Tal vez sea John Dewey quien mejor desarrollo esta posición
y quien llevo más lejos el programa implícito de los Pragmáticos. Entre los
intereses múltiples que impulsaron la obra científica de Dewey vamos a destacar
aquí su preocupación acerca de la naturaleza del conocimiento y sobre su manera
de entender la investigación en particular en el campo de la psicología y de la
educación.
Según su perspectiva todo hombre es una criatura que esta
obligada y condenada a tomar decisiones, a elegir. Muchos de nosotros tendemos
a utilizar soluciones ya dadas y la sociedad moderna tecnológica alienta esta
docilidad y pasividad del individuo. Sin embargo se puede ser crítico. El
filósofo es el hombre que se enfrenta y lucha con los problemas de su tiempo
para entender su significado y lograr una reconstrucción imaginativa respetando
los principios de la racionalidad. La filosofía es una crítica, una forma de
entender, evaluar y reconstruir los conflictos específicos que enfrentan los
hombres en un momento histórico y cultural preciso, para actuar en vistas del
bien común. Hay una preocupación constante por dilucidar la relación entre la
ciencia y los valores humanos. Moral y ciencia se amalgaman el su concepto de
investigación científica.
¿Para que sirve pensar? El pragmatismo afirma que el
pensamiento se origina y desarrolla en las necesidades y demandas de la vida
práctica; es el instrumento con que resolvemos, los problemas que resultan de
una situación concreta. El oficio del pensamiento, pues, es descubrir ciertas
relaciones que nos son útiles en nuestra vida física y moral. La inteligencia
humana sólo puede dar sentido, significado y validez a sus concepciones cuando
los resultados que espera obtener de una situación determinada resuelven, en
efecto, esa situación. Pensar es el acto intencional de descubrir conexiones
específicas entre algo que hacemos y las consecuencias que resultan de nuestra
intervención.
El concepto de experiencia.
El significado que Dewey atribuye al concepto de experiencia
es clave para entender su enfoque de la filosofía como crítica y de la
investigación como producción de conocimientos. En la elaboración de su
concepto de experiencia se tiene en cuenta en punto de vista de la filosofía
griega que se repitió de diferentes formas hasta el S XVII y el punto de vista
del empirismo británico que surge en el S XVIII.
Entre los griegos la experiencia se refería al conocimiento
práctico, el “saber como”, que se basa en los resultados de los pasados
eventos. Denota la información acumulada no solo en forma individual sino
también colectiva y que se transmite de generación en generación por medio del
lenguaje. Dewey sostiene que desde Platón la experiencia ha tenido un
significado despreciativo difícil de eliminar. En Aristóteles la experiencia ocupa
un lugar en la jerarquía de funciones que se inicia con la percepción sensible
y culmina con la intuición intelectual. Para él la experiencia solo es posible
en animales capaces de percepción sensible, memoria, imaginación y
sistematización de recuerdos en una única experiencia. Lo que Dewey rescata de
la concepción es su carácter social y la forma de su desarrollo a través de
hábitos y costumbres.
El concepto de experiencia en el empirismo británico en
cambio toma en cuenta lo personal, lo individual. Tiene su centro en el
individuo que puede poner a prueba las aseveraciones cognoscitivas por su
contacto directo y personal con la naturaleza. Esta posición está representada
por John Locke (1632-1704) y su drástica protesta contra lo que considera dogmas
y prejuicios. Las sensaciones, origen y base de nuestro conocimiento son
impresas en nosotros por los objetos materiales externos. Dewey consideró al
empirismo inglés un valioso instrumento crítico para disolver y transformar las
instituciones religiosas y políticas obsoletas. Como doctrina social es una
filosofía de protesta liberal que afirma los inalienables derechos de los
individuos y urge a las instituciones a pasar la prueba de la experiencia
individual. Su parte crítica está ahí, en su insistencia en que sea la
experiencia la que decida la validez de los conocimientos. Pero este concepto
de experiencia adolece, según Dewey, de conflictos y contradicciones internas
además de considerar que la experiencia es pasiva.
