La Sociedad de la Transparencia - Byung-Chul Han

 


La antigua sociedad de la negatividad, de la contradicción, del conflicto y el ocultamiento ha sido superada por la actual sociedad de la positividad marcada por el imperativo de la transparencia, porque hoy todo debe ser transparente.

La transparencia es la aceleración de las acciones destinada a despojar el escenario de toda negatividad, porque en la negatividad de lo otro el proceso se hace lento y se interrumpe, mientras que en la transparencia de lo igual corre rápidamente.

La realidad se vuelve transparente cuando se allana, se alisa, cuando se somete al control, a la operatividad, al cálculo. El tiempo se vuelve transparente cuando se convierte en presente perpetuo. Las imágenes se vuelven transparentes cuando se liberan de sentido y de profundidad, un mero contacto directo cosa – ojo. Las cosas se vuelven transparentes cuando se liberan de singularidad, todo similar en lo que su única diferencia radica en el precio. El dinero es el gran igualador.

La Sociedad de la Transparencia es un infierno de lo igual, es la nueva forma de llamar a la uniformidad.

La lengua en su absoluta transparencia acelera el fenómeno comunicativo pero al mismo tiempo lo vuelve meramente operacional, sin aristas, sin ambivalencia, la palabra clara y llana, transparentemente comunicativa, sin encanto. La narración no es transparente porque exige elección de caminos y sentidos, la ruta narrativa no acepta todo, no le da todo lo mismo, es opaca y no transparente.

El tiempo se vuelve transparente cuando la memoria se agrupa una encima de la otra, no una detrás de la otra, sin profundidad histórica, memoria plana que no se recuerda ni se olvida. El tiempo discurre así a alta velocidad y se disuelve en diversos presentes atomizados, sin secuencia, sin narratividad.

Frente a toda esta transparencia hay algo que no puede serlo, es el alma humana, porque el alma humana oculta zonas propias no expuestas al otro. Por eso la pretensión del fin de la vida privada es errónea ya que el hombre no puede ser transparente ni siquiera para sí mismo. Toda relación humana requiere de la alteridad, de la zona oscura y desconocida del otro.

Por eso la relación pretendidamente transparente que elimina esas zonas desconocidas, elimina a mismo tiempo la discreción y el recato, es territorio de la expresión absoluta, de la sinceridad atroz. La relación transparente es una relación muerta, carente de vitalidad.

A la transparencia hay que contraponer la actitud de la distancia y la autonomía.

Contra la transparencia la ignorancia, porque la reflexión se sustenta en el olvido y en el no saber, no en el conocimiento total, quien reflexiona no conoce y va hacia el conocimiento, en ese caso la ignorancia es virtud si tenemos en cuenta que la absoluta información vuelve mero cálculo lo que debiera ser reflexión, la sociedad transparente expulsa a la dialéctica, se desentiende de la duda y anula la interpretación.

La sociedad transparente es la sociedad positiva que se despoja de toda negatividad, de todo dolor, es la pretensión del bienestar total. Nietzsche sostenía que la profundidad humana se basa en demorarse en lo negativo y que el espíritu nace precisamente del dolor, de la fortaleza del sufrimiento, precisamente de todo aquello de lo que la sociedad positiva huye.

Hasta el amor cae en este proceso de aplanamiento ya que se pretende que sea una sucesión de situaciones agradables y excitantes sin consecuencias, entendiendo al amor en su forma domesticada, como parte del placer, transparente.

La política también se pretende transparente, pero el problema radica en que la política transparente no es política, porque es en esencia estrategia y la estrategia requiere del ocultamiento, el secreto y hasta del engaño, y toda positividad supone la inexistencia del secreto. Por eso la pretensión de absoluta transparencia es apolítica, pospolítica y antipolítica porque la transparencia política es pura positividad y por ende solo está destinada a confirmar lo que existe, pierde la pretensión transformadora de la política, solo se dedica a conservar lo establecido y administrar. La pospolítica es el imperio del "me gusta”3, donde las ideologías se vuelven opiniones, opiniones sin consecuencias, apreciaciones, comentarios.

Es habitual suponer que transparencia es sinónimo de verdad, pero no es así, porque la verdad supone también la existencia de lo falso, y en cambio la transparencia no deja espacio para ninguna opacidad.

