El primer diagnóstico
Es una respuesta a
las preguntas ¿quién es esta persona?, ¿qué le ocurre? ¿por qué elegir una
carrera o un trabajo le acarrea dificultades? Es de importancia fundamental y
de la eficacia con que se lo realice dependerá que el trabajo futuro no
conduzca a un proceder arbitrario y caótico. De todos modos, no es más que una
aproximación, una tentativa supeditada a continuas reformulaciones.
Del primer
diagnóstico surge un pronóstico relativo a la “orientabilidad” del
entrevistado, que le permite al psicólogo formularse una estrategia en cuanto a
la tarea que emprenderán juntos.
Es importante la
clarificación de la dinámica interna del entrevistado, que abarca además de los
conflictos y dificultades referidos a la elección de carrera o trabajo, a la
persona toda. Quizá por ello la principal dificultad para el psicólogo no es la
de hacer un diagnóstico de personalidad, sino un diagnóstico relativo a la
problemática vocacional (dos personas con la misma estructura de personalidad
no tienen necesariamente el mismo diagnóstico en cuanto a problemas vocacionales).
Son problemas vocacionales todos aquellos que implican poner en juego
mecanismos de decisión ante opciones ocupacionales.
La
primera entrevista
El objetivo
fundamental es la elaboración del primer diagnóstico, eventualmente la
formulación del contrato de trabajo y, eventualmente, la derivación del
entrevistado. Ha de facilitar un grado tal de comunicación que le permita al
psicólogo comprender al consultante y a éste comprender el modo en que
trabajarán juntos en el futuro. Es una entrevista, no un interrogatorio, por lo
que asume un carácter abierto.
Es de primordial
importancia el análisis del primer planteo que formula el entrevistado. Ahí
está condensada toda su problemática vocacional.
La
elaboración del primer diagnóstico
Se efectúa sobre los
datos recogidos en la primera entrevista (o primeras entrevistas). Interesa
comprender la dinámica predominante en la situación actual que atraviesa, sus
puntos de urgencia y configuraciones conflictivas.
Si la identidad
vocacional es “la autopercepción, elaborada a lo largo de la vida del sujeto,
en términos de trabajo o estudio”, los problemas de orientación vocacional
reflejan obstáculos no superados durante su desarrollo.
Criterios
para la elaboración del diagnóstico
1.
Manejo del tiempo: La elección no es un
momento detenido en el desarrollo de una persona, sino una conducta incluida en
un continuo proceso de cambio de la personalidad. No es una sucesión ordenada,
sino “construida” desde cada paciente. Es “instrumentalizado” por las personas,
que pueden actualizar lo pasado, postergar el presente, o hacer pasado el
futuro.
Toda elección implica un proyecto, y un proyecto no es
otra cosa que una estrategia en el tiempo.
El pasado es para el
adolescente e colegio secundario, los compañeros, sus aspectos infantiles, las
relaciones familiares, etc. (su mundo conocido). El futuro es la universidad, la responsabilidad social, el esfuerzo
personal, la independencia familiar, etc. (el mundo adulto).
2.
Momentos que
atraviesa en cuanto al proceso de decisión: Hay 3 momentos:
a.
Selección: Pone en juego la función yoica de
discriminación. Son tanto los objetos externos como internos. El fracaso puede
conducir a proyecciones e introyecciones masivas que se traducen en un “no
poder ver” y “no poder verse”. Si la patología se da aquí el adolescente
manifestará indiferencia (las carreras son equivalentes e intercambiables),
confusión casi absoluta en cuanto a clasificaciones afectivas de carreras y profesiones.
b. Elección: Implica
establecimiento de vínculos diferenciales con los objetos, la capacidad de
establecer relaciones satisfactorias y estables con los objetos. Las
alteraciones en este momento se caracterizan por bloqueos afectivos o, por el
contrario, por “enamoramientos” maníacos con una u otra porción de la realidad
ocupacional.
c.
