Introducción
Es una situación bastante común en
el universo académico de la psicología, encontrarse con el hecho de que al
tocar temas teóricos en donde se aborden las prácticas concretas, se deba
realizar primero un recorrido de la historia de las ideas psicológicas. Esto
muestra la necesidad de tener referentes epistemológicos a partir de los cuales
contextuar un quehacer concreto. Podría decirse que, además, muestra las
dificultades que la misma psicología tiene para clarificar su territorio de
acción.
El problema de la definición del
nivel o enfoque con el cual se interrogue una práctica no es un tema menor,
cosa que se ve en la necesidad de aclarar la historia y las diferencias en las
ideas. En un curso de posgrado, el conferencista muestra esa preocupación
expresando: "que la psicología cognitiva no es
una teoría, pero si es una meta teórica, es decir, nos dice qué estudiar; no
solo comportamiento, sino qué son las operaciones mentales"(2).
La cuestión que surge es: ¿hasta donde una "meta teórica" no implica
"una teoría"?. Desde ya, no es posible responder definitivamente a
esta cuestión, pero el objetivo del presente trabajo es desmenuzar el problema,
para poder clarificar lo que se plantea como una hipótesis: que siempre se
trabaja con preconceptos, los que de una manera u otra condicionan el
pensamiento. Asimismo, es intención de este trabajo poner a dialogar diferentes
niveles conceptuales, para ver si en la coyuntura, se puede definir una nueva y
más rica forma de interrogación. En estas líneas, se trabajará fundamentalmente
sobre el enfoque cognitivo -sostenido en la metodología experimental- y se lo
cruzará con algunas hipótesis provenientes del campo clínico del psicoanálisis.
En síntesis, no solo se confrontarán teorías, sino distintos enfoques: uno
"experimental" y el otro, lo que se podría denominar una clínica a
partir de "un ser vivo en situación vital y hablando de su sufrir".
Los modos en que la pregunta define una Psicología
En la necesidad de sentar ciertos
principios básicos, se propone pensar a la psicología como un territorio en el
cual, el modo de preguntarse, la manera en que interroguemos a nuestro objeto
teórico, no dejará de tener consecuencias en la definición del universo teórico
y por ende en la manera en que se intervendrá en las operaciones que aquel
permita.
Existe por un lado, una psicología
que jerarquiza la observación objetiva de los hechos y que rechaza las
especulaciones o la estrategia inferencial y que solo propone como sinónimo de
ciencia la posibilidad de mensurar, verificar y de repetir sus experiencias. La
influencia del positivismo en la búsqueda de regularidades, del pragmatismo en
sus requerimientos de aplicaciones útiles y del evolucionismo en su
jerarquización del concepto de adaptación, fueron las bases en donde el
comportamentalismo sostuvo su propuesta, la que tiende a preguntarse: ¿cómo
hace un organismo -así se considera a lo humano- para adaptarse al medio y
poder sobrevivir? En una síntesis apretada este enfoque se caracteriza por
poner énfasis en el aprendizaje humano análogo al animal; por destacar las
señales o estímulos presentes en la situación de aprendizaje y no en causas
internas de la conducta; por ser mecanicista en sus leyes del aprendizaje; por
resaltar la descripción objetiva de los eventos del medio ambiente y por el
control experimental sobre el objeto de estudio, es decir: ¿cuáles son los
acontecimientos que efectivamente ocurren en el medio que posibilitan que el
organismo responda apropiadamente a los aspectos relevantes de éste?. Es
posible ver que el eje teórico sobre el que se sostiene este modo de
interrogación se apoya en un marcado determinismo, es decir la causación de la
conducta por medio del ambiente presente y pasado (esto último como cadena de
condicionamientos o historia de refuerzos); por un destacado antimentalismo, es
decir, la exclusión del lenguaje básico de la psicología de los predicados
referidos a fenómenos o entidades mentales, fundamentalmente la imposibilidad
metodológica de realizar inferencias; y un antiguestaltismo, lo que implica el
uso de un conjunto de conductas independientes entre si -elementales- que son
respuestas especificas a estímulos específicos y conductas complejas entendidas
como compuestas por las elementales. Se puede reconocer en lo anterior, el
hecho de brindar una posición destacada a las ideas de individuo, organismo,
ambiente, adaptación, conexión, condicionamiento, reflejos; las que actuaran
como soporte del concepto de conducta.
Por otro lado, la necesidad de
rescatar la especificidad del programa cognitivo de cada especie (cosa negada
por el comportamentalismo), es decir establecer una cierta sistematización de
la pregunta: ¿cómo conocemos el mundo?, llevo a la psicología a preguntarse por
los eventos internos, es decir mentales. En este punto, no interesa tanto el
comportamiento, como las aptitudes que hacen que éste sea posible. Este enfoque
construirá modelos conceptuales de las estructuras y de los procesos internos a
partir de inferencias. Asimismo se plantean responder a una interrogación
básica: ¿qué se supone ocurre en la cabeza de alguien cuando se le muestra un
objeto y se le pide que lo nombre? Esto los lleva, en primer lugar, a tener que
poseer una teoría psicofísica para el color, textura, forma y el movimiento,
además de saber como se integran todos estos niveles; y en segundo lugar, a
plantear la necesidad del concepto de representación tanto como el de memoria
para poder reconocer un objeto. Destacan, que este nivel representacional marca
diferencias, por un lado, con el neuronal que habla de células nerviosas y por
el otro con el histórico y antropológico, más centrados en la influencia de la
cultura.