Sociedad de la Exposición

La transparencia plantea la exposición de la cosa, su cara, su faz (face), la visión total de su superficie, es lo opuesto a la trascendencia.

En la sociedad expuesta cada sujeto es su propio objeto, todo está visto, dado vuelta, desnudado, pornográficamente, porque las cosas nunca se desvanecen en la oscuridad sino en el exceso de luz, en lo más visible de lo visible, en la obscenidad. Las imágenes sometidas a sobreexposición son inequívocas, incuestionables, no requieren análisis. Como la imagen digital que es toda positividad, es perfecta, permanente, siempre igual; a diferencia de la foto en papel que envejece, cambia, se degrada.

Para la sociedad de la comunicación toda distancia es negatividad, es un obstáculo, y la transparencia requiere anular la distancia, pero la consecuencia de la falta de distancia es la anulación de la reflexión y la crítica. La falta de distancia es el fin de la mirada, porque la mirada necesita distancia y al no tenerla anula la contemplación, mientras que la complejidad lentifica la comunicación allanada sin obstáculos es la máxima exposición que acelera.

Pero no se debe cometer el error de suponer que la falta de distancia de la transparencia es cercanía, por el contrario es la es aniquilación de lo cercano, porque la cercanía a la cosa requiere una cuota de lejanía de la cosa. 4

La sociedad de la Evidencia

Paradójicamente, aunque plantea lo contrario, la sociedad de la transparencia es enemiga del placer ya que el placer requiere de la negatividad, requiere del displacer, el placer total, pleno, se vuelve pornográfico y por ende sin placer, ya que el placer no convive con el tiempo real sino con el preludio y el epílogo, la evidencia anula la seducción, elimina la fantasía, solo queda lo operativo del placer, el procedimiento.

Contra la transparencia se impone la apariencia, como decía Nietzsche, el ardid, el juego, allí radica el placer, en el secreto es donde se engendra la profundidad aun cuando se trate de apariencia, porque en la transparencia no hay profundidad posible porque no están permitidas las máscaras, y recordemos que el vocablo persona procede del griego "máscara".

La sociedad Porno

Es un error pensar que la transparencia es el camino hacia la belleza porque lo bello necesita lo encubierto, lo no evidente.

La total desnudez se vincula con el concepto de lo sublime, que es aquello que va más allá de la belleza, supera la imaginación y se vincula con la creación, según lo plantea Kant, pero el cuerpo exhibido pornográficamente pasa de sublime a pobre, porque lo sublime no se afirma en la exposición.

Precisamente el erotismo se diferencia de la pornografía por su condición de tensión entre lo visible y lo no visible, es la negatividad de la interrupción contra la positividad de la exhibición. A la pornografía le falta la distancia de la seducción, porque la seducción requiere de sustracción, de misterio, de demora, y la transparencia es pura aceleración.

En materia de belleza las imágenes son un factor central y Roland Barthes nos plantea la existencia de dos categorías dentro del análisis de la imagen, la que se expone al me gusta/no me gusta, a la noción rápida, a la que llama studium; y una segunda categoría de análisis de la imagen es la que produce conmoción, la que sacude y apasiona, que es el punctum.

A la fotografía común, uniforme, la típica foto del reportaje, le falta punctum y solo es studium, ya que el punctum interrumpe el continuo de la información del studium, es ruptura, es desgarro, es conmoción, es demora.

Entre las fotos uniformes Barthes incluye a las imágenes pornográficas, que son lisas, sin rupturas ni ambigüedades, y hoy las imágenes que tienen similares características son las mediáticas, que son todo studium, ninguna apasiona, solo generan un me gusta. El punctum no es simultáneo a la mirada aparece cuando se rememora la imagen, porque requiere tiempo de contemplación, no simplemente devorar lo expuesto.

Las imágenes pornográficas son post hermenéuticas, es decir, no se leen ni interpretan, solo se miran cómo espectáculo.

La Sociedad de la Aceleración

La sociedad transparente es cálculo y no pensamiento. El pensamiento requiere caminos abiertos, insondables, tiene una negatividad que lo transforma, mientras el cálculo es siempre el mismo, suma de datos. El conocimiento tampoco es transparente, puede transformar con su negatividad, pero a la información le falta negatividad.