Decisión: compromete un proyecto de relativo largo
plazo y, componentes ligados a la función yoica de regulación y control de los
impulsos. La posibilidad de elegir está ligada a la posibilidad de soportar la
ambigüedad, resolver conflictos, postergar o graduar la acción, tolerar la
frustración, etc.
3.
Ansiedades
predominantes:
Toda
primera entrevista desencadena en el entrevistado, ansiedades de tipo
persecutorio predominantemente, debido a la situación nueva, pero puede ir
variando el tipo de ansiedad a lo largo de la entrevista.
Igual lo
que más interesa para la elaboración del diagnóstico vocacional, más que el
tipo de ansiedad, es el monto, el objeto al cual está ligada, le persistencia o
movilidad y el tipo de mecanismo defensivo que desencadena.
Tipos de
ansiedad: confusional, persecutoria y depresiva. Cabe aclarar que en muchos
casos lo que aparentemente aparece como ansiedad confusional ante la carrera,
la elección o el futuro, es en realidad un derivado de una ansiedad básica
persecutoria, que hace “estallar” los límites del Yo, destruyendo toda
capacidad discriminativa. Leibovich de Duarte propone clasificar las “fantasías
y temores” según sus manifestaciones clínicas en:
-
Referidas a la imagen
de sí: Impotencia, omnipotencia, dependencia, etc.
-
Referidas al futuro: Miedo al fracaso,
aburrimiento, mediocridad, rivalidad y envidia, etc.
-
Referidas a la vida
universitaria: Estar sobreexigido, no poder cumplir con el ingreso –considerado un
rito de iniciación-, etc.
-
Referidas a la
escuela secundaria: Desvalorización, no poder discriminar materia-profesor,
materia-facultad, materia-profesión, etc.
4.
Carreras como objetos
y sus características
Las
carreras constituyen el qué de su conducta de opción. Pueden ser analizadas
como objetos de la conducta del adolescente. Estos objetos pueden acompañar,
proteger, perseguir, destruir, reparar, vaciar, frustrar, confundir,
sobreexigir, retener, agredir, etc. en la fantasía del sujeto,
independientemente de lo que la carrera o profesión es “en realidad”. Interesa
más comprender el tipo de vínculo subyacente que ha determinado la
“coincidencia”, “correlación” o “contradicción” aparente entre las carreras o
relación entre las materias que le gustaron en el secundario y la carrera
mencionada.
-
Primer planteo: Es importante observar la cantidad de
carreras que menciona en el primer planteo. Puede no hablar de ninguna carrera,
o bien hablar de todas, o de dos, o de varias como preferidas. Expresa respecto
de ellas sus gustos y rechazos y el análisis de su mensaje permite ver la fantasía
dominante, las ansiedades y los mecanismos defensivos.
-
No mencionar ninguna carrera: O plantear que
ninguna le interesa especialmente, revela un mundo externo confuso, no
catectizado, en el cual Yo, inmaduro, fracasa en sus intentos de
discriminación. La ansiedad que aparece es muy alta o muy baja (por un intenso
bloqueo). Parece que el propio Yo es el objeto peligroso, al que hay que
mantener a raya, negando sus gustos, intereses, motivaciones y metas.
-
Inclinación igual por todas las carreras: Revela un mundo
exterior tan confuso como el anterior, con la diferencia que en éste sí está
catectizado. El Yo es igualmente inmaduro, pero posiblemente el déficit no se
da tanto en el momento de la selección (función discriminativa), sino en el de
elección (relación más o menos permanente con los objetos). La ansiedad
manifiesta en estos casos es baja, debido a un alto monto de omnipotencia.
Hablan de proyectos para seguir en algún orden todas las carreras que existen.
-
Preferencia por dos carreras: El mundo externo
aparece relativamente claro y diferenciado. Supone que su Yo tiene suficiente
grado de madurez para seleccionar y elegir. La dificultad suele presentarse en
el momento de la decisión. La ansiedad predominante es persecutoria (conflicto
divalente) e intensa. De su resolución dependerá que pueda tomarse una
decisión.
