéntrica. 
Los científicos de la Modernidad buscan sistematizar la producción de conocimiento mediante la aplicación de una metodología rigurosa. La atención está dirigida hacia los procedimientos del pensamiento, hacia las reglas y métodos de constitución del saber. Quien mejor sistematiza los procedimientos metodológicos es Descartes (1596-1650). A través de su duda metódica, que refiere al dudar de todo excepto del hecho de que se está dudando, y como la duda constituye un modo de pensar, no se puede dudar de que en tanto duda está existiendo. Así Descartes inaugura un nuevo racionalismo fundado en la captación directa del sujeto pensante por sí mismo. El yo se aprende a sí mismo como naturaleza pensante. En relación a la psicología, significa el ingreso de la conciencia como objeto de estudio. Para la Ilustración, la razón es la facultad que permite acceder a lo principios del ser, es una fuerza que puede transformar lo real. El alma de la filosofía clásica se transforma en conciencia.
Descartes tiene una concepción dualista donde postula una sustancia pensante (espíritu) y una extensa (materia). Este dualismo conlleva a dos modos de conocimiento: uno espiritualista, intelectual, introspectivo del alma humana (aquello que posteriormente se llamará Lo Psicológico) y a otro conocimiento organicista, mecánico, del ser corporal o biológico del hombre (Lo Fisiológico)


Locke (1632-1704), se proponía estudiar la vida mental. Intenta fundar mediante un método analítico y descriptivo, una psicología independiente. La observación de objetos sensibles externos o sobre operaciones internas de nuestras mentes es la que abastece a nuestro entendimiento. Así como Descartes era considerado racionalista, Locke se ubica dentro de la corriente empirista. Así postula que el conocimiento proviene de la experiencia. Puede decirse que Locke tenía una concepción asociacionista, ya que todas las ideas que tenemos de las distintas sustancias particulares, no son más que diversas combinaciones de ideas simples que coexisten por una unión desconocida.


Kant (1724-1804) es quien permite armonizar el racionalismo de Descartes y el empirismo de Locke. La razón aplicada con rigor a la captación de la experiencia es la garantía para determinar lo universal (ley) de la naturaleza. Considera que la capacidad cognoscitiva permite percibir o sentir un objeto y pensar un objeto mediando un concepto.
El clima intelectual del siglo XIX en Europa se caracteriza en que la filosofía aún se encontraba bajo la influencia cartesiana, mantenía la idea de hombre como ser racional, dotado de conciencia: por lo tanto la psicología (aún concebida como rama de la filosofía) se constituía como la explicación racional de los hechos de conciencia. Sin embargo el avance de las ciencias experimentales proporciona un modelo tentador: una metodología rigurosa que permite ampliar los dominios del conocimiento mediante la formulación de leyes que pudieran dar cuenta de verdades claras, unívocas e inmutables. El máximo exponente de las ciencias experimentales es el fundador del Positivismo, Augusto Comte (1798-1853). El Positivismo caracteriza una actitud epistemológica ligada a la práctica de diversos métodos científicos, al mismo tiempo racional y experimental. Esta corriente sostiene que la función de la ciencia no es explicar los fenómenos, sino preverlos con exactitud. Sus características principales: búsqueda de objetividad y neutralidad, ausencia de subjetividad, observación, medición, predicción, invariabilidad de la leyes naturales, experimentación. El Positivismo rechaza la metafísica, pues la consistencia de la realidad está dada por los hechos observables. Tanto las ciencias naturales como las ciencias sociales deben aspirar a un mismo método de abordaje (monismo metodológico), el cual por excelencia sería el que proponen las ciencias físico-naturales. De este modo aquellas disciplinas que produzcan conocimientos con este método alcanzarán el estatuto de ciencias. ¿Dónde se ubica en este contexto la Psicología?
Otro acontecimiento que marca el clima intelectual del siglo XIX fue la repercusión de la Teoría de la Evolución de Darwin (1809-1882), que contribuyó a afianzar la idea del hombre como ser natural, no como algo privilegiado de la creación de Dios. Es una teoría biológica que trata de explicar los mecanismos de evolución: el hombre es una prolongación del resto de los animales.


Contemporáneo a Darwin podemos mencionar a Gustav Theodor Fechner (1801-1887) quien investiga al ser humano partiendo de la medición de las sensaciones y de la manera en que esas sensaciones son registradas como representaciones mentales. Esta relación entre la medida del estímulo y la medida de la sensación introduce la medición en el campo de la psicología. Fue el primero en llevar a cabo con todo el rigor científico una serie de experimentos que fueron la base para el establecimiento de la nueva psicología.
Manteniendo esta línea nos encontramos con Wilhelm Wundt (1832-1920). Se lo suele ubicar como el creador del primer laboratorio experimental de psicología (1879), donde intenta establecer un correlato directo entre fenómenos psíquicos y los orgánicos, admitiendo solo los hechos observables. Asimila la psicología a la ciencia natural. Considera como objeto de estudio a la experiencia interna o inmediata (conciencia), a la cual se llega mediante la introspección experimental guiada por el investigador, método que consiste en pedir al mismo individuo un informe sobre lo que piensa o siente, o sea sobre sus estados subjetivos. El método es también considerado como elementalista y analístico ya que consiste en descomponer la vida psíquica en sus elementos simples para estudiarlos y después recomponerlos a través de formas de asociación. Hay latente un remanente de asociacionismo; este modo asociacionista era propio de la filosofía dominante de la época, la vida mental se explicaba a través de dos componentes: las ideas y sus asociaciones entre ellos.