La sociedad transparente es información y no conocimiento. La información es un fenómeno de la transparencia porque anula toda negatividad, es toda positividad, operación, performatividad, procedimiento. Como la transparencia es vacío, para llenarla se vuelca en ella una masa de información transparente que no genera ninguna verdad. La hipercomunicación y la hiperinformación no hacen a la verdad, ni suman a la comprensión.

La sociedad transparente es vivencia y no experiencia. La experiencia es transformadora, tiene temporalidad, pasado, mientras que la vivencia no modifica lo existente porque es todo presente. En la experiencia encontramos al otro, en la vivencia nos encontramos a nosotros mismos en todas partes allí donde el sujeto narcisista se funde en sí mismo y consigo mismo.

La Sociedad Íntima

El mundo actual ha perdido la distancia teatral y se ve sumido en la cercanía de lo íntimo, es un mercado que vende y consume intimidades. Se pasó del teatro de la representación al mercado de la exposición.

La exposición de la intimidad tiene como correlato la caída de la vida pública.

Las redes y Google le entregan al sujeto solo aquello con lo que se vincula a gusto. La cercanía digital elimina lo externo, la vida pública, la amenaza, lo otro, la crítica, privatiza el mundo, la red se convierte en una zona de placer y bienestar, es lo cercano. La ausencia de la vida pública deja un vacío en el que se derraman intimidades.

La esfera pública a falta de sentido se ha vuelto el lugar de la exposición de lo privado, el lugar de lo público es reemplazado por el de la publicación.

Tal como los cuerpos para Sartre, que son obscenos cuando sólo son carne, los procesos sociales son obscenos cuando carecen de sentido, de dirección, cuando son excesivos y superfluos, como la hiperactividad, la hipercomunicación y la hiperproducción.

La Sociedad de la Información

La luz siempre ha sido una metáfora de origen, Dios es luz o la Razón ilumina, y circula en base a su negatividad, luz/oscuridad, iluminación/tinieblas, pero la absoluta luz, la de la transparencia, anula esa dualidad y carece de trascendencia.

La transparencia no ilumina, irradia, perfora, atraviesa, homogeniza e iguala. Por el contrario la luz de la negatividad, la que da lugar a las sombras, genera jerarquías, niveles, diferencias, y ordena, la luz es color y color es diferencia.

La caverna de Platón es un teatro y lo que sus habitantes ven es la representación, el reflejo de una realidad que sucede fuera de la caverna, la vida narrada, no ven la realidad cognitiva. La caverna es un mundo de apariencias.

Pero la luz absoluta aniquila la apariencia, la sombra o el reflejo, en la Sociedad

Transparente no hay lugar para el arte, la simulación y la poesía. Es una sociedad hiperreal.

La Sociedad del Control

Jean Baudrillard dijo presenciar a finales del siglo XX el fin del panóptico perspectivista que presentó Jeremy Bentham, lo que no sabía es que estaba comenzando a gestarse un nuevo panóptico no perspectivista, el panóptico digital, más eficiente y total.

El panóptico de Bentham que establecía el control visual de los pocos hacia los muchos era propio de la sociedad disciplinaria del siglo XIX y XX, un control correccional que iba desde el centro a la periferia. Los habitantes del panóptico sabían que estaban siendo vigilados, rozaban la transparencia sin tocarla.

Pero nosotros, habitantes del siglo XXI, del panóptico digital, creemos estar viviendo en libertad. El habitante del panóptico digital colabora con su control, se expone, se desnuda, y no lo hace coaccionado sino como fruto de su deseo. Este panóptico rompe la lógica vertical del Poder, ya que la iluminación no es solo vertical de arriba hacia abajo, se da hacia todos los sentidos y así la vigilancia se vuelve recíproca.

Por eso Poder y Transparencia no se llevan bien, ya que el poder requiere de espacios secretos y ocultos. Pero la lógica del control recíproco total aniquila la libertad y uniformiza.

Paradójicamente la confianza es el factor que puede contraponerse al control total digital, ya que confiar es un concepto que anida su propia negatividad, supone saber y no saber, y la transparencia va contra la confianza, al no guardar ningún espacio ignorado. Por eso la exigencia de transparencia aparece cuando desaparece la confianza.

