Los
representantes del objetivismo abstracto ponen de relieve que el sistema de la
lengua es un hecho subjetivo exterior e independiente de cualquier conciencia
individual. Solo puede ser percibido así por la conciencia individual.
La
lengua aparece como una corriente incesante de transformación. No descubre
momentos en que pueda construirse un sistema sincrónico.
Para el
historiador de la lengua que tiene punto de vista diacrónico, un sist. sincrónico
no es una entidad real, sirve como escala convencional.
Un
sistema sincrónico existe solo desde el punto de vista de la conciencia
subjetiva de un hablante individual que pertenece a un grupo lingüístico
particular de un momento histórico particular. Desde el punto de vista objetivo
no existe en ningún momento real de la historia.
Cualquier
sistema de normas sociales existe solamente con respecto a la conciencia
subjetiva de los individuos que pertenecen a una comunidad particular gobernada
por normas. (morales, judiciales)
Si
afirmamos que la lengua como sistema de normas indiscutibles e inmutables tiene
existencia objetiva se comete un error Pero si afirmamos que la lengua, con respecto
a la conciencia individual es un sistema de normas inmutables, se expresa una relación
objetiva.
La mayoría
de los representantes del O A afirman la realidad no mediada, la objetividad no
mediada de la lengua como sistema de formas normativamente idénticas. En la segunda
corriente, el O. A. se convierte en una hipostatizacion del objetivismo
abstracto. Ni un solo representante ha llegado a un concepto claro y distinto
de la clase de realidad que posee la lengua como sistema objetivo.
El sist.de
la lengua es producto de la reflexión sobre la lengua, no realiza la conciencia
del hablante y no se produce con el propósito de hablar.
La
atención del hablante se concentra en relación con el enunciado concreto en
particular que produce. Lo que importa es aplicar una forma normativamente idéntica
en un texto concreto y particular. El hablante no valora aquel aspecto de la
forma que es invariablemente idéntico en todas las circunstancias en que se
usa, sino el aspecto de la forma lingüística que le permite figurar en el
contexto concreto y determinado, que le permite convertirse en un signo
adecuado a las condiciones de la situación concreta y determinada.
Lo que al
hablante le importa de la forma lingüística no es su carácter de signo estable
y autoequivalente, sino su carácter de signo adaptable y cambiante. Es el punto
de vista del hablante.
La tarea
de la comprensión no consiste sino en comprender la forma en un contexto
concreto particular, en entender su significado en un enunciado particular.
Consiste en comprender su novedad y no reconocer su identidad. El receptor también
acepta esa forma lingüística.
El
proceso de comprensión no debe confundirse con el del reconocimiento. Solamente
pueden comprenderse un signo, se reconoce una señal. Es un medio técnico para
fijar un objeto definido. No se relaciona con el dominio ideológico.
Si la
forma lingüística no fuera mas que una señal, reconocida como tal para el
receptor, no existiría para el como forma lingüística.
El
factor constituyente de la forma lingüística y del signo es su variabilidad específica;
y el factor constituyente de la comprensión de la forma lingüística es la orientación
en el contexto y en la situación particular y determinado (orientación en el
proceso dinámico de la transformación)
A la
conciencia lingüística del hablante y del oyente que comprende, no le interesa
el sistema abstracto de las formas idénticas de la lengua, sino la lengua como
un conjunto de posibles contextos de uso para una forma lingüística. Una forma
lingüística sacara a la luz su valor normativo en casos raros de conflicto que
no son típicos de la actividad del lenguaje (asociados con la escritura)
Existe
para el hablante solo en el contexto de enunciados específicos, en un contexto ideológico
especifico. Nunca decimos u oímos palabras, sino lo que es verdadero o falso,
importante o intrascendente. Están llenas de contenido y significado tomados de
la conducta o ideología.
En el
proceso de su instrumentación practica, la lengua es inseparable de su
contenido ideológico y conductal. Para separar esa abstracción se termina tratando con una señal y no con un
signo lingüístico (segunda tendencia). El divorcio de la lengua de su contenido
ideológico es uno de los errores más serios del objetivismo abstracto.
Desde el
punto de vista de la conciencia del hablante no hay acceso directo al sistema
de la lengua.El principio de este sistema se obtiene por elementos extraídos
por abstracción. Debe justificarse por algún objeto específico práctico o teórico.
Puede ser o no productiva.
Objetivos
que sustentan la abstracción lingüística que conduce al sistema sincrónico de
la lengua.
En la
base del pensamiento lingüístico que conduce a la postulación de lengua como
sistema de normas idénticas se encuentra una focalización teórica y practica de
la atención sobre el estudio de las lenguas muertas extranjeras preservadas en
monumentos escritos. Esta orientación filológica determino el curso del
pensamiento. Determinada por acontecimientos históricos de su nacimiento y
desarrollo.
La
lingüística hace su aparición allí donde y cada vez que aparece la necesidad filológica.
Sus métodos y categorías se elaboraron en este trabajo sobre el habla monologal
que es una abstracción natural. Elemento inseparable de la comunicación verbal.
Un eslabón en una cadena continúa de actuaciones lingüísticas.
El
lingüística-filólogo separa el monumento de su dominio real y lo observa como
si fuera una entidad aislada. Todos los métodos y categorías lingüísticas se
originaron en procesos de comparación y correlación de enunciados monologales
aislados en el plano de la lengua. La lengua muerta que estudia es extraña por
lo que el sistema no puede ser producto de una reflexión cognitiva de la
conciencia lingüística del hablante.
Las
opiniones sobre el significado y el tema de las palabras están impregnadas de
la falsa noción de comprensión pasiva que excluye por principio la activa. El
rasgo pasivo es un sentido del factor de identidad en un signo lingüístico, la
percepción de este como una señal artefacto y el predominio del factor del
reconocimiento.
Lengua
extraña, muerta., escrita, es la descripción de la lengua de la que ha ocupado
al pensamiento lingüístico. El enunciado monologal, terminado, aislado,
separado de su contexto real y verbal es de comprensión pasiva para el filólogo.
El pensamiento lingüístico sirvio para enseñar una lengua ya descifrada para
codificarla. Marca sustancial del pensamiento lingüístico (fonética, gramática,
léxico)
Filólogo:
Descifrador de manuscritos y palabras extrañas, secretas y divulgador de lo que
ha descifrado y trasmitido por tradición. La orientación de la lingüística y la
filosofía del lenguaje hacia la palabra ajena, extraña ha desempeñado la
palabra extranjera en la formación de las culturas históricas y fue portadora
de civilización, cultura, religión y organización política.
Siempre
entro en escena por las armas o hallada por la nación conquistadora de una
antigua cultura y acepto a la nación recien llegada, hizo que se uniera con la idea
de autoridad, de poder, santidad, verdad y provoco que las preocupaciones se
orientaren hacia la palabra extranjera. La filología del lenguaje y la
lingüística nunca comprendieron objetivamente el papel de la palabra
extranjera. La lingüística aun es su esclava.
La idea
de cruzamiento lingüístico como factor fundamental en la evolución de las
lenguas, se considera como factor principal para la solución del problema del
origen del lenguaje. La importancia de la palabra extranjera es debido al
factor determinante del pensamiento lingüístico filosófico y de las categorías
y criterios que emanan de ese pensamiento.
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