“(...) ¿lo que
aprende, es lo que él aprende? Pero alguno aprende rápidamente la lentitud. Y
es que se ha dicho, no lo que él aprende, sino cómo aprende.” (Aristotéles)
Es
Aristóteles el fundador de la lógica a título de ciencia. Dos razones lo
demuestran, a saber:
a)
con conciencia filosófica separa la indagación lógica de todo otro saber.
b)
Es quien por primera vez concibe y realiza una exposición sistemática de los
filosofemas lógicos. Ello señala al reclamar, en el último capítulo de su
Tratado sobre las Refutaciones Sofísticas, creó una nueva disciplina frente al
arte, exento de principios universales de los retóricos.
La
reflexión lógica se origina en el período cosmológico justamente cuando se
advierte la diferencia entre observación empírica y pensamiento. Solo el pensar
descubre la verdad; los sentidos suministran mentira y engaño. El valor del
pensamiento se exagera en extremo; incluso se declara que sus adquisiciones
pueden ser paradójicas a los sentidos.
Otro
estímulo de los orígenes de la lógica llegó a ser el problema de los caracteres
cualitativos de las cosas. Empédocles por ejemplo sostenía que las cosas eran
mezclas de elementos; pero no resolvió el problema de ahí derivado: ¿Cómo es
posible comprender las cualidades de los elementos?
Los
primeros filósofos griegos acentúan el valor del pensamiento conceptual. Solo
la razón, el logos, es apta para conocer. Esta orientación adquiere en los
pitagóricos una forma específica, para ellos, conocimiento es determinación
conceptual.
Otra
determinación específica del pensar se vislumbra en las argumentaciones de
Zenón de Elea.
En
sus polémicas, tomó razonamientos de acuerdo con un método denominado dialéctico; que consistía en admitir a
manera de hipótesis lo que afirma el adversario para sacar de ahí lógicamente
consecuencias absurdas que lo confundían. Por ej.: Zenón acepta hipotéticamente la multiplicidad y el movimiento para
demostrar que tal pensamiento es absurdo. Para refutar a sus adversarios urdió
toda una serie de argumentos -Aquiles y la tortuga- contra la realidad del
movimiento. Si una tortuga parte con ventaja sobre Aquiles, que la
sigue, éste no podrá alcanzarla jamás, porque para hacerlo tendrá que llegar
antes a la posición precedente ocupada por la tortuga, la cual, mientras tanto,
se habrá desplazado otro intervalo por pequeño que sea, y así sucesivamente, de
tal modo que la distancia entre Aquiles y la tortuga no se reducirá nunca a
cero por contrario: lo que interesa es que el movimiento es irracional, puesto
que el concebirlo lleva conclusiones absurdas. Como se observa, el criterio aquí empleado es el principio
lógico de la contradicción: no puede afirmarse y negarse lo mismo de algo. Por
esta vía dialéctica se iniciaba el descubrimiento de las leyes del pensar.
La
segunda etapa de la filosofía griega (del 1400 al 450 a.de C.), representada
por los sofistas y Sócrates, es de gran importancia en desarrollo de la lógica. Puede decirse que con ella
comienza a deslindarse el campo de esta última disciplina.
Los
sofistas, convirtieron la retórica
[1] de un
arte tradicional en una técnica, realizan investigaciones lingüísticas y llegan
a ser los creadores de la gramática y de la sintaxis: hacen estudios sobre las
partes en la oración, el uso de los vocablos, la sinonimia y la etimología, Gorgias,
Hipias y Protágoras se destacan en estos trabajos.
La
retórica tenía un carácter oratorio; así se vieron impulsados los sofistas a
bosquejar una doctrina del arte de probar y refutar. Protágoras escribió un
tratado “Sobre el arte de refutar”,
y formuló la ley de los juicios
contradictorios diciendo que para
cada cuestión pueden darse dos proposiciones en pugna. De este modo
llega a descubrir teóricamente el proceso
lógico que ya Zenón había aplicado en su dialéctica. La afición a disputar se llama erística (de
eristeké, disputa y techné, arte). La actitud erística condujo
directamente a un negativismo radical, con Gorgias (483-375), quien termina por
declarar que explicar y conocer la
existencia es imposible. Para Gorgias:
1°. el ser (el
ser de los eléatas, el ser invariante, inmutable) no existe; de que existiera,
no podría conocerse, 2 °. aún en el caso de que existiera, no podría conocerse, 3°. admitiendo
que se conociera, no sería posible comunicarse de un hombre a otro.