La sociedad de la transparencia es la sociedad de la desconfianza, y de la necesidad del control, por eso la construcción de una sociedad de la transparencia es la asunción de la pérdida de valores esenciales como lealtad y honradez y el reclamo acuciante de ser controlados.

La sociedad de la transparencia sigue la lógica de la sociedad del rendimiento, ya que su habitante no requiere de la dominación externa para rendir, es su propia exigencia la que la lleva adelante, el es su propio explotador en la creencia de gozar de libertad. El mundo se ha vuelto un gran panóptico integrado, sin exterior, la vigilancia ya no se recibe como un ataque a la libertad sino como una bendición de seguridad.

La sociedad de la transparencia no da lugar a la construcción de ninguna comunidad, sino a una acumulación de pluralidades de individuos aislados con algún fin en común pero sin un espíritu común, no hay un afuera desde donde cuestionar. En la sociedad transparente no se trata de un "nosotros".

La Sociedad del Cansancio - Byung-Chul Han

El siglo XX fue el del paradigma inmunológico, de la distinción entre el adentro y el afuera, entre el yo y el extraño. Un siglo caracterizado por la Guerra Fría, la noción del enemigo externo donde el extraño aparecía como objeto de ataque aun cuando no resultase peligroso, simplemente por ser otro.

En cambio el siglo XXI es el de las enfermedades neuronales, TDA, depresión, bipolaridad, etc. A diferencia del paradigma inmunológico, el problema no está en la negatividad del otro viral, sino en la positividad de lo propio.

Hoy ha cambiado el paradigma motivado por la desaparición de la otredad, ya que mientras que el otro genera una reacción "inmunitaria" en nuestro tiempo eso no sucede. Hoy es tiempo de hibridaciones y promiscuidades y la globalización no se corresponde al paradigma inmunológico ya que generaría vallas y límites que lo global rechaza.

Mientras la defensa inmunológica radica en negar la negatividad de lo otro, tal como actúa la inmunización por medio de una vacuna donde una pequeña porción de lo otro despierta la negación preventiva, en cambio las enfermedades neuronales del siglo XXI surgen del exceso de positividad no sólo de la extraño sino también de lo idéntico porque frente a lo idéntico tampoco se levantan barreras.

La positividad requiere el exceso de lo igual para generar la patología.

Agotamiento, fatiga, ahogo, no son reacciones inmunológicas sino neuronales.

Vivimos el tiempo de la disuasión, de la pacificación, del consenso, de la hiperproducción, de la comunicación, del control, la violencia de la positividad, mucho menos detectable que la evidente violencia viral, habita en el espacio vacío que dejó lo negativo, el espacio no ocupado entre amigo / enemigo, adentro / afuera, propio / extraño.

Las nuevas formas de violencia son inmanentes al sistema, por eso no se reconocen como extrañas ni generan reacción inmunológica. La violencia de la positividad es aditiva, suma, satura, y se vuelve imperceptible, natural.

Más Allá de la Sociedad Disciplinaria

La vieja sociedad disciplinaria caracterizada por los hospitales, las cárceles, los cuarteles y las fábricas se ha convertido en una sociedad de torres, shoppings y gimnasios. Ha dejado de ser una sociedad de control por la vigilancia, para convertirse en una sociedad de control por el rendimiento, sujetos ya no obedientes sino emprendedores.

Incluso el término Sociedad de Control queda corto para nuestra realidad, ya que control supone la existencia de rasgos de negatividad, de alguien que controla.

Aquella sociedad disciplinaria era una sociedad de la negatividad, su factor dialéctico sustancial eran no-poder/deber, en cambio nuestra sociedad de rendimiento tiene un factor base positivo que es Poder, “Yes we can”, solo poder.

Proyectos, iniciativas y motivaciones reemplazan a prohibiciones, mandatos y leyes.

La Sociedad Disciplinaria fue la del NO, generadora de locos y delincuentes. La

Sociedad del Rendimiento es la del SI, generadora de depresivos y fracasados.

Hay cierta continuidad entre ambas sociedades, la productividad alcanzó un límite en la sociedad disciplinaria, por eso necesitó pasar a otro plano, liberarse de la negatividad del control que la limitaba. El límite fue sobrepasado cambiando el factor “debo” por el factor “puedo”.

Eso no significa que el sujeto de rendimiento haya dejado de disciplinarse, lo que ahora hace es autodisciplinarse ya que se debe a sí mismo, a su propia iniciativa.