La forma de interrogar el
territorio conceptual que presenta el conductismo, ha entrado -y entra- en
permanente colisión con la propuesta representacional de "la pregunta por
el conocer". Criticaran que la representación es un postulado que hace más
mal que bien, y por lo tanto insistirán en referirse a estructuras neurológicas
o conductas manifiestas, tanto como a disposiciones a comportarse en vez de
recurrir a ideas, conceptos, reglas o aptitudes internas[2].
Más allá de estas claras
diferencias de enfoque -que determina formas de intervención específicas-,
ambas estrategias presentan algunos puntos en común. Si bien el conductismo
está del lado del monismo y el cognitivismo más del dualismo, ambos enfoques
comparten la importancia del enfoque empírico y del método experimental. Si
bien el primero se adscribe más al positivismo clásico y el segundo, en el uso
de inferencias y de la posibilidad de la modelización de constructos teóricos,
más al método hipotético deductivo. Asimismo, ambos recurren a la noción de
individuo como propuesta sobre la cual trabajar. Esta noción se basa en el
concepto biológico de unidad. La unidad es algo que no se puede volver a
dividir y suele relacionárselo con el elemento último, aquello que es el
sustrato sobre el que lo demás se construye. Este concepto tiene mas presencia
en el universo de la biología, donde el individuo es equivalente al organismo.
Desde esta perspectiva, el
concepto de "individuo/unidad" puede ser "imaginarizado"con
el modelo topológico de la esfera, es decir, con un adentro y un afuera y sus
posibles intercambios. Estos cuerpos que entran en contacto unos con otros,
claro en el conductismo, se caracterizan por sufrir influencias del medio y por
responder de manera automática o refleja. Si a éstas esferas se les atribuyen
"mente", o sea aptitudes internas, ya se habla de cuerpos psíquicos,
con estructuras internas, que procesan las influencias del medio. Estos últimos
tienen intencionalidad -por lo tanto representaciones- y son capaces de actuar
activamente sobre su entorno. Estas propuestas incluyen de manera implícita la
idea de un hombre como un ser aislado (una esfera) que con dificultad se
relaciona con otros (otras esferas). Una disyuntiva clásica en la psicología se
manifiesta: por un lado, la que piensa al ser humano como un ser aislado
(unidad/individuo) que asimila con esfuerzo y gradualmente la relación con
otros individuos (su socialización) y por el otro, la que lo piensa como un ser
social, que es solo en función de los otros y que lo que debe ser explicado es
cómo puede diferenciarse psíquicamente, como puede llegar a ser una
singularidad, ya que lo que lo caracteriza en su origen es la mas absoluta
dependencia.
Este último punto sirve para
introducir otra forma de interrogar a la psicología y es la que deriva de la
teoría psicoanalítica.
Sigmund Freud generó un
pensamiento al que ubicó dentro del campo de la ciencia y pretendió que el
mismo se mantuviera siempre en ese campo y al enfrentarse en la clínica con
pacientes que la ciencia de su época no podía ayudar, las famosas histéricas de
fin del siglo XIX, probó distintas técnicas para poder modificar esos síntomas
que no reconocían causas orgánicas y que comprometían seriamente a los sujetos
en su existencia. En estas maniobras exploratorias, encuentra que la hipnosis,
como técnica, lograba que la gente pudiera recordar cosas que de otra manera no
recordaban y que esas cosas sorpresivamente, tenían que ver con una especie de
fuerza que hacia persistir algo que estaba impregnando de sufrimiento la vida
cotidiana de sus pacientes. Entonces esto lo llevó a construir un esquema en
capas de la mente humana. Un primer estrato al que se tenia acceso directo vía
introspección y otro que no era accesible directamente por la conciencia y que
solo era accesible bajo ese estado llamado hipnosis. Tuvo que complejizar la
mente humana: consciente, preconsciente y fundamentalmente la hipótesis de lo
inconsciente, porque había determinaciones de los actos y de los sufrimientos
humanos que escapaban a la posibilidad voluntaria o consciente de actuar En el
párrafo anterior se puede destacar varias cosas. Por un lado el mentalismo que
el psicoanálisis mantuvo como hipótesis de trabajo durante los años de
marginación propias del pensamiento comportamental, hasta el actual
redescubrimiento por parte del cognitivismo y por otro, el hecho que los
constructos freudianos se realizaban a partir de la experiencia clínica, es
decir de seres humanos que hablaban de su sufrir en su vida cotidiana. La
teoría y la clínica psicoanalítica nacen en el campo médico frente a demandas
concretas de los pacientes para poder mejorar sus vidas. Desde esta perspectiva
es posible caracterizar a la interrogación que guió a Freud toda su vida como
dos preguntas que pueden ser definidas como las fundamentales en esta teoría:
una es ¿cómo funciona, cuál es la dinámica de la psique humana? , es decir,
¿qué es el inconsciente y cómo un sujeto vive el placer y el dolor?; y la otra
se refiere a ¿cómo opera un análisis, cómo es posible que alguien que escucha a
otro pueda provocar cambios en ese otro? Es necesario resaltar que la intención
de Freud fue siempre mantener su pensamiento dentro del campo de la ciencia,
cuestión ésta siempre problemática para él.