En su concepto de experiencia incorpora los aportes de la
nueva ciencia experimental y de la nueva psicología científica de orientación
biológica. La ciencia experimental muestra la importancia de las hipótesis
imaginativas y no sólo de observación. Ahora la experimentación involucra una
actividad dirigida, planeado y lo más importante para probar una hipótesis nos
es su origen sino sus consecuencias. “Pero la experiencia, en su forma vital,
es experimental, es un esfuerzo para cambiar lo dado, caracterizado por la
proyección, adelantándose hacia lo desconocido; la conexión con el futuro es un
rasgo sobresaliente.” (Dewey, John 1917 The need for a Recovery of Philosophy).
En lo que respecta a la psicología científica considero que la subjetividad
debe ser considerada en el contexto de la interacción orgánica. “Una
experiencia que es parte de un medio ambiente y lucha por su control en nuevas
direcciones, está preñada de conexiones” (Dewey, 1917). Dewey incorpora en su concepto de experiencia
lo racional, el pensamiento: “En el concepto tradicional de la experiencia y el
pensamiento son términos antitéticos. La inferencia, en la medida que es
distinta de una renovación de lo dado en el pasado, va más allá de la
experiencia: por lo tanto, o es inválida, o bien es una medida desesperada
mediante la cual saltamos hacia un mundo de cosas estables y otros yos, usando
la experiencia como un trampolín. Pero la experiencia, liberada de las
restricciones que le impone el antiguo concepto, está llena de inferencia. Aparentemente
no existe la experiencia consciente sin inferencia: la reflexión es originaria
y constante.” (Dewey, 1917).
De ahí que Dewey enfatizó el papel de la investigación, de
la indagación que lleva adelante el investigador, en la experiencia. Ambas se amalgaman.
La investigación surge de conflictos concretos y específicos en las situaciones
que enfrentamos y es el medio más efectivo para resolverlos. Pero la
experiencia y la investigación no se limitan al ámbito de lo privado ya que las
situaciones en que nos encontramos tienen aspectos subjetivos y objetivos y a
través de la investigación podemos alterar el curso de la experiencia. La
experiencia en su forma vital es experimental, es decir, orientada hacia el
futuro.
La experiencia, además, supone además interacción, relación
entre el sujeto y el objeto. La experiencia poseída por el sujeto es el
resultado de múltiples interacciones (transaccionalismo). Al mismo tiempo el
organismo está en la naturaleza sufriendo un proceso de acción. Pero, en última
instancia, para Dewey, la característica distintiva de la experiencia
humana es el lenguaje y la comunicación
y la categoría que incluye a ambos conceptos es “lo social”. Considerado el más
rico y más sutil método de transacción natural lo social pertenece al continuo
de los fenómenos naturales. El lenguaje
no puede ser explicado como la externalización de un proceso mental
privado sino que se explicará si se analizan sus usos en el contexto social. El
pensamiento no puede separarse del lenguaje y se analiza como un diálogo
interno. La comunicación al mismo tiempo presupone y facilita el acuerdo y el
compartir. Por la comunicación no solo compartimos experiencias de
conocimientos sino también actitudes, emociones, normas y fines. Por otro lado
el acuerdo o el consenso es una condición necesaria, aunque no suficiente, para
la vida en democracia. En la interacción social surgen hábitos y formas de
conductas comunitarias que permiten la adaptación progresiva al entorno. Surge
asi una red compleja de relaciones en las cuales el mundo físico queda
atrapado. La realidad humana, en cuanto humana, queda forzosamente atrapada por
el sentido. Es por eso que la aprehensión del mundo y del conocimiento pasan
por el tamiz de la cultura y de la sociedad. No existe el conocimiento en
abstracto, siempre se da en una comunidad.
De este modo propone una lógica de la investigación
científica que concibe el conocimiento como una actividad práctica encaminada a
la resolución de problemas prácticos. Si en algo contribuyó fue precisamente a
la superación de la epistemología moderna que concebía el conocimiento como una
copia o representación de la realidad. Dewey naturaliza el conocimiento
destronándolo del ámbito etéreo de las ideas para reinsertarlo en el mundo que
es dónde tiene lugar la acción humana. La actividad científica consiste en más
que buscar un fundamento último de la realidad en ir desarrollando
progresivamente hábitos que respondan mejor y eficazmente a los problemas que
nos planteamos como especie. La ciencia es una actividad que se va desplegando
solidaria y comunitariamente en el paso del hombre sobre la tierra.