Con esta nueva psicología se construye una bifurcación a nivel metodológico: por un lado encontramos métodos objetivos que postulan a la psicología como aspirante a ciencia experimental positiva, y por otro lado, métodos más reflexivos, intuitivos, especulativos, que plantean un objeto de estudio histórico y no estático. El estatuto de cientificidad de la psicología debe alcanzarse con criterios diferentes o distintos a los de las ciencias naturales.
“La psicología del siglo XIX heredó de la Ilustración la preocupación por alinearse con las ciencias de la naturaleza y por reencontrar en el hombre la prolongación de las leyes que rigen los fenómenos naturales. La determinación de vínculos cualitativos, la elaboración que opere a la manera de funciones matemáticas, la puesta en marcha de hipótesis cualitativas, son los intentos por los cuales la psicología intentaba aplicar, no sin artificio, una metodología que los lógicos creyeron descubrir en la génesis y el desarrollo de las ciencias de la naturaleza.”  
A esta corriente positivista se le cuestiona la universalidad del método para el abordaje indiscriminado de cualquier área de conocimiento.


Quizás una forma de abordar el estado de las ciencias en un momento determinado consista en insistir sobre la especificidad y sobre el carácter determinante de las técnicas de pensamiento que ella misma instituye. De este modo abordaremos dos corrientes epistemológicas enmarcadas dentro del Neopositivismo (aunque ambos autores tomados como representantes tengan diferencias en cuanto al criterio de verdad y a la idea del progreso científico), y una corriente fuera del marco positivista, llamada epistemología crítica.
Los representantes del Neopositivismo son  Karl Popper (1902-1994) y Thomas Kuhn (1922-1996) y la tercera representada por Gastón Bachelard (1884-1962)
Popper propone el método hipotético deductivo relacionado con la justificación: éste consistiría en enfrentar problemas, proponer hipótesis, aplicar la lógica para ver qué implican, confrontar sus consecuencias con la realidad observable y de acuerdo con el resultado, abandonar la hipótesis por refutación o conservarla por corroboración (método hipotético deductivo). Sostiene que la verdad debe ser relativizada y que la teoría científica debe ser falsable, es decir, que pueda ser refutada o contrastada. De este modo mientras más veces resista la hipótesis de la contrastación será más fuerte, pero no por ello verdadera. Popper sostiene que el conocimiento científico, por imperfecto que sea, es el saber más seguro y confiable al que se puede aspirar.


Kuhn se preocupa por el progreso científico, tiene una concepción rupturista y es en esto en lo que se aleja del positivismo (no continuista). El concepto de paradigma es fundamental en su obra, éste es una realización científica universalmente reconocida que durante cierto tiempo proporciona modelos de problemas y soluciones a una comunidad científica. Un paradigma es un modo de concebir el mundo, y su carácter principal es la inconmensurabilidad, lo que implica que un paradigma no es mejor que el anterior, sino que responde a nuevos interrogantes con el que antes no se podían responder. Dos paradigmas no pueden ser comparados ni medidos en sus resultados porque operan con lógicas de pensamiento distintas.
La ciencia progresa en forma cíclica, por ciclos formados por períodos de crisis y períodos paradigmáticos. Este autor ubica un período precientífico en el cual los investigadores no tienen aún un lenguaje común. Los lenguajes comienzan a unificarse en la medida en que alguien produce algún logro (enuncia una ley, una teoría) y la comunidad científica comienza a adherir a ese logro. Este es el momento paradigmático de revolución científico, donde se instala ese modo de concebir el mundo. Durante algún tiempo la ciencia progresa acumulativamente con ese modelo, llamándose a este período ciencia normal, donde se utiliza el método hipotético deductivo. Sin embargo surgen anomalías, nuevos problemas sin posibilidad de respuesta a través de este paradigma, o hechos que contradicen la teoría sustentada. De esta manera se sucede nuevamente un período de crisis y revolución donde se intentará constituir, no sin resistencias, un nuevo paradigma.