Retomando el modelo de las
esferas, se puede ver en una posible lectura de la obra de Freud, como dice
Bercherie, Paul, "Freud construye una teoría del aparato psíquico basada
en un individualismo fundamental de una concepción de psiquismo que siempre se
centra en el ‘organismo-sujeto’ como una monada, al principio virtualmente
autosuficiente y que después descubre el mundo y se adecua a él más o menos
bien"[3]. Esta idea de organismo-sujeto se acerca a la idea de individuo
que se desarrolló anteriormente, con el agregado de que las determinaciones de
ésta "esfera" caen bajo una hipótesis denominada lo inconsciente y se
relaciona con la condición humana de ser seres de lenguaje atravesados por el
placer y el dolor.
El ejemplo de las esferas intenta
demostrar que preguntarse por la interacción con el ambiente, es decir una
esfera reactiva a las determinaciones del entorno, difiere del preguntarse por
otra que es depositaria por evolución de aptitudes que hacen que los
comportamientos sean posibles, como así también la intencionalidad, concepto
que -a este nivel-de por si implica la problemática de la conciencia y por ende
de lo no-consciente. Pero por otro lado, de un campo no experimental, pero sí
clínico, es decir con referentes observables, aporta esta posible lectura de la
obra de Freud, de una "esfera" en donde la determinación inconsciente,
lo que no es igual a lo no-consciente, habla de un "saber"
inaccesible a la conciencia del sujeto, pero que tiene que ver con lo más
íntimo de su ser, un ser que se define por su condición de sexuado y hablante.
Hasta acá se puede observar las
diferentes perspectivas teóricas y las diferentes posibilidades de intervención
que brindan estas tres formas de interrogarse sobre el hombre y que de una
manera o de otra, pareciera que siempre se está conformando un campo de acción
desde un nivel teórico, se tenga o no conciencia de ello.
La Psicología Cognitiva y lo experimental
Si bien la psicología cognitiva no
se interesa por el comportamiento en si mismo y sí por las aptitudes que hacen
que un comportamiento -el lenguaje por ejemplo- sea posible, plantean que para
poder inferir capacidades abstractas es necesario partir de lo observable. La
pregunta: ¿qué se suponer sucede en la cabeza de alguien cuando nombra un
objeto?, guía en la dirección de aclarar qué tipo de observable se tienen en
consideración. Se centran en estudiar las capacidades del sistema cognitivo
necesarias para poder analizar propiedades, color, textura, forma, movimiento;
así como las representaciones y la capacidad de almacenamiento necesario para
poder reconocer el objeto en cuestión. Asimismo se interesan por el poder de
atribuir categorías semánticas, por el nivel léxico-fonológico para poder
pronunciarlo y por el aspecto articular que permite la acción concreta del
nombrarlo. No es posible nombrar un objeto sin realizar todos los pasos
anteriores y la psicología cognitiva pretende dar cuenta de ese recorrido.
La Psicología Cognitiva suele
plantear que no interesa tanto el comportamiento como las operaciones mentales
que lo explican. Estas operaciones comenzaron a ser pensadas como forma de
operaciones computacionales. En principio sólo interesaba la mente
computacional como procesadora de información y no la fenomenológica.
Consideran a la primera como susceptible de ser explicada experimentalmente,
por lo menos modelizada, y no lo es la segunda, caracterizada por la
experiencia subjetiva no transmisible.
Desde esta vertiente computacional
de la mente, interesó primeramente el estudio del programa lógico, es decir del
software, ya que no era posible, o no se ganaba nada estudiando la maquinería,
es decir el hardware. Hoy en día piensan que no es posible separar el sistema
lógico del sistema físico. Fue este un punto débil del cognitivismo, ya que si
se acepta que la cognición refleja la acción del cerebro, es lógico tratar de
entender las relaciones de las propiedades cerebrales con las propiedades
cognitivas.
El riesgo del dualismo sobrevuela
esta posición, aunque hay autores (por ejemplo Seguí, J.C.) que proponen
posiciones diferentes: "Hay que salir del sistema dualista, no podemos
separar organización cerebral de organización perceptual y por lo tanto hay que
tomar en cuenta tres factores: 1- el medio, 2- el sistema cerebral y 3- el
sistema perceptual". Plantea que el cerebro selecciona -por evolución-
potencialidades, las que sin las condiciones apropiadas no pueden desplegarse.
Al nacer el sistema fonológico tiene la potencialidad para adquirir cualquier
sistema lingüístico, pero luego de seleccionar una lengua particular se
restringe la potencialidad original, es decir ya no se aprende otra lengua de
la misma forma que la "materna" original. Si bien esto no es
estrictamente un determinismo, si plantea restricciones de tipo general.
El problema de la visión y los niveles de interrogación
El problema de la visión no es un
tema menor en la psicología cognitiva y es un campo lleno de interrogantes. Al
respecto, surge el interrogante: ¿que patrón sigue la luz que reflejan los
objetos en las superficies? Es un problema bien planteado en la óptica y puede
resolverse del mismo modo en que pueden resolverse los conjuntos de ecuaciones.