Para Dewey el conocimiento es parcial, tentativo y
revisable, nunca rigurosamente cierto, pero siempre fiable y verdadero en algún
sentido. Es erróneo creer que conocer es tener un conjunto de representaciones
o dibujos de la realidad fiables en la cabeza. Conocer implica una actividad
práctica y comunicativa de tal manera que el significado y la verdad nunca
depende de lo que ocurre en la cabeza de las personas sino de lo que la gente
hace en común en un progresivo avance por el mundo. La verdad no está dada de
antemano como si fuera una luz que solo los iluminados pueden llegar a ver.
Sino que es algo que acontece en el futuro como producto de la actividad comunicativa
y solidaria de una comunidad de investigación. El hecho que podamos
equivocarnos es inherente al proceso y debe ser un incentivo para buscar
mejores maneras de enfrentarnos a los problemas y tratar de resolverlos.
Instrumentalismo.
El instrumentalismo de Dewey se basa en su concepción de las
ideas, conceptos y teorías como instrumentos cuya función y valor se encuentra
en su capacidad de guiarnos hacia el futuro.
El conocimiento esta mediado por una serie de hipótesis, inferencias y
símbolos que son instrumentos sociales. La mediación es el único instrumento
que tenemos para aprehender la realidad. El conocimiento está marcado por
nuestros intereses, valores y deseos, pasa por el tamiz de la cultura.
Dos conceptos claves en la lógica de Dewey son: situación e
investigación. Las situaciones que pueden llamarse lógica son aquellas
“indeterminadas” o “dudosas” que naturalmente nos llevan a la investigación.
Aunque desde el punto de vista lógico lo primero es la situación desde el punto
de vista práctico la investigación la precede, ya que las situaciones se
conocen y discuten mediante la investigación.
La investigación.
Siguiendo a Peirce sostiene que la investigación es un
proceso mediante el cual las situaciones dudosas o no resueltas se resuelven.
La meta de la investigación es la creencia y el producto o resultado de
investigaciones bien realizadas es el conocimiento. Pero a diferencia de
Peirce, describe el proceso de investigación y las situaciones en las que
ocurre, incorporando elementos de las teorías biológicas y sociales de su
tiempo. En su libro “Lógica: Teoría de la Investigación” (1938) Dewey escribió:
“La investigación es la transformación controlado o directa de una situación
indeterminada, en una situación tan determinada en sus distinciones y
relaciones constitutivas, que convierte los elementos de la situación original
en un todo unificado”. Hay ciertos
principios que guían la investigación pero estos mismos principios pueden ser
alterados y aún desechados por el proceso de investigación ya que es
autocorrectivo. Las etapas de un proceso de investigación son:
1. Condiciones
antecedentes de la investigación: la investigación surge de una situación
indeterminada. Indeterminada quiere decir que la situación no ha sido resuelta.
Surge un cierto sentido de lo relevante y de lo irrelevante, un punto de
partida para la búsqueda de la solución. Sabemos que algo no funciona o que
algo anda mal. El hombre no espera los problemas, los busca. La inteligencia
científica se caracteriza por la búsqueda activa de problemas.
2. Planteamiento
del problema: la transformación indeterminada en determinada y la posible
solución dependerá en gran parte de la forma como el problema ha sido
formulado.
3. La determinación
problema-solución: La investigación es la progresiva determinación de un
problema y su solución. Se empieza por examinar los hechos de la situación y
elaborar hipótesis que puedan dirigir la observación y búsqueda ulterior. Dewey
no acepta distinciones tajantes entre observación y formulación conceptual,
entre hechos y teorías, entre lo perceptual y lo conceptual. Estas distinciones
son cambiantes, es decir, que pueden variar de una investigación a otra y lo
importante es su funcionamiento coordinado para resolver una situación en forma
unificada. Esto se llama correlatividad funcional. Dice al respecto: “En el
hecho lógico, los materiales perceptivos y conceptuales se establecen en
correlatividad funcional, de tal modo que los primeros localizan y describen el
problema, mientras que los últimos representan un simple método de resolución.
Ambos son determinaciones de y por la
investigación de la original situación problemática, cuya cualidad penetrante
controla su establecimiento y sus contenidos” ( Idem,1938)
Las hipótesis son anticipaciones de las consecuencias
posibles; su forma es condicional, ya que señalan lo que podría suceder si
ciertas acciones se realizan en ciertas condiciones.