-
Mención de varias carreras: El mundo externo ya
no aparece en forma divalente sino polivalente
y los objetos valiosos para el Yo están dispersos en varios sectores del mundo
ocupacional. La ansiedad es baja, correlacionándose posiblemente con esta
“distribución” de objetos buenos y malos y mostrando cierta estereotipia en las
defensas.
5.
Identificaciones
predominantes
Aquí se
tratan las conductas de conocimiento y reconocimiento de la situación de
oportunidad que atraviesa.
Se
incluye el análisis de los gustos por las carreras, los intereses y los
intentos reparatorios que desde la perspectiva adolescente serán satisfechos al
decidirse en favor de una de ellas.
Una buena
elección depende de identificaciones no distorsionadas, donde surja del
análisis de los sistemas actitudinales, una confrontación de la fantasía con la
realidad: la confrontación del Yo y el mundo externo de lo conocido y
desconocido, del mundo adolescente y el mundo adulto, de los estudios
secundarios y universitarios, etc. Esto depende de funciones Yoicas tomo la adaptación a la realidad (diferenciar
figura y fondo, significados culturales, etc.), la interpretación de la realidad (buena percepción y orientación
témporoespacial) y el sentido de realidad
(buena delimitación entre Yo y no-Yo).
La
identidad vocacional no se reduce a un ajuste satisfactorio de esas
identificaciones, pero deben ser diagnosticadas lo antes posible, para prevenir
malas identificaciones o resolverlas mediante la información o el
esclarecimiento según una estrategia derivada de este primer diagnóstico.
6.
Situaciones que
atraviesa
Como toda
situación de cambio, la elección de futuro implica siempre un incremento de
conflictos. El conflicto se manifiesta en toda opción como una duda que es
necesario resolver. Ante esa duda los adolescentes pasan por cuatro
situaciones:
1. Situación
Predilemática: Es aquella, por la que pasa el adolescente que “no se da cuenta” que
tiene que elegir. Es traído a consulta y no comprende qué se espera de él, cuál
es la dificultad que “los otros” suponen que él tiene. Se trata de una
inmadurez tal que el caso tendrá que ser derivado a tratamiento
psicoterpéutico, a menos que en la primera entrevista el adolescente pueda
pasar de esta situación a la siguiente (dilemática).
La
ansiedad es confusional, baja. La conducta manifiesta es de extrema
dependencia. Durante la entrevista hablan poco, generalmente responden a las
preguntas en forma escueta, sin caer en compromisos afectivos. El problema de
la orientación vocacional parece no preocuparles ni remotamente. En todo caso,
plantean que aceptarían que “me hicieran un test”, pero sólo para dejar
conforme “a mi familia”, sin obtener nada para sí mismos.
2. Situación Dilemática: Aparecen aspectos
confusionales. La persona sí se da cuenta
de que enfrenta una duda, una dificultad en un momento de cambio. Suele
observarse una conducta exterior con un alto monto de ansiedad. Las fantasías
predominantes son agarofóbicas o claustrofóbicas (“quedarse encerrado entre los
cuernos del dilema”). Los adolescentes que no logran superar esta situación
revelan un fracaso bastante profundo en sus funciones de discriminación, por lo
cual difícilmente puedan efectuar una buena selección
para una posterior decisión.
3. Situación Problemática: Se caracteriza
por un grado óptimo de conflicto, que el adolescente está en condiciones de
superar. Está realmente pre-ocupado.
Sus funciones Yoicas están al servicio de un análisis exhaustivo de la
situación. El aspecto manifiesto de su conducta revela que puede usar su
capacidad para mirar, pensar y actuar en lo que concierne a su mundo futuro.
4. Situación de Resolución: Se caracteriza por
la calidad y el monto de ansiedades vinculadas a la elaboración normal de un
duelo. Aquí el adolescente ve reactivados sus antiguos mecanismos puestos al
servicio de la elaboración de situaciones de pérdida. Es capaz de reconocer su
miedo y tristeza. Es raro que en la primera entrevista el adolescente revele
que está pasando por esta situación. Esto es más propio de la última
entrevista. Su conducta exterior es la de una persona “cansada pero contenta”
cuando su duelo ha sido elaborado. Si éste no ha sido concluido aún, suelen
aparecer fantasías ligadas al fracaso en los estudios o planteos vinculados a
la idea nostálgica de seguir todas las carreras. A menudo emergen defensas
momentáneas como la regresión (vuelve a pedir que elijan por él), la represión,
la negación (de su propia capacidad de decisión), la idealización.