Pero a la visión le ocurre lo contrario que a la óptica. Tiene que establecer
que clase de objetos causaron los patrones de luz proyectados en la retina.
"Este es un problema casi imposible de resolver -dice Johnson-Laird[4]- porque
hay demasiadas incógnitas, demasiadas maneras diferentes en que puede haberse
creado el patrón de luz." y sigue el autor citado: "Cuando la mente
resuelve una tarea aparentemente imposible, es porque debe tener algún arma
secreta, y como ya indiqué, esa arma secreta es el conocimiento". El
planteo del investigador describe al conocimiento con dos características: la
vertiente "arriba....>abajo", es decir, la que surge de la
evolución, aquel implantado en el sistema nervioso, encapsulado y que no descubre
a la introspección su modo de operar y el "abajo....>arriba"
caracterizado por incrementarse a lo largo de la vida del individuo, y es el
que se obtiene a través de la experiencia con los objetos y se aprende de sus
formas. Esto muestra, según Johnson-Laird, que la identificación de los objetos
no puede producirse sin el uso del propio conocimiento y que la acumulación de
este conocimiento dependerá del aprendizaje y de la habilidad para recordar lo
que se ha aprendido. En estas dos formas de conocimiento podría diferenciarse
entre la pura percepción y la específica cognición.
En el comienzo se planteaba la
inquietud: ¿hasta donde hablar de metas teóricas no implica una teoría? En el
desarrollo posterior, se destacó los presupuestos que los diversos enfoques
"psicológicos" presentaban, incluyendo en estos al conductismo, la
psicología cognitiva y el psicoanálisis. Ya se dijo que los dos primeros
participan del modelo empírico y experimental, cosa que supone siempre la
observación, o los eventos observables como condición necesaria. En relación al
tercero, Bucci W.[5] expresa: "El universo del psicoanálisis es
emoción y mente, en donde la representación de la experiencia privada emocional
es comunicada a otra persona y es transformada en el tratamiento. Mientras la
teoría del psicoanálisis debe ser sobre el significado de las emociones
privadas, la ciencia trata sobre eventos observables. Este ha sido el dilema
central para el campo psicoanalítico, el que Freud y otros se han esforzado en
resolver en una variedad de formas". Más allá de lo
cuestionable -que lo es- de la definición de Bucci del psicoanálisis como
universo de emoción y mente, interesa lo que la lleva a plantear la necesidad
de relativizar lo "observable" del campo científico. Al respecto
plantea que el campo de la ciencia cognitiva y sus disciplinas vinculadas,
usando toda las relaciones con la ciencia moderna, ha introducido el sentido
por el cual una teoría puede ser desarrollada, es decir, que en la ciencia
cognitiva, representaciones y procesos mentales -conscientes o inconscientes-
son tratados como constructos hipotéticos definidos en términos de otros
conceptos e inferidos de eventos observables en el contexto de estructuras
teóricas generales. Continua Bucci: "Las entidades psicológicas definidas
de esta manera, tienen el mismo estatus teórico que las partículas y los
quarks, que la materia oscura, el Big Bang y la vida en la Edad de Bronce.
Todas son entidades teóricas que no son observables directamente, pero son
definibles en varios niveles, a través de conexiones de unas con otras y con
eventos observables. El sentido subjetivo tiene un rol en una empresa
científica cuando es considerado como una entidad teórica, la que no puede ser
estudiada científicamente sin una estructura. Esta es la posibilidad que otorga
la estructura teórica que permite a ciencias del sentido subjetivo, como es el
psicoanálisis, ser construidas"[6]. La autora intenta objetivar de alguna
manera lo subjetivo de "alguien", por medio de constructos teóricos.
Esta posición va en dirección contraria a los planteos del filósofo cognitivo
Chalmers, D.S., quien define a lo subjetivo como imposible o como uno de los
problemas difíciles en la ciencia cognitiva. Este autor manifiesta que el
problema de los estados mentales caracterizados por una cualidad interior, no
van ha poder ser resuelto.
Seguí de acuerdo con Chalmers,
sostiene que "los tipos de 'experiencia consciente', visuales, auditivas,
de calor, frío, de imágenes mentales son intransmisibles y por esa razón, los
psicólogos se interesan en las capacidades de hacer algo y no en qué pasa
cuando se siente algo". Esas últimas experiencias escapan a la posibilidad
de un estudio serio. Como se vio antes, Bucci propone una nueva posibilidad
para pensar ese problema.
Retomando el tema de la
percepción, es necesario poder determinar los espacios pertinentes y los
limites del enfoque a realizar, ya sea que se ubique dentro de una posición
experimental -el laboratorio- o que lo haga desde el punto de vista de un
humano en "situación vital", es decir en una experiencia concreta
-pero no fenomenológica- que se define como propiamente humana: lo que implica
una relación con los otros, dimensionada por una historia e inmersa en un
universo de sentido.
