Extraído del libro "Tratado de Psiquiatría"
Las “psicosis delirantes agudas” se
caracterizan por la eclosión súbita de
un delirio transitorio, generalmente polimorfo en sus temas y
manifestaciones. Constituyen verdaderas experiencias delirantes en el sentido
de que el delirio es vivenciado como un
dato inmediato de la conciencia modificada, como una experiencia que se impone
al sujeto.
Historia: Las situaremos a un nivel de desestructuración de la conciencia
intermediario entre las crisis maniaco
depresivas y los estados más
profundos confuso oníricos.
Magnan
describió estas psicosis con el nombre de “bouffées” delirantes de los
degenerados. Para él la eclosión súbita de estos delirios era el “privilegio” o
el “estigma” de un terreno frágil (noción de degeneración).
Estudio clínico
A- La experiencia delirante
En un
sujeto joven, con frecuencia una mujer con cargada herencia psicopática, más o
menos desequilibrada, irrumpe el delirio con una brusquedad sorprendente: brota violentamente con la instantaneidad de una inspiración. Desde su
aparición el delirio está ya constituido.
El delirio es polimorfo, es decir que sus temas son
múltiples y variables: de persecución,
de grandeza, de transformación sexual, de posesión,
etc. Generalmente se imbrican, se mezclan y sufren metamorfosis.
El
carácter polimorfo de este delirio episódico se manifiesta también en la
yuxtaposición de los fenómenos que lo componen. Clásicamente, se distinguen
sobre todo convicciones e intuiciones que irrumpen en el psiquismo. Pero las alucinaciones son numerosas y exuberantes, con
frecuencia auditivas, pero más generalmente
psíquicas (voz, inspiraciones, actos impuestos, etc.). Están asociadas a interpretaciones delirantes, a elementos imaginativos, ilusiones, sentimientos e impresiones
que manifiestan la incoercibilidad de la experiencia delirante vivenciada, en
una atmósfera de misterio y apocalipsis.
El
enfermo presenta importantes cambios de
humor y violentas oscilaciones, como “oleadas” de delirio. Los temas, extravagantes, absurdos, por lo
general están mal hilvanados y sin sistematización.
El delirio es vivenciado
dentro del campo de la conciencia como una experiencia irrefutable.
Estas experiencias se imponen al sujeto como si se trataran de acontecimientos
del mundo exterior, como revelaciones inauditas que reclaman una inmediata
convicción. Es este carácter de adhesión absoluta al delirio surgido en todas
sus partes, lo que a Magnan le parecía propio del “delirio súbito de los
degenerados”. Así las creencias delirantes, por intensas que sean, son también variables
y oscilantes.
B-La alteración de la
conciencia.
La lucidez, aparentemente, se
mantiene intacta y el enfermo continúa
comunicándose con los otros, suficientemente
orientado, bastante adaptado al
ambiente y con claridad en sus
palabras. Y sin embargo, existe una
desestructuración de la conciencia en forma de una especie de hipnosis o de
fascinación por lo imaginario. Clínicamente, este estado de hipnosis delirante
se reconoce por la distracción, el aire ausente, el ensimismamiento y las
actitudes meditativas o de escucha.
C-El desorden tímico.
El humor está alterado de manera constante. A la actividad delirante corresponden violentos estados afectivos. Unas veces
el sujeto está exaltado y expansivo como un maníaco. Otras, por el contrario,
se halla presa de gran angustia, próxima a la experiencia melancólica. El
enfermo se presenta unas veces como
un excitado, otras como un deprimido
y las más de las veces como ambas cosas a la vez, viviendo entonces un estado
mixto.
Los trastornos somáticos son discretos o
faltan. Sin embargo, debe señalarse el insomnio
y también la agravación del síndrome mental en el curso de las fases
parahípnicas (que preceden o siguen al sueño), particularmente largas. Los trastornos digestivos son casi
constantes, pudiendo llegar la inapetencia al rechazo de los alimentos.
D-Evolución y pronóstico.
El
fin del acceso es a veces brusco. Por lo general, se produce una “fase de
despertar”. El delirio episódico no deja
tras sí secuelas o complicaciones
mentales.