Cuando el mandato y la prohibición de la Sociedad Disciplinaria ceden ante la autonomía y la iniciativa, una obligación hacia el rendimiento, acontece la depresión en el momento en el que este hombre ya no puede poder más, el sujeto de rendimiento se somete a la culpa de no poder en una sociedad del "si puedo", se enferma de positividad.

El deprimido está cansado del desarrollo por sí mismo y de la fragmentación social que lo aísla, enfermo del imperativo por el rendimiento.

Es verdad que el Hombre de la modernidad del siglo XIX y XX, con mayúsculas, lo podía todo, pero como universal, el Hombre como potencia, como posibilidad, por eso existía la utopía, pero en cambio el hombre hipermoderno, con minúscula, individual, lo puede todo como sujeto y allí su problema.

Este hombre hipermoderno no es el Superhombre que anunciaba Nietzsche autónomo y soberano de sí mismo, sino al Último Hombre que tan solo trabaja. Un hombre que posee la iniciativa pero esta solo frente a la absoluta positividad del rendimiento, es víctima y verdugo al mismo tiempo.

Lo paradójico es que este sujeto libre de obediencia se somete a sí mismo de manera que libertad y coacción coinciden y las enfermedades psíquicas se convierten en la contracara de esta libertad paradójica.

En la sociedad del rendimiento hasta el Amo se ha vuelto esclavo de sí mismo.

El Aburrimiento Profundo

El exceso de positividad se manifiesta como un exceso de impulsos y estímulos, y afecta la economía de la atención, la percepción se fragmenta y aplicada a la tarea se transforma en multitasking.

El multitasking no es una habilidad privativa del hombre hipermoderno, sino una capacidad natural primitiva que obliga a los animales a activar muchos niveles de percepción para su supervivencia, el problema es que cuando la atención se dispersa se hace difícil la contemplación, que es una facultad del espíritu humano.

El multitasking debe entenderse como una regresión hacia la supervivencia.

La hiperatención que focaliza en diversos puntos al mismo tiempo tiene escasa tolerancia al vacío y huye del espacio de aburrimiento que genera la acción contemplativa. La excitación permanente reproduce lo existente, no genera nada nuevo, como sí hace el aburrimiento.

Walter Benjamin llama al aburrimiento "el pájaro de sueño que incuba el huevo de la experiencia". El sueño es el punto máximo de la relajación corporal por lo tanto el aburrimiento es el punto máximo de la relajación espiritual.

Benjamin vincula esa capacidad de relajación a la capacidad de la escucha. Una sociedad en permanente acción sin tiempo, para la contemplación, no escucha, solo habla movida por el ego hiperactivo. En cambio quien puede tolerar el aburrimiento encuentra nuevos tiempos, nuevos espacios para la creación y la imaginación, el propio Nietzsche recomendaba la necesidad de recuperar la capacidad de contemplación para alimentar el pensamiento y la mirada.

Pedagogía del Mirar

Precisamente Nietzsche es quien dice que hay que aprender a hablar, a pensar y a mirar.

Aprender a mirar es acostumbrar el ojo a la contemplación, a no someterse a los impulsos, aprender a no responder con ellos, a controlar los instintos, a decir NO.

Decir NO convierte a la vida contemplativa en la más activa de las vidas, porque existe una dialéctica de la hiperactividad / hiperpasividad, es un error suponer que cuanto más activo es uno más libre se vuelve.

La vuelta sobre lo otro requiere la negatividad de detenerse, retomar, cambiar.

Hoy no hay espacio para la interrupción para el detenerse, para el entretiempo. La hiperactividad acorta el futuro convirtiendo todo en un presente prolongado.

Un ejemplo de ello es el enojo. La rabia es una emoción que requiere detenerse para analizar el caso, por eso nuestro tiempo solo permite enojos circunstanciales, no rabia. El enojo, el enfado, no generan cambios, mientras que la rabia requiere detenerse, analizar y producir cambios de estado. El enojo es a la rabia cómo el temor es al miedo. El miedo se aplica al ser en su totalidad, mientras el temor se aplica a un factor en particular.

La computadora hace cálculos, incluso con mayor capacidad que el ser humano porque carece de otredad, es pura positividad, es puro rendimiento, pura actividad.