7.
Fantasías de
resolución
Corresponden
a las expectativas conscientes o inconscientes ante el proceso de orientación
vocacional, a la definición de la situación inmediata futura de la que forma
parte el psicólogo (“fantasías de curación”, según Ulloa). Integra aspectos
transferenciales en torno a dos anclajes: de búsqueda y rechazo. El adolescente
siente en forma consciente o no, que para poder llegar a elegir y decidir
necesita alcanzar metas intermedias y eliminar o superar obstáculos
intermedios. Puede buscar una o más de las siguientes situaciones:
a) Libertad: Aquí hay que
pesquisar cómo cree el adolescente que alcanzará su emancipación. Asume la
forma de competencia, rebelión o sometimiento a las figuras de autoridad que
son transferidas al orientador vocacional.
b) Apoyo: Puede manifestarse
de modo directo (“vengo para que me diga qué carrera es la que me conviene
seguir”) o indirecto (pedido de información sobre la propia persona: “¿cree que
soy apto para tal carrera?”; “¿será ingeniería realmente mi vocación?”).
c) Permiso: Los adolescente
aceptarán mejor un contrato cooperativo con el psicólogo, ya que lo que esperan
es una situación pautada socialmente, en la que puedan reactualizar en una
síntesis las elecciones efectuadas en su fantasía y solicitan la participación
de un socio de rol permisivo (el psicólogo).
En las
fantasías de resolución, el rechazo no sólo ha de ser analizado en términos de
identificaciones, sino también en cuanto a la relación transferencial. El
adolescente puede fantasear que sólo podrá elegir bien si deja de lado “las
pavadas” de su adolescencia y se convierte de un día para otro en “un hombre
serio”, o bien si se comporta como un buen “paciente”, dejando de lado sus
rebeldías y sus ganas de “hacer lo que le parezca”.
Modalidades
de vínculo transferencial
1. Mágica: El psicólogo es investido con las
características de un ser omnipotente, que todo lo hace por el adolescente.
2. Filio-paterna: El adolescente fantasea que si él “se
porta bien” el psicólogo se pondrá de su parte, lo apoyará y aconsejará,
aliviando sus dudas, conflictos y desconfianzas. En este caso, acepta de buen
grado la consigna.
3. Autoconfiada: Se caracteriza por cierta dosis de
omnipotencia, que hace creer al adolescente que le bastarán dos o tres “ideas”
o “sugerencias” del psicólogo para que pueda “arreglárselas solo”. Es posible
que el adolescente no llegue a aceptar un contrato que le parezca prolongado, y
en caso de aceptarlo, es posible que intente abandonar el proceso en cuanto
haya alcanzado el momento de elección
y antes de llegar al de decisión.
4. De aspiración: Se caracteriza por el sentido de
oportunidad que el adolescente asigna al proceso de orientación. Aceptará el
contrato de buen grado El vínculo será de cooperación con quien ha de brindarle
la oportunidad de aprender a elegir.
Es
necesario diferenciar lo que el adolescente “necesita” y lo que “demanda”
(fantasía consciente de resolución; lo que pide abiertamente, y que contesta a
la pregunta: “qué espera Ud. de la orientación vocacional?”). Lo que necesita
puede ser algo distinto.
8.
Deuteroelección
Define el
proceso de cómo eligió elegir el adolescente (deuteroaprendizaje=aprender a
aprender). Se evidencia cuando el sujeto plantea qué eligió decir y qué emitir.
Muestra cómo eligió enfrentar una situación nueva: la entrevista con el
psicólogo.
La
Deuteroelección es el centro de la actividad clínica en cuanto orientación
vocacional se refiere, porque es precisamente la oportunidad de aprender a
elegir/decidir.
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