Bachelard se opone a las ideas de continuidad, acumulación, linealidad. Para él el progreso de conocimiento es por rectificaciones incesantes, donde el saber es cuestionado permanentemente. Se promueve la reflexión que lleva a la depuración ideológica para superar el obstáculo epistemológico, el cual es la relación imaginaria que mantiene el investigador con su objeto de estudio. Los conocimientos previos, la experiencia previa, las percepciones y opiniones pueden constituir obstáculos epistemológicos. Se supera el obstáculo epistemológico cuando se permite al sujeto descentrarse, o sea desproveerse de preconceptos.
Para Bachelard el proceso de producción de los conocimientos científicos es dialéctico; consiste en destruir para construir. Los conocimientos, a medida que progresan por retroacción, agrietan y derriban sus principios iniciales. No existe un proceso lineal ni continuo en la construcción del conocimiento. Advierte que los conceptos científicos se producen en un contexto socio-histórico que determinan la existencia, las características y las limitaciones de los mismos, que en ellos se ocultan ideologías imperantes y que hay luchas de poder para imponer una determinada concepción científica. 
Bachelard abre la posibilidad de una nueva manera de pensar al sujeto y a la realidad, ya que considera que el objeto de estudio es siempre construido. 
Más tarde se erige el Giro Lingüístico (siglo XX), donde se considera a la razón sometida al flujo de lo histórico y estructurada lingüísticamente. Las teorías científicas no descubren la realidad, sino que la crean. Se postula una no-autonomía del sujeto, ya que está sometido a normas, hábitos y costumbres del otro. Lo que cambió es justamente la importancia que se le da al lenguaje en el origen de nuestros actos, en primer lugar, y, en segundo lugar, de cómo construimos nuestra convicción de lo que es real a partir de ese mismo lenguaje.


La psicología está conformada por un conjunto de teorías, las cuales son la culminación de un proceso de investigación, y actúan como guías para las investigaciones por venir y como marco referencial para orientar las prácticas profesionales. Cada modelo/teoría surge en un momento histórico y en una realidad geo-socio-política específica y elabora sus conceptualizaciones y procedimientos apoyándose en una concepción del mundo y del hombre, en una filosofía, en una manera de concebir el objeto de estudio, en una epistemología, en una concepción ética y política. La regularidad en el cambio y en el desarrollo de las ideas, la aparición y muerte de conceptos, el cambio de categorizaciones y teorías pueden ser explicados si relacionamos la psicología como ciencia con:
- el sustrato sociocultural de la época
- las leyes y condiciones generales del conocimiento científico
- las exigencias objetivas que plantea el conocimiento científico, la naturaleza de los fenómenos psicológicos objeto de estudio en el actual estado de la investigación
Siguiendo la línea que analiza Felix Temporetti y teniendo en cuenta la dispersión del conocimiento psicológico, podemos presentar dos escenarios y un eje temporal. Por un lado América con una tradición adherida al modelo de la ciencia, formación más acotada al conocimiento puntual y a la especialidad. Por el otro Europa más ceca de una tradición germana, una formación integral-amplia con fuerte base humanista. Como eje temporal propone una fecha de inicio en 1860, en Alemania, al inaugurarse la primera Cátedra de Universitaria con la Völkerpsychologie de  Lazarus Stenthal. Otra fecha en 1869 con la instalación del primer laboratorio de psicología experimental en Leipzig con Wundt en el ámbito de la academia universitaria.


En el desarrollo de la disciplina aparecen proyectos en simultáneo que se diferencian y hasta presentan contradicciones. Podemos ver como: en Alemania en el siglo XIX, debaten, la psicología empírico objetiva el proyecto de la Völkerpsychologie y la psicología descriptiva; cómo el pragmatismo cuestiona toda la psicología idealista y el proyecto materialista reduccionista del conductismo; como el psicoanálisis se contrapone con inconciente a la psicología de la época que estudiaba la conciencia; como la psicología empírica cultural cuestiona toda la tradición psicológica hasta los años ’30 por haber partido de bases equivocadas para construir una psicología científica y cómo le reprocha a la psicogénesis quedar atrapada en la concepción individualista del sujeto; ésta a su ves critica al conductismo por sus métodos y postulados de impronta empirista y positivista. Vemos aparecer una psicología cognitiva marcando los errores metodológicos del conductismo y retomando el concepto de mente abandonado por aquél. Todo ello en el contexto de la guerra fría y la revolución científico-técnica. El surgimiento, en el proceso de globalización y la nueva fase de expansión mundial del capitalismo, de la psicología social-crítica y de la psicología cultural. Esta última retoma la tradición histórica cultural interpretativa y crítica a la psicología cognitiva de orientación computacional(que investiga los procesos psicológicos básicos pero no desde la psicopatología) haber traicionado el espíritu de la revolución cognitiva por poner el énfasis en el proceso de información por sobre la construcción de significado.
Comprendemos así la complejidad de la disciplina y la dificultad de transmitirla en una linealidad histórica, sin embargo, remitimos al lector al cuadro de la última página que permitirá de forma esquemática ver la aparición de cada proyecto, atore, métodos, objetos, concepciones.

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