El mismo Johnson-Laird afirma que
el tipo de conocimiento necesario para producir una cognición -el
abajo...>arriba- depende de lo que se incrementa a lo largo de la vida del
individuo y se aprende de las formas y de la experiencia que se tiene con los
objetos. Esto lleva a preguntarse si no está hablando de lo que justamente se
entiende por experiencias subjetivas, pero habría que aclarar que experiencia
subjetiva no se la usa en el sentido de lo que "está sintiendo en su
cabeza" (lo fenomenológico), sino, de como en el acto de definir una
percepción determinada, alguien lo hace desde una historia singular, cosa que
por otra parte implica toda la historia vincular no solo con los objetos, sino
también con los otros, los semejantes. Es necesario destacar que desde el punto
de vista del psicoanálisis, esta historia será dimensionada desde de un
universo de sentido fundamentada en la condición de hablantes de los seres
humanos. Por lo tanto, se puede tener un modo de abordaje del problema de la
percepción en el laboratorio (caso de"blind sight"o visión ciega), lo
que puede decir cosas muy interesantes sobre la relación del cerebro y el
"ver", y por otro lado puede haber otro modo de enfocar el tema como
es hacerlo desde "una historia"(I). Si bien esto -la historia- implica
una singularidad, como diría Bucci, ésta será dimensionada desde una red de
constructos teóricos que permitirán darle un sentido. Estos dos enfoques
plantean el desafío de cuales son sus límites y posibilidades.
El modo de preguntarse determina
un campo teórico; por ejemplo, si se interroga: ¿cómo está compuesta la
materia?, se contestará en términos propios de la física, es decir, de
moléculas, átomos, partículas, quarks, etc. Si la pregunta concierne a lo que
es, o sucede, en un evento llamado "partido de fútbol"; se tendrá dos
niveles absolutamente diferentes de enfoque. Lo que nadie podría negar, es que
para que un partido de fútbol se lleve a cabo, es necesario que todos aquellos
elementos de los cuales dan cuenta los constructos teóricos que son
pertenecientes a la física, estén funcionando a pleno. Es decir, que la materia
este "en orden". Pero tampoco a nadie se le puede ocurrir la
posibilidad de relatar un evento deportivo en términos de la mecánica cuántica.
Esto describe, lo obvio del nivel de especificidad. Pero si bien es claro en el
ejemplo, ya que nadie confundiría un nivel de abordaje físico con uno netamente
social, no parece tan claro cuando se habla de psicología. Y esto es lo que
sucede cuando se define la tarea de la psicología como el interés por "la capacidad
de hacer algo" versus "la capacidad de sentir algo". Es posible
-en esto acordando con Bucci- que el ámbito de las teorías psicológicas pueda
ocuparse de lo que se llama "sentir algo", siempre y cuando éste
"sentir" sea expresado en el relato. Ahora bien, es necesario
destacar el hecho que el relato implica siempre un espacio relacional, un
encuentro con el otro. Aunque éste no necesariamente se encuentre físicamente,
lo está de modo virtual en el relato.
La ciencia cognitiva misma, con su
punto de vista de "asamblea de neuronas", el cual funda el enfoque
denominado Procesamiento Distribuido en Paralelo -PDP- ofrece una interesante
analogía con el problema que se intenta describir. Al respecto Resnick L.B. y
otros expresan: "La metáfora de los sistemas cognitivos como sistemas
sociales, tanto en los modelos conexionistas (Rumelhart & Mc Clelland,
1986) como en el modelo de sociedades de agentes mentales (Minsky, M. 1986)
hace a la comunidad de la ciencia cognitiva más abierta que una década atrás a
la idea del conocimiento como distribuido a través de varios individuos cuyas
interacciones determinan decisiones, juicios y soluciones"[7]. En la misma
dirección están las afirmaciones de Perret-Clermont, Perret y Bell (1991)[8]
quienes siguiendo este giro aperturista plantean la necesidad de abandonar el
enfoque únicamente "individual" -en este caso se refieren al estudio
de la inteligencia- destacando los errores en el campo experimental, de
interpretar algunos comportamientos como producto de las características
cognitivas individuales, cuando en realidad la causalidad de éstos está
relacionada con la particular interacción entre el sujeto y el experimentador.
Nuevamente se ve el lugar destacado que se da al espacio relacional, como ya se
resaltó más arriba. El enfoque denominado "holísticos" de PDP,
muestra que los sistemas cognitivos se pueden entender más bien como
generadores de procesos emergentes los que constituyen actos cognitivos en
"contextos determinados". Por último, el estudio de Hutchins, Edwin
(1995) sobre la navegación en un helicóptero anfibio de transporte, lo lleva a
afirmar que muchas de las funciones normalmente asociadas con la mente están
distribuidas fuera del cerebro Ejemplifica con la memoria, la que es
normalmente pensada como una función psicológica interna al
"individuo", sin embargo para él, las tareas de memoria en la cabina
pueden ser realizadas por un sistema funcional (el instrumental)el cual
trasciende las fronteras del actor individual. Los procesos de memoria pueden
estar distribuidos entre agentes humanos o entre agentes humanos y
representaciones generadas externamente.
A partir de lo anterior, es
posible establecer las diferencias de enfoques que surgen en relación a la
pregunta: ¿que sucede en la cabeza de alguien?, así como también ver como el
concepto de "individuo-esfera" muestra sus limitaciones teóricas.