4. Razonamiento. De
manera general se puede decir que el razonamiento aparece cuando se realiza la
investigación controlada. A pesar de que desde el inicio del proceso se
utilizan habilidades racionales tales como: sensibilidad al contexto, selección
de hechos relevantes e imaginación en esta etapa Dewey utiliza el término en
sentido más restringido: “Este proceso que opera con símbolos (proposiciones
constitutivas) es el razonamiento en el sentido de discurso racional” (Idem.
1938)
Se puede sugerir una idea, un significado, una hipótesis
como posible solución, pero frecuentemente es demasiado vaga y debe ser
desarrollada. Así la hipótesis se relaciona con otras estructuras conceptuales
hasta que tenga la forma que permite dirigir el experimento destinado a confirmarla o a rechazarla. También puede
ocurrir que al experimentarla veamos que es necesario modificarla y de qué modo
a fin de que sea adecuada para interpretar y organizar los hechos. La
investigación no procede de la observación a la generalización, esto no nos
proporciona comprensión teórica. Para lograrla debemos pensar nuevas
posibilidades y explorar sus interconexiones con la compleja red de nuestros
conceptos.
5. El carácter
operativo de los hechos-significados. Tantos los hechos observados como las
ideas presentes en una investigación son operativos. “Las ideas son
operacionales porque instigan y dirigen subsecuentes operaciones de
observación: son propuestas y planes para actuar sobre las condiciones
existentes a fin de sacar a la luz nuevos hechos y organizar todos los hechos
seleccionados en una totalidad coherente” (Idem, 1938)
Pero los hechos también son operativos, no son simplemente
el resultado de la observación mi están completos en sí mismos. En una
investigación hay transacción entre hechos e ideas en la que ambos se
transforman. Los hechos se prueban en cuanto a su función de evidencia tanto
como las hipótesis. Así, cuando Dewey dice que los hechos y las ideas son
operativos sólo reconoce teóricamente la necesidad de experimentar.
El resultado de una investigación exitosa es el
conocimiento. Cuando se alcanza el conocimiento la investigación específica se
ha completado, pero este resultado en diferente situación puede ser el medio de
una nueva investigación.
Para Dewey no tiene sentido hablar de conocimiento fuera del
contexto de la investigación. No hay características intrínsecas que distingan
al verdadero conocimiento del que no lo es. Sólo en el contexto de la
investigación podemos encontrar criterios para evaluar los hallazgos del
conocimiento. Para llegar al conocimiento es necesario contar con normas y
parámetros que, a su vez, se alcanzan y se justifican mediante la
investigación. La misma naturaleza de la investigación hace posible cuestionar
la legitimidad de cualquier norma, de este modo, los principios reguladores de
la investigación se refinan y mejoran continuamente a través de la misma
investigación.
No necesitamos principios primeros y absolutos, pues el
conocimiento se valida en el contexto de la investigación y esta es un proceso
autocorrectivo. La posibilidad de revisar cada uno de los conocimientos es
esencial para la investigación científica y el hecho que los principios
reguladores puedan ser revisados no es causa de escepticismo o de sensación de
fracaso: por el contrario es un constante reto para desarrollar principios y
métodos de investigación cada vez mejores.
Comunidad científica, democracia y educación.
Dewey sostiene que lo que el individuo es y su forma
específica de manifestar su individualidad están constituidos en parte por el
tipo de comunidad en la que participa y la mejor comunidad en la que podemos
participar es la comunidad democrática. Para él la democracia es más que una
forma de gobierno, es un modo de vida en común y de experiencia comunicada;
posee un sentido moral; más aún es un ideal moral que consiste en la confianza
en la habilidad de la experiencia humana para generar fines y métodos para
crecer organizadamente. Dewey señala que su fe en la democracia es parte de su
herencia política norteamericana y de su alianza con el espíritu científico. La
verdadera ciencia no solo tolera, sino que alienta la diversidad de
perspectivas, al mismo tiempo que insiste en la fidelidad a la investigación.
La futura democracia, aliada al espíritu científico, tendrá características
presentes en la ciencia: la libertad de investigación, el respeto a diferentes
perspectivas, la libertad de comunicación y la distribución de lo logrado a
todos los individuos de la comunidad.
