La familia es un conjunto de individuos
emparentados, vinculados entre sí, ora por la alianza, el matrimonio, ora por
la afiliación, ora mas por adopción (parentesco), y que viven todos bajo el
mismo techo (cohabitación).
La familia que tendemos a considerar como
natural, porque se presenta en la apariencia de lo que siempre ha sido así, es
una invención reciente y tal vez condenada a una desaparición más o menos
rápida.
La familia no es más que una palabra, una
construcción verbal. Se trata de analizar las representaciones que tiene la
gente de lo que designa por familia.
Algunos etnometodólogos, que consideran
el discurso sobre la familia como una especie de ideología política que designa
una configuración valorada de relaciones sociales, extraen presupuestos comunes
a este discurso.
1er conjunto de propiedades: se concibe la
familia como una realidad trascendente a sus miembros, un personaje
transpersonal dotado de una vida y de un espíritu, ambos comunes y de una
visión particular del mundo.
2do conjunto de propiedades: la familia
existe como un universo social separado, comprometido con una labor de
perpetuación de las fronteras y orientado hacia la idealización de lo interior
como sagrado.
3er conjunto de propiedades: el de la
morada, la casa como lugar estable, que permanece, y de los ocupantes de la casa
como unidad permanente, asociada de forma duradera a la casa indefinidamente
transmisible.
La unidad domestica es un agente activo,
dotado de voluntad, basado en un conjunto de presuposiciones cognitivas y de
prescripciones normativas referidas a la manera correcta de vivir las
relaciones domesticas.
Las relaciones familiares en su
definición oficial tienden a funcionar como principios de construcciones y de
valoración de toda relación social.
Una acción bien
fundada
La familia, además de una palabra, se
trata de una categoría (principio colectivo de construcción de la realidad
colectiva.
Las realidades sociales son ficciones
sociales con fundamento en la construcción social y que existen en tanto que
están reconocidas colectivamente.
La familia es un principio de construcción de la realidad social. Este principio
está en si mismo construido socialmente y que en cierta manera es común a todos
los agentes socializados. Este principio de construcción es uno de los
elementos constitutivos de nuestro habitus, una estructura mental y a la vez
individual y colectiva; una ley tacita de la percepción, la practica como base
del consenso sobre el sentido del mundo social, la base del sentido común.
La familia es un principio de construcción a la vez inmanente (esencial) a los
individuos y que a la vez los trascienden, ya que lo encuentran bajo la forma
de la objetividad en todos los demás: es trascendente en el sentido de Kant
pero al ser inmanente a todos los habitus, se impone como trascendente.
La familia como categoría social objetiva (estructura- estructurante) es el
fundamento de la familia como categoría social subjetiva (estructura-estructurada),
categoría mental que constituye el principio de miles de representaciones y de
acciones (matrimonios por ejemplo) que contribuyen a reproducir la categoría
social objetiva. Este círculo es el de la reproducción del orden social.
La labor de la
institución
La familia sirve de modelo a todos los
cuerpos sociales porque la categoría de lo familiar funciona en los habitus
como esquema clasificatorio y principio de construcción del mundo social y de
la familia, como cuerpo social, particular, que se adquiere en el seno mismo de
una familia como ficción social realizada.
La
familia es fruto de una labor de institución a la vez ritual y técnica,
orientada a instituir en los miembros sentimientos que garantizan la
integración que es la condición de existencia y persistencia de esta unidad.
La familia es indiferente a los
sentimientos individuales porque se constituye como una entidad integrada; se
reafirman y refuerzan a través de los afectos obligados y las obligaciones
afectivas del sentimiento familiar. Esta labor de mantener los sentimientos se
suma a la elaboración del objeto afectivo y socialización de la libido (tabú
del incesto).
La labor de integración imprescindible
siempre tiende a funcionar como un campo con sus relaciones de fuerza física,
económica y simbólica, y sus luchas por transformar esas relaciones de fuerza.
Las estructuras de parentesco y la
familia como cuerpo, solo pueden perpetuarse a costa de una creación continuada
del sentimiento familiar, principio cognitivo de visión y de división que es al
mismo tiempo principio afectivo de adhesión vital a la existencia de un grupo
familiar y a sus intereses.
El lugar de la
reproducción social
Para que la familia sea posible deben
darse unas condiciones sociales que no tienen nada de universal y que no están
uniformemente distribuidas.
Resumiendo:
FAMILIA: privilegio que
se instituye en NORMA UNIVERSAL y que implica un PRIVILEGIO SIMBOLICO: SER COMO
SE DEBE, dentro de la norma, obtener un beneficio simbólico de normalidad.
Quienes tienen el privilegio de tener una
familia conforme están en disposición de exigírselo a todos sin tener que
plantear la cuestión de las condiciones de la universalización.
FAMILIA: determina el
mantenimiento del orden social, la reproducción (además de la biológica) social
(reproducción de la estructura del espacio social y de las relaciones
sociales). Es uno de los lugares de la acumulación del capital en sus
diferentes especies y de su transmisión entre las generaciones (por ejemplo el
apellido = capital simbólico hereditario, o respecto al patrimonio material).
La familia actúa como una especie de
“sujeto colectivo”, y no como una suma de individuos.
Como en el caso de las sociedades con “casa”,
el afán es el de perpetuar la casa como conjunto de bienes materiales,
orientando la existencia de los ocupantes de la misma a perpetuarse en el ser,
perpetuar su existencia asegurando su integración, lo cual resulta inseparable
de la tendencia a perpetuar la integridad de su patrimonio, siempre amenazado
por la dilapidación o la dispersión.
Las fuerzas de fusión (disposiciones
éticas que incitan a identificar los intereses particulares de los individuos
con los intereses colectivos de la familia) han de contar con las fuerzas de
fisión (intereses de los diferentes miembros del grupo, + o – propensos a
aceptar la visión común, y + o – capaces de imponer su punto de vista
“egoísta”).
Funcionamiento de la unidad domestica
como campo à encuentra su límite en las consecuencias de la dominación
masculina (orienta la familia hacia la lógica del cuerpo).
Propiedades de los dominantes: Tener
familias extensas y fuertemente cohesionadas, unidas por los habitus y los
intereses (por el capital y para el capital = económico y simbólico = nombre, y
quizás al capital social).
El estado y el
estado civil
El responsable principal de la
construcción de las categorías oficiales, según las cuales se estructuran las
poblaciones, así como las mentalidades, es EL ESTADO, que tiende a favorecer
una forma determinada de organización familiar, reforzando a aquellos que están
en condiciones de conformase a esta forma de organización, y estimulando por
todos los medios (materiales y simbólicos), el “conformismo lógico” y el “conformismo
moral”, sobre un sistema de formas de aprehensión y de construcción del mundo,
cuya piedra angular es esta forma de organización.
El estado, a través de todas las
operaciones de estado civil, lleva a cabo miles de actos de constitución que
forman la identidad familiar como uno de los principios de percepción más
poderosos del mundo social y una de las unidades sociales más reales.
La familia es una ficción porque, al ser
producida y reproducida con la garantía del estado, recibe, en cada momento, del
estado los medios para existir y subsistir.
Resumen UNMDP
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