Un impresionante accidente de
aviación puede servir como ejemplo de lo expresado. En el mismo, un jet de
proporciones, al no poder despegar de la pista de un aeropuerto situado en el
centro de una gran ciudad (Buenos Aires, aeropuerto Aeroparque), continuó su
descontrolada carrera (200/250 km. por hora) cruzando una gran avenida de
intenso tránsito y destruyendo todo lo que encontraba a su paso. Pocos metros
mas adelante estalla en una inmensa bola de fuego produciendo una escena
dantesca. El hecho curioso que sucedió en esa desgraciada situación, fue la
casualidad que el semáforo de la gran avenida que bordea al aeropuerto, estaba
en rojo, cosa que motivó la detención de decenas de automovilistas que fueron
espectadores no deseados del cruce alocado de la gigantesca maquina por la
avenida y su posterior destrucción. Lo que interesa para este trabajo, fueron
las declaraciones de esos testigos "oculares" del accidente. Todos
coincidían -aunque eran entrevistados en distintos lugares y por diferentes
canales de TV -en la imposibilidad de creer lo que estaban viendo y recurrían a
frase como: "sentía que estaba en una película de Hollywood",
"esperaba verlo aparecer a Schwarzenegger", "era como ver los
efectos especiales del cine", "no entendía que estaba pasando"
etc. Vemos que en su "relato" se apela a lo que más arriba
describíamos como "conocimiento" en Johnson-Laird, o posteriormente
como "actos cognitivos en contextos determinados". Da la impresión
que ésta escena, por ser tan desapropiada al contexto, era una "percepción
descontextualizada" y por lo tanto todos recurrían a su historia
perceptual (imágenes cinematográficas), es decir su conocimiento, para poder,
de alguna manera, pasa de una percepción a una cognición.
En síntesis, se puede decir que
desde el punto de vista de los cognitivistas citados anteriormente, la
cognición claramente está encarnada en el cerebro, las manos, los ojos y
también distribuida entre varias tecnologías compartidas grupalmente, por lo
tanto: la mente es más que el cerebro, es más que "lo que sucede en la
cabeza de alguien".
Lo que puede aportar la hipótesis psicoanalítica
Un encuentro entre dos referentes
institucionales del psicoanálisis Horacio Etchegoyen -presidente, en el momento
de la entrevista ,de la Asociación Internacional de Psicoanálisis- y
Jacques-Alain Miller -máxima autoridad de la Asociación Mundial de
Psicoanálisis- sirve para mostrar dos maneras posibles de decir psicoanálisis[9].
En la entrevista Etchegoyen expresa:" el desarrollo de la investigación
sobre el cerebro parece que se acerca más a la forma en que nosotros
comprendemos la mente que a la forma en que se creía que se la iba a
comprender. Hay algunos puentes significativos entre el psicoanálisis y la
neurociencia, en la memoria por ejemplo.", a lo cual Miller replica:
"Pensemos en los fenómenos que estudiamos nosotros, como el fenómeno
perceptivo en la Acrópolis de la cual habla Freud. La estructura molecular del
cerebro no puede dar cuenta del hecho de que para el sujeto, el espectáculo del
mundo se sostiene en una estructura simbólica. Para nosotros lo importante es
distinguir el significante del significado, el sonido del sentido. Estudiar lo
que se juega entre esos dos niveles parece mucho más cercano a nuestra
experiencia cotidiana que esas consideraciones sospechosas e inoperantes sobre
la estructura del cerebro y el psicoanálisis. Lo más difícil para nuestro
contacto científico, quizás sea que tu Etchegoyen, miras hacia la neurociencia
y yo hacia lo que se podría llamar logociencias, es decir la ciencia de la
comunicación y del lenguaje". Si bien los dos parten de los textos de
Freud, lo hacen desde bases teóricas de lectura diferentes. En principio
podríamos decir que el primero se sostiene en la idea de la "esfera"
a la que nos referimos al comienzo del articulo y que tan bien Bercherie define
como "el organismo-sujeto", es decir la idea del individuo que
"tiene" un inconsciente y que -en parte- se enmarca en la primera de
las dos preguntas con que se definió la pertinencia psicoanalítica: por el
aparato psíquico. Al respecto, el mismo Freud, en el articulo "Un
trastorno de la memoria en la Acrópolis" (1936)[10] dice: "Mi labor
científica tiene por objeto aclarar las manifestaciones singulares, anormales o
patológicas de la mente humana. Reducirlas a las fuerzas psíquicas que tras
ellas actúan y revelar al mismo tiempo los mecanismos que intervienen". Si
bien en principio parece que Freud habla de la mente humana como sostenida en
la idea del individuo (la esfera), se puede con una lectura más atenta del
mismo articulo -el que por otro lado cita Miller- ver que "fuerzas
psíquicas" y "mecanismos que intervienen", son conceptos que
pueden tener varias interpretaciones posibles. Más adelante se volverá sobre
este punto.
