Por Madgalena, N.
Los sueños son una realización alucinatoria de deseos sexuales, infantiles, reprimidos y, por consiguiente, inconscientes.
Los sueños son una realización alucinatoria de deseos sexuales, infantiles, reprimidos y, por consiguiente, inconscientes.
Un concepto es la delimitación de un
campo, donde se captura una porción de una superficie, que está conformada por
elementos teóricos.
El sueño es un acto psíquico de pleno
derecho; su fuerza impulsora es un deseo por cumplir; Que sea irreconocible
como deseo, así como sus extravagancias y absurdos, se deben a la influencia de la censura
psíquica que debió soportar en su formación; además del constreñimiento a
sustraerse de esta censura, cooperaron en su formación un constreñimiento a la
condensación del material psíquico, un miramiento por su figurabilidad en
imágenes sensibles y un miramiento por dar una fachada racional e inteligible
al producto onírico.
Acto psíquico de pleno derecho no se
trata de un fenómeno arbitrario, ni al azar. Tienen el valor de un acto y un
sentido, y ese sentido oculto puede ser develado por la interpretación. Le
otorga un estatuto.
Consiste en la actividad anímica del
durmiente y es a través
de ésta, que el soñante vive alucinatoriamente la realización de su
deseo inconsciente. Su función es ligar la energía psíquica que desde el
inconsciente no cesa de insistir, y por otro lado el producto onírico realiza el deseo del sistema
preconsciente que es el deseo de dormir,
se constituye en la solución de compromiso de los dos sistemas. Es un acto
psíquico que tiene un sentido y que conforma una verdadera transacción entre
sistemas en conflicto.
Aquello inconsciente reprimido, que no se
sabe que se sabe, se pone en acto. Según Freud, lo que no se recuerda, se actúa.
Su fuerza impulsora es un deseo por
cumplir. El envión que se necesita proviene del sistema inconsciente, que
durante el reposo mantiene el nivel de las investiduras (de las intensidades
psíquicas). Afirmando que sólo un deseo proveniente del inconsciente puede
poner a trabajar al aparato anímico, porque es eterno, inconmovible y espera la
oportunidad para manifestarse. Siendo el sueño el último vestigio de la vida
anímica primitiva, donde el desear terminaba en un alucinar.
El que sea irreconocible como deseo, así
como sus múltiples extravagancias y absurdos, se debe a la influencia de la
censura psíquica que debió soportar en su formación. La censura psíquica es una
instancia que funciona entre sistemas, entre el ICC y el PCC. Impide que aquello displacentero acceda a la conciencia,
a través del PCC, siendo sus criterios éticos y morales (los mismos que rigen
en la vida), y que él advierte.
Por la peculiaridad del estado del
dormir, con el recogimiento general de las investiduras, se produce una
disminución en la potencia que esta censura sustenta (no es un descuido porque
está clausurada la motilidad). La censura duerme con un ojo, reacciona, produce
efectos, y en caso extremo produce el despertar, poniendo en fuga a los actores
de la escena onírica.
La prueba de los efectos de la censura
onirica es la “desfiguración onírica”.
Del constreñimiento (imposición) a
sustraerse de esta censura, cooperaron en su formación un constreñimiento a la
condensación del material psíquico, un miramiento por su figurabilidad en
imágenes sensibles y (no como regla) un miramiento por dar una fachada racional
e inteligible al producto onírico.
La última puntualización a la disminución
de la fuerza de la censura durante el dormir es la formación misma del sueño.
Pero el efecto de la censura aparece
además, en los mecanismos del trabajo del sueño: condensación y desplazamiento,
miramiento por su figurabilidad, y miramiento por dar una fachada inteligible
al sueño o elaboración secundaria.
-Por la condensación una representación
recibe sobre sí las intensidades adheridas a muchas otras, logrando figuración
en el contenido manifiesto del sueño, pues se unen intensidades débiles que
sucumbirían en el trayecto. Son representaciones del contenido latente del
sueño, que tienen algo en común y se funden en una unidad.
-Por el desplazamiento que se produce en el mismo movimiento, se corre
el acento psíquico del sueño, se descentra y aparece lo principal como
accesorio. La censura logra su meta, hace que el soñante repare en lo más
insignificante, lo más inofensivo, lo menos “censurable”.
-El miramiento por la figurabilidad en
imágenes sensibles, consiste en la mudanza de pensamientos en imágenes
predominantemente visuales. En el sueño los pensamientos regresan a las
imágenes desde donde partieron y se pierden, en consecuencia los nexos lógicos
que hacen comprensibles las oraciones.
-A veces, al material condensado,
desplazado y figurado en imágenes visuales, aparece el mecanismo de elaboración
secundaria. Intenta hacer más comprensible al sueño introduciendo un guión
coherente, lo desfigura aún más, para aprobación de la censura.
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