La
amenaza de recidiva pesa sobre el porvenir del enfermo. En realidad, da
testimonio de sus predisposiciones, de su aptitud constitucional a delirar.
El
pronóstico de una psicosis delirante aguda viene influido por el riesgo de una
evolución esquizofrénica o de un delirio crónico. Ambas psicosis evolucionan
con frecuencia después de uno o varios episodios delirantes.
La
importancia del automatismo mental, la sistematización de las ideas delirantes,
la duración de la crisis, su resistencia a la terapéutica son elementos de mal
pronóstico. Por el contrario, la brusquedad del delirio y su riqueza
imaginativa, la importancia de los trastornos de conciencia, los antecedentes
neuróticos (sobre todo histérico), la brevedad de la crisis, son elementos de
buen pronóstico.
Formas clínicas
Debemos
distinguir entre formas somáticas y
formas etiológicas
A-Formas clínicas somáticas
Según el mecanismo prevalente
del delirio se distinguen:
1) Psicosis
imaginativas agudas: estos episodios delirantes se
caracterizan por la eclosión súbita de
una fabulación sobre variados temas ricos en peripecias, aventuras
románticas, relatadas con gran lujo de detalles pintorescos.
2) Psicosis
interpretativas agudas: se trata de paroxismos delirantes, únicamente
interpretativos, que se presentan fuera de la evolución crónica del delirio de
interpretación. Por lo general, se acompañan de intensas reacciones
emocionales.
3) Psicosis
alucinatorias agudas: son delirios en los que predominan todos los tipos de alucinaciones.
Los temas, con frecuencia místicos o eróticos, son a veces muy dramáticos. Los
acontecimientos delirantes se desarrollan en una atmósfera imaginaria y artificial. Estos estados pueden ser vividos
tanto en un “clima” de angustia como en una tonalidad de ebria exaltación.
B-Formas etiológicas.
La
mayoría de las veces las psicosis delirantes agudas irrumpen sin que sea
posible atribuirlas a una causa bien definida. A veces, aparecen ligadas a una
causa desencadenante inmediata, como reacciones
exógenas a una toxiinfección o a ciertas afecciones cerebrales.
La sintomatología de estas
experiencias delirantes se presenta en el curso de ciertas intoxicaciones.
La
patología mental del puerperio, la
menopausia y la presenilidad se manifiesta también a través de “bouffées”
delirantes alucinatorias.
Los shock emocionales pueden desencadenar
estados delirantes y ansiosos que forman parte del grupo de las psicosis
agudas.
No
debe olvidarse, sin embargo, que todas estas formas etiológicas están
condicionadas no tan sólo por los factores que acabamos de enumerar, sino
también es una proporción variable aunque importante en cada sujeto, por el
factor terreno. Es decir, está bajo la dependencia del umbral de reacción.
Diagnóstico
Las
discusiones nosográficas a que han dado lugar las psicosis delirantes agudas
(confundidas tanto con los accesos maniaco depresivos o con las psicosis
confusionales como con la esquizofrenia), nos permiten comprender mejor la duda
del médico práctico ante la formulación de este diagnóstico.
Es en
relación con las psicosis esquizofrénicas y delirantes crónicas que el problema
del diagnóstico, y por consecuencia del pronóstico, es más delicado.
Electroneurofisiología
de los estados delirantes agudos.
Las psicosis delirantes agudas constituyen “delirios” o “experiencias delirantes”
más o manos oníricas, que corresponden
a un nivel de estructuración del campo
de la conciencia intermediario entre el sueño y la vigilia y más
especialmente entre las experiencias de la manía y de la melancolía.
Tratamiento de las psicosis
delirantes agudas
En
los casos en que se ponga en evidencia un factor etiológico deberá emprenderse
el tratamiento de la afección “causal”. Ahora bien, independientemente de este
tratamiento etiológico por lo general difícil de determinar, el enfermo será
tratado como un confuso o como un maniaco depresivo.
Así,
la hospitalización en un servicio especializado será la regla.
Eventualmente,
se practicará una terapéutica antiinfecciosa y desintoxicante.
1) Quimioterapia
2) Métodos de
shock
3)
Insulinoterapia
4) Psicoterapia
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