La doctrina de Sócrates (469-399) rechaza
relativismo y escepticismo: su método tiene el designio de obtener conocimientos universalmente válidos. Sócrates hace del examen de
sí mismo un método filosófico. Nosce te
ipsum (conócete a ti mismo): he ahí su principio.
Con
Aristóteles culmina el período sistemático de la filosofía griega. Su obra; su
composición es muy heterogénea. Puede distribuirse el corpus aristotelicum en seis apartados, sin contar el grupo de las
obras espurias. a) Tratados de Lógica,
b) Filosofía Primera (Metafísica),
c) Filosofía y ciencia de la naturaleza,
d) Psicología, e) Filosofía Práctica, f) Filosofía poyética, g) Tratados Espurios.
Federico
Solmsen en su libro Evolución de la lógica y retórica aristotélicas de 1929, ha
puesto en práctica el principio genético para ordenar e interpretar los textos
de estas disciplinas con éxito. Cabe destacar que glosar e interpretar los escritos lógicos bajo el título
general de Lenguaje, opinión y verdad; los tres conceptos describen el origen y
desarrollo de la lógica aristotélica.
El ORGANON (TRATADOS DE LÓGICA) está compuesto por: Categorías,
Peri hermeneias; Primeros Analíticos, Segundos Analíticos, Tópicos y Refutaciones
Sofísticas.
En
el presente trabajo, nuestra intención era trabajar exclusivamente la Retórica; pero visto y considerando que en
sus Tratados de Lógica, Aristóteles también aborda algunas cuestiones que más
tarde retomará en su obra Retórica, es por tal motivo que indagamos algunas
cuestiones tratadas en El Organon. Específicamente en Refutaciones Sofísticas, Tópicos.
Surgen
así varios interrogantes: ¿Qué es la dialéctica? ¿Las conclusiones que se
buscan y se sacan mediante la Tópica y la Retórica son solamente conclusiones dialécticas? ¿Cuál es la
clasificación de conclusiones que propone en los Tópicos? ¿Aristóteles reconoce
que en la dialéctica, se hace uso de la inducción y del silogismo? ¿Se podría afirmar, que Aristóteles distingue
entre lo que denominaríamos razón teórica de tipo matemático, o físico
matemático, la razón de la cual él se ocupó en su Organon, y otro tipo de razón
que, a diferencia de la primera no tiene el carácter de exactitud, de
precisión, de exclusividad, la cual es la que se aplica a problemas humanos
prácticos, respecto de los cuales cabe una apreciación en la que se puede dar
un más o un menos, un mejor o menos bueno, un peor o menos malo, y que opera,
no por deducciones rigurosas, antes bien, por deliberación?
ESTRUCTURA LÓGICA DE LA
CIENCIA
Aristóteles
es el primer filósofo que se propone la tarea de investigar la estructura lógica de la ciencia, es
decir, la doctrina de las formas del pensar científico, pues, por dialéctica se
había entendido la teoría de las Ideas en un sentido fundamentalmente
metafísico. Elabora un sistema con todos estos ensayos dispersos. Dice
I.Düring, los escritos del Organon
surgieron al filo de reflexiones sobre el uso y sentido del lenguaje en
sostenido contacto con los sofistas y retóricos de la época. El término “lógico” se inclinó en sus
orígenes a su raíz de Logos-palabra. Más tarde, en las Categorías y en el Peri hermeneias va tomando la doctrina
sentido noético, pero aún en esos dos tratados y en los Tópicos, los filosofemas están recargados de reflexiones
gramaticales.
El tránsito de una lógica gramatical, a una lógica
noética tuvo lugar en torno del concepto de opinión, ello recuerda los conceptos platónicos de doxa (opinión) y epistémee (conocimiento).
El
ordenamiento de los escritos lógicos se debe, al parecer a Andrónico de Rodas.
Así procedió a observar que Aristóteles en las Categorías se ocupó del concepto, de la palabra aislada; en el Peri hermeneias, de la proposición, en
los Primeros Analíticos, del silogismo; en los Segundos Analíticos, de la prueba científica;
en los Tópicos, de las inferencias dialécticas, y en
las Refutaciones Sofísticas, de los
pseudorrazonamientos. En la época culminante de su concepción lógica,
Aristóteles se afirmó en la idea de vincular los principios lógicos a la
naturaleza del conocimiento científico. Por ello es correcto caracterizar la
lógica aristotélica por su triple tarea:
1)
Metodológico: en la lógica se
alecciona sobre el arte de investigar, conocer y probar.