En ese mismo marco de positividad la sociedad y el sujeto se vuelven máquinas de rendimiento autista.

Según Hegel es la negatividad la que permite una vida llena de vida. Existen dos potencias, la potencia del hacer y la potencia del no hacer, la potencia del NO. Por eso el no hacer no es impotencia sino un camino alternativo que completa el hacer.

Si solo se tuviera la capacidad de percibir y no la de no percibir, el mundo sería una masa atosigante de estímulos. Del mismo modo sí solo se tuviera la potencia del pensar, la reflexión seria imposible porque todo sería una secuencia infinita de pensamientos sin espacios.

La negatividad del NO es fundamental para la contemplación o la meditación. Por eso la negatividad también es activa, no pasiva, ya que si solo hubiera positividad se estaría pasivamente sometido al objeto.

Actualmente puede acelerarse al infinito porque al no haber negatividad todo circula a gran velocidad.

La Sociedad del Cansancio

El imperativo de la Sociedad del Rendimiento conduce a la Sociedad del Dopaje, que es el rendimiento sin rendimiento. La Sociedad del rendimiento produce agotamiento excesivo y problemas psíquicos, propios de una realidad absolutamente positivizada, excesiva, donde no hay espacio para el otro inmunológico.

Peter Handke diferencia dos tipos de cansancio, uno al que llama “cansancio agotador” y otro al que llama “cansancio fundamental”.

El cansancio agotador es el del rendimiento, el que aísla y fragmenta, lo ocupa todo, destruye la cercanía y el habla. En cambio el cansancio fundamental es el que habla, mira y reconcilia, es un cansancio del yo entregado al mundo, recupera la presencia del otro, el estar-con, es el cansancio de la demora, inspirador, que despierta al hacer y al no-hacer.

El cansancio agotador es el de la positividad, el del SI, el cansancio fundamental es el de la negatividad, el del NO.

LA ENTREVISTA DE ORIENTACION VOCACIONAL - Bohoslavsky, R

 

La entrevista psicológica

La entrevista es abierta cuando el entrevistador se limita a recoger todas las manifestaciones del entrevistado, y es cerrada si el entrevistador conduce la entrevista de modo tal que predetermina las posibles opciones entre las cuales el entrevistado elegirá la conducta a expresar.

En la orientación vocacional las entrevistas abiertas son las indicadas, porque ahí la técnica sirve no sólo para recoger datos exhaustivamente para elaborar un diagnóstico vocacional, sino que también para establecer acciones del entrevistador tendientes a modificar la conducta del entrevistado mediante el esclarecimiento.

Objetivos

·         La información: La colaboración con el entrevistado para discriminar los aspectos del mundo ocupacional adulto, las carreras universitarias, las condiciones necesarias para acceder a determinado rol adulto, las posibilidades que le brinda el campo profesional, etc.

·         El esclarecimiento: Contribuir a que el entrevistado tenga acceso a una identidad vocacional mediante la comprensión de los conflictos y situaciones que le han impedido acceder a ella de un modo integrado, no conflictivo.

Rol del entrevistador

Colaborar en el esclarecimiento y la asunción de una identidad vocacional madura y no el de aconsejar u orientar de un modo activo al adolescente o, en un sentido vago, “curarlo”, resolverle todos sus problemas de personalidad. La asunción del rol de entrevistador en una situación de orientación vocacional depende fundamentalmente de su identidad vocacional.

Transferencia en la entrevista de orientación vocacional

El psicólogo orientador vocacional, en la medida en que es visualizado como un profesional que ha seguido estudios universitarios, que maneja determinada técnica y que a la vez es adulto, se convierte en el depositario ideal de las fantasías, ansiedades y temores que el adolescente tiene frente a su futuro.

Lo actualizado no es sólo el pasado, sino también el futuro del entrevistado, y no sólo las relaciones objetales antiguas o futuras sino, sobre todo, sus relaciones objetales internas (su personalidad). La comprensión de los fenómenos transferenciales permite al psicólogo por lo tanto, comprender las características de los objetos internos, pasados y futuros incluidos en la conducta del entrevistado.

En la orientación vocacional el énfasis en el análisis transferencial se pone fundamentalmente en un entonces futuro, en un allí universidad, mundo adulto y en un con otros compañeros, profesores, otros adultos, otros profesionales, aún desconocidos.