La ciencia solo puede funcionar en el contexto de una
comunidad en la que se acepten las normas de investigación científica que, a su
vez, serán probadas por el mismo proceso autocorrectivo. Del mismo modo una
democracia requiere de la aceptación por parte de sus miembros de valores
compartidos, a la vez estables y flexibles, y de la actividad crítica que
permita su desarrollo. De este modo toda acción humana es interacción
simbólicamente mediada de tal modo que a través del aprendizaje se van
compartiendo hábitos organizados de creencias, hipótesis explicativas, acerca
del mundo con carácter provisional. Para Dewey lo mental no está en la cabeza
sino en el proceso comunicativo. Hay un paso de la conciencia a la
comunicación. El pensamiento tiene un carácter social: en cuanto pensamiento
aspira a tener validez objetiva a dar cuenta de la realidad que conoce el
hombre: Pero, para tener validez, el conocimiento sólo puede derivar de su
justificación lo que implica un acuerdo intersubjetivo, social y público. La
búsqueda de la verdad como empresa pública y cooperativa. Lo social se
configura entonces como la categoría integradora en la que tiene lugar el
conocimiento, el aprendizaje y la comunicación. El pensamiento mismo se concibe
y se desarrolla de manera que sea posible comunicarlo a los demás. Que puedan
entenderlo, utilizarlo y adoptarlo en una acción cooperativa. Por lo tanto la
comunicación no forma parte solo del proceso final sino de todas y cada una de
las etapas.
Con respecto al individuo y su papel en la comunidad, Dewey
sostiene que el hombre se manifiesta por la elección, la capacidad de elegir.
La libertad se basa en la posibilidad de elegir, pero involucra algo más, el
poder de actuar de acuerdo a la elección. Esta íntima conexión entre la
libertad para elegir y la libertad para poder requiere del desarrollo de
instituciones que alienten la elección inteligente y la elección efectiva. “La
posibilidad de libertad está fincada profundamente en nuestro ser mismo. Es una
con nuestra individualidad, nuestro ser originalmente lo que somos y no
imitadores o parásitos de otros. Pero como toda otra posibilidad, esta tiene
que ser actualizada y, como todas las demás, solo puede serlo mediante la
interacción con las condiciones objetivas. La cuestión de la libertad política
y económica no es un agregado, muchos menos una desviación o una excrescencia
del problema de la libertad individual. Esto es así porque las condiciones que
conforman la libertad política y económica son necesarias para actualizar la
potencialidad de la libertad que cada uno lleva en su estructura misma”.
(Dewey, John 1944 Educación y Democracia).
El más importante medio de acción social es la educación.
Entiende la educación como un proceso continuo de reconstrucción en el que se
avanza desde la experiencia inmadura hacia una experiencia cada vez más preñada
de significado, más sistemática y ordenada. Pero una educación así requiere
guía deliberada, orden y dirección por parte del educador. La educación es una
reconstrucción de la experiencia cuya dirección o meta es la “inteligencia”.
Pero la inteligencia no debe ser confundida con la razón en sentido estrecho,
es decir con la habilidad para hacer inferencias y sacar conclusiones. Más bien
debe ser entendida como un conjunto de hábitos flexibles y en desarrollo que
involucran la sensibilidad, la habilidad de discernir la complejidad de las
situaciones, imaginación que permita vislumbrar nuevas posibilidades e
hipótesis, objetividad en el juicio y evaluación de valores y opiniones
conflictivas, memoria para aprender de experiencias anteriores y valor para
cambiar las propias convicciones cuando sea necesario. Es por ello que Dewey
considera a toda educación como educación moral, ya que incluye la evaluación
inteligente.
Este ideal de la educación sólo podrá ser realizado cuando
los parámetros de la investigación científica sean parte de la vida compartida
de la comunidad democrática. Dicho de otro modo, las instituciones educativas
deben modelarse de acuerdo al ideal de la comunidad científica a fin de lograr
el desarrollo de la inteligencia científica en los niños.
Como se puede apreciar por todo lo dicho anteriormente;
Dewey vincula la democracia con la ciencia, con la experiencia como fin y medio
y con la interacción, comunicación y capacidad de compartir. Le preocupaba la
separación entre la ciencia y la praxis y estaba convencido de la necesidad que
el espíritu científico impregnara las prácticas morales y sociales.
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