2)
Propedéutica: en su actividad
docente, más tarde la designa con el nombre de órgano (instrumento) de la investigación científica.
3)
Además de ser metodológica y propedéutica, ventila los problemas
del conocer científico y, por ello, la
cuestión ontológica de la verdad. La lógica de Aristóteles también es
una lógica epistemológica. Esta lógica se ocupa fundamentalmente de tres
dominios a saber: a) La doctrina del concepto, b) La doctrina de la proposición, c) La doctrina del
razonamiento. Este último apartado tiene que ver tanto con los Primeros Analíticos,
como la Tópica, la cual tiene que ver con el razonamiento epagógico. El tratado
de las Refutaciones Sofísticas es algo
así como la contraluz de toda la doctrina del razonamiento, tiene a su cargo el
estudio de los falsos razonamientos, para prevenir del error. Tanto en
los Primeros como en los Segundos Analíticos, Aristóteles considera temas
fundamentales de la demostración científica y del conocimiento, y reflexiona
sobre ellos, también en estas obras y otras, se asoma a Una lógica de la interrogación.
Desde
el punto de vista de su validez, puede hablarse de tres clases de razonamientos
dentro de la lógica aristotélica, a saber:
a)
el razonamiento apodíctico, el que
concluye partiendo de premisas verdaderas;
b)
el razonamiento epagógico, cuya
conclusión solo es probable (dialéctica, en la acepción aristotélica);
c)
el razonamiento erístico, contencioso,
que procede de principios que parecen probables pero que no lo son. Se trata de
un silogismo aparente, es decir, de un paralogismo.
“Solo la ciencia conclusa es apodíctica; la que está
en formación, epagógica”
(Aristóteles)
Lo fecundo de la tarea aristotélica en el tratado de
las Refutaciones Sofísticas, es el haber dado una teoría de los falsos
razonamientos, una teoría acerca del error, ello es, acerca de los silogismos
contenciosos, que toman lo falso como verdadero y recíprocamente. En definitiva, Aristóteles se empeña en
mostrar los caminos que conducen al error, para salvaguardar los que llevan a
la verdad.
La
Tópica (o Tópico) contiene la doctrina del razonamiento sobre lo probable. El
término deriva del griego topos, lugar, lugar común. En este autor un sentido
preciso. Afirma: “Hablamos de lugares
(topoi) con relación a inferencias dialécticas y retóricas” (Retórica, I, y
ss.). La Tópica es el método que enseña a descubrir los puntos de vista
apropiados, los lugares comunes eficaces para discurrir los puntos de vista
apropiados, los lugares comunes eficaces para discurrir sobre un tema cuya
solución no rebasa el campo de lo probable. En efecto, estos razonamientos son
probables, no son apodícticos. De ahí
que la Tópica sea denominada dialéctica por el filósofo.
Este
uso del término “dialéctica”
separa a Aristóteles de Platón, pues, éste último, la define como la teoría de
las Ideas en un sentido ontológico-metafísico. En cambio, Aristóteles confirma
el concepto de dialéctica de los
retóricos, vincula al término dialégesthai, disputar, bien que se afana en
fijar los términos de lo probable y las vías lógicas para probarlo.
LA DIALÉCTICA ARISTOTÉLICA
En
la propia Tópica (libro VIII) ubica el filósofo el objeto y el método de la
dialéctica. Imagina un diálogo entre dos interlocutores los que se empeñan en
fundar el razonamiento buscado. Advierte que el punto de partida a saber, la interrogación. Del estudio y
consideración de ésta, la pregunta,
hay que obtener el lugar (topos) desde
el cual hay que fundar el argumento.
Para
Aristóteles La dialéctica no es
el método único de la filosofía, sino que, por el contrario, es el método para tratar sobre la mayor o
menor probabilidad de las opiniones en materia práctica, principalmente
políticas y jurídicas, en vista a
hallar la solución relativamente de mayor prudencia. En el campo de la
lógica no produjo solamente la obra del Organon,
que con alguna justificación podría considerarse como un tratado del
pensamiento apodíctico y sistemático sino que produjo también estudios sobre la
Retórica y la Tópica, es decir, sobre el
pensamiento dialéctico, respecto del cual además hay múltiples análisis
en otras varias de sus obras.