Orientación vocacional y psicoterapia

Una entrevista de orientación vocacional es una suerte de espejo que mira hacia el futuro y que, sólo si es necesario, se emplea al mismo tiempo para reflejar lo pasado y en todo caso sólo aquellos aspectos del mundo interno que tengan que ver con la visión fantaseada del futuro implicada en la problemática vocacional del adolescente.

Momentos de la entrevista

La apertura de la entrevista seguramente dramatiza el modo como el adolescente fantasea su ingreso a la universidad. Aquí es importante leer los mensajes extraverbales en el momento de apertura, ya que incluye un compromiso del esquema corporal.

En cuanto al cierre, en la última entrevista aparecen claramente delineadas las conductas y ansiedades de tono depresivo que pueden llevar al entrevistador, debido a una identificación con el entrevistado, a evitar la terminación del proceso en el momento preestablecido.

Intervenciones del entrevistador

El entrevistador es un observador participante. Participa con la modalidad de disociación instrumental. En la orientación vocacional interviene respondiendo a distintos fines:

a.        Su intervención tiende a estimular el aporte de más datos

b.       Corrección de las distorsiones que el adolescente evidencie respecto de su identidad vocacional, del modo en que identifica el campo en el cual realiza su elección

c.        Función de síntesis de lo visto al concluir la entrevista

d.       Suministro de información acerca de: encuadre, carreras, planes de estudio, oportunidades profesionales

El continuum interpretativo

Alude a las distintas técnicas, mediante las cuales el psicólogo o consultor devuelve al entrevistado la información sobre su conducta, tamizada por la comprensión psicológica que ha tenido de la misma.


1.       El reflejo: No es una mera reproducción textual de las conductas del entrevistado, sino que implica una dirección ejercitada por el consultor.

2.       La clarificación: Sería el término más aproximado al de señalamiento. Abarca todo lo que está implícito en el mensaje del entrevistado.

3.       La reflexión: En este caso, el psicólogo agrega más datos que los aportados por el entrevistado. Alude al hecho de expresar con palabras lo que es implícito e inconsciente para el sujeto, pero que no tiene una carga conflictiva tal que lo haya llevado a establecer barreras contra ese contenido.

4.       La confrontación: El nivel de penetración del psicólogo y su mensaje llega hasta lo implícito e inconsciente. en este caso se incluye la relación de la conducta actual con datos del pasado, señalando similitudes, diferencias y contradicciones entre los datos del presente, igualmente contenidos en el relato.

5.       La interpretación: Implica la verbalización de los contenidos inconscientes, pero incluye además la mención de las defensas, las resistencias a reconocer como propios, conscientemente, tales contenidos, y aquel que se supone es el origen del conflicto.

El pronóstico en orientación vocacional - Bohoslavsky, R

El pronóstico se realiza en base al diagnóstico. Se tienen en cuenta los siguientes ítems:

  • 1.   Estructura de la personalidad: Según Bleger, es el esquema o pauta típica de relaciones del individuo con el medio, que se expresa según el objeto y el vínculo, las defensas y fenómenos predominantes.
  • 2.  Manejo de la crisis adolescente: En tanto la orientación vocacional abarca la toma de decisiones respecto de la asunción de roles ocupacionales adultos, el análisis de la crisis adolescente en el entrevistado, permitirá pronosticar su posibilidad de adaptación tanto al proceso de orientación vocacional, como a las exigencias del mundo adulto en términos de estudio o trabajo.
  • 3.  Historia escolar: Da cuenta del tipo de vínculos con las situaciones de aprendizaje (rendimiento, relaciones interpersonales). Permite pronosticar cómo será el desempeño del adolescente en la universidad, en cuanto a cómo encarará la situación universitaria siguiendo patrones identificatorios adquiridos a su paso por el secundario.
  • 4.     Historia familiar: Permite pronosticar tanto los sistemas de valor-actitud frente a carreras y profesiones derivadas de la clase social a que pertenece, como los tipos de identificaciones familiares y lo que atañe a la elección de carreras.
  • 5.    Identidad vocacional y ocupacional: Su descripción y diagnóstico son la vía para trazar una estrategia y una técnica en el proceso de orientación vocacional.
  • 6.    Madurez para elegir: Es difícil de definir, pero puede ser pesquisada a partir del momento que atraviesa (selección, elección, decisión), la situación (predilemática, dilemática, problemática o resolución), la deuteroelección y las fantasías de resolución, especialmente el vínculo transferencial (mágico, paterno-filial, autoconfiado o de aspiración), que determinan su actitud ante el proceso de orientación vocacional.