Retomando el mismo artículo que
Freud escribe (carta abierta al poeta Romain Rolland en ocasión de su
septuagésimo aniversario), sobre el trastorno de memoria en la Acrópolis, lo
que el autor llama "un pequeño incidente". En dicho escrito, hace
referencia a un hecho que le sucedió estando parado frente a la Acrópolis,
abarcando el paisaje con la mirada. Cuenta que fue asaltado por un pensamiento
extraño: "¡De modo que todo esto realmente existe tal como lo hemos
aprendido en el colegio!". Al respecto, destaca la sensación de
extrañamiento, a la que describe como un fenómeno poco comprendido y que siendo
más que sensaciones los llama fenómenos complejos, los que según Freud,
"están vinculados con determinados contenidos y relacionados con
decisiones relativas a esos mismos contenidos". Pero lo interesante, es
que una parte de la realidad, una parte de si mismo le es extraña al sujeto. El
extrañamiento, Freud lo enfoca desde dos perspectivas: una, es que sirve a la
finalidad de la defensa, es decir, tratar de mantener algo repudiado, alejado
del yo y éste peligro puede provenir del mundo exterior (relacionarlo con tema
accidente del avión: "no lo puedo creer") o del mundo interno,
pensamientos e impulsos; la otra, es su dependencia del pasado, del caudal
mnemónico del yo y de vivencias penosas pretéritas, quizás reprimidas. Es
necesario destacar la relación que esto puede tener con los planteos del
"conocimiento" de Johnson-Laird. Es en relación a este último punto
que Freud describe los vínculos existentes entre su escolaridad, la pobreza
familiar, el deseo de viajar y la idea de que Atenas representaba el imposible
de que él pudiera "llegar tan lejos". En alguna medida Freud,
sintetiza estas reflexiones, con la idea de que viajar estaba relacionada con
el cumplimientos de deseos tempranos y que los mismos arraigaban en la
insatisfacción con el hogar y la familia. En su cadena asociativa, se detiene
en el recuerdo de un comentario atribuido a Napoleón cuando era coronado
Emperador en Notre Dame. En el mismo, se cuenta que durante la ceremonia, éste
le comento a su hermano: "¿Qué diría de esto nuestro padre si pudiera
ahora estar aquí? frase que según Freud, manifiesta la satisfacción de
"llegar tan lejos" y que él relacionara -como caso general- con los
sentimientos de culpabilidad ya que pareciera que lo esencial del éxito
consistiera en "llegar más lejos que el padre", y que al mismo
tiempo, tratar de superarlo fuese algo prohibido.
En su caso particular, la referencia
a Atenas y la Acrópolis contiene una alusión a la superioridad de los hijos, ya
que su padre había sido comerciante y no había gozado de instrucción
secundaria, la que ellos si habían tenido, por lo que Atenas no podía
significar gran cosa para él. Concluye Freud con la propuesta que la
perturbación del viaje se debió a un sentimiento de piedad con respecto a su
propio padre.
A modo de comentario final sobre
este escrito, debemos destacar que el mismo hecho del "escrito"
implica una forma de dialogo con un otro, en este caso alguien que entró en la
vejez y que también "llegó lejos", como es el caso de Romain Rolland;
pero además, es posible pensar que el haber escrito esa carta abierta sobre un
acontecimiento que sucedió en 1904, es decir 32 años atrás, puede mostrar a un
Freud al final de sus días, dialogando todavía con su propio padre, y tal vez,
de manera culposa.
Se podrá decir que lo anterior es
un texto que hace referencia a un evento "fenomenológico", pero no
interesa lo que el otro "sintió" concretamente, sino que esas
"fuerzas psíquicas" y "mecanismos que intervienen" importan
por el acto de ponerse en juego con los otros, cosa que sucede en el relato y
en ese universo simbólico en el cual -como dice Miller- se sostiene el espectáculo
del mundo. Este modo de pensar el psicoanálisis, es decir la perspectiva que
plantea Jacques Lacan[11], se basa fundamentalmente en que "la
naturaleza" humana esta sostenida en la experiencia con la palabra. Este
último autor propone salir del monismo implícito en la definición del
hombre-maquina inspirado en el pensamiento de La Mettrie, lo que retorna en el
reduccionismo potencial derivado de la neurofisiología y los estudios sobre el
genoma y del dualismo cartesiano. Lo que Lacan propone es una estructura triádica
llamada Real, Simbólico e Imaginario, lo que permite pensar al ser humano como
en un entrecruzamiento de "lo real" del tejido anudado en cada uno de
sus puntos a "lo imaginario", es decir a ese primer estrato en el que
trabaja la psicología de la conciencia y que se vio anteriormente fue parte del
primer intento de aparato psíquico freudiano, más "lo simbólico" que
sería ese segundo estrato descubierto por Freud y que se denomina "la
hipótesis de lo inconsciente", estrato éste que tiene que ver con el universo
del lenguaje, pero entendiendo por lenguaje mucho más que la palabra hablada.
Donde el lenguaje también sería aquel orden por el cual un humano es
"humanizado", es decir la forma en que fue alimentado, higienizado,
amado, o sea, el lenguaje del cuerpo, ya que no hay ninguna actividad
fisiológica que no esté pautada por un orden cultural. Lo anteriormente
expuesto transcurre siempre dentro de lo que se llama "la estructura de
una relación social", es decir un espacio "entre", el que no
hace referencia a una interioridad /exterioridad, propio del modelo
"esfera", sino a un vínculo llamado "discurso", donde la
topología mas apropiada seria la llamada "banda de Moebius"[12]. En
esta particular forma de ver el psicoanálisis, lo esencial es lo que alguien
dice y esto significa separarse de la dimensión de los hechos para entrar en la
dimensión del dicho. Pero ir de los hechos al dicho no es suficiente, como no
lo es para entender las escenas: lo que dice alguien que "ve", lo que
expresaban haber "visto" los reporteados en el accidente del avión o
el mismísimo Freud exclamando su frase de extrañeza frente a "la
visión" de la Acrópolis- Es esencial un segundo paso, y es el cuestionar
la posición que toma aquel que habla con relación a sus propios dichos. Lo
esencial es que a partir de los dichos se pueda localizar el decir del sujeto,
es decir, la posición que, aquel que enuncia, toma en relación al enunciado.