Según
Aristóteles, en la Tópica no pertenece solamente a las disputas de los
sofistas, sino que pertenece también al campo de lo dialéctico en tanto que
este campo queda estrictamente diferenciado del área de lo apodíctico.
Acentúa
que las conclusiones que se buscan y se sacan mediante la Tópica y la Retórica
son solamente conclusiones dialécticas,
y no constituyen un pensamiento apodíctico.
En
los Tópicos sostiene la
siguiente clasificación de conclusiones:
1)
Tenemos una conclusión apodíctica,
cuando la conclusión se obtiene partiendo de proposiciones verdaderas y
primarias, o de proposiciones cuyo conocimiento a su vez ha derivado de
proposiciones verdaderas y primarias.
2)
Tenemos una conclusión dialéctica
cuando ella es extraída de opiniones.
3)
Tenemos una conclusión erística o
sofística cuando se basa sobre meras apariencias de opiniones que no son
efectivamente.
4)
Finalmente, hay conclusiones erróneas,
equivocadas o deficientes, desde el punto de vista de las proposiciones
particulares de determinadas ciencias.
Pero
lo que nos interesa son las conclusiones
dialécticas. Cabe preguntar, entonces: ¿Tales conclusiones se
diferencian de las apodícticas desde el punto de vista formal? Algo es seguro, las conclusiones dialécticas se diferencian
de las otras clases de conclusiones más bien por la índole de sus premisas.
Aristóteles clasifica las conclusiones desde el punto de vista de las premisas.
Conclusiones dialécticas son aquellas que tienen
como premisas opiniones respetables, que parecen correctas y aceptables
(endoxa). Esas opiniones, o endoxa, son aquellas proposiciones que parecen
correctas o bien a todos, o bien a la mayoría, o bien a los sabios, o, entre
éstos, a los más conocidos y respetables.
Tiene
importancia la observación de Aristóteles de que, mientras el pensamiento apodíctico parte de premisas
generales e indiscutibles, por el contrario, el pensamiento dialéctico, es decir, toda discusión o todo debate, surge
de proposiciones concretas en torno a problemas concretos.
A
pesar de la diferencia entre la lógica de lo apodíctico por una
parte, y la dialéctica, por
otra, Aristóteles reconoce que en la
dialéctica, se hace también a veces uso de la inducción y del silogismo.
Dice que hablamos de topos (topoi),
tópicos, en relación con las conclusiones dialécticas y retóricas. Los topos o
tópicos se refieren a objetos jurídicos, morales, políticos, y de muchas otras
clases.
De los Tópicos puede derivarse un silogismo o un
entimema. En el Libro I, Capítulo
2 de la Retórica, acerca de los silogismos o entimemas propios dice
Aristóteles que “son los que se derivan
de las premisas que se refieren a cada una de las especies y de los géneros
(que le interesan o competen exclusivamente). Es decir: existen premisas de lo
físico con las que no se puede componer un entimema ni un silogismo de lo moral
u otro que se refiera a esto”.
¿A
qué se refiere Aristóteles cuando menciona en la Retórica: entimema o silogismo
de lo moral? ¿Se diferencian todos específicamente? ¿No puede haber mixtura en
los entimemas y silogismos como se produce en los diferentes géneros?
El
autor estudia también la técnica del
debate, del diálogo, de la controversia práctica. En primer lugar,
comienza con el arte de la pregunta:
cuando se quiere preguntar, se tiene ante todo que descubrir el tópico del cual
debe seguirse la conclusión dialéctica.
En
segundo lugar, se tiene que establecer la pregunta particular, y ponerla en un
orden determinado; y, finalmente, presentarla al otro en forma adecuada. Concibe a la dialéctica como una especie de
argumento, o de argumentaciones, sobre la base de opiniones y probabilidades,
en contraste con la demostración científica.