Teniendo en cuenta estos seis ítems, se elabora el pronóstico con respecto a la “orientabilidad” del consultante.

 

Orientabilidad es la posibilidad de adecuarse al encuadre de trabajo de la modalidad clínica y que tiende a prevenir malas identidades vocacionales y ocupacionales, o resolver los conflictos entre identidades ocupacionales contradictorias.

 

El pronóstico permitirá al psicólogo decidir no sólo cuál será su estrategia, sino si va a encarar o no la orientación vocacional de ese adolescente. Esta última depende de factores ambientales y profesionales.

 

·         Factores ambientales


Factores familiares: La familia apoya, rechaza, es indiferente al proceso de orientación, tal como lo propone el psicólogo


Factores institucionales: Si el profesional trabaja en forma independiente, en una institución privada o pública, gratuita o paga, etc.


·         Factores profesionales: La capacidad y experiencia del psicólogo para atender un caso específico. Pero el factor fundamental es su propia identidad profesional.

 

Los tests en orientación vocacional

Los tests tienen un rol instrumental en la tarea clínica. Son valiosas cuando el psicólogo tiene conciencia de su empleo, o en trabas en el ejercicio de su rol cuando deposita en ellos la tarea reparatoria o preventiva.

 

La selección de la batería a emplear presupone un prediagnóstico, ya que cuanto más claras sean las preguntas que se espera conteste el test, más ajustada será la evaluación del mismo.

 

El hecho que los tests proporcionan información objetiva y comparable a un conjunto de aspectos de la personalidad del examinado, no justifica que sea a partir de ahí que comienza el proceso de orientación vocacional propiamente dicho, sin o que éste comienza en la primera entrevista y la aplicación de pruebas se integra a él si el psicólogo lo considera necesario, y sólo con el fin de contar con información más rica.

 

En definitiva: los tests son instrumentos que sirven al psicólogo, pero no a quien consulta (como una radiografía a un médico).

 

Algunos significados que el test puede asumir para el sujeto

v  Puede ser un objeto idealizado, por lo tanto esperado, y en el momento de su aplicación convertirse en un objeto persecutorio que invade y “roba” al sujeto (fantasías “de la bola de cristal” y “del detector de mentiras”).

 

v  En otros sujetos, las fantasías persecutorias pueden estar acompañadas de leves sentimientos de despersonalización, en los que el test es considerado como “una caja fuerte, donde el psicólogo tiene guardadas cosas mías”.

v  Puede visualizarse como un acompañante contrafóbico, según que el objeto fobígeno sea el futuro (“si el test dice que puedo seguir lo que me gusta, quiere decir que elegí bien” = “fantasía de pitonisa”) o el psicólogo (“estoy de acuerdo con lo que usted dice de las entrevistas, pero ¿me va a tomar un test por las dudas?”= “fantasía del andador”).

Fantasías, de las cuales el test puede ser depositario para el psicólogo

a)  Acompañante contrafóbico, que le permite tomar distancia del adolescente (lo que más teme es la confusión y la racionalización típica es “quiero ser objetivo”)

b)      Un “puente” que le permite establecer un vínculo con el adolescente para “poder entender”

 

Cuando la “batería” se convierte en un verdadero ritual, se trataría de los déficit en la identidad profesional y el mecanismo defensivo, tendientes a su recuperación.

 

Palabras finales sobre la orientación vocacional clínica

Más importante que llevar a término la elección de una carrera es llevar a buen término la elección de un futuro (sea estudio o trabajo). La diferencia radica en el aprendizaje de cómo elegir (objetivo fundamental de la orientación vocacional).

 

La orientación vocacional perseguirá dos tipos de objetivos:

1.      Uno observable: la definición de una carrera o un trabajo

2.   Uno no observable: Referido a la deuteroelección, en el sentido de que la orientación vocacional permite al adolescente aprender a elegir, y por otro a la promoción de la identidad vocacional y, por lo tanto, de su identidad personal.