Material de estudio para estudiantes de Psicología y carreras relacionadas.
Freud, S. - La negación
La negación en la terapia tiene el efecto contrario; cuando se pide lo más inverosímil el paciente nombre lo más correcto. Un contenido de representación o pensamiento reprimido puede irrumpir en la conciencia a condición de que se deje negar. Es una cancelación de la represión, pero no una aceptación de lo reprimido. Hay una aceptación intelectual, se permite al contenido acceder a la conciencia. Negar algo significa aceptar algo que preferiría reprimir, el juicio adverso es el sustituto intelectual de la represión. Por medio del símbolo de la negación el pensar se libera de las restricciones de la represión y se enriquece con contenidos indispensables para su operación.
El juicio tiene que atribuir o desatribuir una propiedad a una cosa, (si algo percibido debe ser acogido en el interior del yo) y admitir o impugnar la existencia de una representación en la realidad, (si algo presente como representación dentro del Yo puede ser reencontrado en la percepción). Lo no real es interior, lo real está afuera. No solo es importante que un objeto de satisfacción posea la propiedad buena, y merezca ser acogida en el Yo, sino que se encuentre en el mundo exterior y pueda apoderarse de él. Todas las representaciones provienen de percepciones, son repeticiones de éstas, por lo que su existencia acredita la realidad de lo representado. La oposición entre objetivo y subjetivo se establece porque el pensar posee la capacidad de volver a hacer presente, reproducir la representación por lo que no hace falta que el objeto siga estando.
El fin del examen de realidad es reencontrar un objeto con la representación, convencerse que todavía está ahí. Además no siempre la reproducción de la percepción en la representación se repite con fidelidad. El examen de realidad controla el alcance de las desfiguraciones. Pero para el examen de la realidad tienen que haberse perdido objetos que procuraron una satisfacción objetiva. El juzgar es la acción intelectual que elige la acción motriz, conduce del pensar al actuar. En el extremo sensorial a raíz de las percepciones el Yo envía al sistema P pequeños volúmenes de investidura por los que toma muestra de los estímulos externos para volver a retirarse tras cada uno de estos avances. El juzgar es el ulterior desarrollo de la inclusión dentro del Yo o la expulsión de él que originariamente se rigieron por el principio de placer. Su polaridad corresponde a la oposición de los dos grupos pulsionales: la afirmación como sustituto de la unión pertenece al Eros, y la negación, sucesora de la expulsión, a la pulsión de muerte.
La función del juicio se posibilita por la creación del símbolo de la negación que permite una independencia respecto de las consecuencias de la represión y de la compulsión del principio de placer. Además en el Icc no hay símbolo ni representación para el no y el reconocimiento del Icc por parte del Yo se exprese en una fórmula negativa.
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