Aristóteles
se preocupa de la prudencia no solo en su Ética a Nicómaco, sino también en los Tópicos. En los Tópicos,
se plantea algunas cuestiones sobre la relación entre las especies y los
géneros y sobre la relación de los géneros entre sí; y, a este respecto,
menciona que muchos sostienen que la
prudencia es tanto virtud como conocimiento, y que ninguno de esos dos
géneros se halla comprendido dentro del otro; aunque ciertamente no todos
admitan que la prudencia sea conocimiento. No obstante, si alguien admite la
verdad de este aserto, observa Aristóteles en los Tópicos, I, 6; III,3 y en la Retórica, I, 9, que entonces tendrá que estar necesariamente de
acuerdo con que los géneros del mismo objeto deben hallarse subordinados el uno
al otro, o ambos bajo un mismo género, que es lo que efectivamente sucede en
este caso con la virtud y el conocimiento, pues ambos caen bajo el mismo
género; ya que cada uno de los dos es a la vez un estado y una disposición.
En
otro pasaje, añade Aristóteles en la Ética
a Nicómaco que “con relación a la prudencia, podemos comprenderla
considerando cuáles son las personas que llamamos prudentes. Lo propio del prudente parece el poder de
deliberar de manera acertada sobre las cosas buenas y provechosas para él, no
parcialmente, como cuáles son buenas para la salud o el rigor corporal, sino sobre cuáles lo son para el bien general
(...). Llamamos prudentes con relación a alguna cosa a los que calculan bien lo
conveniente para cierto fin, que no es objeto del arte”.
Aristóteles
en su Ética a Nicómaco, I, 8;
VI, 1, 3, 7, 11, 12 y 13; y en la Retórica,
I, 11, señala que “la ciencia política
y la prudencia son el mismo hábito, pero su esencia no es la misma. De
la prudencia que se aplica a la cuidad, hay una, considerada como
arquitectónica, que es la prudencia
legisladora; la otra, que concierne a los casos particulares, recibe el
nombre de común, y es la prudencia
política. Ésta es práctica y deliberativa, porque la decisión es como lo
último que debe hacerse en el gobierno. Por esto, solo de los que descienden a la práctica
se dice que gobiernan, porque solo ellos ejecutan acciones (...).
En algunos casos se habla de prudencia
referida o aplicable a un solo individuo. Pero en otros muchos casos la prudencia se refiere a diferentes objetos: en
aquellos otros casos se llama o bien economía, o bien legislación, o bien
política, la cual es o deliberativa o judicial (...)”.
Con
estas consideraciones, Aristóteles está estableciendo un vínculo entre la descripción
que de la prudencia da en su Ética a
Nicómaco y en los Tópicos
las consideraciones que ofrece sobre el debate, la argumentación y la
deliberación. Y en su Retórica,
dice que “la prudencia es aquella
virtud del entendimiento que capacita al hombre para tomar decisiones sensatas”.
¿Se
podría decir entonces que la prudencia se refiere al juicio sobre los problemas
prácticos de la conducta humana; pero sobre todo, a las cuestiones prácticas de
la conducta social?
Pero,
¿cómo comenzó su Política y su Ética Aristóteles? Empezó afirmando
que la polis y la vida
civilizada eran posibles porque, en general, la humanidad poseía ese mínimo de
“virtud cívica” y de logos que les permite distinguir el
bien del mal y lo justo de lo injusto. Así empezó en la Retórica afirmando que generalmente la humanidad tiene la suficiente inteligencia para acceder a ella por
medio de un argumento razonado. Este creencia es el fundamento de la democracia; un gobierno libre no tiene futuro allí
donde se puede tratar a los hombres como a un rebaño sin entendimiento.
De esta manera, desde las primeras líneas de la Retórica, nos encontramos en un universo diferente al socrático o platónico, y respiramos un aire
distinto. Aristóteles llama
retórica al modo culto de argumentación de las escuelas filosóficas.
Naturalmente,
Aristóteles, reconoce que la oratoria popular está expuesta al abuso y, como en
respuesta directa a Sócrates, dice: “Si
se argumenta que quien hace un uso injusto de la facultad de hablar puede hacer
mucho daño, esta objeción es igualmente aplicable a todo lo bueno”.
Aristóteles se consuela con la creencia de que: a) “la retórica es útil, porque lo verdadero y lo justo son por naturaleza
superiores a sus contrarios”, y que b) “generalmente hablando, lo que es verdadero y mejor es naturalmente más
fácil que pueda convencer”, y que c) “los hombres tienen la suficiente capacidad natural para alcanzar la
verdad y, desde luego, en la mayoría de los casos, la consiguen”.