Con respecto a esto se vio como Freud en el análisis de su frase -su enunciado-
frente a la Acrópolis deriva en una dimensión de su historia, inimaginable en
un principio, pero que "restringía" en una determinada dirección su
percepción en Atenas, y como eso tenía que ver con lo más íntimo de sus
vínculos familiares. Además se ha podido ver como la propia lectura del escrito
freudiano, pudo ser direccionada a localizar ese plus -enunciación- que surge
del mismo acto de escribir ese articulo y que también es de la dimensión de lo
inconsciente.
A modo de final
El sentido de este trabajo está
fundamentalmente dirigido a poder reflexionar sobre los límites que impone una
determinada manera de enfocar un problema. Al respecto los estudios de
laboratorio, que aportan una dimensión útil para definir formas y niveles de
abordaje de una función o de un determinado problema, muestra que no es
suficiente esa perspectiva, en un tema como el de la percepción. La
interrogación sobre el acto del "ver" brinda la oportunidad de
destacar las dificultades que encontraron, por ejemplo, los investigadores de
la Inteligencia Artificial (el núcleo duro de la ciencia cognitiva) cuando al
intentar reproducir "la visión" en la vida cotidiana se encontraron
con el típico problema de no poder saber si la determinación en el acto
perceptual era arriba/abajo, o abajo/arriba. Es decir, detectaron que en buena
medida la percepción del mundo se daba dentro de coordenadas simbólicas, las
que tienen que ver con la experiencia concreta o con lo que este enfoque
-aportando la visión del psicoanálisis- llama "una historia". Aspecto
que fue destacado en el punto sobre "Un trastorno de memoria en la
Acrópolis".
Asimismo, surge el interrogante sobre cómo es posible diferenciar la experiencia de un "organismo" sometido a determinada experiencia, por caso el de estar recostado en una cámara PET(**), con algo tan diferente como es el hecho de alguien recostado en un "diván", hablando sobre una percepción en la que -por ejemplo- frente al espejo, se "ve" gorda, cuando la balanza indica que tiene 20 kg. menos del peso normal. ¿Desde donde se "mira"para que vea lo que "ve"?.
Asimismo, surge el interrogante sobre cómo es posible diferenciar la experiencia de un "organismo" sometido a determinada experiencia, por caso el de estar recostado en una cámara PET(**), con algo tan diferente como es el hecho de alguien recostado en un "diván", hablando sobre una percepción en la que -por ejemplo- frente al espejo, se "ve" gorda, cuando la balanza indica que tiene 20 kg. menos del peso normal. ¿Desde donde se "mira"para que vea lo que "ve"?.
Lo que interesa es establecer la
posibilidad de preguntarse si es posible reducir la distancia entre el
interrogante propio del PET, es decir, del laboratorio; con el otro, el cual
interpela desde la vida real, fundamentalmente desde la dimensión vincular. Y
en el caso de que no, saber más claramente porqué.
En relación a lo anterior existen
posiciones que plantean que "si no es un problema, no podemos hacer
nada"; afirmación que tiene una lógica que intenta acotar los
interrogantes para así aumentar la posibilidad de avanzar en el estudio de un
área determinada, tratando de evitar las eternas discusiones metafísicas. Si
bien tiene un costado positivo, también implican un riesgo. El mismo conductismo
utilizó este criterio, ya que no era posible acceder con los recursos de
"la ciencia" (concepto de ciencia del momento) a todo lo que pudiera
ser pensado como "aptitudes interiores", es decir mentales. Los
mismos avances en la ciencia, por ejemplo el recurso a la cibernética,
neurociencia, etc. (ver simposio de Hixson en California, década del '40),
posibilitó que lo que no podía considerarse un problema en un momento, pudiera
empezar a serlo en otro. Se dijo más arriba que la inteligencia artificial, en
su intento de recrear una mente artificial, define como "su
problema", las cuestiones de la vida cotidiana, ya que el objetivo es que
el sistema artificial pueda funcionar correctamente en ese ámbito. Lo curioso
es que al hacerlo, se topa con las mismas preguntas y en muchos casos similares
problemas con los que se ha encontrado otras disciplinas del campo
"psi", entre las que se encuentra el psicoanálisis mismo. Para ésta
última disciplina son pertinentes las cuestiones del tipo: ¿puede un sistema comprenderse
a si mismo?, o el problema de determinar ¿hasta qué punto una percepción es una
creación?, o ¿cuánto tiene que ver la historia singular de alguien en el acto
perceptual? Temas estos que se intentaron recorrer en este articulo, con la
intención de poder colaborar a esclarecer el problema.
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