Resulta
pertinente puntualizar que las páginas más oscuras de la historia -reciente-
hacen que todo esto parezca excesivamente optimista, pero, sin semejante fe,
los hombres buenos sucumbirían a la desesperación. Porque allí donde Sócrates
buscó la certeza absoluta de las formas y de las definiciones perfectas -sin
encontrarlas jamás- y donde Platón abandonó el mundo real cambiándolo por un
mundo celeste de Ideas y Formas inmutables, Aristóteles abordó el problema del
conocimiento desde un punto de vista cercano a lo que denominamos sentido
común. Al sistematizar la lógica por
primera vez y al inventar el silogismo como su principal instrumento, el autor
distinguía dos formas de silogismo, el dialéctico y el retórico. Los dos
empiezan con proposiciones que se creen verdaderas; el dialéctico, con las que se creen
necesariamente y siempre verdaderas; el retórico, con proposiciones que se creen probables aunque no siempre
verdaderas. Aristóteles llamó al silogismo retórico un entimema, y el Diccionario
griego-inglés de Liddell-Scott-Jones define el término como “un silogismo que
se deduce de premisas probables”. Cabe destacar que la distinción no surge de
la diferencia entre las capacidades de los instruidos dialécticos y las de los
hombres ordinarios, sino de la naturaleza del material que estos últimos deben
emplear en sus Asambleas y Tribunales de Justicia. La naturaleza de las
decisiones que se deben tomar en ellas obliga a los ciudadanos, como
legisladores y jueces, a que la discusión se centre sobre probabilidades, más que sobre certezas
absolutas e inalcanzables.
Los
hombres no tienen que deliberar sobre lo que es cierto sino sobre lo que es
incierto y sobre lo que, en su opinión, no son más que probabilidades. Ésta es
la mejor guía que pueden encontrar, explica Aristóteles al discutir el
entimema, ya que puede decirse que “ninguna
acción humana es inevitable”.
En
definitiva, tal como lo afirma I.F.Stone decimos: “El punto de vista
aristotélico ilumina y alienta, mientras que los puntos de vista socrático y
platónico son frustrantes y están calculados para socavar en los hombres la fe
en su capacidad de gobernarse a sí mismos”.
CONCLUSIÓN ABIERTA
A
modo de conclusión decimos lo siguiente:
-
Resulta pertinente puntualizar que Aristóteles en los Tópicos, Libro I, 1, 2., habla de dos razones, mejor dicho, dos clases de razón: “una con la cual
contemplamos de entre las aquellas cuyos principios no admiten ser de otra
manera; otra con la cual contemplamos las que admiten que los principios puedan
ser de otra manera (...). Llamamos
pues, a la una científica y a la otra, calculadora, porque deliberar y calcular son aquí lo mismo, pues
nadie delibera sobre cosas que no
admiten ser de otra manera”.
-
Se podría afirmar, entonces, que Aristóteles distingue entre lo que
denominaríamos razón teórica de tipo
matemático, o físico matemático, la razón de la cual se ocupa en su Organon,
y otro tipo de razón que, a
diferencia de la primera no tiene
carácter de exactitud, de precisión, de exclusividad, la cual es la que se
aplica a problemas humanos prácticos, respecto de los cuales cabe una
apreciación, en la que se puede dar un más o un menos, y que opera, no por deducciones rigurosas, antes
bien, por deliberación?
-
¿Esta segunda clase de razón es la que se podría denominar el logos de la
acción humana? ¿Se trata de la razón que, en términos aristotélicos, inspira la
denominada virtud de la prudencia...?
-
Concibe a la dialéctica como una especie de argumentaciones, sobre la base de
opiniones y probabilidades, en contraste con la demostración científica.
-
Puede hablarse de tres clases de
razonamientos dentro de la lógica aristotélica desde el punto de vista
de su validez a saber:
a)
el razonamiento apodíctico, el que
concluye partiendo de premisas verdaderas;
b)
el razonamiento epagógico, cuya
conclusión solo es probable (dialéctica, en la acepción aristotélica);
c)
el razonamiento erístico, contencioso,
que procede de principios que parecen probables pero que no lo son. Se trata de
un silogismo aparente, es decir, de un paralogismo.
-
A pesar de la diferencia entre la lógica de lo apodíctico por una
parte, y la dialéctica, por
otra, Aristóteles reconoce que en la
dialéctica, se hace también uso de la inducción y del silogismo.
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